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críticas chatarras

miércoles, noviembre 30, 2011

frases de “Another Earth" 

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Vi esta imagen de niña. Las fotografías de Júpiter tomadas por el Voyager de la NASA. Hermoso... Pero nada especial hasta que se muestran en una sucesión rápida. De repente, Júpiter estaba vivo... respirando. Yo estaba hipnotizada. Tenía 17 años cuando me aceptaron en el MIT. Sentí que todo era posible. Y así fue.

Y por todo lo que aparenta, el planeta parece ser un espejo del nuestro, desde los continentes hasta los océanos. Incluso sus ciudades son como las nuestras.

Además, hoy es el aniversario del descubrimiento de Tierra Dos, hace algunos años. ¿Recuerdas qué hacías esa noche?

Esas naves hacia lo desconocido no llevaban nobles, aristócratas, artistas ni comerciantes. Eran tripulados por personas viviendo al límite de la vida. Locos, huérfanos, ex-convictos y marginados... Como yo. Como delincuente, no son muchas las cosas que puedo hacer. Pero, quizás, esto sí.

-He venido a decirle...
-¿Qué?
-Ofrecerle una “prueba gratuita” de nuestro servicio de limpieza.
-¿Qué?
-Pertenezco a “Maid In Haven”. Somos un servicio de limpieza. Buscamos ampliar nuestra zona de...

No somos reales. Somos una proyección de la imaginación de Tierra Dos. Nuestros recuerdos son implantados por Tierra Dos.

La verdad es que hacemos eso todo el día, todos los días. La gente no lo admite y no piensa demasiado en ello, pero lo hacen. Todos los días hablamos en nuestras propias cabezas: “¿Qué está haciendo?”, “¿Por qué él haría eso?”, “¿Qué pensó ella?”, “¿Dije lo correcto?”. En este caso, hay otro “tú” ahí afuera.

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-Si te encuentras contigo, ¿qué te dirías?
-“Hey, ¿quieres jugar un juego de video?”
-Probablemente me golpee. ¿Qué te dirías?
-“Mejor suerte la próxima vez...”

¿Conoces la historia del astronauta ruso? El primer hombre que fue al espacio. ¿Sí? Los rusos le ganaron a los norteamericanos. Él va en una gran nave espacial, pero la única parte habitable es muy pequeña. Así que el astronauta está ahí dentro, con una pequeña escotilla, mira por ella y ve la curvatura de la Tierra por primera vez. El primer hombre en ver el planeta desde el espacio. Está absorto en ese momento. Y de repente, un extraño tic tac, comienza a salir del panel de mando. Bueno. Sí. Maldice el panel de control y saca sus herramientas, tratando de encontrar el ruido para detenerlo. Pero no lo encuentra. No puede detenerlo y lo ignora. A las pocas horas comienza a sentirlo como una tortura. Pasan unos pocos días y él sabe que este pequeño sonido lo quebrará. Va a enloquecerse. ¿Qué va a hacer? Está solo ahí arriba en un armario espacial. Tiene todavía 25 días más con este ruido. Por lo que decide que sólo salvará su cordura enamorándose de él. Así que cierra sus ojos tratando de imaginárselo y luego los abre. Él ya no escucha más el tic tac. Oye música. Y pasa el resto del tiempo navegando por el espacio en total felicidad y paz.

-¿Por qué limpias casas?
-Me gusta limpiar.
-A nadie le gusta limpiar.
-Algunos construyen casas, algunos las decoran y otros las limpian.

-¿Fuiste a la Universidad?
-No. Yo leo.

-¿Irías?
-Sí.
-No sabes lo que hay allá.
-Es por eso que iría.

Nos llamamos Tierra Uno y no Dos. ¿Crees que ellos se llaman a sí mismos Tierra Dos?

Finalmente he logrado conformarme en mi vida.

El Director me dijo... él dijo: “Harding, irás a prisión o serás millonario”. Sí, bueno lo soy... Estoy agradecido de ser lo segundo. Pero... es una línea muy fina. Y más fina de lo que imaginas.

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¿Todavía quieres ir al espacio, Rhoda?

En el curso de nuestras vidas nos hemos maravillado, como los biólogos han sabido mirar cosas cada vez más pequeñas. Y los astrónomos han buscado más y más, en el oscuro cielo nocturno, atrás en el tiempo y lejos en el espacio. Pero tal vez lo más misterioso, no sea ni lo más pequeño ni lo más grande. Somos nosotros, aquí cerca. ¿Acaso podemos identificarnos a nosotros mismos? Y si lo hiciéramos, ¿podríamos conocernos? ¿Qué nos diríamos? ¿Qué podríamos aprender de nosotros mismos? ¿Qué sería realmente lo que nos gustaría ver, si pudiéramos pararnos frente a nosotros mismos y mirarnos?

Se trata de una niña. Al principio, ella es ingenua... imprudente. Y hace algo a alguien que es imperdonable. Un día, ella le va a pedir disculpas. Sin embargo, pierde el valor. Ella es débil. Y ella le miente. Entonces... ella piensa que podría, de alguna manera, ser capaz de hacerle la vida al menos un poquito mejor. Y entonces despierta cada día sólo para hacer eso. Algunos días ella piensa que es por él. Otros días le preocupa que sea por ella misma, que en realidad sea sólo una forma de superar lo que hice. Pero creo que te hago feliz.

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En la grandiosa historia del Cosmos, hace más de 13 mil millones de años, nuestra Tierra se replica en otra parte. Pero quizás haya otra forma de ver este mundo. Cualquier pequeña variación que surja, se ven de esta manera, te ves de esa otra, y de repente tal vez todo cambie... Y comienzas a preguntarte: ¿qué más es diferente? O uno podría pensar que tienes una imagen especular exacta que de repente se rompe y haya una nueva realidad. Y ahí se presenta la oportunidad. Y el misterio.

Ellos piensan que en el momento que vimos por primera vez la otra Tierra, fue cuando nuestra sincronía se rompió. Eso fue hace cuatro años. Tal vez ellos estén ahí arriba. Quizás no, pero... tal vez.

martes, noviembre 29, 2011

escondiendo el género 

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ANOTHER EARTH
data: http://www.imdb.com/title/tt1549572

En el mundillo indie, “Another Earth" se ha ganado su lugar bajo el sol. Este raro experimento dirigido por Mike Cahill, tiene como co-guionista a Brit Marling, la actriz que le pone el cuerpo al protagónico principal. Cansada de ser la rubia de las películas de terror, Marling consideró que iba a conseguir mejores papeles si ella misma los escribía. Y así salió este interesante guión, en el que el género se esconde, decisivamente, hasta la última escena, como indispensable factor para resolver el conflicto planteado en el filme.

Para los que no hayan visto “Another Earth", les advertimos que vamos a contar algunas partes de la trama. Así que suspendan ahora la lectura de esta crítica, so riesgo de adelantar algunos misterios del filme. Si continúa, es bajo su exclusiva responsabilidad. No digan que no les avisé.

“Another Earth” comienza con dos hechos inconexos: la aparición de un planeta exactamente igual a la Tierra que ha estado oculto todo este tiempo y un accidente de tránsito que arruina la vida de dos personas, la prometedora joven estudiante del MIT que atropella y mata a la esposa e hijo de un músico. Tras cuatro años de cárcel, la vida de la joven se vuelve a cruzar con la del viudo sobreviviente. En ese tiempo, la humanidad ha sabido más de ese planeta espejo de la Tierra (bautizado como “Tierra Dos”) al punto de estar organizando un viaje espacial hacia ese mundo gemelo.

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Este hecho define a “Another Earth" como una película de ciencia ficción. Pero, por su factura y por lo que sucede en el filme, el guión nos engaña escondiendo el género hasta el final. El 90% de la trama es un claro drama: el conflicto de Rhoda que no se atreve a pedirle perdón a John, metiéndose de poco en la vida de su víctima, aportando algunos pálidos rayos de esperanza. Los apuntes laterales sobre Tierra Dos (con el relato en off de programas de radio y televisión, la teoría de un experto sobre la sincronía de ambos planetas) parecen caprichosos comentarios externos al drama, notas de color para darle cierta originalidad al filme. Si quitamos las bellas imágenes visuales de un cielo con una Tierra omnipresente, el filme se puede reducir al encuentro de estas almas en pena, buscando sanarse con el perdón. Aún con su morosidad y austeridad, ese conflicto sostiene la película.

Pero lo que hace original a “Another Earth" es su resolución. Porque en dos escenas (el ofrecimiento de Rhoda respecto del viaje y la escena final), la película se sumerge en la ciencia ficción (o el género fantástico, para ser más precisos) y ese viraje es decisivo para resolver el conflicto. La aparición de Tierra Dos la noche en que las vidas de Rhoda y John fracasan miserablemente, no es casual; tal vez, haya una posibilidad de reordenar las fichas caídas del dominó de esa infausta noche. Una imagen, la última imagen, nos habla de si esa posibilidad es cierta o mera especulación.

La estética de “Another Earth" nos recuerda a “Melancolía” de Lars von Trier (http://libretachatarra.blogspot.com/2011/11/manana-es-el-fin-del-mundo.html). En ambos, los personajes batallan con sus demonios, en un contexto de un gran conmoción universal. En ambos, el evento es la aparición de un planeta oculto. Mientras en “Melancolía” es un planeta en tren de colisión, en “Another Earth" es un planeta en sincronía. Lo que Lars von Trier resuelve en dos segmentos claramente diferenciados, uno dramático y otro ciencia ficción, la dupla Cahill – Marling lo resuelve escondiendo un género debajo de otro. Lo que plantea el drama sólo se puede resolver en el campo de lo fantástico.

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En ambas películas, la aparición de un evento universal sugiere un clima poético yuxtapuesto a los problemas cotidianos. La mirada de un cielo atípico pone en contexto las tragedias individuales. De pronto, ante una perspectiva astronómica, el mayor de nuestros dramas pierde relevancia. Ambos filmes logran contagiarnos de la cotidianeidad de lo excepcional. Es otro truco para mezclar géneros y darle mayor verosimilitud a la historia de ciencia ficción que sobrevuela la trama.

Posiblemente le podamos encontrar algunas fallas a “Another Earth" o señalar ciertos vicios del cine independiente. Pero no deja de ser una muy buena idea, desarrollada con recursos mínimos. Ante tanto Cine Oficial Subsidiado, vale la pena señalar ese otro camino posible del cine independiente, que no se resigna a dejar de contar historias ni asustarse con géneros aparentemente de mayor presupuesto.

Para agendar y tener en cuenta. Mañana, las mejores frases.

miércoles, noviembre 16, 2011

el borrador de una película de Almódovar 

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LA PIEL QUE HABITO
data: http://www.imdb.com/title/tt1189073

“Es una historia durísima de venganza, con chicos y chicas y un personaje muy diabólico que me está costando ponerme en su piel” declaró Pedro Almodóvar en un reportaje, en época de rodaje de “La piel que habito”. Bueno, se nota. En la película más oscura de Almodóvar, trabajar con la idea de otra persona (en este caso, la novela del francés Thierry Jonquet) no le fue demasiado cómodo al manchego. Se nota demasiado apresto en la historia negrísima que cuenta “La piel que habito”. Están los habituales trucos almodovorianos, se reconocen sus escenas fetiches, bulle el aire de trasgresión y escándalo. Pero el mecanismo de relojería que suelen ser los guiones de las películas de Almodóvar, trabaja forzado. “La piel…” es un borrador de una gran película. Con lo cual queda en una buena película. Y, en Almodóvar, eso ya es una decepción.

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La historia bizarra oscila en una ruptura temporal que explica el conflicto. Roberto Ledgard es un eminente cirujano plástico que, en su mansión, mantiene cautiva a una bella mujer, Vera, a la que ha perfeccionado cirugía tras cirugía. Porqué está presa, cuál es su relación con el pasado del cirujano, porqué lo atrae, son preguntas que se irán contestando en la última media hora de película.

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No obstante, no importa tanto el porqué, sino de qué trata “La piel…”. La clave está en un fragmento de un programa televisivo en el que una profesora de yoga advierte que no hay que confundir la forma con el fondo. Ledgard ha caído en esa trampa. Esmerilar al ser más abyecto para transformarlo en el desvelo de nuestros afectos, es olvidar que, dentro de la piel, subsiste lo infame. Ése es el tema del filme. Y una aguda observación común en estos días: moldear el exterior, engañarnos en la simetría de la superficie, como si lográramos con esa actitud cambiar el interior, aquello que nos define.

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Que el filme termine con una declaración (“Soy Vicente”) es otro síntoma de la primacía del fondo sobre la forma, pese a que Ledgard haya tratado de convencerse de lo contrario en las dos horas previas de película.

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Hay otro rasgo “moderno” en la trama de “La piel…”: el encierro incestuoso. Reflexionando un poco, el incesto termina siendo el camino lógico del perfeccionista patológico; la pureza del ideal lleva implícita el dogma de la endogeneidad, la exclusión de lo atípico, de lo que no conocemos, de lo que nos es desconocido (i.e., lo que nos resulta “feo”). De todas las caras posibles, Ledgard ha elegido una; el único modo de no contaminarlo, es la clausura, muros adentros.

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Otra punta: la intermediación televisada. El culto por la imagen se enfatiza al reemplazar las limitaciones de la visión directa por la potenciación de la cámara. Ledgard contempla a Vera a través de la imagen en la pantalla: el zoom del tamaño de un muro, el plano detalle en su coronación. Cámaras, cámaras que se multiplican, que vigilan, que controlan pero que también reproducen (visualmente, claro) los cuerpos anhelados. En algún punto, la orgía de duplicidades subvalora el cuerpo original.

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Posiblemente, la frialdad patológica de los personajes atenta contra la historia. Abruma el peso psicótico de los protagonistas. No hay héroes. No hay inocentes. O, los poco que hay, son arrasados por la prepotencia de los egos que se les oponen.

Babaza al Mérito a Elena Anaya (lo más destacado en términos actorales), el aporte musical invariable de Almodóvar con los momentos de la cantante afroespañola Concha Buika y la fotografía de José Luis Alcaine. La frase: “Pero… prometiste no escapar…”, “Te mentí”.

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jueves, noviembre 10, 2011

frases de “Melancolía” 

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Siempre fuiste genial para crear una frase rápidamente. ¿Qué pasó? ¿Tu vida emocional se apoderó de ti? ¿Encontrar al hombre de tu vida ha interferido con tu trabajo?

Sólo tengo una cosa para decir: disfrútenlo mientras dure. Personalmente, odio los matrimonios. Especialmente cuando mis familiares más cercanos están involucrados.

-Escúchame, acordamos que no harías ninguna escena esta noche. No queremos ninguna escena.
-¡No, claro que no!
-Mírame cuando te hablo.
-Pero, yo no hice nada.
-Sabes a lo que me refiero.

No duermas. Es tu boda. Ni siquiera llegamos a la mitad.

Sé que odias vivir aquí.

Cuando Justine usó el inodoro por primera vez, yo no estuve ahí. Cuando tuvo su primera relación sexual, no estuve ahí. Así que dame un respiro de todos estos malditos rituales.

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-Más te vale que estés feliz, maldición.
-Si, debería estarlo.
-Realmente debería estarlo. ¿Tienes idea cuánto me costó esta fiesta?

-Sonrío y sonrío y sonrío...
-Nos estás mintiendo a todos.

-Ma... estoy un poco asustada.
-¿Un poco? Yo estaría muerta de miedo, si fuera tú.

-Tengo problemas para caminar correctamente.
-Todavía puedes tambalearte por lo que veo. Entonces, vete tambaleando. Deja de soñar, Jutine.
-Estoy asustada.
-Todos lo estamos, cariño.

-Estaba pensando, ¿Qué tal si tratamos de venderte a ti al público, Jack? Entonces, sorprendentemente, terminé donde había empezado. En nada. “Nada” no es una mala frase, Jack.
-Podrías, por favor, darme más detalles sobre esa frase.
-Nada es suficiente para ti, Jack. Te odio tanto, a ti y a tu firma, que no pude encontrar las palabras para describirla. Eres un hombrecito despreciable con hambre de poder, Jack.

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-Esto pudo haber sido muy diferente.
-Si, Michael. Pudo haberlo sido. Pero, Michael... ¿qué esperabas?
-Sí. Tienes razón.

Como yo lo veo, ahora te falta un jefe y un esposo.

-Ya se han contado los frijoles de la botella.
-¿Y...?
-Seiscientos setenta y ocho. Es la cuenta final.

La estrella colorada ha desaparecido de Escorpio. Antares ya no está ahí.

Claire, mírame. Cariño, debes confiar en un científico.

Melancolía pasará justo por delante de nosotros. Y será la vista más espectacular.

-¿Qué es lo que nos entusiasma?
-La noche de mañana.
-Correcto.

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-¿Nos pasará de largo esta noche?
-John está muy tranquilo al respecto.
-¿Eso te tranquiliza?
-Si, por supuesto.

-La Tierra es malvada. No debemos sentir pena por ella.
-¿Qué?
-Nadie la echará de menos.

La vida en la Tierra es malvada.

-¿Cómo lo sabes?
-Porque cosas.

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-Alégrate, por favor. Si yo puedo, tú también.
-Me hace feliz que tú estés feliz.
-Es muy fácil para ti. ¿Verdad? Es que... me imaginé lo peor.
-Es verdad, Claire. A veces es fácil ser como soy.

Estaba escuchando. Hay algo diferente. Los caballos... se han calmado.

-Ayúdame, Justine. Quiero hacer esto de la manera correcta.
-Mejor hazlo rápido.

-¿Quieres que nos juntemos en tu terraza a cantar una canción y tomar una copa de vino? ¿Nosotros tres?
-Si, eso me haría feliz.
-¿Sabes que pienso de tu plan?
-No. Esperaba que te agrade.
-Pienso que es una mierda.
-Justine, por favor... sólo quería que sea agradable.
-¿Agradable? ¿Por qué no nos encontramos en el maldito inodoro?

A veces, te odio tanto, Justine.

Tengo miedo de que el planeta nos choque de todas formas.

Papá dice que no hay nada que podamos hacer... ningún lugar para esconderse.

Toma mi mano. Cierra los ojos.

miércoles, noviembre 09, 2011

mañana es el fin del mundo 

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MELANCOLÍA
data: http://www.imdb.com/title/tt1527186

En el último Cannes, el danés Lars von Trier presentó “Melancolía”. Pero se recuerda su presentación por la conferencia de prensa posterior en la que el director declaró que comprendía a Hitler. Si buscó la repercusión mediática o se le empastó una neurona al presentarse frente a los periodistas, nunca lo sabremos. Posiblemente, en ese gesto, Lars von Trier tiró su carrera cinematográfica a la basura. (“Melancolía” no será vista en Argentina porque la empresa distribuidora que tiene los derechos de exhibición ha declarado que, en repudio a las declaraciones de von Trier, no estrenará el filme. Paradoja: con la censura de una obra de arte nos oponemos a una ideología racista y autoritaria).

Basta ver el primer segmento del filme para lamentar que el director que habla frente a la cámara esté varios escalones debajo del que se pone detrás de ella. Porque esas imágenes valen, por sí, una película. Oníricas, perturbadoras, con el sabor metálico que dejan las pesadillas, ese segmento tendrá un sentido posterior, al reconstruirlo en el final del filme. Ese puñado de imágenes nos habla de la particularidad de un director que tiene la rara habilidad de inaugurar nuevas imágenes. No es una propiedad común en esta etapa de una civilización visualmente saturada. Lars von Trier logra que sus imágenes parezcan nuevas, que nos sacudan como si la viéramos por primera vez, tal como si pudiéramos ver el mundo desde otra perspectiva.

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A partir de ese comienzo, von Trier cuenta dos historias con los mismos personajes centrales: dos hermanas. Podemos ver cada segmento (titulados con los nombres de las protagonistas) como dos mediometrajes distintos. Uno es dramático, conflicto puro; el otro, un Apocalipsis de ciencia ficción. Varía el género, pero también las características de los personajes. Aquel personaje suficiente de la primera mitad deriva en el temblequeante manojo de nervios del final; a la inversa, la protagonista inicial al borde del colapso, emerge con la mansa serenidad en el desenlace.

¿Qué ha cambiado? En el primer segmento, agobia el contexto normal, el mundo como todos lo conocemos, las convenciones sociales, la dinámica familiar y las luchas soterradas de los egos; en el segundo segmento, en cambio, se ha perdido el control: un planeta amenaza con estrellarse contra la Tierra. (No es un detalle menor que Melancolía se llame el cuerpo que terminará con nuestra civilización; si moriremos será de tedio y sopor, puro aburrimiento existencial del que ya da todo por perdido).

Las protagonistas femeninas acaparan la tensión del drama. Una enorme Kirsten Dunst (babita plus de la semana) y su eco, la debilidad de esta página, Charlotte Gainsbourg. El resto del elenco, es funcional a estos personajes. Los secundarios masculinos, orbitan alrededor de estos dos astros siempre amenazando estrellar. Así como muta la película, mutan los personajes. Se alternan las debilidades y fortalezas. O, tal vez, haya debilidades que son fortalezas para ciertas épocas.

Las lecturas de la Diosa mitológica que Lars von Traier trató en “Anticristo” (http://libretachatarra.blogspot.com/2010/12/pelicula-multicapas.html) flotan en suspensión en la trama de “Melancolía”. Antares en Escorpio, es la estrella más brillante del cuerpo del escorpión que da nombre a la constelación. En la mitología griega, el escorpión ayuda a Ártemis, al picar mortalmente a Orión, su violador. Ártemis es la Diosa virgen y cazadora, probablemente de un culto prehelénico. Como estrella rojiza, rivalizaba en el cielo con el fulgor del planeta Marte (Ares, para los antiguos griegos; Ant-ares = anti Ares). Para los egipcios, en cambio, era la diosa Selket. No es un dato menor que la historia sea monopolizada, prácticamente, por mujeres. Que ellas sean las últimas en sobrevivir a las horas finales, al resguardo de una “cueva mágica” con forma de pirámide.

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Hay un cruce interesante de dos personajes, que se lleva a cabo a través de un tercero. El personaje de Justine se opone a John (Kiefer Sutherland) a través de Claire. Es la oposición entre la razón científica y la sabiduría espontánea. Justine sabe por sí (“porque sé cosas”, sentencia en la segunda mitad); John, en cambio, se sustenta en la razón nacida del pensamiento, del ejercicio intelectual del científico. Ambos enfrentan el miedo del final con reacciones distintas: resignación versus negación. Hay en esa oposición, un choque de géneros: lo femenino contra lo masculino; el conocimiento intuitivo contra el racional.

Por separado, ambos segmentos son dramáticamente perfectos. La primera mitad, nos proporciona el delicioso juego chejoviano de una novia bipolar que hace un gran esfuerzo para satisfacer el deseo de su hermana de una boda “normal”. En la ceremonia quedan al descubierto, las fallas geológicas de una familia disfuncional. El factor disruptivo que desbarranca todo, es otra mujer: la madre de Justine y Claire, la excepcional Charlotte Rampling que, como el planeta errante de la segunda mitad, desbarranca la normalidad precariamente sostenida hasta este momento.

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La segunda mitad es una historia de ciencia ficción pero es la repetición de un eco básico: la aceptación de la muerte. Que se acabe el mundo o que muramos nosotros, son hechos equivalentes. La conciencia del final nos pertenece e inquieta de igual modo.

Escenas destacadas: el baño de Justine; el segmento inicial; el discurso de madre de Justine en su boda; la noche bajo el cielo dominado por Melancolía.

Mañana, las mejores frases.

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