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críticas chatarras

lunes, diciembre 26, 2005

un pedazo de cielo 

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CHICKEN LITTLE

Está bien, no está al nivel de “Los increíbles” o “Buscando a Nemo”, pero se disfruta. “Chicken Little” es una historia menor de animación, pero tiene buenos momentos, personajes entretenidos, algunos gags para destacar y un mensaje en segundo plano para el público infantil (y no tanto): la necesidad de cualquier pollito-niño de no dejar deudas pendientes con su papá gallo. Los reclamos no realizados en su momento, las demandas no explicitadas, el juego del teléfono descompuesto termina pagándose en la disminución de la autoestima, en tratar de ser algo que no se es y, en una inevitable, caída de plumas.

Todo empezó para Chicken Little el día que cometió un error: alarmó innecesariamente a la población por confundir una bellota con un pedazo de cielo octogonal que le golpeó en la cabeza. Desde entonces, todos en el pueblo no dejan de recordarle su error y su padre no hace otra cosa que aconsejarlo que haga lo posible para pasar desapercibido. Exiliado a esa Siberia de la Burla que es la escuela primaria, Chicken Little sólo cuenta con la amistad de otros freaks como él, un chanchito amariconado, un pececito con escafandra de agua y una patita fea. Como siempre, la vida da revancha, y Chicken Little se convierte en un héroe, por un día. Hasta que otro pedazo de cielo le vuelve a caer sobre la cabeza. Decisiones éticas, posturas de defender la opinión propia ante el generalizado marco de estupidez global. Esa es la disyuntiva de este pollito de gafas: ser él o resignarse a mimetizar como uno más de la granja.

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Personajes: el chanchito Piggy y el alcalde pavo (un retrato vivo de los políticos argentinos). Escenas: el juego de quemados en la escuela; el partido de béisbol; los ataques de pánico del chanchito Piggy, con su necesidad de cantar temas de Rod Stewart para tranquilizarse; la charla entre Chicken Little y su padre, cuando el cielo se viene abajo.

Frases: "¿Dónde empezamos? Que tal en: 'había una vez...' ¿Cuántas historias han escuchado que comiencen así? Hay que probar otra cosa... ¡Lo tengo! ¡Así comienza la película! No, no lo creo. ¿Suena conocido de alguna manera, o no? Oh, no... ¡Con el libro no! ¡Todos han visto eso antes! ¡Cierra el libro! De esa manera no empezaremos. Haremos lo siguiente: iremos al día en que las cosas no podían salir peor"; "No, papá. No era una bellota. Era un pedazo del cielo. De verdad. Tienes que creerme"; "¿Te acuerdas que te dije que hay que mantener perfil bajo?"; "¡Escuchen! Página 62, traduzcan todas las palabras a idioma oveja. 'El'", "Bee", "'Ella'", "Bee", "'Ellos'", "Bee"; "Divídanse en dos equipos: populares contra impopulares", "¿Entrenador?", "¿Sí, impopular?"; "¡Apunten al cerdo, niños!"; "Sí, pero de acuerdo a una nota, tienes que dejar de esconderte y enfrentarte a eso. Y otra nota dice que sí evitas 'cerrar casos', con tus padres, las plumas se te pueden caer"; "Oakey Oaks venció a sus enemigo: Spungs Alley Taters. Perdiendo por un punto y un hombre en la cancha, tenemos opción otra vez. ¡La emoción no se basa en divertirse, ni en el orgullo! ¡Se basa en el resultado! ¡Y burlarse en su cara cuando uno gana!"; "Voy a decir la verdad: He visto animales muertos con mejores reflejos"; "¡Todos estamos en peligro! ¡Tírenme fuera de la nave si pasa algo! Deja un poco de municiones... Y agua... Papitas fritas, si tienen"; “¡Basta, Piggy! ¡Sino te quito tu colección de Streisand!", "¡No metas a Barbara en esto!";

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"Nunca estuviste ahí conmigo. En el juego, sí. Pero no cuando el cielo cayó"; "Lamento que te haya hecho creer que mi amor es algo que te tenías que ganar"; "Vamos, papá. Tenemos un planeta que salvar"; "Sólo quiero decir que siempre me has parecido atractiva"; "Encantado de conocerlos. Disculpen la invasión. Pero, ¡soy papá! Ya saben como son los niños. Cuando necesitan de uno, uno hace lo que sea"; "Otra vez se soltó esa cosa. Siempre que venimos pasa eso. En serio, cariño. Un día le va a caer a alguien en la cabeza"; "¡Muchacho, hablamos de Hollywood! Algo que nunca hacen es arruinar una buena historia"; "¡Eso es exactamente lo que pasó!"; "¡Habitantes de Oakey Oak! Hay momentos en los cuales el cielo cae. Pero no se rindan. Porque cada día, ¡es un día nuevo!"

CONSEJO: para ver. No desesperadamente, pero se disfruta.

sábado, diciembre 24, 2005

es un mono grande y pisa fuerte 

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KING KONG

En una frase: la película es tan grande como el simio. Peter Jackson metió las manos en uno de los grandes símbolos del arte cinematográfico, un icono máximo de esta disciplina relativamente nueva. Y comprendió (cosa que no hizo Dino De Laurentiis con el mamarracho que produjo en 1976) que hay una sola manera de meterse con los símbolos: con grandeza. Así como en su momento destacamos a Mel Gibson afrontando la Pasión de Cristo o Wolfgang Peterson con la épica guerra de Troya, destaquemos ahora a Jackson. Llevó al extremo las interpretaciones freudianas del símbolo de King Kong, buscó los límites de la metáfora sexual detrás de la bella y la bestia y construyó un monumental homenaje de tres horas al cine. "King Kong" es una de las más bellas películas de este año. La crítica agotó el calificativo "desmesura" al criticar "King Kong". Yo rectifico y repito: no es desmesura, es grandeza. Absoluta y total grandeza. Y hasta es justo que el mono más excepcional de la historia del cine, confronte con Carl Denham, el alter ego de Orson Welles, otro animal del cine, otra bestia de la lente, tan implacable, feroz y egocéntrico como el gorila que arrasa Nueva York.

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La tesis principal de esta versión 2005 de "King Kong" es clara: el primer rasgo que nos diferencia de las bestias, es la capacidad de apreciar la belleza. En ese mundo salvaje y violento de la Isla de la Calavera, Kong es diferente, no por su excepcional talla, no por ser el único de su raza, no por su ferocidad; Kong es distinto porque ha visto a la bella y se ha conmovido. En su profunda mirada brilla la conciencia; sabe que anhela aquello que nunca, jamás, podrá obtener. Pero (vital pero) también es conciente de su necesidad de respetar aquello que, aunque imposible, merece persistir.

La escena en la que los protagonistas libran un duelo a muerte con insectos y vermes gigantes, con música clásica de fondo, es un momento clave del filme. Es la lucha del hombre contra la muerte, el combate del ser humano contra el olvido, desde que se incorporó sobre sus pies, en un ambiente hostil. Luchar por sobrevivir, no nos hizo diferente a los animales. Justipreciar la vida, sí. Comprender lo que nos rodea, perseguir el misterio, conmovernos ante la belleza, eso nos distinguió de la bestia, del animal, de las máquinas de carbono matándose unas a otras. Eso diferencia a Kong del resto; eso explica su tremenda y absoluta soledad, en la isla de los salvajes.

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Peter Jackson dispuso de los tres actores que mejor expresan emociones con sus miradas, en este momento de la pantalla mundial: Naomi Watts, Adrien Brody y Andy Serkis (el hombre que dio movimiento al golem digital de Gollum, en "El señor de los anillos"). "King Kong" es una película de miradas, de primeros planos de electricidad emotiva que encienden la pantalla. La relación entre Kong y Ann Darrow está explicada, más que en parlamentos, en los intensos cruces de miradas entre la bella y el mono. La evolución psicológica de los protagonistas se graba en sus ojos. Es una delicia que, en una megaproducción de efectos especiales, la clave sea la actuación, el pilar más fuerte esté en lo que los actores puedan transmitirnos al mirar a la cámara.

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Hay otro personaje capaz de conmoverse en el filme: Carl Denham, el tiránico director, homenaje a Orson Welles, la máquina de mirar, el perseguidor del misterio, un misterio que no puede entender, pero que siente tan importante como para arriesgar su propia vida y la de los demás (otro brillante trabajo de Jack Black). Pero este personaje se desvía de su destino, se pervierte por un puñado de dólares. A la inversa de Kong, profana el misterio, con el burdo apetito del mercader. Metáfora social, el drama existencial de Kong se transforma, maniatado en el escenario rodeado de bufones de cartón, en una caricatura ridícula, en una indiferencia atroz. El público masificado que aplaude ante el rugido y ríe cómodamente ante el chiste tonto, es una irónica mirada que el director proyecta al otro lado de la pantalla, al espectador promedio aburguesado que es incapaz de reconocer lo bello, de conmoverse con el misterio.

Jackson se permite ofrecer varios homenajes al cine y a la industria del espectáculo. Utiliza los mismos trucos de los años 30, pero con las técnicas del nuevo siglo. Un ejemplo: la estampida de los dinosaurios. Para el espectador desprevenido, hay un toque desprolijo en la realización digital de esta secuencia, algo demasiado plano, con poca profundidad de la imagen, donde notoriamente vemos a los protagonistas corriendo delante de una pantalla verde. Sencillamente es un homenaje a las películas de clase B de antaño. Adrede usa ese recurso (hoy anticuado) de actores corriendo delante de escenas proyectadas. Sólo que ahora son dinosaurios generados por computadora. Pero el principio conceptual es el mismo.

Tal vez, por eso, "King Kong" sea una película que se malinterprete para gran parte del público. Hay muchos guiños cinéfilos que pasarán, seguramente, desapercibidos para la mayoría (remember, el guionista escribiendo dentro de una jaula). Y es una lástima, porque esos guiños forman parte de esta grandeza épica del filme.

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Escenas a destacar: la presentación de la época, en la primer secuencia de la película; la lucha entre Kong y el dinosaurio; Kong bailando con la bella, en el lago congelado del Central Park; la secuencia final de Kong sobre el Empire State; la postrera mirada final de Kong a Ann Darrow; Ann haciendo morisquetas ante Kong que festeja ruidosamente como un chico; Denham demandando a su asistente que traiga la cámara; la lucha con los insectos gigantes; el encuentro entre Denham y Ann.

Frases: "¡Grita Ann! ¡Grita por tu vida!"; "Herb, ¡la cámara!"; "Sólo soy un actor con una pistola que perdió su motivación"; "Soy alguien en quien puedes creer. Soy productor de filmes"; "Hay una sola cosa en el mundo que pudo hacer esto... ¡el Abominable Hombre de las Nieves!"; "¡Actores! Viajan por el mundo y lo único que ven es un espejo"; "Trae el trípode y todo lo demás para filmar", "¿Quiere que cambie a una lente de 6 pulgadas?", "El Gran Angular estará bien"; "No fueron los aeroplanos. La Bella mató a la Bestia"; “Él era un héroe. La película será en su memoria. Y todas las ganancias serán para su viuda y sus hijos”; “"Y la bestia miró la cara de la bella. Y detuvo su mano. No pudo matarla. Y desde ese día, es como si estuviera muerto".

CONSEJO: imperdible.

jueves, diciembre 22, 2005

los magos están alzados 

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HARRY POTTER Y EL CÁLIZ DE FUEGO

Vale detenerse y comparar el primer episodio de las aventuras de Harry Potter con esta cuarta película, para saber cuanto ha ganado, desde entonces, cuanta hondura dramática han alcanzado sus personajes. "Harry Potter y el cáliz de fuego" es otro paso hacia delante, la más oscura y emocionante de las cuatro películas del pequeño gran mago.

En este episodio, Harry Potter entrará, a su pesar, en un peligroso torneo de magos, donde están representadas tres escuelas de magia. Cada prueba impone un riesgo. Pero detrás de su participación, surge la sombra de Lord Voldemort, el oscuro enemigo de Potter, el asesino de sus padres, moviendo los hilos tras bambalinas.

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"Harry Potter y el cáliz de fuego" es, en realidad, una alegoría de la adolescencia, el paso a la adultez de este grupo de amigos. La competencia no es más que la metáfora de la vida, un juego no apto para cobardes y donde uno está sólo. Si se quiere jugar, hay que poner el cuerpo.

Trinidad que se repite en la trama: hay tres pruebas que Potter debe superar y a la vez, tres grandes males o pecados capitales de la magia. Potter aprenderá a tener el suficiente valor para salvar la vida, tener valor para salvar la vida de otros, arriesgando la propia y el valor para competir pero, aún más valor, para saber cuando parar y mirar hacia atrás. Los pecados son el menosprecio a otros seres, la crueldad y el pecado mayor de todos, el asesinato.

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Ese es el mundo que deben afrontar Harry, Ron y Hermione. Un mundo del despertar sexual (las bellas señoritas y los fornidos muchachos), del coqueteo, del primer beso, pero también ese mundo de maldad acechando, el mundo de dolor y de muerte, los claroscuros de la existencia.

El combate final será otro: Harry Potter se verá cara a cara con el mal. Y sabrá que hay algo más fuerte que toda la magia negra: el amor y el apoyo de los que nos aman. "Aquí tienes amigos, no estás sólo" le dice Dumbledore en el final de la película, tras recitar la tesis del filme y augurar los tiempos oscuros que sobrevendrán en el próximo episodio. (Se perfila una remake de la Segunda Guerra Mundial: rusos, ingleses y franceses por un lado; un demoníaco Señor de la Oscuridad por el otro).

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La dirección de Mike Newell ha sabido aportar bellas imágenes, dar con la estética justa, que esta serie no contaba en los dos primeros episodios. Aquí se profundiza todo lo bueno hecho en esa tercera parte y se da un paso más, en la dirección correcta.

Emma Watson (Hermione) sigue robando protagonismo en el terceto principal; Rupert Grint (Ron) cada vez está quedando más como el personaje cómico secundario, sin ningún peso en la acción y Daniel Radcliffe, nuestro Harry Potter, es muy livianito, pero logra esconderse en el guión y los efectos especiales para hacer de lo suyo, apenas decoroso.

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Un cameo especial para Miranda Richardson (la periodista sensacionalista), la gran aparición de Ralph Fiennes, como Lord Voldemort y la gran actuación de Brendan Gleeson como "Ojo Loco" Moody, personaje clave de esta parte.

Escenas: el mundial de quidditsch; el encuentro final con Lord Voldemort; la persecución área del dragón; el ataque de pánico de Ron tras invitarla al baile a Fleur Delacour (la más linda de las bellas chicas de la Academia de Magia Beauxbatons); el reportaje de Rita Skeeter; el abrazo de Hermione a Harry, antes de la primera prueba.

Frases: "¡La Gloria Eterna! Es lo que le espera al estudiante que gane el Torneo de los Tres Magos. Pero para lograrlo deberá sobrevivir a tres pruebas. Tres pruebas en extremo riesgosas"; "Si son elegidos, estarán solos. Y créanme si les digo que este torneo no es para asustadizos"; "Quien desee participar en el Torneo, sólo debe escribir su nombre en un pedazo de pergamino y lanzarlo a la llama antes del jueves a esta hora. Piénsenlo con mucho cuidado. De ser elegidos, ya no hay marcha atrás"; "¿Quién puede decirme cuántos maleficios imperdonables existen?"; "Brillante, ¿no les parece? Está completamente loco", "Es aterrador estar cerca de él. Pero él, realmente, sí se ha enfrentado al mal"; "Harry, ¿tú pusiste tu nombre en el Cáliz de Fuego?"; "Aquí estás, un muchacho de 12 años...", "Tengo 14, lo siento"; "Mis ojos no se humedecen con el fantasma de mi pasado"; "Mantén a tus amigos contigo"; "Ronald me pidió que te dijera que Seamus le dijo que Vin le dijo a Parvati que Hagrid te busca"; "Dragones, es la primera prueba. Hay uno para cada uno"; "No importa lo que hay dentro. No lo creerías si te lo dijera"; "Dime, Potter, ¿cuáles son tus habilidades?", "Pues no lo sé. Sé volar, vuelo bien, pero...", "Más que bien, según escuché", "No dejan usar escobas", "Pero te dejarán usar... la varita"; "El baile de Navidad ha sido una tradición del Torneo de los Tres Magos desde que se estableció. La víspera de Navidad, junto con nuestros invitados nos reunimos en el Gran Salón para una noche de recatada frivolidad. Como representantes del colegio espero que todos y cada uno de ustedes se esfuerce por dar un buen paso. Y lo digo literalmente porque el baile de Navidad es eso justamente: un baile";

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"Siempre andan en grupo. ¿Cómo haremos para poder invitarlas?", "¿Enfrentas dragones, y no consigues una chica?", "Creo que prefiero los dragones"; "Hermione, tú eres una chica", "Qué observador"; "Ella iba caminando, con lo que me gusta verla caminar. Y no pude evitar preguntarle"; "Se vuelven odiosas con la edad"; "Significa que esto está diseñado para probarte de la manera más cruel. Y temo por ti. Te enfrentaste al dragón con mucho valor. Pero tal vez no sea suficiente esta vez, Harry"; "¡Oh, por Dios! ¡Maté a Harry Potter!"; "Un verdadero líder hace lo correcto sin importar nada"; "El primero que toque la Copa será el ganador"; "En el laberinto, no habrá dragones ni criaturas malignas. Ahí enfrentarán algo mucho más desafiante. Las personas, estando ahí adentro se transforman. Si pueden, busquen la Copa, pero sean cautelosos o podrían perder la razón en el trayecto"; "Oye, por un momento creí que no ibas a ayudarme", "También yo"; "Qué gran mentira es tu leyenda, Harry"; "¿Quieres que divulgue cómo perdí en realidad mis poderes? Sí, debo hacerlo. Fue el amor. Verán, cuando la querida Lily Potter dio su vida por su único hijo le proporcionó la máxima protección. No pude tocarlo. Era magia antigua. Debí saberlo"; "Ha vuelto. Ha vuelto. Voldemort ha vuelto";

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"La sangre que corre por estas venas también corre en las de él"; "Notifiquen a Azkaban que encontramos a su prisionero", "Me recibirán igual que a un héroe", "Tal vez, pero yo no tengo tiempo para héroes"; "El intenso dolor que sentimos ante esta pérdida, me recuerda, nos recuerda que aunque venimos de distintos lugares y hablamos distintas lenguas, nuestros corazones laten como si fueran uno sólo"; "Recuerden esto y honraremos a un chico que fue justo y honesto. Valiente y fiel hasta el último momento"; "Ningún encantamiento puede despertar a los muertos, Harry. Creo que lo sabes. Tiempos difíciles y oscuros nos aguardan. Pronto deberemos elegir entre lo que es correcto y lo que es fácil. Pero recuerda esto: aquí tienes amigos. No estás solo"; "Porque... ¿qué sería la vida sin dragones?"; "Todo cambiará ahora, ¿no?", "Sí".

CONSEJO: imperdible para seguidores y cinéfilos.

martes, diciembre 20, 2005

corre Franka corre 

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CREEP

Livianita película de terror con dos cosas para rescatar: un muy buen planteo y Franka Potente. Lamentablemente, el guión del director Christopher Smith cae de lleno en brazos del lugar común, chorreando tanta sangre de plástico como obviedades.

Kate se va antes de una fiesta, con un dato bajo el brazo, unos cuantos hectolitros de alcohol y una intención: acostarse con George Clooney. Su aventura termina en el andén del subte: se queda dormida esperando el tren al despertar, se encuentra sola y con la estación cerrada. De pronto, ese mundo habitual de todos los días adquiere, a esa hora, un carácter hostil y amenazador. Más aún cuando, tratando de hallar a alguien de guardia, y Kate descubra que hay algo que deambula por los túneles, matando a voluntad.

"Creep" no tiene más pretensiones que asustar. Si ese fuera su objetivo (loable, sano y justificable), no sería un inconveniente. El problema es cuando el guión empieza a acudir a tipos que se paran de espaldas a una ventana y toda la platea palpita la llegada del asesino serial de turno y para peor... ¡el asesino serial aparece! Demasiado candoroso a esta altura del género.

La otra falla principal de "Creep" es que se pierde la posibilidad de una segunda interpretación, el doble juego de la alegoría, de la lectura en segundo plano que tienen las grandes películas. En un momento, se adivina alguna metáfora social en el submundo darwinista del subterráneo. El viaje de Kate, en esa noche con reminiscencias de "Después de hora", es un descenso al hábitat de los perdedores del sistema, a los que sobreviven en la jungla, a los que no ingresan a las fiestas a donde suele ir Kate. Pero la historia pierde, rápidamente, esa lectura y sigue otros caminos más convencionales.

Un acierto estético del filme es la yuxtaposición de este mundo subterráneo con el mundo real, el de la la superficie. Cloacas que llevan a pasadizos tras la pared que dan a una fila de estantes con archivos; túneles que colapsan en hospitales clandestinos con puertas clausuradas; muertos agonizando a pasos de un andén con gente esperando el subte. Esa sensación de lo oscuro conviviendo con lo cotidiano, es muy sugerente y un hallazgo estético, aunque está poco aprovechado.

Escenas: cuando Kate enciende la linterna y se encuentra con el merodeador mirándola a los ojos; la escena en la que Kate se duerme y despierta en la estación vacía; la escena de las jaulas en el agua; la escena del quirófano; la escena en la que Kate discute con el sereno a través de la cámara de video.

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Frases: "¿Cuántos tipos de olores tiene la mierda?", "Depende del barrio en que te encuentres"; "Al fin y al cabo es un hombre, y los hombres son criaturas simples. Mira esto. ¡Guy! (LEVANTA UNA MANO, SALUDANDO A GUY QUE RESPONDE DEL MISMO MODO EFUSIVO) ¿Ves? Así de sencillo"; "Disculpe. ¿Le molestaría contestarme? Esta comenzando a asustarme"; "Pero te gusta. ¿No es así?", "No sé que decir. Es como un pene, sólo que más pequeño"; "Primero que todo no puedes salir de aquí en la noche", "¿Que?"; "Es cierto. Cuando estás adentro, estás adentro. Está totalmente cerrado"; "Estoy diciéndote... Algo no está bien aquí abajo", "Hay muchas cosas que no están bien acá abajo, querida"; "¡Llama a una ambulancia por el amor de Dios!", "No voy a llamar a nadie hasta que sepa de qué se trata todo eso. Por lo que a mi respecta allí abajo podría haber un grupo de adictos contigo", "¿Te parezco una adicta? ¿Eh?", "Es difícil decir. Te estoy viendo en un televisor blanco y negro y de lejos", "¡Escucha, solo llama a una maldita ambulancia, se está desangrando!", "Tan pronto confirme eso, lo haré", "Imbécil", "Te oí"; "¿Qué lugar es éste?", "Oh. no. Esa es Mandy", "¿La conoces?", "Sí. ¿Crees que esté viva?"; "¡Jimmy! ¡Jimmy! No. Por favor... no. Por favor. Por favor no me haga daño".

CONSEJO: dejar pasar.

viernes, diciembre 16, 2005

un exorcista menor 

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EL EXORCISMO DE EMILY ROSE

Películas como "El exorcismo de Emily Rose" vienen muy bien para mostrar como un mismo tema (la posesión demoníaca de una joven) puede ser contada con el nivel de maestría de "El exorcista" o con el grado de precariedad de este filme. Basado en un hecho real (prometemos para un post posterior, las características de ese caso), el guión de "El exorcismo de Emily Rose" comete un error fatal: pretende mantener abierta todas las alternativas, sin definir ninguna. Esa "corrección" le quita posibilidades dramáticas en lo que prometía ser una gran discusión filosófica sobre los límites de la ciencia y la fe, sobre la creencia en que hay una realidad paralela a el mundo que percibimos. Al pretender picotear en un lado y otro, "El exorcismo..." se queda en la puerta y desperdicia un muy buen elenco, que daba para algo más.

La historia: Erin Brunner, abogada, tiene una segunda oportunidad. Un caso con repercusión pública ha encarrilado su carrera laboral, pese a las sombras de un pasado alcohólico que se adivina al comenzar el filme. Tras una defensa exitosa, ahora tiene un nuevo cliente: un cura acusado de dejar morir de hambre a una joven, al tratar su epilepsia psicótica con un exorcismo.

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Para contar esta historia, era necesario definir qué cosa se quiere contar. Si se cuenta la posesión demoníaca de una joven, vean "El exorcista". Ahí no hay vueltas. Lo que queremos es causar terror y los personajes giran alrededor de esa necesidad dramática: expulsar al demonio del cuerpo de una niña inocente.

"El exorcismo...", sin embargo, tiene una posibilidad diferente: contar el caso judicial detrás de un exorcismo. La primera línea, con la que el filme coquetea, es cómo defender a un hombre del que todos creen un fanático religioso y que es el único que conoce la verdad. La lucha del hombre solo contra todos, es por demás atractiva, en términos dramáticos. Y lo es también esa tesis de preguntarse si el escepticismo no es otra forma de superstición, si la explicación "racional" de hechos sobrenaturales, de fenómenos que desafían la observación, no es uno de los modos de la cobardía, si descreer de la existencia del mal, no es su mayor triunfo. "Hemos dejado de reconocer que hay un bien y un mal" parece decir el padre Moore "Yo estoy acá, frente a ustedes, para atestiguar que esa diferencia existe".

Otra opción: el crecimiento de un personaje extraviado, un ser que ha perdido la luz y que ante este caso reencausa su vida. La Dra. Bruner vuelve al ruedo, ahogándose en alcohol. Es una perra, pero una perra exitosa. Sola, competitiva, amargada, Bruner sigue en una senda con destino de colisión. Pero, entonces, se topa con la presencia del mal, sin disimulo ni excusa. Y sabe que el camino que ha tomado esta equivocado.

Agregue otra opción: asistimos a un caso judicial, un hombre sincero y honesto, un hombre de fe, que cuenta su epopeya ante el demonio, su lucha, a corazón partido, por salvar a una joven en manos del mal. Híbrido de "Otra vuelta de tuerca" y "Edipo Rey", durante el transcurso del juicio se le revelará al protagonista (con quien nos identificamos desde la primera escena) que, en realidad, ha cometido un error. Que Emily Rose no estaba poseída sino enferma. Que él es el responsable de la muerte de una joven inocente, pura y libre de toda maldad.

Bueno, pueden buscarse más opciones, pero con este puñado alcanza. Ahora, como siempre pasa a la hora de contar, hay que elegir una alternativa y luego seguirla a pies juntillas. Esa elección determina el comportamiento de los personajes. Lo peor es saltar de un tema al otro, porque la historia se diluye y no termina siendo nada. Y eso es exactamente lo que ocurre con "El exorcismo de Emily Rose...". Por eso, el saldo final es en rojo.

Un síntoma: la mejor secuencia es la del exorcismo. Eso revela que la primera opción, la senda de "El exorcista" es la que mejor funciona en esa estructura. Todo el juicio, entonces, está de más.

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Una mención aparte para los actores principales, Laura Linney (¡qué lindos ojos que tiene Laura Linney! Un primer plano a la derecha, por favor, Señor Director), Tom Wilkinson y Campbell Scott. Este trío daba para más. La chica, Jennifer Carpenter, correcta. Mucho grito por exigencias del guión que opaca un poco lo suyo. (Muy parecida a la verdadera "Emily Rose"). Para destacar la fotografía de Tom Stern, con una onda setentosa, que hace recordar más a "El exorcista".

Escenas: la secuencia del exorcismo; el primer signo de posesión de Emily, a las 3 de la mañana; idem, pero para Bruner; las últimas palabras del Dr. Cartwright. Frases: "Necesitamos alguien cristiano. Preferiblemente católico. Alguien que sepa de esto. Y que el público lo vea sin prejuicios. Estamos atacando a un hombre de Dios", "Ethan Thomas. No es católico. Creo que es metodista. Pero prácticamente vive en la Iglesia. Canta en el coro e imparte catequismo. No es un monaguillo en el tribunal. Lo he visto despedazar a la gente cuando los interroga. Es un hijo de perra astuto"; "Ahí va la ambición. Nunca para. Trabaja hasta bebiendo"; "¿Y ahora viene a aumentar su fama?", "No. Vengo para ser socia mayoritaria en mi firma"; "No me importa mi reputación. Ni le temo a la cárcel. Lo que me interesa es contar la historia de Emily Rose. Quiero que la gente escuche lo que solo yo sé";

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"Antes de comenzar, hay algo que debo decirle. Algo que debí decirle antes de que aceptara el caso", "OK", "Hay fuerzas alrededor de este caso. Oscuras... fuerzas poderosas. Tenga cuidado, Erin"; "Me quedé con ella hasta el final. Mucho de lo que compartimos fue una pesadilla, pero no me arrepiento de cada minuto que pasé con ella. Ella me despertó a cosas que nunca había sentido. Cosas que no sabía que podía sentir. Nunca supe lo muerto que estaba hasta que la conocí"; "Las fuerzas de la oscuridad tratan de alejarla de la luz. No se los permita"; "Este libro que estoy leyendo es de un antropólogo. Trata de casos contemporáneos de posesión, la mayoría en el Tercer Mundo", "Porque la gente ahí aún es primitiva y supersticiosa", "Tal vez. Tal vez ven la posesión como lo que es de verdad. Tal vez nos hemos enseñado a no verla"; "Mi segundo nombre es Christine. Erin Christine Brunner. Y de toda la gente que pasó ese día, lo encontré yo. ¿Cuantas posibilidades hay de eso? No lo sé, tal vez fue una señal. O tal vez, sólo fue una increíble coincidencia. Pero me hizo sentir que no importa cuantos errores he cometido en el pasado, en ese momento yo estaba justo donde debía estar. Como si estuviera en el camino correcto"; "Soy aquél que reside dentro"; "1, 2, 3, 4, 5, 6"; "Dígale al Padre Moore que lo lamento. Dígale que sé que los demonios son reales, y que admiro su valentía por hablar en contra de ellos. Dígale que ya sé lo que pueden hacer"; "Juré que haría siempre lo mejor para mi cliente", "Ahórrate los discursos de la Universidad, Brunner. La conciencia queda en la puerta de entrada"; "Ethan Thomas se dice a sí mismo un hombre de fe. Yo, por otra parte, soy una mujer de dudas. Ángeles y demonios. Dios y el diablo. Esas cosas o existen, o no. ¿Estamos solos en esta vida? ¿O no estamos solos? Cualquiera de las dos opciones es increíble"; "No puedo regresar. Ya no. Una vez que has mirado dentro de la oscuridad creo que la cargas contigo para toda la vida".

CONSEJO: esperar al video.

miércoles, diciembre 14, 2005

media suela 

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EN SUS ZAPATOS

Cuesta entrarle a esta película. La primera media hora, pese a las buenas escenas, no terminamos de comprar los personajes, no nos metemos en la piel (o los zapatos) de las protagonistas. El catalizador es Shirley MacLaine. Cuando su personaje aparece en juego, la historia empieza a cobrar vigor. ¿El carisma de una actriz especial, a la que sólo con una mirada le alcanza para decirnos que siente su personaje? Posiblemente. Pero hay una explicación desde la vereda del guión. A partir de la aparición de Elle, el personaje de MacLaine, se comienza a desanudar tanto sobreentendido que sofocó a las protagonistas, los secretos y las palabras nunca dichas, sepultadas pero que emergen con respuestas duras y agresivas. Los personajes de la primera mitad nos parecen desagradables, egoístas. En la segunda mitad, se vuelven humanos y comprendemos que escondían detrás de su fachada, los dolores de una muerte no resuelta.

"En sus zapatos", el guión de Susannah Grant sobre la novela de Jennifer Weiner, con la dirección del muy buen Curtis Hanson, es una película femenina. Rose es abogada de un estudio importante de Filadelfia, es adicta al trabajo y tiene la autoestima por el piso. Se siente fea, gorda, aburrida. Sólo se permite una gratificación: zapatos. Muchos zapatos. Pilas de zapatos en su placard.

Maggie es su hermana. Lo único que tienen en común es la pasión por los zapatos. Pero Maggie completa el cliché de la rubia tonta hipersexual, a que cualquier resaca la despierta sobre la cama (en el mejor de los casos) de un hombre. No mantiene ningún empleo y deriva en el naufragio cotidiano.

Rose se pasó la vida cargando con Maggie, desde la muerta de su madre, presuntamente en un accidente automovilístico. Pero un día, Maggie comete una tontería muy grave y Rose la echa de casa. Desamparada, Maggie se aloja en la casa de una abuela que hasta entonces desconocía que viviera. Y a partir de esa relación, empieza a descubrirse secretos, dolores enterrados pero siempre presentes, piezas de un rompecabezas que no permite seguir, hasta ser armado completamente.

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Si la primera mitad del filme abunda en escenas risueñas, el humor es menos preponderante en la segunda parte, cuando empieza a cobrar volumen dramático los personajes. Es muy detallada la forma que el guión descubre, como las capas de una cebolla, los auténticos problemas de las protagonistas. En una primera etapa, compramos la imagen que ellas dan hacia fuera: la rubia tonta, la fea inteligente. Pero atrás, hay otras facetas reprimidas. La hostilidad entre Maggie y Rose, se convierte en una tierno vínculo, asimilado por Elle, la abuela, que completa la pata que faltaba.

Curtis Hanson ha contado, además de la gracia de los diálogos del guión, con un trío de deliciosas actrices. La muy buena Toni Colette, la genial Shirley MacLaine y la absolutamente apetitosa Cameron Diaz, que monopoliza la cámara, a lo largo y a lo ancho.

( (interprétese como "abre paréntesis de baba")

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A Cameron Diaz
(escrito al dorso de un programa de cine, con tinta de Coca-Cola y el resto de un pochoclo mordido)

Rubia fatal.
No me claves esos puñales
te pido
por favor
no persistas en tu mirada
ojos de plata
o al atardecer
de los títulos en cascada
encontrarán mi corazón
bajo la roja butaca
partido en dos
por tu sonrisa brutal
de cinerama

Si elijo morir
que sea entre tus dedos
del póker servido
al borde de tu escote.

Vampira feroz
loba nocturna
anaconda de satén
y medias negras
y encaje
y seda.

Y terciopelo.

Y rubia.

Y platinada.

Pero yo conozco esa noche, Diaz.
Ese negro velo que tu córnea nubla.
(¡Sino fatal de la rubia tarada!
Nostalgia de abrazo y ronroneo)
Puedes ahogar en risa,
aquella nube, Cameron.
Como un sol que amanece
entre la bruma
a primera hora
de la mañana,
en la húmeda mañana.
Díaz,
Cameron.
No me claves
tu mirada.


(interprétese como "cierra paréntesis de baba") )

Agréguese a Mark Feuerstein como Simon Stein, otro actor para seguir de cerca.

Escenas: la charla entre Maggie, Rose y Elle, viendo las fotos; Cameron, en bikini, tomando sol en el geriátrico; Maggie leyendo los poemas al profesor universitario ciego; el diálogo de Rose cuando echa de casa a Maggie; la escena en la que Elle sorprende a Maggie husmeando en su cajón.

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Frases: "Te quería. Verdaderamente te quería... Ella ni recuerda tu nombre. Es más, es probable que ni sepa deletrearlo. ¿Puedes Maggie? Vamos, vocaliza… Juh… immm… Jim… Oh… ella es bonita, lo es… pero realmente es una estúpida", "¡Cállate! ¡Tú, cerda gorda!", "¿Verdaderamente esto es lo mejor que puedes decir? ¿Cerda gorda? Eres mi hermana... ¿y lo mejor que puedes decirme es 'cerda gorda'? ¡Sal de mi vida!"; "Bueno, Sydelle y Marsha no están en buenos términos, en verdad", "¿Qué? ¿Decoró un cuarto con los colores del año pasado?", "No. Se unió a 'Judíos por Cristo'"; “Zapatos como éstos no deberían estar guardados en un armario. Deberías vivir una vida de escándalo. ¡Deberías estar tirándote a un millonario en un callejón detrás de un club, mientras su esposa espera en el coche y que él le diga que sólo olvidó su cartera!”; “La vagina de mi Marsha está hecha de diamantes”, “¡Oh, la vagina de mi Marsha es tan perfecta que deberían ponerla en un museo”;

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“Habla de privacidad y lleva una estampilla por malla”; “Tú estás peor. Es normal que un hijo entierre una madre que una madre a su hija”, “Lo que no es normal es que una abuela se olvide de sus nietos”; "El arte de perder no es tan difícil de dominar, tantas cosas parecen… hechas… con la intención de ser perdidas que su pérdida no es un desastre. Perdemos algo todos los días. Aceptamos la agitación de perder las llaves, las horas malamente gastadas. El arte de perder no es tan difícil de dominar. He perdido dos ciudades, amadas ambas. Y, más aún, algunos reinos propios, dos ríos, un continente, los echo de menos, pero no es un desastre… Aún lo que perdí tuyo… una voz risueña… el gesto que amo… No podría mentir. Es evidente que el arte de perder no es tan difícil de dominar aunque pueda parecer como… ¡escríbelo! ...como un desastre”.

CONSEJO: puede esperarse al video, pero es una muy buena opción en cine. (¿Te vas a perder a Cameron Diaz en bikini, a todooooo el ancho y todooooo el largo de la pantalla. ¿O esa remerita roja ajustada? Es tu decisión. Vos sos grande y sabés bien lo que hacés… qué querés que te diga…).

martes, diciembre 13, 2005

radiante pasado 

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UNA VIDA ILUMINADA

Liev Schreiber (el actor que personificó a "El embajador del miedo") eligió una novela de Jonathan Safran Foer (el verdadero Foer aparece en el comienzo de la película), para su ópera prima. Schreiber quería hablar de su abuelo y encontró en la novela de Jonathan Safran Foer, el texto justo para recordar a sus ancestros judíos, para seguir la huella de los antepasados que afrontaron la guerra y la persecución.

Emotiva, poética, mágica, "Una vida iluminada" es una road movie del pasado, una travesía hacía aquello que nos trajo a este mundo, que está ahí, subterráneo, pero presente. Fotos en una caja, anillos en un frasco, perdidos en una cabaña en medio de la eternidad. Persistencia de la memoria, tradición, fogonazos desde esa oscuridad metafísica que nos amenaza con ahogarnos.

Jonathan es un coleccionista, un coleccionista de cosas de su familia. Desde la muerte de su abuelo, ha guardado medallones, aparatos de ortodoncia, calzoncillos viejos, fotos, cajas, clips, todos perfectamente embolsados, colgados de la pared de su habitación, debidamente catalogados. Ahora, ha llegado el turno de la abuela quien, poco antes del final, le entrega una foto que su abuelo quería darle. El retrato en sepia de su abuelo (cuando era tan joven y parecido como él) junto a una mujer, Agustine, quien lo salvó de morir en la guerra, en Europa. Rosebud trascendental, Jonathan viaja a Ucrania, a buscar la aldea perdida de su abuelo, a reconstruir el pasado oculto. Y en ese viaje lo acompañan un chofer anciano y malhumorado, su nieto medio pavo, medio chantún y una perra medio pirada (el personaje del año: Sammy Davis Junior, Junior).

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Entre gags y color local, "Una vida iluminada" bucea en una idea: el pasado ilumina nuestra vida, le da sentido a lo que somos. La persistencia de la vida se impone, a contramano del fluir eterno del tiempo. En el viaje de Jonathan, el pasado está allí, oculto tras las malezas, enterrado para siempre, silenciado en llanuras sin el mínimo desnivel. Tantas vidas perdidas, tantos sueños inconclusos, tantos dolores transcurridos, dejan una huella, mínima, elemental, pero huella al fin, que se resiste a la erosión de la eternidad. Mantener vivo el pasado, mantener viva la memoria, es tarea de coleccionistas. Bucean en la noche, para traer a la superficie aquella perla que se niega a morir en el anonimato.

Sólo entonces, al final del viaje, Jonathan comprenderá la trascendencia de su recorrido, el círculo que se cierra e ilumina con su fulgor a sus acompañantes, rescatando lo que no se resiste a ser olvidado.

Hay un personaje que se niega a aceptar su pasado, su origen y su naturaleza. Ese personaje (no vamos a decir quién, para no develar el final) confronta dramáticamente con Jonathan, el personaje angustiado por la pérdida de las cosas. El tercer vértice del triángulo es Alex, el traductor y nieto del chofer que se cree ciego, que sostiene la superioridad del presente. Para él no hay pasado, sólo presente, la vida es ahora y no hay nada atrás. El final del viaje de Jonathan también lo ilumina a él y comprenderá que su presunción es falaz. Hay un puente que el pasado tiende hacia el presente y de ahí, se proyecta al futuro. No es nada más que ese viejo deseo de persistir que motiva a todo aquello que está vivo.

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Escenas: el diálogo en la casa en medio del campo de girasoles; la escena de la perra chocando contra la heladera, tras morder a sus dueños; el encuentro de la aldea del abuelo de Jonathan. Frases: "Mi abuelo es una buena persona"; "Soy vegetariano", "¿Qué?", "No como carne", "¿Cerdo?", "No", "¿Pollo?", "No", "¿Y la salchicha?", "¡Nada de carne!", "¿Cuál es tu problema?"; "No soy un escritor... soy un coleccionista, en realidad"; "Supongo que sólo quería conocer donde creció mi abuelo y donde estaría ahora, si él no hubiese ido a América"; "Todo lo ilumina, la luz del pasado".

CONSEJO: se puede esperar al video, pero es una muy buena segunda opción en cine.

domingo, diciembre 11, 2005

cuando Mira Nair juega a ser James Ivory 

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VANIDAD

Mira Nair (la directora de "La boda" y "¡Salaam Bombay!") jugó a ser James Ivory y se metió en los idas y vueltas de un folletín inglés melodramático, la historia de una mujer demasiado inteligente y demasiado pobre, para una época en la que no convenía ninguna de las tres cosas (ni mujer, ni inteligente, ni pobre). Si el material de origen (una novela de William Makepeace Thackeray) no pasa de un dramón, la adaptación prometía mayor hondura dramática, mayor sutileza en la composición de los caracteres. Sin embargo, el guión de Matthew Falk y Mark Street es tan leve, con tan pocas ideas, que este experimento de Mira Nair peca de frialdad e insustancialidad. "Vanidad" es un paso en falso, más que nada porque no se sabe bien cuál es el interés que tuvo la directora en contar esta historia, de esta manera.

Rebecca Sharp queda huérfana, en la Inglaterra de los 1800. Hija de un pintor y de una cantante de ópera francesa, Rebecca entra a un internado, de donde sale adolescente e institutriz. La joven desea escalar en la alta sociedad inglesa, que le pone sus obstáculos por sus orígenes plebeyos. Las dos horas y media largas del filme, describen esos intentos (ora triunfos; ora fracasos), de nuestra heroína, tratando de ganarse un lugar a los codazos, dejando jirones de su ser en su camino.

Lo que el planteo promete, se queda a mitad de camino. El primer problema es la definición de la protagonista, de Becky Sharp. ¿Es una cínica capaz de todo por alcanzar la cima? ¿Es una chica confundida por una infancia traumática? ¿Es una heroína que trata de sobrevivir? Por momentos es una cosa, por otro otra y termina siendo tan snob e inmoral como el resto de los que la rodean.

La otra gran contra de "Vanidad" es Reese Witherspoon, una de esas figuritas marketineras que aparecen todos los años, que críticos y productores tratan de imponer por la fuerza y lo único que logran es dejarlas descolocadas. Lo de Witherspoon es tan malo, tan falto de garra y de emoción, que la película mejora cuando no está ella y deriva por los personajes secundarios, interpretados por muy buenos actores (Jim Broadbent, Jonathan Rhys-Meyers, Bob Hoskins, Geraldine McEwan, Gabriel Byrne). Esos atajos laterales se vuelven más interesantes que las peripecias de la protagonista, cuando debería ser exactamente al revés.

Al guión de "Vanidad" le faltan diálogos brillantes, profundidad psicológica, grandeza humana, carece de ese profundo poder de observación sociológica que caracteriza a las mejores películas de James Ivory, esa mirada a un grupo que se esfuerza en seguir un protocolo, espejo de la estructura jerárquica de la sociedad que los contiene. Amén de esa falta estructural, la puesta en escena de Mira Nair tampoco apoya. Ni el vestuario, ni el diseño de arte, ni los maquillajes logran transportarnos a esa época, logran transmitirnos un mínimo de credibilidad. Todo es deliberadamente cartón y oropel, artificial y vacuo.

En nuestra opinión, la gran historia detrás de "Vanidad", la que debía contarse (y en mucho menos tiempo que el utilizado), es la historia que empieza en la primer escena, con el Marqués de Steyne negociando con la pequeña Becky, por un retrato de su madre. Y la última escena debió ser la charla que el mismo Steyne tiene con Becky (a esta altura, todo una mujer hecha y derecha, más de lo primero que de lo segundo como dirían los malintencionados). La tesis del filme, la expresa el mismo Steyne, cuando le dice a Becky que todo es un juego de marionetas. Becky creerá que sube por la escala social, cuando en realidad está siguiendo el juego de prostitución que los otros, los verdaderamente poderosos, quieren jugar. Ellos reparten las cartas e imponen las reglas. Lo que Becky cree ganar, en realidad es una derrota existencial: está confirmando la rígida estructura de una sociedad que no permite el paso de los recién llegados.

De los momentos destacados de "Vanidad", nos quedamos con las intervenciones de Bob Hoskins con su perro (notable personaje); la patética relación que une al Coronel Durbin y a Amelia; la snob viejita Crawley y la taimada Lady Southdown (brillante Geraldine McEwan, a quien vimos como Mrs. Marple en HBO). Frases: “Con certeza, mamá, no puedes venderme al mejor postor, aunque él sea un Lord", “¿Por qué no, niña?", "No podemos insultar las reglas de la noble sociedad"; "Y si te doy 10 guineas por este cuadro de tu madre... ¿estarás feliz entonces de que se venda?", "No. Pero será demasiado para rechazar"; "Becky, ¿quién sabe? Podría terminar siendo una bendición oculta tras un disfraz", "El disfraz es muy convincente"; "Ninguna luz después de las 11:00, pequeña desvergonzada. Acuéstese en la oscuridad... a menos que le guste que entre a apagar su vela todas las noches, ¿eh?"; "Y en mi opinión, ésa era la mejor parte de la personalidad de Nelson. Se jugó por una mujer. Tiene que haber algo bueno en un hombre que hace eso. Adoro las uniones imprudentes"; "Me preguntaba... si quizá le gustaría enseñarme su cuarto", "Por supuesto. Iré de prisa a pedirle permiso a la Srta. Crawley"; "No te engañes. Habla como Oliver Cromwell, pero piensa como Carlos I"; "La había tomado por una simple escaladora social. Ahora veo que es una alpinista"; "Un verdadero coleccionista irá adonde sea para conseguir lo que quiere";

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"Los hombres necesitan la guerra como la tierra que la aren. La disfrutaré"; "Por qué es famosa es un misterio para mí", "¿Por qué la reciben todos, incluso el general Tufto?", "Debe encontrar útil su dominio del francés. Sé que haría lo mismo", "Una verdadera dama no lo hablaría ni la mitad de bien"; "Jamás hubo una mujer que pudiera arreglárselas como tú, Becky Sharp"; "Recuerdo cómo sus medicinas ayudaron a la pobre Srta. Crawley"; "¿No te das cuenta de lo que significa esto? Estamos de vuelta en la familia. Por fin hemos comenzado"; "Tenía un gran talento para la pintura, como recuerdo... y ninguno en absoluto para la vida", "Intento compensar eso. Es mi desafío"; "Son las mujeres las que mantienen las puertas de la sociedad cerradas. No les gusta que los de afuera descubran que no hay nada detrás de ellas"; "Estás aceptando favores de un tigre, Becky", "No tengo miedo"; "Mantén los ojos abiertos"; "La ventaja principal de nacer en la aristocracia es que uno aprende temprano qué deslucida obra de títeres es. ¿Se acuerda de la niña que puso un precio alto a este cuadro antes de aceptar que se fuera?", "No lo suficientemente alto", "El problema es, Sra. Crawley, que se ha llevado la mercancía. Es demasiado tarde para poner en duda el precio"; "Sé de lo que es capaz tu corazón. Puede aferrarse fielmente a un recuerdo brumoso y atesorar un sueño, pero no puede reconocer o retribuir un amor como el mío", "He sido tu amiga", "No. Me has permitido que yo sea tu amigo".

CONSEJO: esperar al video sin apuro.

lunes, diciembre 05, 2005

aparta de mí ese cáliz 

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EL NOVENO DÍA

Hay motivos para dudar de la existencia de Dios. Pero aquel que ha pasado por un campo de concentración nazi, no tiene motivo para dudar de la existencia del Demonio. ¿Qué pasaría si vivieras en el Infierno y recibieras un pase al exterior por sólo nueve días? ¿Qué tal si ese pase pudiera extenderse por siempre, dependiendo sólo de una decisión tuya? ¿Qué decisión tomarías?

“El noveno día” es una conmovedora historia basada en hechos reales. Algún desprevenido puede creer que es una historia de guerra. En realidad, es la historia de la lucha por el alma de un hombre.

El hombre es el padre Kremer, sacerdote de Luxemburgo, prisionero de los nazis por oponerse a los alemanes, en la Segunda Guerra Mundial. Kremer es liberado por nueve días, para que logre convencer al obispo de Luxemburgo de que firme una declaración a favor de los nazis. La liberación no es plena: su familia está en la mira y también los otros sacerdotes que han quedado en Dachau, en el campo de concentración. Si escapa, él se salva, pero ellos morirán.

En esos nueve días, el padre Kremer recorrerá el camino hacia una decisión trascendental, una decisión en la que se juega su alma y su fe. Pronto comprenderá que el juego del gato y el ratón que practica con Gebhardt, el oficial alemán que lo fuerza a colaborar, va más allá de lo terrenal. Es una pulseada demoníaca, es una lucha por su fe en Dios y en el bien, creencia que está tambaleando, tras esa estadía en los terrenos infernales de Dachau.

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“El noveno día” no es una película política, sino eminentemente cristiana. La epopeya del padre Kremer nos conmueve, por su absoluta desvalidez, por su soledad, por sus dudas, ante un enemigo tan poderoso, con tantos recursos, con tanta capacidad de seducción. La lucha de Kremer es la lucha de todo hombre (creyente o no) contra la tentación del Mal. Y esa lucha alcanza ribetes de epopeya, porque en el momento de flaquear, Kremer sólo encuentra su fe, su creencia en un principio superior y benéfico, como único apoyo.

La película de Volker Schlöndorff (el director de “El tambor”), con guión de Eberhard Görner y Andreas Pflüger, aporta varios símbolos católicos a lo largo de la descripción de esos nueve días heroicos. El agua, la cruz, la mención de Judas, el lavado de los pies, el pan repartido como cuerpo de Cristo, pero en especial, la angustia de Kremer, repitiendo el camino de aquel pescador de Galilea que rogaba que apartaran de él ese cáliz que le daban a beber. En ese juego de espejos, Kremer recorre el camino de Cristo y en la decisión final, encuentra la comprensión de su fe, una fe vacilante ante la visión del Mal. Esa es la tesis final que se resume en la última pregunta que Kremer le arroja a Gebhardt, invirtiendo los roles de poderoso y débil: “¿Qué es lo que vio en ese campo de concentración?”. Esa es la pregunta que la historia del padre Kremer arroja a cada espectador: ¿cómo vas a reaccionar ante la impunidad del mal?, ¿Acaso el mal podrá quebrarte?

Notable la actuación de Ulrich Matthes, al que vimos como Göring en “La caída” y acá lo tenemos del otro lado del mostrador, dotando a su padre Kremer de una debilidad y un dolor marcado en cada arruga de su rostro. Memorable interpretación, icónica la figura del sacerdote con la sotana manchada, el sombrero grandote y las alpargatas deshilachadas para contener los pies lacerados.

Escenas destacadas: la presentación de personajes, con los títulos, breves y fugaces tomas que describen el infierno en el campo de concentración; el diálogo final entre Gebhardt y Kremer; el diálogo entre Kremer y el obispo; la carta que Kremer le escribe a su hermana, contando su pecado; el diálogo entre Gebhardt y Kremer por Judas y Jesús. Frases: "Jesús te bendiga. ¡Por siempre! ¡Amén!", "Vete al infierno, cura de mierda"; "¿Usted realmente cree que Dios existe? ¿Dónde está? ¿Lo ha visto por aquí"; "Es sobre el prisionero 25639. No. Él arribó pero lamentablemente, hay un gran error. El señor Kremer no ha sido liberado. Sólo está de vacaciones. Sí. Nueve días, precisamente"; "... por todo eso, debemos estar agradecidos a Jesucristo. Por él, nosotros estamos atentos de nosotros, alertas de nuestro judaísmo"; "Los nazis tratan a los sacerdotes mejor que a los otros. Usualmente hay un pan para cuatro personas, pero nosotros tenemos uno para tres sacerdotes. Ellos quieren que los otros nos odien"; "No debería desistir de su fe en Dios. Si algunos mantienen silencio, sólo es por ayudarlos"; "Nuestro mundo es un poco más complicado que su pequeño campo de prisioneros. Allí todo es claro, tiene sus propias reglas. Todo sigue su propio orden"; "Los bolcheviques convirtieron las iglesias de Rusia en fábricas y cárceles. No tienen problemas en destruir a los cristianos y a sus preciosas reliquias. La gente que sirve a Dios ha sido torturada, asesinada y expulsada, todos esos católicos sacarificados bajo el bolcheviquismo... ¡Son sus hermanos! ¡Mire sus pequeñas cruces en los cuerpos! Todo eso sucedió hace sólo un año. ¿Puede imaginarnos a nosotros haciendo crímenes tan aberrantes?", "En Dachau, ellos sentenciaban a los sacerdotes a los campos de cremación, era común que la gente viera a algún sacerdote yaciendo entre los cuerpos, aún vivo, en vez de haber sido ejecutado. Los nazis creen que es útil. Que las personas pueden obtener la extrema unción camino al cielo";

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"Padre Kremer, usted y yo somos mentalmente hermanos"; “La Virgen María no sabía, que el niño en sus brazos sería crucificado un día. ¿Cuál será tu fin, sacerdote? ¿Qué diría tu madre de todo esto?”; “Querida madre, no sé a quién confesarle esto...”; “Jesús y Judas, son como hermanos. Uno depende del otro”; “Mi madre deseaba que fuera sacerdote. Un sacerdote como usted. Ella esperaba que pudiera ganar esos honores para la familia. Que el hijo de ella sirviera en la Iglesia, la haría muy orgullosa”, “Un sacerdote es sólo un servidor. Ella lo sabía bien. Era muy devota. Pero era sólo una mortal sobre la tierra. Una vez me envió a una escuela de danzas para estudiar. Para mi bien, ella trataba de evitar que me convirtiera en sacerdote”; “Sin Judas, no hay crucifixión”, “¿No sabes lo que quieren hacerme? ¡Quieren destruir mi fe!”; “Sí, para sobrevivir, la gente debe pensar cuidadosamente. Tú puedes, pero yo no”; “En ese momento comprendí que había pecado”; “Dos días antes de ordenarme, me negué a usar el uniforme negro. Es mi propio combate contra Dios”; “No hay Dios del lugar de donde vengo”; “Nunca sospeché de la Iglesia, pero sospeché de Dios a veces”; “¿Cómo puede creer en Dios y en que Jesús es justo, y hacer lo que hace?”, “Parece sospechar más de Dios que de mí, Padre”; “¿Qué es lo que vio en ese campo de concentración del Este?”.

CONSEJO: ir a verla.

jueves, diciembre 01, 2005

una libra de carne 

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EL MERCADER DE VENECIA

¿Cómo volver a contar una historia tantas veces contadas? ¿De qué modo ser fiel al original sin repetirse, innovar sin duplicar? Ese es el principal problema que enfrentaba Michael Radford al adaptar el clásico de William Shakespeare, "El mercader de Venecia". De algún modo, salió airoso del dilema, echando mano a un par de recursos para actualizar la historia, sin apartarse del texto original. No obstante, la jornada no es completa: en comparación al "Enrique V" de logró Kenneth Branagh o al delirio creativo de Julie Taylor con la puesta de "Tito Andrónico" en "Titus", para dar dos ejemplos relativamente recientes, esta versión de "El mercader..." queda unos cuantos pasos atrás.

El texto de "El mercader de Venecia" (la historia del judío prestamista veneciano que exige una cruel fianza para prestarle dinero a un enemigo) no disimula el antisemitismo de los tiempos en que fue compuesta. Como muestra de incorrección política, valga este ejemplo, en la que un personaje dice: "razonan con el judío... tanto valdría que fueran a la playa y le rogasen a la marea que disminuya su altura habitual". Michael Radford, en una decisión acertada, no elimina esas referencias xenófobas del texto, sino que las vuelve el centro de su adaptación. La discriminación, religiosas o sexuales, es el tema del filme. La película empieza con Antonio (un hombre de bien, como lo definen más de una vez) escupiéndole en la cara a Shylock. El ambiente es asfixiante, en cada diálogo asoma el desprecio de los católicos a los venecianos judíos, quienes deben encerrarse por las noches en un sector de la ciudad, un ghetto, custodiadas sus puertas por vigías católicos (y corruptos, porque dejan pasar a cualquiera). Cuando sale el sol, están obligados a llevar un gorro rojo cuando caminan por las calles venecianas, a modo de identificación.

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La reacción de Shylock es la respuesta tipo del individuo que pertenece a un grupo segregado. Detrás de la obcecación sin piedad, de su reclamo de la libra de carne tomada del lugar más cercano al corazón, está el odio por ese desprecio de siglos, el rencor que confluye en su sed de venganza, de revancha. Y en el propio texto de Shakespeare está la brillante respuesta a ese dilema: si buscáramos justicia, todos estaríamos condenados; lo que buscamos es compasión.

Radford no se queda sólo en la discriminación a un grupo religioso. Relee el texto de Shakespeare y encuentra una relación homosexual entre Antonio y Bassanio; la depresión de Antonio, al empezar el filme, se explica en los pasos posteriores de Bassanio quien está en la busca de una esposa adinerada para recomponer sus finanzas, erosionadas por su despilfarro de juventud. Esta reinterpretación de la relación de los dos personajes, aporta nuevas lecturas a las escenas siguientes, sobre todo a la intervención de Porcia ante el Dux. En la tensión dramática del diálogo se adivina una lucha subterránea: Porcia comprende que el corazón de Bassanio está con Antonio. Tiene más peso aún, el pedido del anillo a Bassanio, el símbolo de su amor.

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La introducción de la homosexualidad, como de la marginación femenina, encarnada en el personaje de Jessica, la hija de Shylock (desheredada por seguir al hombre que ama; no en vano, la última imagen del filme), completa el cuadro: esta versión de "El mercader de Venecia" habla de los distintos tipos de discriminación (al judío, al gay, a la mujer).

Otro truco de Radford para actualizar el clásico, es el contexto. Aprovecha las reliquias edilicias de Venecia, para ambientar la historia. Desecha las postales turísticas y se queda con las callejas oscuras, los muros derruidos, el agua turbia en las aceras erosionadas. El vestuario ayuda a esa sensación de mundo en ruinas, de deterioro secular, interno y externo, sucio y pringoso.

Estos son los aciertos de la adaptación de Radford. Pero a la historia le cuesta, casi hasta el final, tomar calor. En parte por algunos desniveles del elenco. Más allá de los tics habituales de Al Pacino (aquí atenuados), la piedra al cuello de la actuación es Joseph Fiennes, candidato al premio "Mejor Actor arrojado por la Ventana sin Paracaídas 2005". Sus escenas hunden la película. La depresión de Jeremy Irons tampoco ayuda mucho.

No por casualidad, la película toma vuelo cerca del final, cuando aparece la confrontación entre Al Pacino y Lynn Collins (Porcia) que se roba el film. Baba para la pechugona rubicunda pero también nos sacamos el sombrero, más allá de su escote, por la dimensiones que aporta a cada parlamentos (comparar con Fiennes, si quiere provocarse un vómito). Ese largo debate final, por el reclamo de la libra de carne, es muy bueno. Allí están todas las sutilezas de la actuación de Collins y la delicia de las líneas escritas por uno de los mejores escritores de todos los tiempos.

Escenas: Shylock llorando por la huida de su hija y de su dinero, bajo la lluvia, por las calles inundadas de Venecia; la presentación final de Porcia, ante el Dux; la elección del cofre de Bassanio. Frases: "Tengo al mundo por lo que es, Gratiano. Un escenario donde cada hombre debe interpretar su rol y el mío es un triste rol", "El hombre es, sin embargo, un buen crédito", "Puedo comprarles a ustedes, venderles a ustedes, caminar con ustedes, hablar con ustedes, y así sucesivamente. Pero no comeré con ustedes, ni beberé con ustedes ni oraré con ustedes "; "Vienen y me dicen: 'Shylock, necesitamos dinero'. Y lo dices tú, tú que has escupido por debajo de mi barba y me has echado como a un perro de tu umbral. Dinero es lo que los trae. ¿Qué debería contestar? ¿No debería contestar '¿Tiene un perro dinero?'?"; "... si no me pagas en tal día, en tal sitio, tal suma o sumas como se expresen en la condición, que la multa consista en una libra exacta de tu carne que será cortada y retirada de la parte de tu cuerpo que me plazca", "Conforme, acepto. Sellaré dicho préstamo y diré que mucha es la generosidad del judío"; "Si faltases al pago el día convenido... ¿Qué he de ganar por la exigencia de la multa? Una libra de carne humana tomada de un hombre no tiene tanto valor";

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"¿Para qué te serviría su carne?", "Para carnada de peces. Si no alimenta nada más, alimentará mi venganza"; "¡Soy judío! ¿No tiene un judío ojos? ¿No tiene un judío manos? ¿Órganos, dimensiones? ¿Sentidos, dolencias, pasiones? ¿No nos alimentamos con la misma comida? ¿Herimos con las mismas armas? ¿No estamos sujetos a las mismas enfermedades? ¿No nos curamos por los mismos medios? ¿No nos calentamos y enfriamos con el mismo invierno y verano que los cristianos? Si nos pinchan, ¿acaso no sangramos? Si nos hacen cosquillas, ¿acaso no reímos? Si nos envenenan, ¿acaso no morimos? Y si nos agravian, ¿no debemos vengarnos? Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso. Si un judío agravia a un cristiano... ¿Cuál es su humildad? Venganza. Si un cristiano agravia a un judío, ¿qué debiese sufrir según el ejemplo cristiano? Así es, venganza. La villanía que vosotros me habéis enseñado es la que ejecutaré. Y será dura, pero mejoraré la lección"; "Tu hija gastó en Génova, según oí, en una noche, 80 ducados", "¡Oh, me has clavado una daga! Nunca volveré a ver mi oro"; "Decidme dónde nace la fantasía. ¿En el corazón o en la cabeza? ¿Cómo se concibe? ¿Cómo se nutre?"; "El mundo continuamente se engaña en adornos. En la justicia, ¿qué causa tan sucia y corrupta existe que sazonada con una grácil voz, oculte su maldad? En la religión, ¿qué aborrecible mal que una sobria mente bendiga y apruebe con un evangelio ocultando su grosería con bellos ornamentos? Tened en cuenta la belleza y verás que está comprada por su peso"; "Gentil dama cuando por vez primera te confesé mi amor, francamente te dije que toda mi riqueza corría por mis venas. Soy un caballero y dije la verdad. Y aún así, querida dama, al valorarme en nada verás cuan jactancioso he sido. Cuando dije que mi fortuna equivalía a nada debí haberte dicho que era menos que nada, pues, de hecho, he comprometido a un querido amigo quien, a su vez, se ha comprometido a su peor enemigo para solventar mis necesidades"; "El hombre que no tiene música en si mismo ni se conmueve en la armonía de dulces sonidos está presto a la traición,
estratagemas e injurias. Las ocurrencias de su espíritu son sordas como la noche y sus afectos son oscuros como el Erebo. No debes confiar en tales hombres"; "¿Todos los hombres matan aquello que no aman? ¿Odia todo hombre aquello que no mata? No toda ofensa engendra el odio"; "La libra de carne que demando de él fue costosamente comprada. Es mía. ¡Es mía! Es mía. Y la tendré"; "Espero justicia. Respóndanme. ¿La tendré?"; "Entonces debe el judío ser piadoso", "¿Por fuerza de
qué debo serlo? Decidme", "La cualidad de la clemencia es que no es forzada. Cae como la gentil lluvia sobre quien se apreste bajo ella. Es dos veces bendita, pues bendice a quien la otorga como a quien la recibe. Es la más poderosa
entre los poderes. Se convierte en el trono del monarca más que en su corona. Su cetro muestra la fuerza de su poder temporal, el atributo de la majestuosidad en que se asienta el respeto y temor a los reyes. Pero la piedad está por encima del dominio del cetro. Su trono está en el corazón de los reyes. Es un atributo del mismísimo Dios y el poder terrenal no puede aproximarse más al de Dios salvo cuando la piedad sazona la justicia. Por lo tanto, judío, aunque la justicia sea vuestra excusa considera esto: si se nos aplicara justicia, nadie se salvaría. Todos rogamos piedad y ese mismo ruego nos enseñará a todos a rendirnos a la acción de la piedad"; "Una libra de la carne del mercader es vuestra. La corte la otorga y la ley la da"; "Me has presionado mucho, por tanto cederé. Dadme tus guantes. Los llevaré como recuerdo. Y por tu afecto, tomaré este anillo"; "Dulce doctor, serás mi compañero de lecho. Cuando esté ausente, dormirás con mi esposa".

CONSEJO: esperar al video.

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