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críticas chatarras

viernes, mayo 27, 2011

frases de “Piratas del Caribe: Navegando aguas misteriosas” 

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La fuente te pondrá a prueba.

Pensé que debía avisarte que estábamos tomando el barco. Nada personal.

No vi miedo en los ojos de los españoles cuando nos pasaron. ¿Somos o no somos Hombres del Rey?

Si no asesinas un hombre cada tanto, ellos olvidan quién eres.

-¿Todo es parte del plan, sí?
-No.

-Usted está en presencia de Jorge Augusto Duque de Brunswick-Lüneburg, Alto Tesorero y Príncipe del Sacro Imperio Romano, Rey de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Y suyo.
-No me suena familiar.

-Perdí el “Perla Negra” cuando perdí mi pierna…
-¿Perdió el “Perla”?
-Sí. Lo defendimos fuertemente, pero al final se hundió. Era una joya.
-De haberlo defendido bien, estaría hundido con él.

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-¿Tanto tiempo ha estado perdiendo que ha decidido pasarse del lado de los vencedores?
-Es la oportunidad de conocer otra clase de gente.
-Entendí todo. Menos la peluca.

-¿Parece que está cara visitó la Fuente de la Juventud?
-Depende de cómo dé la luz…

Creo que casi te mato una o dos veces.

-No te preocupes, Jack. Te perdoné hace mucho tiempo.
-¿Por qué? ¿Por qué te fuiste?
-Te recuerdo que fuiste tú el que me abandonó…
-Un caballero le permite a una mujer mantener sus creencias y fantasías.

-Usted me traicionó. Me sedujo y me utilizó. Yo era inocente. No conocía hombres.
-Demostraste una gran práctica…
-Estaba lista para hacer mi juramento y usted... ¡Se olvidó que estaba en un monasterio español!
-Creí que era un burdel. Me equivoqué.

-Usted no está confundido. Usted tiene miedo. Miedo de seguir el camino justo…
-No, señor. La verdad es más simple: soy un hombre malo.

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¿Sabes cuándo me siento más cerca del Creador? Cuando veo el sufrimiento y la agonía. Parece que veo más claro su diseño del mundo.

-¡Hombre al agua!
-No. ¡Un desertor!

-Vino, música, luz de las velas… creo fue una vez, una situación así, Jack…
-Sí, me acuerdo bien… un delirio sordo, un compañero apasionado, fiesta… ¿te acuerdas de lo mismo, verdad?
-La Martínica… Traté de matarte en Santo Domingo.
-Ya no me acuerdo.

-¿Así que para mentirme me dijiste la verdad?
-Sí.
-Muy inteligente. Nunca lo había hecho.
-Estoy segura que lo harás.

¿Has tenido esa sensación, cuando estás en un lugar muy alto, de saltar? Bueno, yo no.

¡Tal belleza! Y sin embargo… es letal.

-Usted es diferente.
-¿Diferente? No.
-Usted protege.

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Cuando cuarenta piratas sueñen cuarenta noches de tesoros, no sería tal riqueza como la que hay en esta sala.

Si no te gusta… reza.
He estado engañado. No todas las almas se pueden salvar. La suya, no.

-¿Estás segura?
-Sí. Soy mujer como ella.

Nuestro propio buque se volvió contra nosotros. La tripulación estaba atrapada y las cuerdas acababan con la última gota de vida. Las cadenas se enredaron en mi pierna. Pero mis brazos estaban libres y tenía una espada en la mano. Yo soy el Señor de mi barco. No Barba. Yo soy el Señor de mi destino. No Barba. Hice lo que tenía que hacer. Yo sobreviví.

Un momento… quiere entender una cosa. ¿Todos ustedes se van a matar con todos ustedes y viceversa, porque ellos dos se quieren matar? ¿Qué sentido tiene? Digo… que luchen entre sí, mientras nosotros los miramos pelear tomando copas y haciendo apuestas…

¡No quiero ver esa sonrisa en tu cara cuando te mato!

Que alguien tome nota del coraje de ese hombre.

Sólo Dios y su veneración dan la vida eterna. Esta fuente es pagana. ¡Destruid este templo profano!

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-Usted es un tonto. Ha buscado lo que sólo la fe puede proporcionar. -¿La fe? La creencia no tiene suficiente luz para volver las cosas más claras pero es suficientemente oscura para los ciegos.

Creo que hice que Barbanegra hiciera lo que cualquier padre hubiera hecho.

Si tuvieras una hermana y un perro, elegiría el perro.

-¡Estoy embarazada! ¡El niño es tuyo!
-Yo no recuerdo haber estado…
-¡Estabas borracho!
-En realidad, nunca estuve tan borracho…

Mía es la venganza.

¡Todo el mundo a sus puestos! ¡Muévanse cucarachas! La estación de seca ha sido buena. ¡Pero ahora necesito el mar y el cielo! ¡A Tortuga!

¡Odio a ese mono!

La Fuente es realmente tentadora. Pero es mejor no saber cuáles serán tus últimos momentos… La más pequeña de las criaturas vive en el misterio infinito. ¿Y quién dice que no vaya a vivir por siempre? “Descubridor de la Fuente de la Juventud”. No tengo opción respecto a eso, Gibbs. Mi vida es la vida de pirata.

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jueves, mayo 26, 2011

piratas eran los de antes 

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PIRATAS DEL CARIBE: NAVEGANDO AGUAS MISTERIOSAS
data: http://www.imdb.com/title/tt1298650

Es lo mismo, pero distinto. Abandona la historia de Elizabeth Swan y Will Turner. Agrega a Ian McShane como el malvado (flojito) de turno. Y pretende que Penélope Cruz se calce las botas de la Knightley (sin dar la talla, cabe aclarar). Pero la ausencia de Keira está omnipresente en toda la película. Y Johnny Depp sigue haciendo sus caras de Jack Sparrow, sin encontrar un cómplice en el elenco. Hasta que aparece Geoffrey Rush. Y en sus (pocas) escenas en conjunto, logran que los diálogos ganen peso específico mientras se hacen un festín con ese juego que llaman “actuación”.

Más o menos, eso es el cuarto episodio de “Piratas del Caribe”. “Navegando en aguas misteriosas” es el título y navegan por un guión que no oculta costuras ni escenas preparadas adrede para satisfacción de la platea y el 3D. Se adivinan las líneas que tienden al futuro (léase secuelas) pero que aún no están suficientemente desarrolladas. (Se ve claro en los personajes de la Sirena y el Predicador que, sospechamos, tendrán participaciones en los próximos episodios).

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Muy ajustadita, muy profesionalmente filmada, un surtido exacto de gags, una adecuada provisión de parlamentos ingeniosos, una escena más al final de todos los títulos. Sí. Todo parece igual. Pero esta segunda época carece de esa magia que tenía la trilogía anterior. Y, sospechamos, la carencia va más allá de los pocos hallazgos del guión. Nos atrevemos a señalar que las nuevas incorporaciones no logran igualar a las bajas. Ni Cruz ni McShane ni Claflin (el predicador) compensan a Knightley, Nighy o Bloom. Y esa química que rondaba en la trilogía, se ve resentida.

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Igualmente, “Piratas 4” cierra desde la lógica del negocio. Uno irá a verla (en 3D vale la pena), disfrutará algunas de las escenas y esperará el próximo episodio. Porque, aunque sepamos que piratas eran los de antes, todavía tenemos ganas de seguir balanceándonos entre las velas del navío y arrojarnos a la pelea sobre cubierta, espada en mano.

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Escenas destacadas: la huída de Sparrow ante el Rey; el diálogo entre Sparrow y Barbosa, atados a sendas palmeras; la secuencia de la caza de las sirenas. Babita emérita a Astrid Berges-Frisbey (nacida en Barcelona, look francés) como la sirenita-chiquita de Dios-pequeñita-como creció la nena-cuando salió del agua. (Hay una argentina, Jorgelina Guadalupe Airaldi, entre el revoleo de sirenas).

Mañana, las mejores frases.

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viernes, mayo 13, 2011

la infidelidad excede el mero intercambio de fluidos 

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LAST NIGHT
data: http://www.imdb.com/title/tt1294688

¿Ah, sí? ¡Atorrante! ¡Vos, Sam Worthington! ¡Tenés a Keira Knightley en casa y todavía te quedan ganas de salir a buscarte otra! ¡Eh! ¡Caradura! ¡Mirala a esa cosita con cara de dulce, como sufre mientras te mira coquetear con esa descarada compañera de trabajo! ¡Le partís el corazón y no se te cae una lágrima! ¡Insensible! ¡Descastado! ¡Si Dios le da pan al que no tiene dientes! ¡Insaciable! ¿Sabés los tipos que se levantarían cada día (pero cuando te digo cada día es cada día) agradeciéndoles de rodillas al Cielo que permitió que una mina como Keira te dé la hora y la puedas tener durmiendo cada noche a tu lado? ¿Eh? ¿Sabés lo larga que sería la cola de los candidatos para ocupar tu lugar, gilito? Y vos te lo tomás todo en joda. Escupís al cielo, te cagás en la suerte que tenés y vas y le metés los cuernos con el primer gato que se te cruza. ¡Basura! ¡Salí de mi vista! ¡Andá…!

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¿Y quién es la loca esa, a ver? Sí, sí… esa turrita, decime… esa loquita que no le llega ni a los talones a Keira… a ver… animate, decime… sacate la careta…

¿Eva Mendes?

Ajah…

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Bueno… hay que comprender… a veces la vida te expone a tentaciones… no digamos tentaciones… situaciones… y bueno…

Es comprensible.

Tampoco se puede ser tan duro con un hombre. Todos somos falibles, todos tenemos nuestras cosas… Uno no sabe como actuaría si estuviera en tal situación…

Así que Eva Mendes…

¡Sos un turro, Worthington!

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Más o menos, de eso se trata “Last Night”, una inteligente descripción de una etapa clave en la vida de una pareja, una noche de infidelidades mutuas que operan, más en el corazón que en la cama. El guión de la directora Massy Tadjedin, en su ópera prima, es verdaderamente sutil. Las historias paralelas de Joanna y Michael certifican la traición, antes que cualquier consumación. Esa pareja está destruida, pero está destruida de muchos antes, de cuatro años atrás, cuando una de las partes tuvo un secreto, lo ocultó de la vista del otro y aprendió a sepultar ese sentimiento en cada día en convivencia. ¿Qué importa ya si se produce o no el intercambio de fluidos? La traición, la infidelidad, está instalada en el corazón. Y ante eso, ¿qué importa ya lo que suceda?

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Para que una historia mínima como ésta funcione, se necesita la química del elenco. Esa química está. No tanto en Sam Worthington sino en las dos damas que se disputan su corazón. Y, básicamente, en Keira Knightley. Ochenta por ciento de la película es ella, los primeros planos de su mirada, ese gestito que hace con los labios cuando queda con una palabra a medio completar, esa mirada de seducción en un diálogo casual. Sólo por esa habilidad para fundir el celuloide, uno puede comprender la situación de Michael en la disyuntiva de seguir con Joanna o dejarse caer en los brazos de Laura, una Eva Mendes con un look menos pulposo pero que deja siempre latente la opción de desatar la bestia sexual en cuanto se le ponga una mano encima.

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En ese transcurrir sin sorpresas, en pequeños momentos, se va el filme. Hasta que llega la última escena, el último fotograma, donde revierte el destino de película del montón a una muy buena película. Todo por una mirada y una vacilación de Keira Knightley. Un solo gesto que nos define todo lo que sucedió hasta ahí. Que nos explica cómo se vino llevando esa pareja y cómo, lo que está oculto ahí bajo la superficie, se sabe que está latente aunque se ignore.

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Por esa escena final, vale la pena ver “Last Night”.

Y por Keira Knightley y Eva Mendes, of course.

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miércoles, mayo 11, 2011

frases de “I’m still here” 

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Sólo estoy atascado en esta maldita prisión ridícula, autoimpuesta de caracterización, ¿sabes? Me ocurrió de joven. Es como la gallina o el huevo. No sé qué vino primero... si dijeron que yo era emotivo, intenso y complicado o si yo era realmente complicado e intenso y entonces ellos respondieron a ello. Una vez que respondieron a ello, entonces respondí a lo que decían. Y sí, lo utilicé de cierto modo. Y hay... yo... me avergüenzo de eso. Y de eso se trata mucho de eso. Supongo que por eso acepté hacer este documental. Porque no quiero, ya no quiero interpretar el personaje de Joaquin. Quiero ser lo que sea que soy.

Ódiame o quiéreme. Sólo no me malentiendas.

Me encantan esos raros momentos puros entre “¡Acción!” y “¡Corte!”. Pero todo lo demás era una absoluta miseria para mí. Hablamos de ser esta expresión creativa... Y realmente eres sólo un maldito títere, eres este maldito muñeco estúpido que se pone lo que alguien más le dice que se ponga, se para donde alguien más le dice que se pare, dice lo que alguien más te dice que digas. Eso no es expresión. No es creatividad. Y tengo más que eso para ofrecer.

Mi sueño, mi responsabilidad es meter la pata...

Esto es lo último que hago. Me retiro, sí. Ya fue suficiente. Lo odio.

Y todo el mundo es verde / Así que finge que debes...

-¿Y si se ríen de ti?
-Se han reído de mí antes. ¿No has visto algunas de las películas que hice?

Hay verdad si ellos tan sólo hubieran escuchado.

Me alejé de la luz, no estaba bien / Tomé al toro por los cuernos / no abandonaré la pelea / Esta noche es mi noche y cualquiera que quiera ser...

Todo lo que puedes hacer es hacer algo por ti mismo. Creer en ello, amarlo. Y luego ponerlo en el mundo y esperar que a la gente le guste, que lo ame.

Y estoy triste de nuevo como un viejo tonto. / Y entonces salto y vuelvo a saltar / Y rompí todas las reglas. / Ya no podía decir más que sí a sus juegos. / Tenía que decir que no aunque me cueste la cordura.

La gente no reconocerá este arte debido a sus propios preconceptos estúpidos. Quiero decir, ¿es que tu sueño es inalcanzable o que tuviste el sueño equivocado?

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-¿Cómo se llama esa película que acabas de hacer?
-“Jesse James”.
-No, ésa no. La buena.

-Obviamente has tenido gran éxito en el cine y la música.
-Y lo que yo quiero es ser algo...
-¿Pero tienes dinero? ¿Dinero para hacer esto? ¿Cuánto?

-¿Tienes dinero?
-Bueno, ¿cuánto necesitas?
-¿Cuánto tienes?

-Para mí... éste soy yo, ése eres tú. Gotas de agua. Y tú estás en la cima de la montaña del éxito. Pero un día comienzas a deslizarte montaña abajo y dices: “Un momento. Soy una gota de agua de la cima de la montaña. No pertenezco a este valle, a este río, a este océano bajo y oscuro con todas estas gotas de agua”.
-¿Sí?
-Y te sientes confundido. Luego un día hace calor y lentamente te evaporas en el aire. Muy arriba... más que en cualquier cima de montaña... hasta llegar a los cielos. Entonces entiendes que fue cuando estabas más bajo, era cuando estabas más cerca de Dios. Porque la vida es un viaje que da vueltas y vueltas, el final está más cerca del principio. Entonces, si necesitas cambio, disfruta del viaje. Sé una gota de agua que corre. Obedece los tirones invisibles de tu alma... gravedad, evaporación, amor, creatividad. Es en los momentos más oscuros cuando las hendijas permiten que la luz interior surja. Pero los reflectores no te dejan ver la luz interior.

¿A qué le temes? Le temes a ser mediocre.

Sí, hay lugares en el mundo donde los sueños están casi muertos. Entonces por favor, hijo mío, recuerda antes de irte a dormir, soñar un sueño tan grande como un sueño podría soñar ser. Y entonces sueña un sueño diez veces más grande. Como ese sueño que ves. Y una vez que tengas ese sueño en mente, sueña, por favor, un millón más. Y no un millón de sueños callados, sino un millón de sueños que rugen. Un millón de sueños tan ruidosos que gritan. Tan ruidosos que cantan y aúllan. Tan súper enormes que dicen: “¡Oye, mundo! ¿Adivina con qué sueño? Sueño con todo lo que nadie pensó en preguntarse”. Sueños tan grandes que tienen sueños. Y ellos tienen sueños debajo de sí también. Y si dicen que todos tus sueños son muy grandes para hacerse realidad, diles que yo te dije: “Es lo que los sueños se supone que hagan”. Se supone que te hagan parecer como si no distinguieras entre arriba y abajo... Porque los sueños son sueños. Y por eso vale la pena tenerlos cerca.

Sabes, al oír la música, me gustan los primeros dos temas. Creo que después fue cuesta abajo, pero, ya sabes... eso pasa con todo el mundo.

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-¿Cómo quieres que empecemos?
-¿Qué empecemos qué?
-La grabación.
-No, yo no... es decir... no estás listo a grabar conmigo. ¿Sabes? Aún no llegas a ese punto.

¿Todo esto es un engaño? ¿Sacará un disco? Más que nada, ¿nos importa?

Cuesta no ofenderse cuando te sientas aquí, con tu sonrisita y dices: “Creemos que esto es un engaño”. Porque hablas de mi vida como si fuera una maldita broma para ti.

Hay una pared allí. Una maldita pared. Lo arruiné. Acabo de hacer un anuncio.
Dije que nunca volvería a actuar y ahora no puedo hacerlo. ¿Sabes qué? Me siento pésimo. La maldita música apesta. Y ni siquiera lo sabía. Soy tan estúpido.

¿Yo soy el maldito chiste? Tú eres el chiste.

Amigos, parece que Joaquin Phoenix está acabado. Y si no fuera tan imbécil, éste sería un día triste.

No, estoy nervioso. Quiero decir, estoy espantado. Nadie lo entiende. No quieren mirar la música ni quieren mirar el ritmo.

Nunca me vendí, nunca, mi buen alma, nunca / Vivo para siempre, yo soy al que Dios eligió, perra.

Aún sigo aquí, no me asusto / No temo, ni siquiera temo al maldito miedo. / Nunca me rompo, nunca, ni me rindo, nunca. / Vivo para siempre, yo soy al que Dios... / Sigo siendo real, no me arrodillaré.

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La historia me pervirtió, las palabras no pueden lastimarme / diciendo que soy el epítome de una maldita parodia del rap. / Una caridad se forma para esta deformidad./ Este hombre no puede conformarse por nadie / Llegué aquí a pesar de los esfuerzos de algunos. / ¿Qué puedo decirle a un idiota más que “Muérete”? / Debo confesar, como mucho soy ridículo. / Un desastre pretencioso, que ni siquiera puede vestirse. / En respuesta, no me enojo, me deshago de ti. / Me despido como si fuera la moda del año pasado. / Establezco tendencias, no apostaré por ti. / Lo dejo pasar mientras sepas que soy tiempo de tormentas. / Y ya sea que seas mejor o no. / No haría diferencia desde la cima donde estoy. / Durante todos estos años, no me asusto. / Ni siquiera temo al maldito miedo. / Nunca me rompo, nunca, ni me rindo, nunca. / Te desafiaré, puedes apostarlo, amigo. / Sigo siendo real, no me arrodillaré / salvo que sea Dios. Mi equipo sabe lo que siento. / Nunca me vendí, nunca, mi buen alma, nunca. / Vivo para siempre, soy al que Dios eligió, perra.

¿Quieres subir aquí a intentarlo, perra? Muéstramelo, sí.

martes, mayo 10, 2011

la máquina de picar carne 

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I’M STILL HERE
data: http://www.imdb.com/title/tt1356864

Pocas veces, alguien se ha animado a retratar, con tanta crueldad, la máquina de picar carne conformada por medios y público que arrincona a los artistas a los límites confortables de la previsibilidad. Pocas veces, un testimonio tan brutal como “I’m still here” explora la morbosa fascinación del público en destruir a sus artistas, en mofarse de ellos cuando intentan salir de lo establecido y experimentar en otros campos. Pocas veces lo hemos visto, porque los amigos y cuñados Cassey Affleck y Joaquin Phoenix se animaron a dar vuelta la cámara, simular durante un año un personaje y mostrar a los “vivos”, en su costado más infame, tal como son, sin filtros.

“I’m still here” es un falso documental, un experimento en el que Joaquin Phoenix se expuso, durante un año, al escarnio de la opinión pública. En una función de caridad, anunció a la prensa que se retiraba de la actuación y se dedicaba al hip-hop. A lo largo de los meses, se dejó crecer la barba, se volvió incoherente en los reportajes, se subió a los escenarios de las discotecas para hacer el ridículo, se peleó con el público y les hizo creer a todos que se le había salido la chaveta. Lo invitaron al programa de David Letterman y el locutor se le rió en la cara; los medios especializados en espectáculos se rieron de él y presagiaron el fin de su carrera; cualquier ratón del montón se agolpó bajo el escenario para gritarle en la cara que era un fracasado.

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Todo podría quedar en una gran broma si Joaquin Phoenix hubiera develado el secreto con una sonrisa de cámara oculta. Pero “I’m still here” es mucho más que eso. Pone el dedo en la llaga, señala los grandes condicionamientos que tiene un artista cuando habita la cima del éxito, para transitar otros campos. La opinión pública, celosamente conservadora, está ahí no para alentar el ánimo de innovación aunque la experiencia culmine en fracaso, sino para descargar toda la furia del paso dado fuera del plato. La saña es feroz. La pregunta es si esta conducta no explica la proliferación de artistas en piloto automáticos, clichés seguros que repetirán los tics que serán celebrados automáticamente por el espectador promedio.

Hay una escena notable, cerca del final, cuando Joaquin Phoenix se sube al escenario a enfrentar a la jauría. Su canción les dice, claramente, lo que está pasando: “Durante todos estos años, no me asusto. / Ni siquiera temo al maldito miedo. / Nunca me rompo, nunca, ni me rindo, nunca. / Te desafiaré, puedes apostarlo, amigo. / Sigo siendo real, no me arrodillaré / salvo que sea Dios. Mi equipo sabe lo que siento. / Nunca me vendí, nunca, mi buen alma, nunca. / Vivo para siempre, soy al que Dios eligió, perra”.

El público lo sigue insultando, registrando en sus celulares como hace el ridículo un fracasado en caída libre delante de una multitud. Si pudieran escuchar lo que Phoenix dice, si prestara atención a lo que está pronunciando, notarían que la película no pasa por él, sino por ellos. La cámara los está mirando. La cámara los juzga en silencio (como el personaje de Tom Cruise en “Magnolia”). Pero son incapaces de escucharlo. Ya han hecho su juicio de él y no están decididos a ser persuadidos por la palabra. Simplemente, lo silbarán, se mofarán del pobre tipo. Aunque tenga algo que decir.

Lo que plantea “I’m still here” es si esa palabra, flor tirada al fango del chiquero, no sigue teniendo importancia por si misma, aunque no sea valorada por la masa.

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El dueto Cassey Affleck y Joaquin Phoenix se animan, en “I’m still here”, a cruzar la línea que separa ficción de realidad, en un sentido y otro, poniéndonos en duda sobre la veracidad de lo que estamos viendo. ¿Son reales las peleas de Phoenix con su entorno? ¿Es representado el desdén del productor de discos al escuchar su música? “I’m still here” torpedea, directamente, nuestro implícito sistema de creencias como espectador. Tal vez porque lo que vemos es lo suficientemente conmovedor para que no importe el grado de verosimilitud de la imagen. Sabemos que eso es lo que pasa en el mundo real; no interesa saberi si eso es un registro o una representación de esa realidad.

Posiblemente, “I’m still here” pase subvalorada por la crítica cinematográfica y el público. No es raro. Nos está poniendo en pantalla y señalando nuestras miserias. Y eso es insoportable para cualquiera.

Nada mejor que la indiferencia para esos casos.

jueves, mayo 05, 2011

esta historia ya la vimos 

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BOARDWALK EMPIRE
data: http://www.imdb.com/title/tt0979432

Cuando se glosan las virtudes de “Boardwalk Empire”, la miniserie de HBO producida por Martin Scorsese, se repite el costo de cada capítulo, la fidelidad en la reproducción de época, el oropel que reviste la historia. Efectivamente, ése es el punto fuerte de la serie. Lamentablemente, “Boardwalk Empire” es otra historia más de mafiosos como las que contó Scorsese con “Buenos Muchachos” o “Casino”, correctas pero sin llegar al nivel de “El Padrino” o “Los Sopranos”.

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“Boardwalk Empire” nos da la sensación del envase que es mucho más atractivo que lo que hay adentro. El protagonista es Nucky Thompson, jefe político y mafioso de Atlantic City que convirtió a la ciudad en el emporio del alcohol durante la Prohibición. Lo que “Boardwalk Empire” nos muestra es la habilidad de ese hombre para mantener una pantalla de político honesto y respetuoso de la ley, mientras negociaba con los traficantes de alcohol. Es la clásica historia del Crimen Organizado, de la Mafia como institución norteamericana.

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Con esmero, nos describe el mecanismo de intercambios de favores en la política norteamericana, el toma y daca entre delincuentes y representantes. Llama la atención como la necesidad mafiosa confluye con el progreso de la región. Para que lleguen los camiones con el alcohol y los coches de los bebedores, se necesita una carretera; Nucky bocha a un político protegido cuando comprueba que lo está bicicleteando y no tiene ninguna intención de construir una ruta a Atlantic City. Para pensar cómo operan los mecanismos de corrupción en algunos países, a diferencia de otros, donde la corrupción no es funcional al crecimiento sino todo lo contrario.

El problema con “Boardwalk Empire” es que, repuestos de la sorpresa del cotillón (léase vestuarios, decorados, fotografía, edición), atrás no hay ninguna novedad, ninguna idea desafiante que no se haya tratado anteriormente. No estamos ante la ruptura de “Los Sopranos” que innova en mostrarnos la debilidad psicológica de un mafioso local, enfrentándolo a su cuestionamiento de lo que hubiera podido ser si su familia no le hubiese impuesto su destino de mafioso.

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Algún amago de complejidad psicológica se observa al transcurrir los capítulos de la primera temporada, pero la historia va a la deriva, sostenida por el carisma de Steve Buscemi.

No obstante, el “negocio” “Boardwalk Empire” cierra de todos modos, porque lo seguiremos viendo, pese a sus debilidades y será un éxito pese a ser mucho menos innovador que otras producciones de HBO. El nombre de Scorsese todo lo puede.

Así que el consejo es: verla, sí; pero sin muchas expectativas.

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lunes, mayo 02, 2011

con el sello de hitchcock 

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EL GATO DESAPARECE
data: http://www.imdb.com/title/tt1841584/

Especializado en historias mínimas, Carlos Sorín hace, con “El gato desaparece”, un ejercicio hitchcockniano. Es una historia menor, pero luce cómo Sorín combina los escasos elementos con los que cuenta para generar tensión. A caballo de la gran interpretación de Luis Luque y el look Isabelle Huppert de Beatriz Spelzini, toda la dinámica dramática de la película se reduce a una sola pregunta: ¿este tipo sigue loco o no?

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La historia empieza con la externación de Luis Romero, un filósofo que, en un ataque paranoico, agredió a su ayudante acusándolo de robarle una tesis. El tipo estuvo un tiempo guardado y ahora, meticulosamente medicado, lo devuelven a su hogar donde lo espera su esposa Beatriz. Para la justicia, la medicina, la psicología, el tipo está recuperado de su brote y ya está en condiciones de reinsertarse a la vida cotidiana.

La primera escena en la que vemos la cara de Luis Luque nos damos cuenta que a ese tipo no les dejamos un hacha cerca ni por casualidad.

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Y, como si fuera poco, al día siguiente que vuelve a casa, el gato de la casa (que lo arañó al llegar) desaparece. Esa “prueba” está ahí, latiendo, para que Beatriz confirme su desconfianza, lo que siente pero quiere desestimar inmersa en la sensación de culpa de haber sido, de los dos, la que quedó sana.

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Los esfuerzos “racionales” por negar lo evidente, es el mayor acierto de un guión perfecto de Carlos Sorín, no novedoso, pero sí sólido. Los monólogos didácticos del psicólogo, el discurso de “no pasa nada” de la hija de Beatriz, el acercamiento del asistente agredido, se vuelven cómicos porque sus protagonistas quieren volver a la normalidad, una normalidad que se ha perdido, irremediablemente, cuando Luis cruzó la línea.

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La evocación a Hitchcock no se termina en la evocación del título. Sorín juega, como el genial Hitchcock, con el suspenso generado en la forma que se proporciona la información. El 90% de las escenas del filme pueden sugerir una cosa o la opuesta. Estar ordenando una biblioteca a las tres de la mañana puede ser un síntoma de locura o de inquietud; una mirada sonriente, un tipo planchado por los remedios o un paranoide. Cada escena tiene, una mirada o la otra, hasta el final, en la que los significados se reducen a uno.

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En esa sutileza, esa ironía subrayada en cada diálogo banal, “El gato desaparece” es una buena película, sin ser excepcional, claro está, pero correcta y divertida. Una más a favor en la filmografía de Sorín.

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