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críticas chatarras

martes, abril 26, 2011

la ausencia de la epifanía 

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HOW DO YOU KNOW?
data: http://www.imdb.com/title/tt1341188/

Del esquema habitual de las comedias románticas, “How do you know?” (con Reese Whiterspoon, Paul Rudd, Owen Wilson y Jack Nicholson) aporta una novedad: la ausencia de la epifanía amorosa. Es un rasgo que vale destacar porque el guión lo mantiene fiel hasta el final, al punto que la última escena no es el lugar común del beso de los protagonistas en primer plano, si no un más calmo tomados de la mano, sentados uno junto al otro, preguntándose (como el título) si eso es lo que dicen amor.

En general, en la comedia romántica (alias “chico busca chica”), tenemos dos protagonistas preferentemente enfrentados, que no congenian de ningún modo, opuestos desde el primer instante. Tradicional punto de partida que provoca la sonrisa de los espectadores que anticipan como los dos chorlitos van, por un caminito, hacia el romance. Es un recurso frecuentemente utilizado por el género y, pese a esa repetición, funciona. No busquen originalidad en la comedia romántica: busquen química de los actores y buenos diálogos. Aunque el esquema sea repetido, funciona.

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“How do you know?” cumple el primer paso: una primera cita cancelada por teléfono y una cita siguiente donde nada puede ir peor. Tal es el tenor de la catástrofe que Lisa, la protagonista, propone cenar sin hablar. Y ése es el momento mágico para George, el otro protagonista. Es su epifanía: se enamora de ella, por ser una mujer con la que se puede estar al lado sin decir una palabra.

Pero (y ahí está la novedad del filme de James L. Brooks), Lisa no participa de esta epifanía. Flamante ex jugadora de softball, Lisa usa el plan de acción que utilizó en su vida deportiva, una guía de buenos propósitos para cimentar una relación romántica. Y pone todo su empeño en su relación con Matty (el excepcional Owen Wilson), también deportista profesional y absolutamente inmaduro en cuestiones de convivencia. Pero Matty hace su mejor esfuerzo para que esta relación funcione. Con tropiezos, pero lo intenta.

Bueno, no alcanza con el esfuerzo. Ésa es la moraleja.

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Paradójicamente, Lisa elige a George cuando mejor está la relación con Matty. La suya es una decisión contraria a la lógica. Matty había hecho los deberes y la cosa funcionaba relativamente bien. Podía coronarse con el casamiento. Pero algo faltaba. (Tal vez fuera eso que se dice amor).

Ese final de George y Lisa tomaditos de la mano, sentados en una banca a la calle, en plena incertidumbre, es un buen desenlace para una historia que no sigue los derroteros normales de una comedia romántica.

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Y tal vez, moraleja de la vida real, sirva para desconfiar de las revelaciones instantáneas. El amor es lo suficientemente complejo como para descartar, sin más, la duda sobre su veracidad.

miércoles, abril 20, 2011

paralelos 

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UN CUENTO CHINO
data: http://www.imdb.com/title/tt1705786/

Como película, “Un cuento chino” es una historia fallida. Parte de un muy buen planteo, pero no sabe resolverlo. Se pierde en la mitad de la trama, con el agravante del desparejo nivel de actuación. Ricardo Darín se come al resto del elenco que apenas roza el decoro. Sin precipitarse en el abismo del bodrio, “Un cuento chino” es una película más.

Pero nos interesa comparar la estructura de esta película, con otro filme del año 1998 que supimos comentar cuando “Libreta Chatarra” era “Super Chatarra Special”. Ambos cuentan la historia de dos personajes separados por el idioma, unidos por la convivencia, una convivencia que los cambia. Y en ambos casos, la resolución falla por perder el hilo de la historia y meterse en senderos ajenos.

“Un cuento chino” es la historia de un tipo amargo y resentido, Roberto (Ricardo Darín) con una vida rutinaria, estructurada, gris, que aparta a todos de su lado; un día ve como un inmigrante chino es robado y arrojado desde un taxi, dejándolo indefenso en la calle y en una ciudad extraña. Roberto muestra su lado noble: se hace cargo del chino (a su pesar) e intenta pasarle el problema a otra instancia (policía, embajada, comunidad china). Todo fracasa y él tiene que alojarlo en su casa, alterando su estricta rutina diaria.

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El otro filme es “La novia polaca”, una película holandesa dirigida por un argelino, con tonos no de comedia sino de drama. Es la historia de Henk, un solitario granjero rural que encuentra, escondida en un árbol de su granja, a una mujer desnuda. Ella es Anna, emigrante ilegal polaca que acaba de escapar de una banda de proxenetas que la esclavizaban. Henk la carga, la lleva a casa, la baña, la provee de ropa y la hace dormir. Sin poder intercambiar palabras, Anna hace las tareas domésticas a cambio del techo y la comida. De a poco, la presencia femenina le cambia la vida al granjero solterón, empezando una historia de amor.

Nótese que en ambas historias, los protagonistas no pueden utilizar el lenguaje. “La novia polaca” es más eficaz en la comunicación de los personajes desde el silencio; en “Un cuento chino”, Roberto habla más para “explicar” al espectador lo que le pasa por la cabeza que porque logre entenderse con Jun, su invitado chino. Los pequeños detalles son el fuerte de la evolución de la relación entre Henk y Anna: una florerito en la mesa, un mantel, un vestido, cimenta la interacción dramática de los personajes; en “Un cuento chino”, sacar la basura de un patio en desuso, es el único esbozo de actividad. (Llama la atención que este acto no tenga consecuencias dramáticas más serias: sacar la basura es una proyección de sacar el pasado que agobia a Roberto).

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“La novia polaca” y “Un cuento chino” son bastante exitosos en plantear el conflicto y hacerlo avanzar. Pero, llegados al momento del desenlace, se desbarrancan siguiendo una historia distinta a la que venían contando. En “La novia polaca”, el regreso de la banda de proxenetas lleva la historia de Henk y Anna al policial. En realidad, el romance entre ellos era la historia. El pasado de Anna debió quedar allí: en el pasado.

“Un cuento chino” es menos clara en mostrar la influencia de Jun en la vida de Roberto. Sabemos que algo le ha pasado a Roberto, un trauma de su pasado que lo ancló a un enojo perpetuo, a una casa en ruinas, a una rutina carcelaria. La explicación de esa conducta es pobre; pobre es, también, su explicación, en un diálogo demasiado largo y didáctico, que ni Ricardo Darín puede levantar.

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Ambas películas fallan en encontrar un elemento que sacuda la historia y la lleve a su desenlace. En “La novia polaca”, el elemento externo es la banda de proxenetas. No es lo más eficaz, dramáticamente, pero es lógica. “Un cuento chino” tiene idas y vueltas sin definir ése elemento que altere el paisaje.

Nos permitimos jugar un poco sobre las posibilidades del guión de “Un cuento chino”. El personaje de Mari, la mujer que ronda a Roberto, no es funcional. Todas sus participaciones son muy forzadas y, no por casualidad, la resolución del romance con Roberto es, también, forzada. Necesitábamos un tercer personaje que mediara entre Roberto y Jun, que terminara atrapando el corazón del ogro. Hay un personaje que aparece tarde en el filme: el pibe chino del delivery que hace de traductor. Entre nosotros: usted tiene en casa a un chino que no le entiende una palabra; ya intentó, en vano, con la policía y la embajada; ¿lo primero que se le ocurriría no sería ir al autoservicio chino de la otra cuadra y buscar un traductor? ¿Por qué tarda tanto en aparecer esa idea en el filme?

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Vayamos un paso más: si Roberto fuera con su chino al autoservicio y encontrara no un traductor, si no una traductora, ¿no estaríamos encontrando al personaje femenino que necesitamos? A medida que crece la amistad entre Roberto y Jun, debería crecer la relación romántica entre la chino-argentina traductora y Roberto. Y esa relación se introduciría, fluidamente, en la trama. Jun sería el Caballo de Troya que obliga a Roberto a abrirse a otros.

Creemos que el guión de Sebastián Boresztein falla por quedarse enganchado en la noticia del hombre que le cae una vaca del cielo, caso real que motivó a imaginar la historia de Jun viniendo a Buenos Aires. Pero ese hecho insólito no era el filme. Que Roberto se entere que Jun, era el chino de la noticia, no tiene importancia. Lo que importa es porqué el destino los ha cruzado para cambiar sus respectivas vidas.

Y eso es, precisamente, lo que “Un cuento chino” se olvida de contar.

miércoles, abril 13, 2011

el día que empezamos a cuestionar el sueño americano 

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MAD MEN
data: http://www.imdb.com/title/tt0804503

“Mad Men” tomó la posta de “Los Soprano” por la supremacía en el mundo de las series. Y su ascenso es, por demás, justo. “Mad Men” es una serie intangible. El corazón de la historia, la clave de la trama, la tensión de los capítulos, opera en un segundo plano, más allá de las vivencias personales de los personajes. “Mad Men” describe un momento especial de la historia norteamericana: aquel período de la posguerra en el que la sociedad estadounidense empieza a preguntarse cuán ideal es el modelo del sueño americano.

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Las primeras temporadas se dan en la lucha electoral entre Nixon y Kennedy; las últimas, ya hablan del magnicidio en Dallas. En esos años, el mundo muta y con él muta la gente. La excusa para hablar de esa sociedad es la historia de Don Draper, genio de la publicidad, un hombre que se ha inventado a sí mismo, literalmente. Draper ha subido todos los escalones que exigía el paradigma del éxito: socio en una empresa importante, hermosa esposa ama de casa, dos hijos, varias amantes, coche lujoso, buenos trajes, camisas almidonadas, pelo corto y sin barba. Es la prueba viviente de lo que muestran sus anuncios: el hombre perfecto.

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Pero hay en Don Draper, una insatisfacción constante. Ha seguido el manual, ha cumplido los pasos para ser feliz; pero en la cima, su vida es vacía. “Mad Men” es el retrato de ese vacío existencial, de ese exacto momento en que una sociedad empieza a preguntarse si eso es, exactamente, la felicidad.

Los guiones de “Mad Men” tienen la sutileza de plantear esa pregunta, no con un personaje preguntándose en voz alta si es feliz o no, sino por la sobreacumulación de pequeños detalles, matices en las conductas que se revelan como fugas liberadas bajo extrema presión. Cigarrillo, alcohol, fobias, depresiones. El variado abanico de la alienación de la vida moderna, lugares comunes en nuestro léxico cotidiano, conceptos que recién empezaban a formarse en esos años.

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Ése es un elemento sumamente eficaz en la trama de “Mad Men”: el contraste histórico del contexto. Los personajes fuman como murciélagos, chupan desde la primera hora del día en su trabajo o en el hogar, las mujeres son bombardeadas en el trabajo con alusiones sexuales de machos en celo quienes no tienen empacho en ningunearlas laboralmente, los niños son objetos decorativos y sin opinión, a los que se los puede sopapear sin problemas. Como espectadores de los albores del siglo XXI, nos llama la atención tal comportamiento. Para los contemporáneos, eran conductas apropiadas de gente bien. Con tal drástico método, “Mad Men” nos hace pensar en cuáles de nuestras “correctas” maneras serán subvertidas por el mero paso del tiempo, caídas como las sucesivas fichas alineadas de un dominó.

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Algunos han descripto “Mad Men” como la guerra de los sexos. Es sólo una parte del cosmos de “Mad Men”. La lucha de las mujeres por ganarse un lugar en la sociedad y ser consideradas en pie de igualdad, en el trabajo, en la sociedad, claramente es una pieza central de la historia. Pero el Universo “Mad Men” excede esa lucha, por otra central: el logro de la felicidad. O, mejor aún, qué es aquello que consideramos, socialmente, como la felicidad.

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Da para pensar si, en estos tiempos, hemos dejado de creer definitivamente en esa utopía llamada felicidad; tal vez, seamos conscientes de que su constitución no es uniforme, sino específica a cada individuo. Y, por lo tanto, imposible de definir conceptualmente.

“Mad Men” da la idea de tener un casting perfecto. No imaginamos a un Don Draper distinto al imperturbable Jon Hamm. Pero en cuanto rascamos la superficie, notamos que no son tantos sus recursos actorales: el notable guión lo dota de más elementos de los que efectivamente posee.

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Los roles femeninos son, por lejos, los más atractivos de la serie, más finamente trabajados, con más facetas, sutiles matices que logran potenciar sus intérpretes. Nos referimos, en especial, al personaje de Peggy Olson (Elisabeth Moss), el rol espejo de Don Draper; Joan Harris (Christina Hendricks), la pelirroja de caderas octava maravilla del mundo y Betty Draper (January Jones), la esposa Grace Kelly del protagonista. Fotografía, dirección de arte, vestuario, son otros pilares indispensables de una serie en la que lo estético es parte de la trama.

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Nos quedamos con un par de escenas memorables: el consejo de Don a Peggy, en la cama de un hospital, recomendándole dejar atrás su pasado; los diálogos entre Betty y el nenito que está enamorado de ella; el capítulo de la muerte de la “esposa” de Don Draper en la que Peggy asiste a su derrumbe emocional; la campaña de Kodak presentada por Draper; la prueba de lápices labiales que hace sobresalir a Peggy del resto de las secretarias.

En suma, “Mad Men” es una de esas series que confirman que la televisión también puede darse un lugar para jugar con las grandes ideas como suele hacerlo el cine y el teatro.

jueves, abril 07, 2011

frases de “Sucker Punch. Mundo Surreal” 

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Cada uno de nosotros tiene un ángel. Un guardián que nos observa. No podemos saber qué forma puede tomar. Un día, un viejo... al siguiente, una niña... Pero no dejes que te engañen las apariencias: puede ser tan feroz como un dragón. Sin embargo, no está aquí para pelear nuestras batallas. Sólo para susurrar en nuestros corazones. Recordándonos que somos nosotros, cada uno de nosotros quien tienen el poder sobre el mundo que creamos.

Puedes creer que los ángeles no existen. Convencerte a ti mismo que no son reales... Sin embargo, ellos aparecen en los lugares más extraños y en los momentos mas insólitos. Pueden hablar a través de cualquiera, incluso, si es necesario, a través de demonios. Desafíandonos, retándonos a pelear...

Deja que el dolor desaparezca. Deja que el sufrimiento desaparezca. Deja que la culpa desaparezca. Ahora imagina como sería. El mundo que conoces puede ser un lugar tan real como cualquier sufrimiento.

Si no bailas, no tiene sentido. No podrás estar aquí. No sirves para nada. ¡Tu lucha por la supervivencia comienza en este instante! Si no quieres ser juzgada, no les des razones para ello. ¿No crees que eres suficientemente fuerte? Bueno... sí lo eres. Tienes miedo. No lo muestres. Tienes todas las armas necesarias. Así que ahora... ¡Lucha!

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-Te lo preguntaré de otra manera. ¿Qué estás buscando?
-Una salida. Creo...
-¿En serio?
-Si existe. Tengo que salir de aquí.
-¡Libertad! Lo que todos buscan, ¿verdad?

-Cuando decidas comenzar el viaje, el viaje a la libertad, necesitaras de cinco cosas. El primero es un mapa. Despues el fuego, un cuchillo y una llave.
-Usted dijo que eran cinco cosas.
-El quinto es un misterio. Representa el motivo de tu viaje. Tendrás que hacer un sacrificio, para obtener la victoria perfecta. Sólo tú lo puedes encontrar. Si lo encuentras, él te hará libre. Y otra cosa... ¡tendrás que defenderte!

Recuerden, damas, si no creen en nada, nada saldrá mal.

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Y otra cosa. Huir no es una opción...

Disfruten el sabor de la batalla.

Si no te ponés de pie por algo, caerás por cualquier cosa.

Cuando llegués a casa, seré libre. Dile a mamá que la amo.

¿Crees que me hace feliz? Ésto es un negocio. ¿Pero sabés lo que siento? Voy a ser honesto contigo. Me siento como un niño solitario sentado en una esquina, jugando mientras que los otros niños usan mis juguetes.

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Lleva una vida normal. Vive. ¡Sólo vive con libertad! Ahora tendrás que vivir por todos nosotros.

Ésta no es mi historia. Es la tuya.

Nunca he visto a nadie que me mirara tan profundamente como lo hizo ella.

¿Ya no estás aquí? ¿Estás en el paraíso? Tu estás aquí todavía. Tú y yo y esta mierda.

No firmen un cheque con su boca que no puedan pagar con su culo.

Finalmente, ésta es la pregunta, el misterio, de quién será la historia, quién se esconde detras de la cortina, quién elige nuestros pasos en el baile, quién nos hace perder nuestra mente, quién es el que ha soportado innumerables castigos y aún asi ha salido victorioso.

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Tenemos un largo camino por adelante.

Para los que luchan por ella, la vida tiene un sabor que los temerosos nunca conocerán.

¿Quién honra a los que amamos por la verdadera vida que vivimos? ¿Quién envia monstruos para matarnos y al mismo tiempo nos canta que nunca moriremos? ¿Quién nos enseña lo que es real y cómo reírse de las mentiras? ¿Quien decide por qué vivimos y cómo moriremos por defenderla? ¿Quien nos encadena y tiene la llave para liberarnos? Eres tú. Tienes todas las armas que necesitas. ¡Ahora lucha!

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miércoles, abril 06, 2011

todas las luchas, la lucha 

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SUCKER PUNCH. MUNDO SURREAL
data: http://www.imdb.com/title/tt0978764/
“Por las venas de Zack Snyder no corre sangre sino viñetas de cómics”.
HUGO ZAPATA
http://www.cinesargentinos.com.ar
Me voy a permitir no caer en la zoncera de tratar de definir “Sucker Punch” con palabras. La sintaxis visual de Zack Snyder (“300”, “Watchmen”), heredera del cómic, no se merece una definición despojada de imágenes. En su lugar, les pido un favor: cliqueen en el próximo video y tomense seis minutos y medio para ver el comienzo de “Sucker Punch. Mundo Surreal”. No importa si no entienden inglés: las imágenes lo dirán todo.



Ésta es una muy buen muestra de lo que es “Sucker Punch”: un caramelo para los ojos.

La trama de “Sucker Punch” es un esquema de cajas chinas, tres historias, una insertada dentro de la otra. La primera es la historia de la adolescente que queda a manos de un padrastro abusador y que asesina, accidentalmente a su hermana; la segunda es la historia de Baby Doll, esclava en un burdel; la tercera, es la serie de luchas que se inician en un templo budista, con los consejos de un maestro que señala el camino hacia la liberación.

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Baby Doll es la protagonista de estas tres historias. Un mundo inserto en otro inserto en otro. Las claves que recibe en uno, son útiles para intentar la fuga del segundo, vitales para triunfar en el primero. El primer mundo ronda los años '50; el segundo podría ser hoy; el tercero es impreciso e improbable, porque saltan de la Segunda Guerra Mundial a una lucha con dragones.

Alegoría budista de la irrealidad del Universo, expresión gráfica del axioma de que el mundo es lo que queremos que sea. Es en nuestra mente dónde está la liberación de esa prisión que conocemos como realidad. El segundo en que el punzón atraviesa la masa cerebral en una lobotomía del picahielo, es suficiente para desbaratar los turbios manejos de un malvado. Sólo hay un precepto: tiene tus armas, ¡lucha! Alguien mueve los hilos, pero únicamente nosotros estamos habilitados a saltar de un mundo a otro y de resolver el enigma final, en un nirvana revelador.

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Aún con sus baches argumentales, cierta repetición en sus luchas de animé, “Sucker Punch” es una de las películas más atractivas de este año. Despliegue bélico de heroínas de faldas cortas y trajes entallados, muñecas bravas capaces de quebrarte la nariz por un piropo.

El inicio de “Sucker Punch” es brillante, con una versión antológica de “Sweet Dreams (Are made of this)” cantada por Emily Browning, la actriz a cargo de Baby Doll, tema destacado en una banda de sonido de colección con temas de Queen, Iggy Pop, Björk, Lennon y McCartney y Mozart. El final, sin fuegos artificiales, no le va en zaga. Nos regala la sorpresa de descubrir quién es la protagonista de la historia, recordatorio de que en la vida, no hay personajes secundarios y todos tenemos un rol en ese laberinto que llamamos Universo.

Sendas babazas para las cinco chicas protagonistas (Emily Browning, Abbie Cornish, Jena Malone, Vanessa Hudgens y Jamie Chung); mañana, las mejores frases.

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