lunes, julio 31, 2006
un engranaje más de la máquina
LA COMEDIA DEL PODER
"En realidad, debo admitir que su marido se tiró de un sexto piso y murió, y que yo lo lancé de un segundo y que no lo maté en la película. ¿Quién exageraba más la realidad o yo con la película?"
CLAUDE CHABROL
(la nación, 19.07.06)
"La comedia del poder" empieza con un "todo parecido con la realidad es fortuito". Es la primera ironía de Claude Chabrol, porque "La comedia del poder" es la descripción, casi literal, del escándalo financiero de la petrolera Elf, uno de los más importantes en la Europa de posguerra. Y su protagonista Jeanne Charmant-Killman, es el retrato fiel de Eva Joly, la jueza de instrucción que comandó la investigación que dejó al descubierto la red de corrupción entre empresarios y políticos. Feroz en su mirada sarcástica, "La comedia del poder" tiene ese estilo sutil característico del director francés con el que se siente como pez en el agua, más teniendo como actriz principal a esa auténtica bestia de la pantalla grande, la descomunal Isabelle Huppert.
No hay héroes en "La comedia del poder" porque Claude Chabrol retrató a su protagonista, la jueza Charmant-Killman (¿juego de palabras, entre "charme" y "kill-man"?) como un engranaje más de la gran maquinaria de corrupción. En algún momento del filme, podemos creer que la jueza tiene una actitud principista y que está decidida a barrer con toda la basura. Pero a medida que pasa el filme y vemos su cambio de peinado, sus trajes más caros, sus gestos calculados, sus miradas de puesta en escena, nos damos cuenta que ella también forma del mismo circo y que la maquinaria de la corrupción política necesita de estos actores, para aparentar que algo está cambiando, cuando nada cambia.
Bienintencionados, podemos creer que ella es lo suficientemente cándida e ingenua, que sólo al final se da cuenta que no se puede luchar contra los verdaderos dueños del poder. Pero el acento sarcástico de Chabrol, desde las primeras escenas, nos sugiere que esa no es su intención: Charmant-Killman es tan trepadora como sus oponentes. Cada uno necesita del otro para ascender.
Hay un delicioso trabajo de Isabelle Huppert, hechos de pequeños detalles. Recomendamos prestar mucha atención a los cambios de vestuario, a la evolución del peinado, a los mobiliarios (en especial, los cambios en su oficina), el uso que le da a sus anteojos en las interrogaciones, las miradas de costado, fugaces, revoleando los ojos como una artista de teatro barato. (Apunte: noten la expresión, burda, cuando recibe la noticia de la hospitalización de su esposo). Compañeros de toda la evolución del personaje, son esos guantecitos rojos de mal gusto que la acompañan en toda la película. (Hacemos mención de la babita correspondiente para Isabelle Huppert, una de las rubias debilidades de la casa; en trajecito negro y pelo lacio, está apeteciblemente seductora; anotémosla para el ranking de fin de año).
Hay un segundo nivel en la composición del personaje de la jueza Charmant-Killman: el trabajo como sublimación erótica. La relación con su esposo es absolutamente fría, demasiado formal y calculada. No hay pasión en sus diálogos. Se adivina un tenso hastío, hasta un desprecio subterráneo y mutuo. Al contrario, las escenas con el sobrino de su marido (Thomas Chabrol, el hijo del director) son un elaborado juego de seducción, de flirteo amistoso, en dónde cada línea dice algo diferente a lo que enuncian las palabras. Esa voluptuosidad del personaje (ausente en su matrimonio) se repite en los interrogatorios a sus sospechosos. En términos técnicos: sólo en el juzgado, la jueza logra calentarse.
Lamentablemente, casi un lugar común cuando comentamos alguna película de Claude Chabrol, no son sus obras de recomendación amplia. No porque sea un director hermético, sino sutil. Lo que cuenta en primer plano no tiene tanto valor, como lo que se sugiere en un segundo nivel. Y el espectador que se divierta interpretando esos guiños a medio camino, disfrutará mucho el filme. Para los otros, la película no termina nunca y no pasa nada. No es la película: son las diferencias en la percepción. Interpretar o no, los códigos que dispone el cineasta, que lo caracterizan como artista. Tan sencillo como eso; tan difícil como eso, también.
Escenas: los diálogos de Charmant-Killman con su jefe; el interrogatorio al dirigente responsable de distribuir los sobornos; el diálogo con el sobrino, en su departamento, tras el divorcio; la escena final; la escena del senador, con sus cómplices, alabando que han resistido la tormenta y eso habla bien de la fortaleza del sistema.
Frases: "Que se vayan todos a la mierda"; "Todo parecido con la realidad es fortuito"; "Debemos ser positivos: lo importante es que hemos superado esta tormenta y el sistema ha resistido"; "No. No es talento lo que te falta. Es otra cosa. Algún día te lo diré".
CONSEJO: para amantes del cine francés; resto, abstenerse.
viernes, julio 28, 2006
alegoría
DOMICILIO PRIVADO
Director italiano para una alegoría del Medio Oriente. "Domicilio privado" tiene ese look de las películas iraníes, con una anécdota mínima pero poderosa. Una casa, en medio de la nada, y el conflicto de sus ocupantes. La casa es una metáfora de Palestina y sus moradores, el conflicto entre los palestinos y los israelíes.
Mohammad padre de familia palestino, tiene su hogar en medio de la zona de conflicto. Todos sus vecinos se han marchado, pero él ha decidido resistir. No quiere ceder: esa es su casa, no tiene que marcharse. También ha decidido que su resistencia será pacífica, que no pondrá un arma en su mano. Resistirá en paz.
Una noche, una patrulla israelí ocupa su casa y, ante su decisión, el jefe de la brigada invasora establece zonas para la familia de Mohammad, zonas mutuamente compartidas y otras zonas de la casa que están estrictamente prohibidas. Así empieza las largas jornadas de convivencia, entre Mohammad, su familia y sus enemigos.
"Domicilio privado" es una alegoría cristalina de la ocupación israelí a los territorios palestinos. Tiene un hallazgo: el de mostrar todas las posiciones posibles ante el invasor, en un mismo espacio físico, en una misma familia. Está el pacifista, pero también el terrorista del ojo por ojo; aquel que considera que la casa (el país) no vale tanto para jugarse la cabeza y quiere irse; la que quiere la casa pero prioriza salvar a su familia; la que adscribe a las posiciones de oposición violenta pero termina comprendiendo la fortaleza interna del pacifista convencido. Detrás está la evolución de aquel que ha visto la variedad humana que oculta la máscara uniforme del enemigo.
Hay un parlamento clave para justificar la posición pacifista y firme del protagonista: "No podemos irnos. Si nos vamos terminarán odiándonos. Terminarán odiando lo que somos. Es más: terminarán odiando a los israelíes". Brillante línea de diálogo que suena más actual en estos días de bombardeos, refugiados, muertes y llantos en Medio Oriente.
El final deja pendiente todas las líneas, pero sugiere que hay una bomba de tiempo a punto de estallar. Nuevamente, actual. Tristemente actual.
Escenas: la escena final, con los soldados entrando al invernadero; la escena del tiroteo en la noche, con la nena que ha quedado del otro lado de la puerta; la secuencia del placard; el sueño con el diálogo del jefe de hogar y el jefe del ejército. Frases: “No quiero convertirme en un refugiado. Ser un refugio es lo mismo que no ser nada. Ser o no ser. Esa es la cuestión”; “Claramente sus principios son más importantes que nuestros hijos”, “Si hubiera más hombres como él”; “¿Quiere dejar esta casa?”, “No”, “Bien. Desde hoy, esta casa pertenece al ejército israelí. Será dividida en tres áreas. Área A es el living. Desde ahora será su hogar. Después del atardecer usted y su familia irán allí, cerrarán la puerta y estarán dentro hasta la mañana. El área B es esta parte de la casa. Sólo puede venir aquí cuando nosotros lo digamos. El área C está arriba. No puede ir ahí por ninguna razón”
“Nuestros nuevos vecinos no nos quieren arriba”; “Samia, mi amada, si huímos hoy, huiremos siempre. No quiero que nuestros hijos piensen que tenemos miedo”; “Si ellos lo derriban otra vez, los asesinaré”, “Si ellos lo derriban otra vez, nosotros sólo lo construiremos de vuelta. ¡Y si lo demuelen de nuevo, lo volveremos a construir! Hasta que se cansen de tirarlo”; “¿Por qué no luchamos contra ellos?”, “Estamos luchando permaneciendo aquí. Estamos luchando sin armas”; “Cobardes son los que usan la fuerza como única arma. A ellos les gusta el olor de la sangre. Piensan que la violencia y la arrogancia es el único medio”, “Ojo por ojo y diente por diente”, “¿Diente por diente? No sabes como morder. Alá bendice a aquellos que conocen sus límites”; “¡No toques esa puerta!”, “¿Quieres que se moje en sus pantalones?”, “¿Quieres que te maten?”; “Mira a los chicos. Me cuesta reconocerlos. ¡Míralos! ¡Mirá a Yousef, Karim y Nada!”, “Si nosotros nos rendimos ahora y nos vamos, cometeremos el error más grande de nuestras vidas. Los chicos nunca lo olvidarían. Nos odiarían por eso. Se odiarían a si mismos. Y odiarían a los israelitas”; “¿Por qué no abandona la casa?”, “¿Por qué lo haría?. Es mi hogar. ¿Por qué no dejan ustedes la casa?”; “Yo creo que estoy empezando a entenderte ahora, papá”
CONSEJO: se puede esperar al video. Anotar.
miércoles, julio 26, 2006
el retorno del héroe
SUPERMAN REGRESA
El héroe ha abandonado a su pueblo. Se ha ido, ya hace cinco años. Su rebaño ha sobrevivido a los tumbos, buscando razones cotidianas para seguir. Pero es una época de oscuridad, una edad de enfermos chistes de los mismos viejos de siempre. En estos cinco años, la realidad se ha deteriorado lo suficiente para que la gente anhele su regreso; pero no se atreven a levantar la vista al cielo, porque saben que no podrían soportar la decepción de su ausencia.
Entonces, Superman regresa.
Bryan Singer ha logrado darle una dimensión mítica al, tal vez, mayor superhéroe del cómic, que no habían conseguido las versiones anteriores con Christopher Reeve. En esta continuación, Superman se ha puesto los pantalones largos. La historia alcanza un excepcional nivel, tanto en el desarrollo de los personajes, como en los efectos visuales que acompañan el relato. Menospreciada por gran parte de la crítica (el mismo destino que tuvo la trilogía "X-men"), Bryan Singer nos ha legado una de las mejores transcripciones de una historieta a la pantalla grande. Y el logro es exclusivo del guión de Bryan Synger, Michael Dougherty y Dan Harris, porque hasta sobrelleva el peso de una pareja protagónica de carisma tan escaso como sus dotes actorales.
Singer le ha agregado, a este Superman, el plus de la metáfora. Este Superman no es otro que Jesús, el Salvador Divino que viene a convertirse en la luz que guía a la humanidad para alcanzar su potencial. Es el héroe que ha negado su misión y que vuelve (un poco más cansado y más sabio) para asumir su papel. Es un momento de oscuridad, sí, pero la oscuridad que precede al alba. Superman - Cristo ve a la humanidad desde lo alto y ahora, libre de sus deseos de humano, guiará a los hombres para alcanzar su potencial hacia el bien.
Otro hallazgo es la resolución dramática de la relación romántica entre Superman y Lois Lane, con la inclusión de un triángulo: esposo e hijo, para alterar los intentos de conquista del gris Clark Kent.
Un apunte lateral: al Salvador lo salva la humanidad. Cuando el superhéroe cae, la gente lo levanta y lo rescata. Necesitan un Salvador, pero sostienen al Salvador cuando éste afloja. Siguiendo la metáfora cristiana, el cuerpo de Superman "desaparece", al final del filme.
De la mano con el desarrollo psicológico de los personajes, vienen los efectos visuales que, a esta altura de la cinematografía, pueden lograr las escenas que los anteriores Superman ni se atrevieron a imaginar. Bryan Singer hace gala de toda esta tecnología, para lograr imágenes antológicas, desde los vuelos de Superman con Lois Lane, hasta las tomas espaciales de la Tierra, o el rescate del avión despedazándose en el aire. "Superman regresa" es visualmente atractiva, fulgor funcional a la trama que cuenta.
Escenas a destacar: el rescate del avión en problemas; el paseo de Lois y Superman por el cielo; la escena del piano; la caída de Superman; el enfrentamiento final entre Luthor y Superman; Superman deteniendo el globo de acero del "The Daily Planet" que cae de las alturas; los ciudadanos observando a Superman cayendo en llamas desde el cielo.
Frases: "Pero... ¡millones morirán!", "Miles de millones. Otra vez la prensa me subestima"; "Lois, los Pulitzers son como los Oscars: nadie recuerda porque lo ganaste; sólo que lo hiciste"; "Tú serás diferente, a veces te sentirás como un paria, pero no estarás solo. Tú harás tuya mi fuerza. Verás tu vida a través de tus ojos, así como tu vida será vista por los míos. El hijo se convierte en el padre. Y el padre en el hijo"; "Siempre estaré alrededor. Buenas noches, Lois"; "Escucha. ¿Qué oyes?", "Nada", "Yo escucho todo. Tú escribiste que el mundo no necesita un salvador, pero yo los escucho clamando por uno, todos los días"
"Vive como uno de ellos, Kal-El, para descubrir dónde tu fortaleza y tu poder es necesario. Mantén en tu corazón el orgullo de tu especial herencia. Ellos pueden ser grandes personas, Kal-El. Desean serlo. Sólo les falta la luz para mostrarles el camino. Por esta razón sobre todas, por su capacidad para el bien, yo te envío... mi único hijo"; "El cristal ordinario es una semilla y toda semilla necesita agua", "¿Cómo los Sea Monkeys?"; "Tú regresaste y todos parecen estar felices con eso"
"¿Es un pájaro?", "¿Es un avión?"; "Eres calvo", "Chico listo"; "La prisión es un lugar siniestro, Kitty y uno necesita amigos siniestros para sobrevivir. Allí adentro, alguien con mis talentos vale menos que una caja de cigarrillos y un metal afilado en el bolsillo"; "Tú sabes, mi... Richard. Él es piloto. Me saca a volar todo el tiempo...", "No así"
“Los dioses son seres egoístas que vuelan alrededor con sus rojas capas y no comparten su poder con la humanidad. No. No quiero ser Dios. Sólo quiero darles el fuego a los humanos. Y recibir mi tajada"; "Tres cosas venden en este diario: tragedia, sexo y Superman. La gente tiene suficiente tragedia y todos sabemos que no puedes escribir nada de sexo"; "Espero que no hayan perdido su confianza en volar. Estadísticamente es el modo más seguro de viajar"; "Kitty, ¿sabes lo que decía mi padre?", "¿Qué estabas perdiendo el pelo?", "Después de eso", "¿Véte?"; "¿Ves algo familiar?", "Veo el chiste enfermo de un viejo".
CONSEJO: imperdible.
domingo, julio 23, 2006
mi lado femenino
EL LATIDO DE MI CORAZÓN
Invirtiendo el sentido natural, el francés Jacques Audiard dirigió la remake de una película olvidada del cine independiente norteamericano ("Fingers" de James Toback, con Harvey Keitel, 1978), actualmente en los cines argentinos con el nombre de "El latido de mi corazón".
Audiard (coguionista del filme con Tonino Benacquista) elabora una muy sutil descripción de un personaje dual, Thomas Seyr, un duro que busca apoyarse en su lado femenino. "El latido de mi corazón" es la historia de una vida que no fue, de un sueño que se vio frustrado por el entorno, es el detalle de una reconversión, de un tipo violento a un artista sensible.
Thomas sigue la profesión que le impuso su padre, es un agente inmobiliario inescrupuloso. Su especialidad: echar familias de los edificios tomados, apretar gente, ejercitar una burocrática violencia. Detrás del hombre eficaz y material, hay un talentoso pianista frustrado. La enfermedad de su madre, concertista de piano, muerta hace tiempo, relegó su carrera. Thomas se metió en el negocio familiar y archivó sus sueños artísticos. Pero ahora tiene, ante sí, su última oportunidad: el agente de su madre le ofrece una audición. Thomas siente (con toda el alma) que es su última chance. No sólo laboralmente, sino en su vida. Oscila entre la sombra paterna y la luz maternal. De la crónica de esos días, trata la película.
El protagonista de "El latido de mi corazón" es un personaje dual, con dos naturalezas opuestas: la violencia material masculina contra la sensual sensibilidad femenina. Alrededor de esa elección se mueve los personajes secundarios, los que tironean del alma de Thomas para hacerlo caer de su lado. Entre todos, el más opresivo, por el grado de chantaje emocional que desarrolla, es el padre. "El latido de mi corazón" es, también, el esfuerzo por matar al padre, por independizarse de su figura todopoderosa. Del otro lado, un pequeño puñado de mujeres (la madre, la amante, la profesora) hacen su eficaz trabajo para que surja el hombre frustrado que representa Thomas.
Escenas destacadas: el reto de la profesora de piano china (uno de los personajes del año); la noche previa a la audición; la escena final, con Thomas asistiendo desde su butaca al concierto, frotándose el puño golpeado.
Frases: ““Tú sabes, mi papá... no estaba senil. Era más un mandón ambicioso. Comenzó a joderme, todo el tiempo. Siempre me jodía, pero esta vez era distinto. Antes, él sólo pretendía consultarme. Decía: ‘Hazlo’ y yo lo hacía. Ahora, él comenzó a pedirme consejo para todo. Hasta que opinión tenía de sus mujeres. Lo odié. Me hartó. Él se estaba comportando como un amigo y me rompía las pelotas. Fue como un clic. Él no era más mi padre, ahora. Yo era responsable de él. Como si yo fuera su padre. ¿Ves lo que sucedió? Despiertas una mañana y las cosas cambiaron de lugar. Dame fuego. La mierda de esto, es que estás indefenso. Puedas gritar y patear las paredes, no sirve para nada. El tiempo avanzó, tu padre es viejo y tú ya no eres inmortal. ¿Crees en Dios? A veces es bueno empezar a creer. Al final aprendes a soportarlo. Entonces mi padre enfermó y tuve que cuidarlo como un bebé. Le limpiaba el culo, lo alimentaba, limpiaba su boca. Lo peor de todo, era que no quería que terminara. Y tuve mi primer hijo”
“¿Aún tocás el piano?”, “Se complicó después que mamá murió”, “Es una pena. Tenías talento. Recuerdo que me tocabas algo para mí”, “Una sonata de Haydn, la número 32”; “Toma mi tarjeta. Ven a tocar el piano para mí”.
CONSEJO: esperar al video.
domingo, julio 16, 2006
collage desesperado
TARNATION
Jonathan Caouette tiene poco más de 30 años. Nació en Texas, pero reside en Nueva York, con su novio David quien supo prestarle su Mac para editar las tantas horas de películas caseras filmadas, cintas de contestador telefónico, fotos, videos, etc., etc., que filmó desde su infancia. Con menos de US$ 300, subió a Internet una película que es el collage desesperado de su vida. Después, Gus Van Sant y John Cameron Mitchell lo ayudaron a ampliar el filme, agregarle música y darle el espaldarazo para que deslumbrara en varios festivales. "Tarnation" es cruel, desbordada, siniestra, kistch, emotiva, sincera, gay, feroz, genial, en varias dosis. Absolutamente experimental, sólo para adictos a la pantalla grande, "Tarnation" es un conmovedor registro del amor de un hijo a una madre, sobreviviendo a la devastación física y mental. Esa imagen final del hijo abrigando con una manta a su madre (una "Piedad" inversa, según la definió cierto crítico) es una perfecta síntesis para las cachetadas anteriores que recibimos en la hora y media que dura el filme.
Renee Leblanc era una chica atractiva, niña prodigio sureña, que un día se cayó de un tejado y se fracturó los tobillos. La parálisis resultante fue atribuida, por un médico, a motivos psicosomáticos y sugirió tratamientos de electroshocks que sus padres aceptaron de buena gana. Tras dos años de electroshocks quincenales, la personalidad de Renee quedó alterada de forma irreversible.
Renee es la mamá de Jonathan Caouette y "Tarnation" es ese diario de viaje de la enfermedad mental (o la masacre mental, si se lo mira con más detalle) y el camino sembrado de minas que atravesó Jonathan, desde niños. Abuelos disfuncionales que se hicieron cargo del chico, violaciones presenciadas, internaciones reiteradas, intentos de suicidio, sobredosis de LSD, bombas que explotaban en la cara del chico que a los 13 años se supo homosexual y empezó a alternar los bares gays, simulando más edad de la que tenía.
Pero este viaje gráfico de Caouette está lejos de ser la crónica de una enfermedad mental. Es el diario de batalla de un sobreviviente, de alguien que se encontró con el cine como única tabla de salvación. Cada momento grabado, cada fotograma, cada imagen, reconstruye una memoria caótica, hilachas de una vida enmarañada por la enfermedad mental y la noche.
De ese torbellino agobiador de dificultades, emerge Jonathan Caouette con una certeza: el amor que le tiene a su madre. No importa cuán lejos esté su razón, cuán perdida se halle en la bruma de su mente. La frustración, la ira, la depresión, la angustia, todo eso se esfuma con el beso del final. Aunque lo quiera, Caouette comprende que no podrá dejar de quererla. Aunque su corazón se parta, ella le corresponderá con el mismo amor, aunque derive errática en la corriente de su confusión.
Notable documento, aterrador ejercicio cinematográfico y terapéutico, "Tarnation" no es un filme fácil, ni por su sintaxis, ni por su historia, ni por lenguaje abigarrado de submensajes, de contexto subliminal, de iconos pop. Por ese motivo, tampoco es una película de consumo masivo.
Escenas destacadas: el monólogo de Jonathan parodiando a la mujer embarazada que le pega el marido; la imagen final de Jonathan abrigando a su madre; la escena en la que Jonathan reúne a sus padres; el casting para el acto del colegio.
Frases: “He tenido un sueño extraño”, “¿De qué era?”, “De mi madre”; “Si te comparas con los otros, estarás vacío y serás un amargado. Porque siempre hay alguien más y menos fuerte que uno mismo. Sé prudente: el mundo está lleno de tramposos. Pero sabe reconocer la virtud. Muchos persiguen un ideal. La vida está llena de heroísmo”; “Había una vez en un pueblo de Texas...”; “Entonces Rosemary y Adolph permitieron que a Renee le continuasen suministrando electroshocks. Después de su último tratamiento no quedaba ningún rastro de la personalidad original de Renee ni de su conciencia. Renee tenía 25 años”; “He olvidado que es ser normal”; “No me ha llenado la cabeza ningún homosexual. Soy gay desde siempre”; “En el club ‘Visions’, Jonathan conoció a tres chicos: Spooky inició a Jonathan en el punk; Stacey y Bam Bam, en el cine underground”; “Hace frío. Pero tenemos suerte. Antes pasábamos más frío. Por eso me gusta Houston. Hace frío pero no dura mucho”; “Antes de nacer, Dios indica el camino, el cielo y todo lo demás. Pero antes de nacer, Dios quiere que lo olvidemos. Entonces un ángel te toca... Me tocó, como a todo recién nacido. Cada uno tiene su marca. Es así. Un ángel te toca al nacer para que olvides”; “Mira a la cámara y habla. Habla de verdad”; “¿Te acuerdas de la primera vez que estuviste en el hospital psiquiátrico? Dímelo. No fue culpa tuya”; “¿No quieres ayudarme a hacer esta tonta película?”, “No tengo estómago”, “Háblame, mamá. De las cosas que recuerdas”; “Es normal. Sólo que ha ido empeorando con el tiempo”; “Somos felices en familia, amamos a Dios. Sé mucho más que tú”, “Papá, el mundo está lleno de odio”, “No, sólo un poco”; “¿Ha sido esta familia un experimento del gobierno?”
“La quiero tanto. Puede parecer una tontería, pero no puedo escapar a ella. Vive en mi interior. Está en mi pelo, detrás de mis ojos... bajo mi piel. Está por aquí abajo. Lo dejo. No puedo seguir con esto”; “Te quiero”; “Tienes derecho a estar aquí. Aunque lo percibas o no, el universo tiene un destino. Siéntete en paz con tu Dios, sea cual sea. A pesar de las penas y las aspiraciones, en el caos confuso de la vida, permanece en paz con tu alma. Con sus contradicciones, su frenética actividad y sus sueños rotos, el mundo es hermoso”.
(Para los que quieran saber cómo siguió la historia, Renee y el abuelo (sufre de demencia senil) viven con Jonathan y David en su casa en Nueva York)
CONSEJO: imperdible para cualquier cinéfilo. Público pochoclo, huirle como el diablo al agua bendita.
miércoles, julio 12, 2006
se hace camino al andar
CARS
Los largos de animación de PIXAR, las películas de John Lasseter y Joe Ranft, han ganado carta de ciudadanía: son clásicos. Con las producciones de PIXAR pasa como con las obras de Woody Allen o Quentin Tarantino: no importa si el nivel está un poco por arriba o un poco por abajo, de sus anteriores trabajos; siempre hay algo que nos va interesar. Tal vez haya espectadores que se pierdan estas películas, por el prejuicio de que el cine de animación es sólo apto para niños. Lejos de eso. Películas como “Cars” pueden ser leídas en dos dimensiones. Los chicos se divertirán con los gags humorísticos o la moraleja simple del autito fanfarrón que aprende una lección en un pueblo perdido; los grandes, en cambio, desentrañarán el mensaje subliminal, los símbolos pop y la metáfora melancólica de todo aquello que hemos perdido en esta absurda búsqueda de la competencia sin propósito.
Dicho esto, vale aclarar que “Cars” está un escalón por debajo de “Buscando a Nemo” o “Los increíbles”, para citar dos casos recientes de PIXAR, aunque varios peldaños por encima de otras producciones que asolan la pantalla de estos días (¿“Patoruzito”? ¿Quién dijo “Patoruzito”?). Tal vez su historia no sea tan ajustadita, peque de exceso de color local norteamericano (posiblemente, también sea muy fierrera) y su desenlace sea algo más convencional. Pero en la secuencia en la que Rayo McQueen contempla con Sally, el paisaje espléndido que se le presenta ante sus ojos, “Cars” destila más magia y emoción que tantos bodriazos pseudointelectuales premiados en algunos de esos festivales turístico-cinematográficos. Hay en esa escena la cálida emoción del paraíso perdido, el pasado que tuvimos y que dejamos pasar por estar tan apurados por llegar a alguna parte. Más aún: es la emoción de que todo eso está esperándonos allí. Sólo hay que alejarse un par de pasos fuera de la autopista, excluirse del vértigo delirante, para reconocer que todo espera, todavía, a aquel que se tome el tiempo necesario para percibirlo.
¿Película infantil? Y… si usted insiste.
Reconocimiento para Paul Newman, la voz detrás de Doc Hudson, el comisario del pueblo. Otros famosos de la F1: Michael Schumacher y Mario Andretti. Escenas: los coches transitando como chicos por la calle recién asfaltada; los gags de Guido y Luigi, los autitos italianos devotos de Ferrari; el gag de los títulos en homenaje a John Ratzenberger (Mack); la carrera final; Doc tomando las curvas en el árido pueblo de Radiador Springs.
Frases: “Te digo, hombre, que el tercer parpadeo es más lento”, “¿Los ’60 no te trataron bien, no?”; “Yo genero sentimientos en los otros que ellos no pueden entender”; “¡Ka-chow!”; “¡Oh, por el amor de Chrysler!”; “Los coches de carrera no necesitamos faros porque las pistas están siempre iluminadas”; “Hola. Rayo McQueen me dijo que este era el mejor lugar en el mundo para comprar neumáticos” (dicho por la Ferrari con la voz de Schumacher); “¡Ah! ¡Guido! ¡Una Ferrari de verdad en mi taller! ¡Una verdadera Ferrari! ¡Golpéame, Guido! ¡Golpéame en la cara! ¡Es el día más glorioso de mi vida!”; “Tienes más talento en una tuerca que lo que muchos autos tienen en toda la carrocería”, “¿En serio? ¡Oh!”, “Pero eres estúpido”; “Gracias, Fred”, “¡Oh! ¡Sabe mi nombre!”; “Luigi sólo sigue Ferraris”; “Una chica bien parecida. Parecía un Jaguar, era como un camión. Tú sabes, solía estrellarme contra ella sólo para hablarle”; “Es simple. Si vas suficiente fuerte a la derecha, terminarás doblando a la izquierda”; “Los tractores son tan tontos”; “¿Cuándo fue la última vez que te interesóalguien, excepto tú, chico? Dime una vez y me retractaré de todo”
“¡Oh, oh, oh! Me gusta tu estilo. Regateas duro. Hagamos un nuevo trato: compras uno y te regalo tres”; “Nunca sentí el camino así en años”; “¡Respeta a los clásicos, hombre! ¡Es Hendrix!”; “Yo sólo veo copas vacías”; “¡Jesús-Chrysler!”; “Cuarenta años atrás, la Interestatal no existía”, “¿En serio”, “Sí. Entonces, los coches tenían una forma diferente de cruzar el país”, “¿De qué modo?”, “Bien, no cortaban camino como la Interestatal. Seguían el terreno, subían, bajaban, giraban. Los coches no conducían para hacer un gran tiempo, sino para tener un gran tiempo”.
CONSEJO: imperdible.
domingo, julio 09, 2006
nos tapó el agua
POSEIDÓN
Allá por 1972, “La aventura del Poseidón” inició la moda del cine catástrofe. La idea era simple: un barco queda patas para arriba (valga la paradoja) y sólo un pequeño grupo de pasajeros se salva, trepando hacia abajo (esto es, hacia el fondo del barco que ahora está arriba). Muchos riesgos, muertos en el camino, y la catarsis de saber que uno puede sobrevivir a todo. El género exige una buena dosis de efectos especiales pero, además, de muy buenas historias que acompañen las múltiples pruebas que deberán afrontar los personajes. En el final, los que vacilan renacerán tonificados; los que dudaban, creerán; los egoístas, se inmolarán por otros. Si bien el modelo no tiene muchas sutilezas, hay que reconocer su eficacia.
A alguien se le ocurrió que era una buena idea hacer una remake de ese clásico, más con los efectos especiales que contamos hoy en día. Así que lo llamaron a Wolfgang Peterson para dirigir esta versión. El problema es, si bien los efectos especiales de hoy en día son muy superiores a los de 1972, los que escriben tiene mucho menos ingenio. Por eso, esta versión de “Poseidón” es tan desganada, tan débil en los personajes que deben sostener la trama que, en momento alguno, nos inquieta. Es más, a veces hacemos fuerza por el aluvión que sube desde el fondo, rogando para que tape a todos los personajes cuanto antes.
La delineación de los conflictos personales de los protagonistas es tan ligera, tan desmotivada, que ni siquiera se dignan en brindar datos fundamentales de los pasados de los personajes. Por ejemplo, nos enteramos por los diarios que Richard Nelson, el personaje de Richard Dreyfuss (¡qué desaprovechado!) es un arquitecto gay que planea suicidarse a las 12 de la noche, porque lo ha dejado su amante. Bueno, el arito en la oreja nos sugiere el lado rosa de Richard Nelson. Pero, salvo la frase en la que anuncia que ha sido abandonado, poco más logramos saber del pasado del arquitecto con intenciones suicidas. Otros conflictos son más pavos, como el ex alcalde (¿por qué dejó el cargo? ¿cuál es su debilidad?) guardabosques de su nena (la argentina Mia Maestro, en un papel por el que no pasará a la historia?).
Los efectos especiales (la secuencia de la vuelta de campana del Poseidón, por ejemplo) son muy buenos. Pero, otra vez, se vuelven simples fuegos artificiales sino hay una historia que lo sostenga. Por eso, esta remake del clásico original, no pasará a la historia como su predecesora. Es otro fallido desganado con el que Hollywood nos maltrata en estos días.
Un apunte aparte: el afroamericano dejó de ser el estereotipo del idiota de Hollywood, para dejar su papel al latino. Si hay alguien que entre en histeria, que por plata arriesgue la cabeza, que sea el último que se queda colgando en las alturas, ése es un latino. La escena en la que Freddy Rodríguez (Rico de “Six feet under") es pateado por Dreyfuss, es todo un canto republicano a la escala social norteamericana.
Frases: “No sólo tengo el nombre, Larry Lucky. ¡También tengo la suerte!” (segundos antes de desplomarse en el vacío); “¡Sacúdetelo!”, “¿Qué?”, “¡Sacúdetelo o morirán ambos!”, “¡Lo siento!”; “¿Así que un par de cinco, papi?”; “Nos diste una oportunidad a todos. Te luciste”.
CONSEJO: dejar pasar.
jueves, julio 06, 2006
bomba caminando
PARAÍSO AHORA
Hay un largo monólogo final, del protagonista palestino de esta historia, en la que desmenuza, en un tono exento de toda emoción, el porqué no le queda otra opción que ponerse una bomba y volarse en territorio israelí. Casi al final de “Paraíso ahora”, nos damos cuenta que la falta de alternativas, la humillación permanente, las diferencias socioeconómicas y la tristeza como atributo cotidiano, es un peligroso cóctel, el verdadero explosivo de esta bomba caminando que es Said. La última escena, en el autobús rodeado de soldados israelíes, es la poderosa imagen del panorama actual de Oriente Medio.
Tal vez, haya algunos que se sientan a pensar en el otro, no como un enemigo, sino como un individuo, con iguales deseos, frustraciones y sentimientos que los propios. Pero, lamentablemente, todavía son más los que creen que la aplicación estricta de la Ley del Talión podrá resolver un enfrentamiento que, a esta altura de los acontecimientos, bordea el ridículo de no ser porque hay muertos, todos los días y a toda hora.
“Paraíso ahora” es una muy buena película, una visión sin filtros de la realidad palestina, dirigida y co-escrita por Hany Abu-Assad. Nominada para el Oscar, los grupos de presión pro-israelíes lograron que la Academia no le diera el premio de mejor película extranjera. Las cimas a la que puede trepar la estupidez, porque “Paraíso ahora” no es un panegírico del terrorista, sino una descripción de cómo un tipo común llega a transformarse en una bomba.
Seguramente el retrato conmueva más porque el protagonista no es un fanático fundamentalista, sino un pibe sin esperanza alguna. Tiene una madre, hermanos, amigos, una amigovia que lo busca. Ella representa otra alternativa de la lucha palestina, la del activismo de los derechos humanos, la de la no violencia, la de exponer la ocupación israelí sin responder la agresión, la de dejar en evidencia al invasor. Pero no en vano, Suha ha estudiado en Francia, viene de un nivel económico superior, tiene otro modo de racionalizar su ira. Es una esfera a la que Said, por cuna y crecimiento, no puede alcanzar.
Uno de los personajes asegura: “Cuando se vive en el infierno, no se teme morir. Lo que viene no puede ser peor”. Y ésa es la clave. Desmontar los elementos de la frustración, los caminos que llevan a la cólera. Una de las imágenes finales es un paneo por las caras de los protagonistas palestinos: tristeza, desánimo, dolor. No hay otro sentimiento. Cuando el amor, la fantasía, el sueño, golpea la puerta de Said, en la persona de Suha, él no puede reconocerlo. Lo sabe imposible. Ese es el verdadero problema de Medio Oriente: haber limitado las alternativas, a la simple confrontación “tú me matas – yo te mato”.
Por todas estas ideas, por la firme historia que se cuenta, sin prisa pero sin morosidad, “Paraíso ahora” es una película para no pasar de largo. Indispensable para los que quieran armar el panorama completo de Medio Oriente.
CONSEJO: para seguidores del cine arte. Puede esperarse al video, no obstante.
domingo, julio 02, 2006
neorrealismo kurdo
LAS TORTUGAS TAMBIÉN VUELAN
Un chico sin brazos que predice el futuro; una niña violada por los soldados que intenta suicidarse y abandonar al bebé nacido de esa violación; un niño líder que organiza a otros para desactivar minas abandonadas que serán vendidas por monedas; antenas satelitales para captar la CNN y saber cuándo empezará la guerra; un nene con muletas con la camiseta azul de Zinedine Zidane. Imágenes trágicas con chicos que han vivido esa realidad infame. Y sin embargo, el filme de Bahman Ghobadi logra sacarnos carcajadas sin saber cómo. El delirio absurdo de algunos diálogos nos hace acordar esas películas italianas de la posguerra donde la miseria no evitaba que la gente siguiera viviendo. Donde el humor se filtraba entre tanta tragedia.
El campamento de refugiados kurdos, a la espera de la invasión norteamericana a Irak, es el infierno en la tierra. Sin embargo, los pibes siguen viviendo, rebuscándoselas para seguir adelante, pese a todo. Desarmando minas que venden por centavos a otros que las revenderán a la ONU por miles. La seriedad de esos niños contrasta con la tremenda idiotez de los adultos que los rodean.
Rara película. Para preguntarse cómo la realidad más espantosa nos logra arrancar una sonrisa. El mérito de esta espontaneidad que emerge de la historia se debe al elenco infantil que, vale recordarlo, son refugiados en serio, mutilados por minas de verdad, en los mismos lugares áridos y sucios, geografía del desecho de la guerra, por dónde se pasea la cámara. La locuacidad de Satélite, la belleza triste de Riga, los momentos surrealistas en los que se discute como en un regateo de feria, temas horrendos. Detrás, una melancólica poesía, las metáforas de los peces rojos o las tortugas nadando en un lago con un fondo con cadáveres de niños.
Escenas a destacar: el regateo de Satélite por el precio de cada mina recuperada; la escena del bebito en medio del campo minado; el encuentro de Satélite con Riga, acompañándola a buscar agua.
Frases: “¿Qué son los Estados Unidos?”, “¿Estados Unidos? Significa América. ¿No lo has oído? ¿Has visto la película ‘Titanic’? ‘Titanic’, Washington, San Francisco, Bruce Lee, Zinedine Zidane”, “Zinedine Zidane no es americano”, “Tiene razón, no es americano. Es francés y musulmán. Y lo conozco muy bien”; “El mundo está revuelto. Hay guerra, guerra...”; “No se entera de nada. Cómprese una parabólica para tener información”, “¿Una parabólica? ¿Para qué? Sólo cuentan mentiras. Mienten y se llenan los bolsillos”; “No pongas los canales prohibidos”; “Sr. Ismael, ahí está el señor Bush. Tiene el mundo en sus manos”
“Van a venir los americanos. Con que aprendas a decir OK, todo irá bien”; “¡La mitad no tienen manos!”, “¿Y qué? No tienen miedo de las minas. Son los mejores”; “La guerra empezará dentro de unas horas”; “Ya saben matemáticas y ciencias. Ahora deben aprender a disparar”; “No has parado de decir Estados Unidos hasta que has aterrizado sobre una mina norteamericana”; “Dice que dentro de 275 días va a empezar otra guerra”; “Satélite, mira, ¿no querías ver a los americanos?”.
CONSEJO: esperar al video, pero anotarla como primera opción.