domingo, julio 09, 2006
nos tapó el agua
POSEIDÓN
Allá por 1972, “La aventura del Poseidón” inició la moda del cine catástrofe. La idea era simple: un barco queda patas para arriba (valga la paradoja) y sólo un pequeño grupo de pasajeros se salva, trepando hacia abajo (esto es, hacia el fondo del barco que ahora está arriba). Muchos riesgos, muertos en el camino, y la catarsis de saber que uno puede sobrevivir a todo. El género exige una buena dosis de efectos especiales pero, además, de muy buenas historias que acompañen las múltiples pruebas que deberán afrontar los personajes. En el final, los que vacilan renacerán tonificados; los que dudaban, creerán; los egoístas, se inmolarán por otros. Si bien el modelo no tiene muchas sutilezas, hay que reconocer su eficacia.
A alguien se le ocurrió que era una buena idea hacer una remake de ese clásico, más con los efectos especiales que contamos hoy en día. Así que lo llamaron a Wolfgang Peterson para dirigir esta versión. El problema es, si bien los efectos especiales de hoy en día son muy superiores a los de 1972, los que escriben tiene mucho menos ingenio. Por eso, esta versión de “Poseidón” es tan desganada, tan débil en los personajes que deben sostener la trama que, en momento alguno, nos inquieta. Es más, a veces hacemos fuerza por el aluvión que sube desde el fondo, rogando para que tape a todos los personajes cuanto antes.
La delineación de los conflictos personales de los protagonistas es tan ligera, tan desmotivada, que ni siquiera se dignan en brindar datos fundamentales de los pasados de los personajes. Por ejemplo, nos enteramos por los diarios que Richard Nelson, el personaje de Richard Dreyfuss (¡qué desaprovechado!) es un arquitecto gay que planea suicidarse a las 12 de la noche, porque lo ha dejado su amante. Bueno, el arito en la oreja nos sugiere el lado rosa de Richard Nelson. Pero, salvo la frase en la que anuncia que ha sido abandonado, poco más logramos saber del pasado del arquitecto con intenciones suicidas. Otros conflictos son más pavos, como el ex alcalde (¿por qué dejó el cargo? ¿cuál es su debilidad?) guardabosques de su nena (la argentina Mia Maestro, en un papel por el que no pasará a la historia?).
Los efectos especiales (la secuencia de la vuelta de campana del Poseidón, por ejemplo) son muy buenos. Pero, otra vez, se vuelven simples fuegos artificiales sino hay una historia que lo sostenga. Por eso, esta remake del clásico original, no pasará a la historia como su predecesora. Es otro fallido desganado con el que Hollywood nos maltrata en estos días.
Un apunte aparte: el afroamericano dejó de ser el estereotipo del idiota de Hollywood, para dejar su papel al latino. Si hay alguien que entre en histeria, que por plata arriesgue la cabeza, que sea el último que se queda colgando en las alturas, ése es un latino. La escena en la que Freddy Rodríguez (Rico de “Six feet under") es pateado por Dreyfuss, es todo un canto republicano a la escala social norteamericana.
Frases: “No sólo tengo el nombre, Larry Lucky. ¡También tengo la suerte!” (segundos antes de desplomarse en el vacío); “¡Sacúdetelo!”, “¿Qué?”, “¡Sacúdetelo o morirán ambos!”, “¡Lo siento!”; “¿Así que un par de cinco, papi?”; “Nos diste una oportunidad a todos. Te luciste”.
CONSEJO: dejar pasar.
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