jueves, mayo 31, 2007
la voz
LA VIE EN ROSE
Hay historias que se imponen a la forma en que son contadas. Tienen tal fuerza, tal energía que hay que ser demasiado chambón para arruinarlas. Una de esas historias es la vida de Edith Piaf, la Voz de Francia. “La vie en rose” es la película de su vida. Y por momentos, el guión del director Oliver Dahan (en coautoría con Isabelle Sobelman) hace todo el esfuerzo por arruinar esa historia. Pero la figura de Edith Piaf emerge triunfante. En manos de otro cineasta, este biopic hubiera sido una obra maestra. En estas manos, bordea el melodrama, se deshilvana en una estructura temporal arbitrariamente fracturada y prefiere el trazo grueso a la sutileza.
El peor pecado: no hay una tesis detrás de esta vida; sólo es una serie de estampas. Pero, aún así, esa vida que caminaba por la cornisa y voló y se evaporó como una mariposa en un par de días, no deja de emocionarnos. Su voz, está más viva que nunca y, como esos inmortales (estilo Gardel, estilo Sinatra), escucharlos cantar, medio siglo después, es reencontrarse con un amigo perdido, es volver a jugar en el patio de aquel hogar tanto tiempo demolido.
Edith Piaf nació y se crió en la calle. La leyenda dice que su madre (una cantante) dio a luz bajo un farol parisino. Pero en la vida de Edith Piaf, la leyenda reemplaza a la realidad, en dosis iguales. La Gran Guerra la separa de su madre que va a buscar gloria (y la prostitución) a Constantinopla; su padre, artista de circo, la deja en manos de su otra abuela (madama de una casa de citas). La chica supera una ceguera temporal, vuelve con su padre y atrae a las muchedumbres cantando, a grito destemplado, por un plato de comida. Alguien se topa con la voz y la imagina en un escenario: así empieza el camino a la gloria, lleno de avances y retrocesos, con un destino ineludible de colisión. La morfina, el alcoholismo y la artrosis irán minando su cuerpito de gorrión. Morirá antes de cumplir medio siglo, liberándose de un cuerpo que luce varias veces octogenario.
“La vie en rose” es la voz de Edith Piaf y la actuación de Marion Cotillard. De ésta última, sólo vale decir que está a la altura de la primera. El personaje mitológico se come a Cotillard y la transforma en esa pequeña tirana torcida que tira los hilos sobre el escenario. Magistral su actuación.
Las falencias de guión derivan de la estructura temporal que propone la primera escena del filme. ¿Cuál es el objetivo de empezar con la escena del desmayo en el recital en Nueva York? ¿Qué tiene ese momento de especial para empezar a contar la historia desde ahí? Esto no quiere decir que ese momento no sea especial en la vida de Edith Piaf. Sino que, para empezar a contar la historia desde esa escena, debe ser un hecho transcendental, un punto clave en la tesis del filme.
Cuando el final llega, nos damos cuenta que ese momento es totalmente arbitrario. Tal vez porque el guión de Dahan prefirió la sucesión de estampas que contar una historia tras la historia. En realidad, no hay tesis ni intento de contar algo en paralelo a la vida, más o menos cronológica, de la protagonista.
Hay algunas cosas de la verdadera vida de Edith Piaf que pasan muy raudas por el filme (por ejemplo, que tuvo un hijo y murió de meningitis) o que se ignoran, sin saber bien porqué se prefirió dejarlas pasar en vez de contarlas (por ejemplo, su compromiso durante la ocupación nazi, ayudando a los miembros de la Resistencia o sus romances con Yves Montand o Charles Aznavour o que su actuación en el Olympia salvó la sala que estaba a punto de cerrar). Son síntomas de cierta desprolijidad para contar la historia que Edith Piaf no merecía.
Escenas destacadas: la primera cena entre Cerdan y Piaf; el “debut” de Piaf, cantando con su padre en la calle; la canción que resume la vida de Piaf, sobre el escenario del Olympia de París; el plano secuencia sobre la muerte de Cerdan.
CONSEJO: se disfruta más en cine, sobre todo si tiene muy buen sonido. Pero el video no la desmerece demasiado.
viernes, mayo 25, 2007
la realidad de nuestro cine
¿QUIÉN DICE QUE ES FÁCIL? / EL OTRO
Los otros días estaba viendo uno de los capítulos de “Verdad / Consecuencia”, la serie televisiva que la entonces novel productora Pol-ka, emitía todos los martes, a las 23 hs., por Canal 13. Ahora la están dando por “Volver” y no hay manera de ver esos capítulos sin preguntarse qué pasó, en esta década larga, para que la ficción televisiva argentina haya quedado reducida a esta realidad de “Gran Hermano” y “Bailando por un sueño”. Hay en nuestra historia una gran pulsión por la mediocridad, un esfuerzo por destruir lo talentoso. “Verdad / Consecuencia” asombra por la audacia de sus temas, la calidad de sus diálogos, la producción, fotografía, nivel de actuación, musicalización, por un todo que no tiene nada que envidiarle a productos de otras latitudes y economías como “Treinta y pico” o “Nip / Tuck". Sin embargo, aquello fue sólo una golondrina. Lo que siguió fue la pauperización de nuestra televisión y la entronización en el prime time de los tipos más vulgares con ideas tanto o más vulgares que ellos.
Si al mirar lo que se perdió desde entonces, la gran posibilidad de montar una poderosa industria audiovisual que exportara contenidos al mundo (en vez de importarlos), nos da una gran pena, ¿qué podemos sentir cuándo vemos la realidad de nuestro cine nacional? De las promisorias primeras experiencias tras el retorno de la democracia (cito algunas: “Darse cuenta”, “Hombre mirando al Sudeste”, “El exilio de Gardel”, “La película del rey”), también en este campo hemos caído en la institucionalización de la mediocridad y en la chatura del espectador que forma este tipo de producción.
Por eso, en este estado de cosas, no nos queda otra que celebrar la existencia de una comedia como “¿Quién dice que es fácil?” que, en otro momento, hubiéramos destruido sin contemplaciones, porque por lo menos trata de contar una historia. Y, con esas carencias de guión notables que presenta, ese desaprovechamiento de los conflictos dramáticos, esa desprolijidad que presenta la trama, esos gags absurdos (como el “entrenamiento” de Diego Peretti con Lidia Catalana), con eso sólo le alcanza para ser el éxito nacional de este año. Tan poco pide el público argentino para ocupar una butaca.
Coexistiendo, en el mismo espacio, con premios internacionales a cuestas y críticas de amigos unánimemente favorables, está “El otro” que, en realidad, es otra: otra más de esas películas nacionales. Ideas que dan para un corto y terminan siendo un largo; actores que ponen cara de nada, porque verdaderamente el material entre manos no le da para hacer otra cosa y, pese a eso, son ovacionados como el non plus ultra de la actuación; largos baches en la narración; tomas tan aburridas como las locaciones en las que ocurren; subsidios que llegan presurosos y puntuales. Es demasiado pedir cuotas de pantalla para castigar al público nacional con esta clase de cine.
En suma, no hay que pedirle al cine nacional más que esto, porque esto es lo que puede dar, como tampoco se le puede pedir más de lo que da a Argentina. Habrá que comprender que los Caetano, los Burdman, los Aristarain, los Piñeyro (Enrique y Marcelo), son rara avis de nuestra cinematografía y que no marcan la norma, que no generan escuela, que son hitos (gigantescos) pero no tendencias, que tienen que irse del país para desplegar su potencial. Que por eso, las pérdidas de tipos como Bielinsky o Mignona son terriblemente trágicas, porque no hay quién los reemplace, quien los honre con la sucesión. Que nuestro periodismo cinematográfico es tan mediocre como el resto de las otras especialidades y que se mueve en dosis iguales de venalidad y amiguismo. Y que bueno, también el cine nacional será otra oportunidad perdida, como tantas otras de la historia de nuestro país.
Lamentablemente, cuando se haya terminado de perder, le echaremos la culpa al Hombre Araña, a los Piratas del Caribe, a Shrek o al tanque que Hollywood estrene en esos días, sin preguntarse cómo se puede competir con esos monstruos, con un tipo que camina por una ciudad durante hora y media, sin saber bien qué carajo le pasa.
De “¿Quién dice que es fácil?” destacamos a Carolina Peleritti (hermosa, babaza criolla del mes) y la química que tiene con Diego Peretti (uno de los mejores actores locales). La frase (dicha por Daniel Rabinovich, un delicioso personaje, un abogado transformado en psicólogo): “Ah, eso no sé. No hay antecedentes en ese tema. Porque una cosa es la jurisprudencia y otra la poronga”.
CONSEJO: esperar al video la primera; andate al mazo con la otra.
miércoles, mayo 23, 2007
¿dónde estabas en la mañana del 22 de diciembre de 1989?
BUCAREST 12:08
Un claro ejemplo de cómo, con mínimos recursos y mucho, pero mucho ingenio, se puede hacer una pequeña obra maestra. Noten con qué elementos el debutante Corneliu Porumboiu cuenta su historia: cámara fija (los actores se mueven delante de ella), imágenes de las callejuelas de una ciudad, al amanecer y al atardecer, un segmento de casi una hora, un falso programa de TV trucha, tres tipos sentados a una mesa con una foto de fondo. Nada más. Tres personajes principales, un puñado de secundarios y mucho humor y una mirada melancólica, para una de los hallazgos del año.
“Bucarest 12:08” cuenta la historia de tres personajes, tres vecinos de Vaslui, una ciudad rumana: un profesor borranchín que le debe plata a todo el mundo; un viejito viudo que supo hacer de Papá Noel; un periodista de la televisión local, casado y con amante en su lugar de trabajo. Un programa de televisión, en la noche de Navidad, es la excusa para reunirlos. El tema: ¿qué pasó el 22 de diciembre de 1989, cuando Ceausescu escapó de Rumania? ¿Hubo una revolución en Vaslui o el pueblo salió a gritar “¡Abajo el comunismo!” sólo después que supo que el dictador había huido?
Lo gracioso es que en esa hora de programa, asistimos al delirio más absoluto desde el que asegura que estuvo, del que dice que lo vio borracho, del ex agente de Inteligencia que se siente ofendido porque le recordaron su pasado, desde el tipo que afirma que no había nadie pero que a esa hora se fue a hacer las compras al supermercado. En ese desfile provinciano y patético, quedan al descubierto las pequeñas miserias, vistas con un tono melancólico y compasivo. Dos frases, dichas por sendos personajes, resumen la tesis del filme: “la revolución se hace como se puede, no como se debe” y “¿por qué se tratan tan mal los rumanos, unos a otros?”.
La mirada final, en una ciudad que anochece en su Navidad, nos tira la voz en off del camarógrafo (alter ego del director) apostando que la revolución es tal como la recordamos o como la queremos recordar. A veces no conviene tanto desmenuzar el pasado, no flagelarnos en las cicatrices de nuestra cobardía, sino refugiarse en la serenidad del recuerdo, que no será verdadero pero nos da la paz de espíritu necesaria para afrontar el futuro. Al fin y al cabo, disfruta de la nieve de hoy, porque mañana, indefectiblemente, será barro.
Escenas: la larga secuencia del programa de TV; las luces de la ciudad, apagándose al nacer el día; el diálogo del conductor televisivo con el chino.
Frases destacadas: “Cuando vi que todo había saltado por los aires en Bucarest, yo también salí”; “¿Es una revolución si la gente sale después de los hechos?”; “Buenas tardes, telespectadores. Tema de hoy: ¿hubo o no hubo revolución en nuestra ciudad?”.
CONSEJO: agendarla. Puede verse en video, pero es una muy buena opción para cine.
Para el que quiera ver una muestra, aquí hay un trailer:
miércoles, mayo 16, 2007
caricatura de un héroe
EL HOMBRE ARAÑA III
Tras la brillante segunda parte de la saga de “El Hombre Araña”, ¿qué esperar de este tercer episodio? Nos sorprendió una desilusión: esta tercera entrega nace de un desgano. El gran negocio que representa el Hombre Araña, llevó al hastío a su director y actores, que auguran un futuro anclados a un personaje que todos cargan con esfuerzo.
En “El Hombre Araña III” están todos los elementos para hacer una muy buena película, pero desordenados, ubicados sin el rigor necesario. El resultado final es bueno, sí, pero no brillante. Hay una sinergia negativa: la suma del todo es menos, mucho menos, que la suma de las partes. Y esta tercera parte carga con un error de casting crucial que, hasta este momento, Sam Raimi había podido gambetear: la elección de Tobey Maguire como protagonista central.
El tema de esta tercera parte es la venganza y el perdón. Peter Parker se mareará en las alturas de la adulación y, por un momento, se dejará seducir por el lado oscuro. Tres villanos confluyen en este episodio. Vuelve Harry Osborn, su ex amigo, en la piel del Duende Volador; aparece el verdadero asesino del tío de Peter (una revelación), convertido ahora en el Sandman (el Hombre de Arena); una sustancia negra proveniente del espacio exterior, creará una maléfica asociación con el propio Peter Parker y luego, con Eddie Brock, un fotógrafo competidor en el diario, que se transformará en Venom.
Todos dan vuelta alrededor de una venganza, de la búsqueda de una revancha personal y de la necesidad de un perdón. El perdón que libera tanto a ofensores como ofendidos. Ese es el tema del filme. Hay una sublínea de interés: el bueno puede hacer cosas malas, pero no disfruta de hacerlas; el auténticamente malo, se siente a gusto ejecutando sus perversiones. Es lo que distingue las metidas de pata de Sandman a las canalladas de Venom.
“El Hombre Araña III” tiene dos fallas críticas respecto a su anterior episodio, el más alto de la saga. La primera falla es de guión. Hay una sobreacumulación de malvados. Demasiados villanos para concentrar, dramáticamente, la lucha personal de Peter Parker. El personaje más fuerte es el de Sandman y el que proporcionaba mayores réditos dramáticos a nuestro héroe. La sustancia negra pudo ser un elemento adicional, útil para la trama. La revancha de Harry, termina siendo repetida. O hablábamos de esa venganza o seguíamos con los nuevos villanos. Parecía mejor la segunda opción.
Esa multiplicidad de oponentes le quita fuerza a la historia. Aparecen y desparecen de la trama y dejan a algunos personajes sin espacio, como el del muy desaprovechado papel de Gwen (Bryce Dallas Howard; nos gustaba más de pelirroja, que quiere que le diga), reducida a un secundario sin mucho sentido funcional.
La otra falla crítica e insuperable, es que en esta tercera parte tiene un peso fundamental la participación de Tobey Maguire. Más aún: el papel le exige al actor una actuación notable, para no caer en el ridículo. Y cómo Maguire es una de las caras impávidas más célebres de la pantalla actual, cuando intenta sacar adelante al Parker malvado, en la que no hay capucha que lo salve, hace uno de los papelones más notables de los últimos tiempos. Lo suyo es tan malo, pero tan malo, que vale suscribir la frase de una amiga de la casa: “vergüenza ajena”. Finalmente, pasó lo que esperábamos: el fatal error de casting, debía ser pagado en algún momento de la saga. Y el momento llegó.
También Kirsten Dunst está un escalón debajo, repitiendo tics que no aportan mucho dramáticamente. Pero, por lo menos, arma algo decoroso en las escenas críticas. Lo de Maguire desbarranca el filme y proporciona los peores momentos.
Destacan Topher Grace (“En buena compañía”), Rosemary Harris (la tía de Peter Parker) y Thomas Haden Church como Sandman, un notable personaje, el villano que lo es, sólo porque tuvo mala suerte. Destacamos dos cameos: el de Stan Lee, creador del personaje, con una frase autorreferencial (“Parece mentira como un solo individuo puede influir en tantos otros. Y con esto me callo”) y la nenita que regatea una rollo de película con el jefe de Peter Parker que es Emma Raimi, la hija del director (sus otros hijos también están en el filme; uno, Lorne, lleva ese nombre en recuerdo de su abuelo materno: Lorne Greene, el recordado Ben Cartwright, dueño de “La Ponderosa” de la serie “Bonanza” y capitán de Battlestar Galactica).
Los efectos especiales, nuevamente, son lo mejor de la historia, sobre todo ese alquitrán que cae del espacio exterior y se prende a la piel de nuestro héroe.
Escenas destacadas: la lucha final entre el Hombre Araña y Venom; el beso al Hombre Araña por parte de Gwen; la charla de la tía de Peter, diciéndole que confía que sabrá cómo arreglar los errores cometidos; la escena de la caída de Gwen desde las alturas de un rascacielos; la cara de llanto que pone Maguire, cuando Mary Jane rompe con él, lejos, el peor mohín de toda la película compuesto por el protagonista; la destrucción de Venom; la escena romántica de Mary Jane y Peter Parker sobre la telaraña (por esa habilidad sola, es un gusto ser el Hombre Araña).
Frases:
No soy una mala persona, Emma. Sólo tuve mala suerte.
Hora de su píldora. ¡Esa no!
¿Qué esperan? ¿Comida china? Váyanse.
Nunca me sentí mejor. Es raro este sentimiento estando en New York.
¡Me adoran!
Déjame preguntarte algo. Cuando la besaste... ¿quién la estaba besando? ¿El Hombre Araña o Peter?
Todos necesitamos ayuda a veces, Peter... hasta el Hombre Araña.
Este es un país libre… pero no es libre de renta.
-¿Qué le pasó?
-El Hombre Araña lo mató.
-¿El Hombre Araña? No entiendo. El Hombre Araña no mata gente.
El tío Ben nos dejó a nosotros. Pero no hubiera querido, ni por un segundo, que tuviéramos venganza en nuestros corazones. Es como un veneno. Te puede tomar. Y antes de darte cuenta, puedes convertirte en algo malo
Tengo un niño de 9 años que adora al Hombre Araña. ¿A quién se supone que se parece ahora?
He venido aquí, con humildad y humillado, para pedirte una cosa... Quiero que mates a Peter Parker.
-La herí, tía May. No sé que hacer.
-Comenzar por lo más difícil... Perdonarte a ti mismo. Yo creo en ti, Peter. Pero tú debes hacerlo primero...
Yo quiero matar a la araña… tú quieres matar a la araña... Juntos podríamos tener una oportunidad…
Este es un día trágico para la gente de Nueva York. Puede ser el día del fin del Hombre Araña.
El rollo va aparte.
-No tenía elección
-Siempre tienes elección
-Lo único que puedo hacer es pedirte perdón. Espero que lo entiendas. Nada puede reparar eso. No tenia que ser de este modo. Lo único que me daba consuelo... Era mi hija…
-Te perdono.
CONSEJO: Y bueno… ¿qué le va a hacer? Los pibes saben cómo es el negocio. Si viste la primera y la segunda, tenés que ver la tercera. Ahora, si no vistes las anteriores o no te interesa para nada esta clase de cine pochoclo, podés seguir tu camino sin despeinarte.
¡Novedad para los visitantes chatarras! El trailer de “El Hombre Araña 3”:
domingo, mayo 13, 2007
déjalo ser
U.S. VS. JOHN LENNON
¿Qué se puede esperar cuando el gobierno de la nación más poderosa del planeta, mueve sus hilos para callar la voz de protesta de un artista? “U.S. vs. John Lennon” es un excelente documental, un elemento histórico de valía para entender cómo fueron los años paranoicos de la Guerra Fría y también, cómo algunos argumentos se repiten, cambiando las marquillas de los envases. Detrás está siempre la misma intención: que la ciudadanía siga ignorante del modo en que le han mentido sus dirigentes.
El documental de David Leaf y John Scheinfield nos cuenta la escalada del enfrentamiento entre John Lennon y la Administración Nixon. En el Estados Unidos de los ’60, que bullía de movilización popular y reivindicaciones sociales, hubo un personaje que puso en jaque a los republicanos que controlaban el país y lo habían embarcado en otra guerra en un país lejano. El tipo era inglés, cantante, compositor, pelilargo y poeta. Y para peor, era pacifista. La amenaza era John Lennon y, como Gandhi, como Jesús, eran peligrosos no por lo que podían hacer como individuos, sino por lo que podían hacer influyendo sobre otros. Que alguien pudiera ordenar, pacíficamente, a la gran masa juvenil que se animaba a comprometerse con su sociedad, podía desmoronar el castillo de naipes que Nixon y sus secuaces habían desplegado desde la Casa Blanca.
El documental enhebra temas musicales, fragmentos de audio y fílmico de la época y testimonios de los sobrevivientes de esas jornadas, en un discurso coherente y contundente, que marca los hitos por lo que se fue moviendo el gobierno norteamericano para anular la amenaza que representaba John Lennon. Y, pese a que Nixon ya habían abandonado el poder, uno no puede dejar de pensar que a Lennon le terminaron pasando la factura por las molestias ocasionadas.
En los cien minutos del documental, además del testimonio histórico, nos deja un par de lecciones sobre la lucha ciudadana contra el poder político institucionalizado. La primera lección: la poderosa herramienta que es la táctica de la no violencia. Los que ejercen la fuerza, necesitan que el oprimido responda desde la violencia, desde la ilegalidad, para poder desplegar su maquinaria sin excusas. Cuando el oprimido recurre a otras tácticas ajenas a la agresión, el opresor se descoloca. Le toma un largo tiempo comprender lo que pasa y como anular a su oponente.
La segunda lección es no subestimar la capacidad de destrucción del mal. Tampoco la perseverancia de los que mienten y de los que matan. Cuarto: no hay revolución más poderosa que la del alma, no hay cambio más fuerte que la que ocurre en nuestro interior. Cuando Lennon lanza la consigna: “¡La guerra terminó!” es algo más que una consigna naif. Es una realidad fáctica: el día que no tengan brazos que levanten las armas, los que manejan el conglomerado militar – industrial se quedarán sin argumentos.
Por su naturaleza toda mafia es menos numerosa que la mayoría a quien oprime. Si esta mayoría no se da cuenta de su poder implícito es porque está dispersa, porque no es consciente de su número. Y si un líder (espiritual, religioso, artístico) tiene la capacidad de lograr que esa mayoría perciba su entidad, ese líder no puede ser menos que el enemigo público número 1 para la mafia que controla los resortes del poder.
El documental nos permite también valorar la extraordinaria riqueza intelectual de un cantante de moda, como lo era John Lennon en los ’60. Son tiempos en que las discográficas promocionan otra clase de artistas: es más seguros para el sistema que curtan el perfil de mostrar el culo en MTV o que cacareen su transgresión bajándose un par de rayas de un saque.
De los muy buenos momentos, rescatamos los parlamentos de Gore Vidal; la secuencia de la luna de miel en la cama, cuando Lennon canta Give Peace a Chance ante todos los periodistas; las explicaciones del burócrata de Migraciones de porqué quieren quitarle la visa a Lennon.
Las frases:
No sabíamos que habría agentes del FBI anotando la letra en medio del público. En ese momento, el FBI comenzó a ver el principio del poder de John y de Yoko.
Le temían a lo que una figura de la talla de John Lennon representaba. Cualquiera que canta sobre el amor, la armonía y la vida es peligroso para alguien que canta sobre la muerte, mata y somete a la gente.
Gente que, normalmente, era apática, obediente y pasiva, ingresaba en la política en busca de una solución.
Nuestra sociedad está gobernada por dementes que persiguen objetivos dementes. Si alguien pudiera plasmar en papel, lo que nuestro gobierno, el de los EE.UU, el ruso, el chino, etc. quieren, en realidad, hacer y lo que creen que están haciendo... Me encantaría saber lo que están haciendo. Creo que están todos locos. Posiblemente, me encierren por loco por decir eso. En realidad, ésa es la locura.
Cuando conoció a Yoko logró completar su voz.
Ella logró que mi parte de locura saliera a la luz aún más. Fue un alivio encontrar a otra persona que estuviera tan loca como yo.
Si todos fueran a buscar trabajo en una bolsa, no habría prejuicio. Se juzgaría a la gente por su cualidad interior. A eso lo llamamos comunicación total.
Les diré algo. Hermanos y hermanas... si van a un concierto contra la pobreza y no ganan la mitad del dinero que pagaron para comprar un arma por semana... no están haciendo nada. No hacen nada.
Los Panteras Negras eran peligrosos, pero no como la gente piensa. No eran peligrosos por estar armados sino por su habilidad para enseñar que era posible hacerle frente al poder.
Nos temen no por ser una amenaza política y cultural, sino porque somos
una amenaza militar para los generales que están al frente de esa guerra y controlan las mentes de los jóvenes.
Cuando recurres a la violencia le haces el juego al sistema. El sistema te irritará, te jalará de la barba y te abofeteará, para obligarte a pelear.
Cuando logran ponerte violento, saben cómo controlarte.
Cuando escucho "Revolution”, incluso ahora, se me hace un nudo en la garganta... porque recuerdo lo difícil que fue todo para nosotros en ésa época. El mundo nos aisló y también los admiradores, porque estábamos juntos... y, además, John había empezado a expresarse.
Me parece un error pensar que las revoluciones deben ser violentas. Si soy revolucionario o somos revolucionarios... somos artistas revolucionarios no terroristas armados. Creo en la declaración de los Panteras Negras... el programa de diez puntos, que no es violento y dice que hay que defenderse de los ataques. Puedo considerar eso... pero no consideraría nada más. Sigo a favor de la paz, de una paz revolucionaria... Pero primero, soy un artista y, luego, un político.
-Quédate en la cama. Déjate crecer el cabello.
- Paz en la cama.
- Paz en el cabello.
Inglaterra no les deja pasar cosas a la clase obrera.
Nunca antes le habían dado una oportunidad. Nunca nadie le dio una oportunidad a la paz. Gandhi lo intentó, Martin Luther King lo intentó... pero los mataron.
Con hacer reír a la gente nos alcanza. La alegría provoca buenas ondas para la paz. Hacer el amor, no la guerra. Eso es lo que pregonamos. Recuérdenlo. Paz, paz, paz, paz... paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz. Paz en la mente, paz en la tierra... paz en el trabajo, paz en el hogar, paz en el mundo. Lo vendemos como jabón. Hay que vender y vender hasta que el ama de casa piense: "Ah, bueno, es la guerra o la paz. Ésos son los dos productos".
-¿Qué le dirían a alguien como Richard Nixon?
-Yo le diría: "Haga algo positivo. Es más económico tener paz, Sr. Nixon. Sería muy popular si lo lograra".
-¿Qué debería hacer?
-Declarar la paz.
Sinceramente, creo que cuando uno quiere la paz y es consciente de que puede alcanzarla, pues la tendrá. El único problema es que no saben que pueden lograrla. ¿Es ingenuo desear la paz? ¿Es ingenuo pensar que podemos cambiar el mundo? Probablemente, sí. Pero, por cierto, es digno del proceso mental y del arte que surge de ello.
Recuerdo que venían muchos marchando por la calle y que llevaban velas. Era una especie de simbolismo. En aquellos días, yo fumaba cigarros y recuerdo que me acerqué a uno de ellos, lo tomé de la muñeca, acerqué la vela y encendí mi cigarro con ella. Lo miré a los ojos y le dije: “Ahora sí le das un uso. Eres útil para algo" Y seguí caminando. Ésa era nuestra actitud hacia ellos.
La guerra terminó si tú quieres.
Hiciera lo que hiciera, le prestaban atención. Pero uno no tenía la idea concreta de lo que ellos querían transmitir, porque, obviamente, los medios no lo entendían... Y, lo que sí entendían, no les gustaba.
-Lamento que te gustaran Los Beatles, querida. Y que yo te pareciera satírico e ingenioso. Y que te gustara "Hard Days Night", cariño... porque yo superé esa etapa. Pero veo que tú no.
-¿La has superado?
-Sí, amigos.
-¿Cómo la superaste?
-Ahora tengo 29 años.
Si voy a salir en primera plana, prefiero hacerlo con la palabra "paz".
Creí que era una corriente irresistible que arrasaría con los EE.UU. Y no tuvimos en cuenta la reacción violenta que se venía gestando y que era evidente
si uno abría bien los ojos.
Sí, mirando al pasado... lo que hicimos fue horrible. El gobierno nos usaba para detener a los disidentes, así de sencillo.
Se llegó a los asesinatos políticos.
EE.UU. No es un lugar para esas almas tímidas que ruegan que haya paz a cualquier precio ni para los que corean "mejor rojos que muertos". Necesitamos hombres y mujeres capaces de sentir indignación moral, hombres y mujeres de fe, hombres y mujeres de convicción, hombres y mujeres con fortaleza y determinación divinas que abracen la causa de la democracia.
El problema no era su música sino los amigos que había empezado a hacer.
Podemos hablar de contaminación en términos de la contaminación histórica del fascismo, la contaminación histórica de la guerra, la contaminación histórica del hambre en el mundo, la contaminación histórica del asesinato, la contaminación histórica a la que nosotros, los pobres oprimidos del mundo, nos hemos visto sometidos durante muchos años. Esa contaminación es la base de la contaminación de la naturaleza, del mundo, del universo. La única solución a la contaminación es una revolución humanitaria.
Podría haberse dedicado a la música, haberse alejado de las drogas, haber cerrado la boca y no dar sus puntos de vista sobre los EE.UU. "No te metas en política. Canta y cállate". Todo habría sido perfecto.
La idea que la nación más grande, más poderosa e imperialista del mundo, los EE.UU, pudiera verse afectada por un escritor, un intelectual, un cantante, un pintor es ridícula. Es una broma... Pero muestra lo nerviosos que estaban.
No le tenían miedo a gente como Mick Jagger. Sólo eran músicos y tontos pelilargos con mucho dinero. El problema con John es que había una fuerza intelectual detrás del argumento.
El patriotismo, como sabemos, es el último refugio del canalla. Hablamos de verdaderos canallas como Nixon. Y muchos en la actualidad, se comportan igual.
Y bueno, el "Flower Power" no funcionó. ¿Qué importa? Volvemos a empezar.
Son apáticos, porque son jóvenes y creen que porque no funcionó, se terminó. Debemos entusiasmarlos con lo que podemos hacer.
"Si algo nos pasa a Yoko y a mí... no fue un accidente".
Un día, alguien golpeó a la puerta pero no abrimos. Preguntamos quién era. “Migraciones".
-¿Por qué te deportan, John?
-La versión oficial dice que es porque me arrestaron en Inglaterra por tenencia de marihuana. El motivo verdadero es porque soy un activista por la paz.
Yoko me pidió disculpas y dijo: "Debe entender ya que representa a artistas,
que somos algo impredecibles". Le respondí: "Tal vez lo sean, pero son muy amenos".
Modifican sus propias reglas con tal de perjudicarnos. Sólo porque somos activistas por la paz.
Marchó con nosotros, caminó con nosotros. Se opuso a este poderoso gobierno que estaba muy equivocado, que, con engaños, nos había conducido a una guerra inmoral.
Él dijo: "Lo único que quería hacer en mi vida era tocar en una banda". También dijo: "No puedo permitir que me quiten eso".
Yo no diría que fuera algo primordial en la política del gobierno de Nixon, evitar que John Lennon residiera en este país. Creo que fue parte de la maldad generalizada del gobierno de Nixon.
Lennon era un enemigo innato de los gobernantes de los EE.UU. Representaba todo lo que ellos odiaban. Él representaba la vida y el Sr. Nixon y el Sr. Bush representan la muerte. Y eso es malo.
“Recuerden el amor”
CONSEJO: ir a verla.
miércoles, mayo 09, 2007
marche preso
7 AÑOS
Una película que atrasa, con una estética y un tiempo propio de ese cine francés que enloquece a cierta crítica local (¿hace falta nombrarlos?) y deja bostezando a más de un espectador. “7 años” es una película árida por su desarrollo, no por el tema; una estética que, a esta altura del partido y del entrenamiento del espectador promedio, atrasa unas cuantas décadas.
La historia promete: Maité visita semanalmente a su esposo Vincent quien cumple una condena de siete años en una cárcel francesa. En esas visitas, Maité conoce a Jean, un guardia con el que inicia una relación, más sexual que afectiva. Tras un largo rato de película, descubrimos que el triángulo es, sólo en apariencia, un triángulo y que el detenido maneja los hilos, a distancia. Hay una proyección del deseo físico hacia un tercero, burlando el muro de concreto que separa a la pareja.
Lo que promete como inicio, se ve frustrado por un lento desarrollo de las escenas, una morosidad en la mirada de los actores, en el tránsito de una escena a otra, en la ausencia de tensión dramática en gran parte del filme. Un síntoma: cuando el guionista y director Jean-Pascal Hattu no sabe para dónde disparar con la historia, cae en el pecado de cambiar de locación y mandar a su protagonista a un viajecito de descanso en un centro turístico (donde habrá disfrutado mucho el equipo de filmación, seguramente). Un signo de que la historia no se sostenía por sí sola y que ya había entrado en un callejón sin salida.
Del elenco (que hace lo que puede) se destaca la personalísima seducción de la protagonista, Valerie Donzelli, que se lleva la baba emérita del día de la fecha. Una de las pocas cosas memorables de este filme que pasará al arcón de las películas que no dejan huella.
CONSEJO: dejar pasar.
lunes, mayo 07, 2007
frases de "La vida de los otros"
-¿Qué tienes que decirnos?
-No he hecho nada. No sé nada.
-No hiciste nada, no sabes nada. ¿Piensas que arrestamos a ciudadanos inocentes por capricho?
-No, yo...
Si piensas que nuestro sistema humanista es capaz de una cosa así... eso sería motivo suficiente para detenerte.
Un inocente se enfada cada vez más, a medida que pasan las horas por la injusticia que le están haciendo. Se queja y grita. El culpable cada vez está más callado, no dice nada o se pone a llorar. Pporque sabe que está ahí sentado por un motivo.
Grubitz, es por eso que tipos como usted llegan lejos. El agente normal de la Stasi habría dicho: “Es un ciudadano ejemplar” y toda esa mierda. Pero usted ve más allá. Podría llegar a lo más alto, Grubitz.
Un gran socialista dijo una vez: "El poeta es el ingeniero del alma." Así que Georg Dreyman es uno de los mejores ingenieros de nuestro país.
En este sentido, me parezco a nuestro querido Dreyman que sabe que el Partido necesita al artista, pero el artista aún más al Partido.
- Está en la lista negra y...
- ¿Quien ha hablado de una lista negra? Esto no existe aquí. Debería escoger mejor sus palabras.
¿Qué le queda a un director, si no se le permite dirigir? Es como un proyeccionista sin películas, un molinero sin harina. No le queda nada.
Tienes que tomar partido en algún momento o no eres una persona.
23:04: “Lazlo” y CMS abren los regalos. Luego deduzco que hacen el amor.
Sé un chiste nuevo. Honecker entra en su despacho, una mañana abre la ventana, mira al sol y le dice... (..) Pues Honecker, quiero decir el secretario general... ve el sol y le dice: “Buenos días, querido sol." Y el sol le responde: "Buenos días, querido Erich.” Al mediodía, Erich vuelve a ver el sol: “Buenas tardes, querido sol." Y el sol contesta: “Buenas tardes, querido Erich.". Después de trabajar, Honecker vuelve a la ventana y le dice: “Buenas noches, querido sol." Pero el sol no le contesta. Así que repite: “Buenas noches, querido sol. ¿Qué te pasa?" Y el sol le contesta: “¡Vete al diablo! ¡Ahora estoy en el oeste!".
No tengo que decirte el daño que has causado a tu carrera.
Estoy pensando en lo que Lenin dijo de la “Appassionata” de Beethoven: “Si sigo escuchándola, no podría acabar la revolución.” ¿Puede alguien que haya escuchado esta música... que la haya escuchado de verdad... continuar siendo una mala persona?
En el pasado, me asustaban sólo dos cosas: Estar sólo y no poder escribir. Desde la muerte de Albert, me da igual escribir. Y me dan igual los demás. Ahora sólo me da miedo perderte.
¿No? ¿No le necesito? ¿No necesito este sistema? Pero ¿y tú? Tú tampoco lo necesitas, aún menos que yo. Pero también te acuestas con ellos. ¿Por qué lo haces? Porque a ti también pueden destruirte, a pesar de tu talento y de tu fe. Porque ellos deciden qué se interpreta, quien actúa y quien puede dirigir.
-Mucha gente la quiere por su autenticidad.
-Un actor puede engañar mucho.
-Usted no. La he visto en el escenario. Allí era más usted misma de lo que lo es ahora.
-Así, ¿usted sabe cómo estoy?
-Yo soy su público.
-¿Venderse por el arte? Pero si ella ya posee el arte. Sería algo absurdo. Usted es una gran actriz. ¿Acaso no lo sabe?
-Y usted es un buen hombre.
El Departamento de Estadística lo cuenta todo, lo sabe todo. Cuántos zapatos me compro por año: 2,3; cuántos libros leo por año: 3,2; y cuantos estudiantes secundarios tiene un promedio de 10: 6.347. Pero hay un número que no está registrado, quizá porque es una cifra que inquieta incluso a los burócratas: la de los suicidios. Si usted llamase al Departamento de Estadística y preguntase:
“Entre los ríos Elba y Oder, entre el Báltico y los montes Ore... ¿a cuánta gente la desesperación la ha empujado a la muerte?” Nuestro oráculo de los números permanecería silencioso. Y seguramente tomaría nota de su nombre completo... para la Stasi... esos hombres grises que se ocupan de la seguridad y la felicidad del país. Desde 1977, nuestro país ha dejado de contar los casos de suicidio. “Asesinato de uno mismo". Así es como lo llaman. Pero este acto no tiene nada que ver con la muerte. No tiene nada que ver con el gusto por la sangre. No conoce la pasión. Sólo conoce la muerte, la muerte de la esperanza. Hace nueve años, cuando dejamos de contar los suicidios, sólo un país europeo tenía una tasa de suicidios más alta: Hungría. Después de ellos, íbamos nosotros, el país donde el socialismo está más vivo.
-¿Eres un intelectual?
-¿Yo? No. En absoluto.
-Pues no actúes como tal. Te escogí para esta misión por tus habilidades técnicas. No para hacer preguntas. Deja lo de pensar para tus superiores.
Este piso es el único lugar de la RDA donde puedo decir lo que quiero.
¿Sabias, por ejemplo, que sólo hay 5 clases de artistas? Por ejemplo, Dreyman. Es el tipo 4: Antropocéntrico histérico. No puede estar sólo, siempre tiene que hablar y que tener amigos alrededor. Mala cosa, hacerle un juicio, a alguien como él. Haría un gran papel. Todo tiene que hacerse fuera de la vista pública. Acabaremos con él más deprisa, así. Aislamiento completo, sin decirle cuanto tiempo va a estar ahí. Sí, ningún contacto con nadie, ni con los guardias. La mejor manera de hacerle frente: sin persecución, ni malos tratos ni escándalo. Nada sobre lo que pueda escribir después. Después de 10 meses, lo soltamos. Para sorpresa suya. Y no nos da más problemas. ¿Y sabes qué es lo mejor? La mayoría de los del tipo 4, después ya no escriben más... o no pintan más, o lo que sea que hagan. Y eso sin presionarlos. Es sólo... por decirlo así... su destino.
Ya no estamos en la academia. No se trata de sacar buena nota... sino de tener éxitos.
-El periodista Paul Hauser usa el modelo Valentino de Olivetti. Pero este modelo tiene...
-Sí, sí. ¿Y Wallner?
-Usa una Optimal Elite nacional.
-¿Y Georg Dreyman?
-Escribe el primer borrador a mano... y el último en una Wanderer Torpedo. No ha escrito nunca con otra cosa.
Este texto lo ha escrito un poeta. No creo equivocarme.
¿Y es que todos los que sirven a un gran hombre no son colaboradores suyos?
Quedan diez horas. Nueve y media, de hecho... para que se diga que no podrá volver a actuar por motivos de salud. Y será la última vez que se hable de usted en el mundo del teatro. ¿Es eso lo que quiere?
Piense en su público. Piense en lo que el Estado ha hecho por usted durante toda su vida. Ahora usted puede hacer algo por el Estado. Y el Estado se lo agradecerá.
Lo que ha pasado no tiene nada que ver con la situación en casa. No, tiene que ver con el país entero.
¿No ha escrito nada desde la caída del Muro? Es una lástima. Al fin y al cabo, nuestro país invirtió en usted. Pero en el fondo le entiendo, Dreyman. ¿Sobre qué escribir, en la nueva Alemania? Ya no hay nada en lo que creer, contra lo que rebelarse. Se estaba mejor en nuestro pequeño país, la gente ahora lo ve.
-Espiaban a todo el mundo. ¿Por qué a mi no?
-Usted estaba vigilado. Lo sabíamos todo de usted.
-¿Yo estaba vigilado?
-Tenía el piso lleno de micros. Escucha continua.
-Es imposible.
-Pues mire detrás de los interruptores. Lo sabíamos todo.
Pensar que gente como usted dirigía el país...
Dedicada a HGW XX/7, con mi gratitud.
-No he hecho nada. No sé nada.
-No hiciste nada, no sabes nada. ¿Piensas que arrestamos a ciudadanos inocentes por capricho?
-No, yo...
Si piensas que nuestro sistema humanista es capaz de una cosa así... eso sería motivo suficiente para detenerte.
Un inocente se enfada cada vez más, a medida que pasan las horas por la injusticia que le están haciendo. Se queja y grita. El culpable cada vez está más callado, no dice nada o se pone a llorar. Pporque sabe que está ahí sentado por un motivo.
Grubitz, es por eso que tipos como usted llegan lejos. El agente normal de la Stasi habría dicho: “Es un ciudadano ejemplar” y toda esa mierda. Pero usted ve más allá. Podría llegar a lo más alto, Grubitz.
Un gran socialista dijo una vez: "El poeta es el ingeniero del alma." Así que Georg Dreyman es uno de los mejores ingenieros de nuestro país.
En este sentido, me parezco a nuestro querido Dreyman que sabe que el Partido necesita al artista, pero el artista aún más al Partido.
- Está en la lista negra y...
- ¿Quien ha hablado de una lista negra? Esto no existe aquí. Debería escoger mejor sus palabras.
¿Qué le queda a un director, si no se le permite dirigir? Es como un proyeccionista sin películas, un molinero sin harina. No le queda nada.
Tienes que tomar partido en algún momento o no eres una persona.
23:04: “Lazlo” y CMS abren los regalos. Luego deduzco que hacen el amor.
Sé un chiste nuevo. Honecker entra en su despacho, una mañana abre la ventana, mira al sol y le dice... (..) Pues Honecker, quiero decir el secretario general... ve el sol y le dice: “Buenos días, querido sol." Y el sol le responde: "Buenos días, querido Erich.” Al mediodía, Erich vuelve a ver el sol: “Buenas tardes, querido sol." Y el sol contesta: “Buenas tardes, querido Erich.". Después de trabajar, Honecker vuelve a la ventana y le dice: “Buenas noches, querido sol." Pero el sol no le contesta. Así que repite: “Buenas noches, querido sol. ¿Qué te pasa?" Y el sol le contesta: “¡Vete al diablo! ¡Ahora estoy en el oeste!".
No tengo que decirte el daño que has causado a tu carrera.
Estoy pensando en lo que Lenin dijo de la “Appassionata” de Beethoven: “Si sigo escuchándola, no podría acabar la revolución.” ¿Puede alguien que haya escuchado esta música... que la haya escuchado de verdad... continuar siendo una mala persona?
En el pasado, me asustaban sólo dos cosas: Estar sólo y no poder escribir. Desde la muerte de Albert, me da igual escribir. Y me dan igual los demás. Ahora sólo me da miedo perderte.
¿No? ¿No le necesito? ¿No necesito este sistema? Pero ¿y tú? Tú tampoco lo necesitas, aún menos que yo. Pero también te acuestas con ellos. ¿Por qué lo haces? Porque a ti también pueden destruirte, a pesar de tu talento y de tu fe. Porque ellos deciden qué se interpreta, quien actúa y quien puede dirigir.
-Mucha gente la quiere por su autenticidad.
-Un actor puede engañar mucho.
-Usted no. La he visto en el escenario. Allí era más usted misma de lo que lo es ahora.
-Así, ¿usted sabe cómo estoy?
-Yo soy su público.
-¿Venderse por el arte? Pero si ella ya posee el arte. Sería algo absurdo. Usted es una gran actriz. ¿Acaso no lo sabe?
-Y usted es un buen hombre.
El Departamento de Estadística lo cuenta todo, lo sabe todo. Cuántos zapatos me compro por año: 2,3; cuántos libros leo por año: 3,2; y cuantos estudiantes secundarios tiene un promedio de 10: 6.347. Pero hay un número que no está registrado, quizá porque es una cifra que inquieta incluso a los burócratas: la de los suicidios. Si usted llamase al Departamento de Estadística y preguntase:
“Entre los ríos Elba y Oder, entre el Báltico y los montes Ore... ¿a cuánta gente la desesperación la ha empujado a la muerte?” Nuestro oráculo de los números permanecería silencioso. Y seguramente tomaría nota de su nombre completo... para la Stasi... esos hombres grises que se ocupan de la seguridad y la felicidad del país. Desde 1977, nuestro país ha dejado de contar los casos de suicidio. “Asesinato de uno mismo". Así es como lo llaman. Pero este acto no tiene nada que ver con la muerte. No tiene nada que ver con el gusto por la sangre. No conoce la pasión. Sólo conoce la muerte, la muerte de la esperanza. Hace nueve años, cuando dejamos de contar los suicidios, sólo un país europeo tenía una tasa de suicidios más alta: Hungría. Después de ellos, íbamos nosotros, el país donde el socialismo está más vivo.
-¿Eres un intelectual?
-¿Yo? No. En absoluto.
-Pues no actúes como tal. Te escogí para esta misión por tus habilidades técnicas. No para hacer preguntas. Deja lo de pensar para tus superiores.
Este piso es el único lugar de la RDA donde puedo decir lo que quiero.
¿Sabias, por ejemplo, que sólo hay 5 clases de artistas? Por ejemplo, Dreyman. Es el tipo 4: Antropocéntrico histérico. No puede estar sólo, siempre tiene que hablar y que tener amigos alrededor. Mala cosa, hacerle un juicio, a alguien como él. Haría un gran papel. Todo tiene que hacerse fuera de la vista pública. Acabaremos con él más deprisa, así. Aislamiento completo, sin decirle cuanto tiempo va a estar ahí. Sí, ningún contacto con nadie, ni con los guardias. La mejor manera de hacerle frente: sin persecución, ni malos tratos ni escándalo. Nada sobre lo que pueda escribir después. Después de 10 meses, lo soltamos. Para sorpresa suya. Y no nos da más problemas. ¿Y sabes qué es lo mejor? La mayoría de los del tipo 4, después ya no escriben más... o no pintan más, o lo que sea que hagan. Y eso sin presionarlos. Es sólo... por decirlo así... su destino.
Ya no estamos en la academia. No se trata de sacar buena nota... sino de tener éxitos.
-El periodista Paul Hauser usa el modelo Valentino de Olivetti. Pero este modelo tiene...
-Sí, sí. ¿Y Wallner?
-Usa una Optimal Elite nacional.
-¿Y Georg Dreyman?
-Escribe el primer borrador a mano... y el último en una Wanderer Torpedo. No ha escrito nunca con otra cosa.
Este texto lo ha escrito un poeta. No creo equivocarme.
¿Y es que todos los que sirven a un gran hombre no son colaboradores suyos?
Quedan diez horas. Nueve y media, de hecho... para que se diga que no podrá volver a actuar por motivos de salud. Y será la última vez que se hable de usted en el mundo del teatro. ¿Es eso lo que quiere?
Piense en su público. Piense en lo que el Estado ha hecho por usted durante toda su vida. Ahora usted puede hacer algo por el Estado. Y el Estado se lo agradecerá.
Lo que ha pasado no tiene nada que ver con la situación en casa. No, tiene que ver con el país entero.
¿No ha escrito nada desde la caída del Muro? Es una lástima. Al fin y al cabo, nuestro país invirtió en usted. Pero en el fondo le entiendo, Dreyman. ¿Sobre qué escribir, en la nueva Alemania? Ya no hay nada en lo que creer, contra lo que rebelarse. Se estaba mejor en nuestro pequeño país, la gente ahora lo ve.
-Espiaban a todo el mundo. ¿Por qué a mi no?
-Usted estaba vigilado. Lo sabíamos todo de usted.
-¿Yo estaba vigilado?
-Tenía el piso lleno de micros. Escucha continua.
-Es imposible.
-Pues mire detrás de los interruptores. Lo sabíamos todo.
Pensar que gente como usted dirigía el país...
Dedicada a HGW XX/7, con mi gratitud.