miércoles, mayo 09, 2007
marche preso
7 AÑOS
Una película que atrasa, con una estética y un tiempo propio de ese cine francés que enloquece a cierta crítica local (¿hace falta nombrarlos?) y deja bostezando a más de un espectador. “7 años” es una película árida por su desarrollo, no por el tema; una estética que, a esta altura del partido y del entrenamiento del espectador promedio, atrasa unas cuantas décadas.
La historia promete: Maité visita semanalmente a su esposo Vincent quien cumple una condena de siete años en una cárcel francesa. En esas visitas, Maité conoce a Jean, un guardia con el que inicia una relación, más sexual que afectiva. Tras un largo rato de película, descubrimos que el triángulo es, sólo en apariencia, un triángulo y que el detenido maneja los hilos, a distancia. Hay una proyección del deseo físico hacia un tercero, burlando el muro de concreto que separa a la pareja.
Lo que promete como inicio, se ve frustrado por un lento desarrollo de las escenas, una morosidad en la mirada de los actores, en el tránsito de una escena a otra, en la ausencia de tensión dramática en gran parte del filme. Un síntoma: cuando el guionista y director Jean-Pascal Hattu no sabe para dónde disparar con la historia, cae en el pecado de cambiar de locación y mandar a su protagonista a un viajecito de descanso en un centro turístico (donde habrá disfrutado mucho el equipo de filmación, seguramente). Un signo de que la historia no se sostenía por sí sola y que ya había entrado en un callejón sin salida.
Del elenco (que hace lo que puede) se destaca la personalísima seducción de la protagonista, Valerie Donzelli, que se lleva la baba emérita del día de la fecha. Una de las pocas cosas memorables de este filme que pasará al arcón de las películas que no dejan huella.
CONSEJO: dejar pasar.
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