<$BlogRSDUrl$>

críticas chatarras

martes, mayo 30, 2006

tres al precio de uno 

Image hosted by Photobucket.com
EROS

Rejunte de mediometrajes de tres grandes directores. De menor a mayor, empezamos con el absurdo de Michelangelo Antonioni, pasamos por el correcto pero no demasiado original de Steven Soderbergh y terminamos con el brillante segmento dirigido por Wong Kar-Wai que justifica la película entera. Estos desniveles estilísticos y temáticos conspiran contra la unidad del filme. Pero no hay que verlos como una película, sino como una asociación de mediotrajistas que buscaron una salida comercial. Así que hay que juzgarlos por separado, sin buscar ninguna relación temática entre ellos.

Image hosted by Photobucket.com

"El peligroso filo de las cosas" es la historia de una pareja en crisis y la infidelidad de uno de sus integrantes. Digamos, eso parece ser la historia. Porque este pastiche pseudointelectual tiene un único punto a favor que justifica el esfuerzo de Micheangelo Antonioni, a sus ochenta y pico de años, por llevar esta historia al celuloide: tener a dos mujeres desnudas en pantalla. En especial, a Luisa Ranieri, la pulposa morocha acapara varios minutos del maestro. Digamos que entre tantos motivos que se esgrimen (explícita o implícitamente) para ponerse detrás de la cámara, éste no es menor.

Image hosted by Photobucket.com

El segundo corto, "Equilibrio", es una caja china de sueños. Un ejecutivo en los '50, sueña recurrentemente con una mujer. El tipo (al borde del colapso) le cuenta este sueño a su psicólogo que está más interesado en espiar a la vecina de enfrente que en resolver sus dudas existenciales. El final nos recuerda a "La noche boca arriba" de Julio Cortázar, una sorpresiva vuelta de tuerca. Con mucha corrección, al lado del capítulo anterior, el de Soderbergh parece una obra maestra. Tiene sus truquitos formales (el uso del blanco y negro y el color; la cámara bamboleándose en el sueño; la materia prima de la realidad usada como elementos de los sueños) y alguna buena actuación (la de Alan Arkin, el psicólogo enamorado). Pero no deja de ser un ejercicio menor.

Photobucket - Video and Image Hosting

Lo que salva la entrada es "La mano", el segmento del hongkonés Wong Kar-Wai ("2046", "Con ánimo de amar", "Felices juntos"). Es una triste historia de amor (las únicas que vale la pena contar). Zhang es un aprendiz de sastre que tiene que tomarle las medidas a una de las clientas principales, la señora Hua (la bellísima Gong Li), una promisoria prostituta de lujo. El primer encuentro es bochornoso para Zhang. Pero se lleva una sensación que lo marcará de por vida: la mano de Hua escurriéndose entre sus genitales.

Photobucket - Video and Image Hosting

Desde ese día, Hua será el amante silencioso, la sombra rozándola al tomar las medidas, el testigo del paulatino deterioro de la muñequita de lujo que va a su inexorable y progresivo deterioro. La última escena entre Hua y Zhang es antológica (ese beso deseado y negado). Es la gema refulgente de los tres capítulos y, por sí sola, eleva varios escalones la película. Hasta el formato breve le permite a su director evitar algunos de esos tics de su filmografía (cierta morosidad que va de la mano con un regodeo visual). Cierra de todos los ángulos. Para no perdérsela.

CONSEJO: se puede esperar al video. Pero no deje pasar el capítulo de Wong Kar-Wai.

miércoles, mayo 24, 2006

bajá el volumen 

Photobucket - Video and Image Hosting
LA MARCHA DE LOS PINGÜINOS

Si pudiéramos entrar a la sala y pedir que bajen el volumen a su mínimo expresión, "La marcha de los pingüinos" sería una buena película. Las espectaculares imágenes y la increíble historia natural de la larga marcha del pingüino emperador para tener sus crías, quedan disminuidas por el pésimo guión y la música de ascensor que lo acompañan. Cuando uno escucha frases como "¡Él no verá al mar!", "¡Miren, miren, doy mis primeros pasos!", "¿Habrá nacido mi hijo?" y otras líneas tan pero tan pavotas que tientan al vómito inducido, uno se pregunta porque no fueron lo bastante modesto para pasar sólo lo filmado durante cuatro años en la Antártida y se abstuvieron de cualquier comentario. Más aún, cuando la mayoría del relato en off no aporta ningún dato técnico (¿dónde queda el lugar?, ¿cuántos kilómetros separan a las pingüineras del mar?, ¿qué riesgos afronta el ecosistema de los pingüinos?). Para colmo, las versiones que llegaron a la Argentina, tienen la dulzura de lija de ese doblaje neutro televisivo de los '60. Un sufrimiento, casi como la marcha sobre la nieve de los animalitos.

Photobucket - Video and Image Hosting

Así que haga un esfuerzo, abstráigase de toda la tontera que hay alrededor, y compenétrese de la historia de los pingüinos, de esas largas marchas por el desierto helado antártico para ir y traer comida para las crías, mientras uno de los padres espera, empollando el huevo entre las patas, para evitar que se congele al entrar en contacto con el suelo helado. También, tómese un tiempo para imaginarse el tipo que puso la cámara para tomar estas escenas, especular si la manejó a control remoto, si armó un campamento a unos metros, si se bancó el mismo frío de los pingüinos o si arriesgó la vida para mostrar estas imágenes que pocos humanos han visto.

Ese es el valor que tiene "La marcha de los pingüinos". El testimonio documental. Como película, es nula. Es más: cuesta comprender el esfuerzo que se deben haber tomado sus realizadores para arruinar el buen material que tenían entre manos.

Photobucket - Video and Image Hosting

Un apunte al margen: no deja de admirarnos asistir a los mecanismos grotescos a los que recurre la vida para persistir. Bien mirada, nuestra propia epopeya no deja de ser menos grotesca y absurda.

Escenas: la escena del pingüinito atacado por un albatros (¿era un albatros?); la madre tratando de robarle el pichón a otra hembra; el cortejo sexual, con las pingüinas pegándose entre sí por el macho; el pingüinito rezagado que queda sólo en la llanura helada, condenado a la muerte.

CONSEJO: es para ver en pantalla grande. Si no es fanático de los documentales y la vida natural, dejar pasar.

sábado, mayo 20, 2006

en busca del padre 

Photobucket - Video and Image Hosting
EL NIÑO

Otra película de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, con ese particular estilo documental, poblado de silencios, estirando al máximo una historia mínima. No tan efectiva como "El hijo", "El niño" no es una película de consumo amplio. Para aquellos que logren meterse en esa experiencia incómoda que significa el cine de los Dardenne, disfrutarán el final y se emocionarán con la historia. Para los otros, bufarán resoplando al grito de "¡qué bodriazo!". Ni para tanto, ni para tan poco. "El niño" (como todo el cine de los Dardenne) es una experiencia distinta que exige mucha, pero mucha paciencia.

Sonia acaba de salir del hospital con su hijo. Busca a Bruno, el padre, tan jovencito como ella, un buscavidas callejero que no ha ido a verla al hospital. Lo encontramos en la calle, rebuscándosela, mitad robo, mitad trampa, mitad reciclado (como diría Herminio, ya que vamos por tres mitades). En el primer tercio del filme, vemos la vida cotidiana de Bruno, casi un documental comercial. Los tratos que realiza, el regateo, los actos delictivos. Su vida cotidiana no difiere mayormente de la cotidianeidad de un hombre de negocios. Sólo que él opera desde la marginalidad.

Esa primera parte es una descripción (por momentos, peligrosamente al borde del hartazgo) de ese sobrevivir en la jungla de cemento. Todo es transacción. Todo es análisis de costo - beneficio, márgenes de utilidad, ganancia. Bruno negocia, rapiña, comercia, transa. Ese incesante trajinar no admite debilidades. No hay márgenes para lo que no sea un beneficio. En ese contexto, Sonia y el nene son dos elementos exóticos.

Photobucket - Video and Image Hosting

En la segunda parte del filme, continúa la lógica mercantil. Bruno no ve nada más normal que vender a su hijo. Puede conseguir un buen precio. No es racional dejarlo pasar.

La tercera parte del filme, en cambio, es el nacimiento de la conciencia paternal, aprender que un hijo no da ganancias (al contrario) y, pese a ello, entender porque la gente se empecina en tenerlos. Si en esa primera parte, Bruno era un chico, tan infantil como Sonia, al final de la película, se convierte en adulto. La seriedad del final, lo provoca una reacción inesperada, una conducta que no hubiéramos imaginado posible en el Bruno de los dos primeros segmentos. El hijo produce en el padre, el nacimiento de una moral. Y ésta nace por una necesidad (irracional) de proteger al más débil.

Photobucket - Video and Image Hosting

Esa es la parábola sencilla de "El niño". No hay más complicaciones para una historia pequeña, pero con grandes ideas atrás. Tómela o déjela. Es lo que hay.

CONSEJO: para amantes del cine arte. El resto, dejar pasar.

martes, mayo 16, 2006

2 + 2 = un árbol que vuela 

Image hosted by Photobucket.com
LA PRUEBA

Es más frecuente perderse en la oscuridad, pero no hay que desestimar las sombras propias de la luz. Hay un nivel de abstracción tal que, una vez traspasado, el genio pierde contacto con la realidad. El retroceso, los pasos hacia atrás para dar con la puerta de entrada, es una acción no exenta de riesgos. A veces, no se sabe cómo dar con la salida. A veces, uno queda preso de la misma genialidad que nos llevó hasta allí.

"La prueba" es la versión cinematográfica de la pieza teatral homónima de David Auburn, coguionista con Rebecca Miller de esta adaptación. Extrañamente, esta película ha sido recibida con mucha frialdad y disgusto por la crítica local. "La prueba" logra llevarnos a compartir ese nivel de angustia del que se tambalea sobre la cornisa de la locura. Con muy buenas actuaciones, con un ritmo sostenido y frases memorables, "La prueba" es un filme para no dejar pasar.

Catherine ha pasado los últimos cinco años, cuidando de su padre, Robert, un genial matemático universitario que un día, casi sin darse cuenta, perdió la chaveta. Ahora, cuando él ya no está, Catherine teme haberse pegado de su insanía. Frente a ella, una hermana ausente que viene a ordenarle la vida y un joven estudiante de su padre, que hurga entre los cientos de cuadernos incoherentes del matemático, con la esperanza de hallar alguna demostración genial, al que amará. Los anhelos de Hal, el joven en cuestión, no son defraudados: halla un cuaderno con una histórica demostración matemática. El problema es que Catherine afirma que esa demostración genial le pertenece.

"La prueba" coquetea con varias ideas interesantes. Una de ellas es la extorsión de la relación padre - hijo. La locura de Robert es funcional a su deseo de tener a su hija a mano. Una de ellas, Claire, escapó de su lado. Pero la otra, Catherine, la brillante, la amante de las matemáticas como él, es la que quedó prisionera en la casona, compartiendo su locura. Por momentos, en los delirios del personaje, se adivina la perversidad de aquel que teme tanto la soledad que no vacila en imponérsela a los otros.

Otra idea que circula por allí, es el tema de la confianza y la piedad. Los personajes que confrontan con Catherine piden pruebas. Ella sólo demanda confianza. Tal vez, esa sea la clave del amor. Confiar sin pedir demostraciones. Catherine se adaptó a la locura de su padre, siguió el juego (y casi se extravió en ese laberinto), sólo por amor filial. Los que la enfrentan buscan certezas, se resguardan en la razón para esconder para exculpar su desinterés.

Pero la gran idea de "La prueba", la tesis central del filme, es que en las cuestiones del amor, no hay certezas, sensaciones que no se puede probar, sólo debe confiarse en que son así y abrazarse a esa creencia, de un modo irracional. Apostar al sentimiento, jugarse por la emoción. Lo enuncia Catherine cuando le dice a Hal que no hay modo de probar algo. Que sólo tiene que confiar en ella.

"La prueba" tiene un gran trabajo de Gwyneth Paltrow (¡ah, Gwyneth! ¡qué linda que estás, Gwyneth! ¡aaah!) y de Anthony Hopkins. Un escalón atrás está Jack Gyllenhaal y, desdibujada, Hope Davis (el perfil de su personaje tampoco ayuda, es cierto, pero le falta sutileza a su elaboración).

Image hosted by Photobucket.com

Escenas a destacar: el primer diálogo entre Catherine y su padre, cuando hablan de la locura; el momento en que Catherine encuentra a su padre, en el jardín, bajo la nieve; la lectura de la demostración matemática de Robert, sobre el frío; el diálogo entre Hal y Catherine, fuera de la casa cuando está por partir a Nueva York.

Frases: "No lo encontré", "Sí, lo hiciste", "No, no lo hice", "Yo no lo encontré", "Yo tampoco. Yo lo escribí"; "Sea X igual a todas las cantidades de X. Sea X igual al frío. Hace frío en diciembre. Los meses con fríos van de noviembre a febrero. Hay cuatro meses de frío, cuatro de calor y otros cuatro de temperatura indeterminada. En febrero, nieve. En marzo, el lago es como un lago de hielo. En septiembre, los estudiantes regresan y las bibliotecas están llenas. El número de libros tiende a infinito y el número de meses con frío tiende a cuatro. Nunca tendré tanto frío ahora, como lo tendré en el futuro. El futuro del frío es infinito. El futuro del calor es el futuro del frío. Las bibliotecas están llenas, excepto en septiembre..."; "Sólo porque yo me volví loco, no quiere decir que tú también. Eso no es obligatoriamente hereditario. ¿No es así? La vida cambia rápido. Te estas sintiendo mal, ha sido una mala semana. Vas a estar bien. Si, lo prometo. El sólo hecho de que podamos hablar de esto es una buena señal”, “¿Buena señal? ¿Cómo puede ser una buena señal?”, “Porque la gente loca no se sienta a preguntarse si están locos”, “¿No lo hacen?”, “Claro que no. Tienen mejores cosas que hacer. Créeme, una buena señal de que estas loco, es la imposibilidad de hacerte la pregunta ‘¿estoy loco?’?”, “¿Incluso si la respuesta es sí?”, “¿La gente loca no pregunta ves? ¿Veámonos, qué opinas?... vámonos a dormir y por la mañana...”, “Espera”, “¿Qué paso?”, “No tiene sentido”, “Seguro, claro que si”, “No”, “¿Cuál es el problema?”, “El problema es que tú estás loco”, “¿Y?”, “¿Qué tu dijiste que un loco nunca admitiría eso?”, “¡Ah!, ya veo... Tienes un buen punto”, “¿Entonces cómo puedes admitirlo?”, “Bueno, porque además estoy muerto…”

Image hosted by Photobucket.com

“¡Guau! No puedo creer cuanta gente hay aquí, no sabía que tuviese tantos amigos. ¿Dónde han estado todos ustedes estos últimos cinco años?”; “Hay una mujer en Stanford. No puedo recordar su nombre”, “¿Sophie Germain?”, “Si, creo que la he visto en alguna conferencia pero no creo que la haya conocido”, “Nació en Paris, en 1776”, “Entonces definitivamente nunca la conocí”; “¿Tú piensas que soy como papá?”, “Pienso que tienes algo de su talento. Y algo de su tendencia hacia la inestabilidad”; “¿Qué haces aquí afuera?”, “Pensando”; “La maquinaria... ¡la maquinaria esta funcionando, Catherine! Esta en un gran momento. Todos los cilindros están bien. ¡Estoy encendido! Por eso tuve que salir a enfriarme un poco… ¡no me he sentido así en años!”; “¿Te das cuenta? Incluso tu depresión es matemática”; “Crees que te diste cuenta de algo? Corriste hasta aquí sintiéndote bien contigo mismo porque cambiaste de parecer? Ahora estás seguro ¡No sabes nada! El cuaderno, la matemática, las fechas, la caligrafía, todas esas cosas que decidiste con tus amigos es solo evidencia. No prueba nada”, “Está bien… ¿qué lo haría?”, “Nada. Debiste haber confiado en mí”; “Estoy afuera de la casa, tratando de encontrar la manera de entrar. Pero está cerrado y las persianas están bajas. Y perdí la llave. Y no puedo recordar cómo son los cuartos o dónde puse nada… Y si me atrevo a entrar me pregunto... ¿podré conseguir el camino de salida?”; “Es como conectar puntos. Algunas noches podía conectar 3 o 4. Y algunas noches estaban realmente lejos, no tenía idea de cómo llegar al próximo, si es que había un próximo”.

CONSEJO: se puede esperar al video, pero es una muy buena segunda opción en cine.

viernes, mayo 12, 2006

esta película se audestruirá en cinco segundos 

Photobucket - Video and Image Hosting
MISIÓN IMPOSIBLE III

Hay que reconocerle a Tom Cruise su capacidad para haber encontrado el currito justo con "Misión Imposible". Tras una tibia primera parte, se lo trajo a John Woo y dijo: "¡Ah, no! ¡Ésta sí que es mejor que la otra! ¡Ahora sí! ¡Es la película que estaban esperando". Y cuando la segunda demostró ser peor que la primera, se lo buscó a J.J. Abrams (el cerebro detrás de "Lost" y "Alias") para repetir la fórmula: "¡Ah, no! ¡Ésta sí que es mejor que la otra! ¡Ahora sí! ¡Es la película que estaban esperando". Bueno, lo lamento: otra vez sopa. Ésta tercera parte (pese a lo que diga la crítica) es peor que la segunda. Así que la primera de Brian De Palma, no estaba tan mal, mirá vos.

Photobucket - Video and Image Hosting

Uno podría intentar un análisis, rescatar algo, buscar vueltas y explicaciones. Pero creo que no se lo merece. Esta tercera parte de "Misión Imposible" está tan en "máquina de hacer chorizos", tan en piloto automático desganado, que no te deja lugar ni para el bostezo. Los giros de la historia son, en gran parte, aleatorios; el desarrollo de los personajes muy planos; Cruise nos da su peor actuación en años (está mal, pero mal con ganas, con muchas ganas); las chicas son muy light (salvo la chinita Zhen, una babaza para el trajecito rojo de Maggie Q); se desperdicia a un villano como Philip Seymour Hoffman. El único atractivo es, para los memoriosos, de que película se choreó cada escena. Porque hasta hay locaciones sacadas de otro lado.

Photobucket - Video and Image Hosting

De lo rescatable, en dos horas de película: la persecución de los helicópteros entre las paletas de las dínamos eólicas; la explosión en el puente (porque los amasijan a Cruise contra un auto y uno se hace la esperanza de que no se va a volver a levantar) y la primera escena (que promete una película distinta a la que vamos a ver).

En suma: ¡qué vivo que sos Tom! ¿Te dará para una cuarta?

CONSEJO: esperar al video, sin apuro.

domingo, mayo 07, 2006

alguien te está mirando 

Image hosted by Photobucket.com
ESCONDIDO

¡Ah, qué película difícil de recomendar! ¡Ah, qué película imposible de no recomendar! "Escondido" ("Cache", el título original) es uno de los hallazgos del cine arte de este año. Críptica, simbólica, con un estilo muy particular, no es de consumo amplio. Nos puede engañar con el género y creer que estamos viendo un thriller. Pero en realidad, es un filme político, una crítica muy fuerte a la sociedad francesa que no ha podido superar (tal vez por no atreverse a mirarlo) el tema de Argelia.

"Escondido" empieza como un thriller. Matrimonio francés burgués: papá George, animador de un programa televisivo sobre libros; mamá Anne; Pierrot, el hijo adolescente. Típico hogar francés políticamente correcto, aparentemente sin inconvenientes en la superficie, intelectual, bien acomodado, con la vida ordenada y encarrilada. El símbolo: la mesa donde cenan está frente a una gran biblioteca repleta de libros, de punta a punta.

Un día, reciben un extraño correo: un video, una larga filmación, sin cortes, del frente de la casa. Los videos se siguen sucediendo. George y Anne empiezan a inquietarse. ¿Quién los está mirando? ¿Y cuál es su propósito?

A medida que pasa el filme, nos damos cuenta que el mirón no es neutral. Que algo sabe sobre George y que éste esconde un secreto de su infancia. George sabe porque le mandan estos videos y qué quieren decir.

Michael Haneke (guionista y director del filme) intenta distraernos con el thriller que está detrás de la verdadera historia. La clave del filme es la mirada. Lo que mira para ser mirado. Lo que ha sido visto, pero que se le niega la propiedad volitiva de la mirada. La indiferencia adrede, la negación del otro, la mirada del que te mira anhelando ser mirado. "Estoy acá y quiero que me mires" parece decir el autor del video que reciben los Laurent. "Ya sé que me viste. Pero no te dignaste a mirarme. Ahora, yo te estoy mirando. Y quiero que sepas eso. Que te miro. Que estoy acá. Que no me voy a ir. Y que te estoy mirando".

(Pregúntese el espectador, dónde está ubicada la cámara que toma el domicilio de los Laurent. No está dentro de un auto ni detrás de una ventana. Tiene que estar en medio de la calle, la misma calle que recorre George, todos los días, para buscar su auto. ¿Cómo es que no lo vio? O mejor dicho: ¿cómo es que no lo miró? Esa es la clave. No es porque no esté ahí: es porqué no miró que estaba ahí).


Detrás del thriller, "Escondido" habla del rechazo de cierta parte de la sociedad francesa para integrar a los habitantes de sus ex colonias. Hoy explotan como revueltas callejeras, con coches ardiendo en la noche. Pero el problema, la verdadera razón de la ira, es la deliberada intención de ignorar la existencia del otro, la postergada aceptación del error propio y la demorada disculpa que nunca llega.

Image hosted by Photobucket.com

George niega. En todo momento, niega. La primera frase del filme ("¿Qué pasa?", "Nada") es el monumento a la negación. George se disculpa, una y otra vez, ante su esposa. Pero no se disculpa ante la persona correcta y, tampoco, por la razón correcta: lo que sucedió en su infancia, de la actitud que tomó cuando era un niño. El problema es que ha negado tanto y durante tanto tiempo, que ya no sabe como afrontar la disculpa. Le resulta imposible recorrer el camino del perdón.

La última escena (en apariencia sin sentido) es la escena del año. No se levanten cuando empiecen los títulos. La escena de los chicos saliendo de la escuela, ha sido interpretada de tantos modos como espectadores. Haneke se ha negado a explicarla. Nos cede la posta para cerrar el cuadro. Y cada uno ha visto lo que ha querido ver, en esa escena. Confieso que, pese a estar advertido, y observar atentamente la escena, me perdí el encuentro de dos personajes que se da en esa escena. No obstante, no creo que la “explicación” del thriller sea el objetivo supremo de la película. Mi visión de esa escena, es que la solución está en la generación siguiente, en los jóvenes, y en la educación, que abre la posibilidad del diálogo.

La generación de George se ha consumido en sí misma. Esa escena final de George, desnudándose, cerrando las ventanas (para que no entre la luz), tomando un par de calmantes y echándose a dormir, es la manifestación de la muerte. George está jugado, cerrado en su propia trampa. Como lo estuvo, Majid.

Un apunte lateral. En un momento del filme, se recuerda la noche del 17 de octubre de 1961. Cerca de 30 mil manifestantes argelinos desfilaron por pacíficamente por París. Alrededor de 400 personas (el filme cita 200) fueron ahogadas en el Sena o reventados contra los muros de París, por la represión policial. Para las fuentes oficiales, sólo hubo dos muertos. Recién ahora, después de cuatro décadas, Francia está corriendo el velo a esta masacre, que “borró” de su memoria colectiva. Algunos partidos de izquierda demandan que el gobierno, en nombre de la nación francesa, pida disculpas públicas a Argelia por su crimen. Para ponerse a pensar, cuando cada dos por tres, recibimos la visita iluminada de los grandes pensadores galos dándonos clase de derechos humanos a estos subdesarrollados tercermundistas.

Image hosted by Photobucket.com

Escenas destacadas: la escena final del filme; la (sorpresiva) escena en la que Majid llama a George para que vaya a su casa; la escena de George visitando a su madre (Annie Girardot) en el geriátrico; la charla entre George y el hijo de Majid.

La frase: “Pero… ¿por qué nos temen? ¿a qué es lo que le tiene tanto miedo?”.

CONSEJO: ojo, recomendada sólo para cinéfilos. El resto seguir de largo.

lunes, mayo 01, 2006

el juego de Kansas: el festival del flashback 

Image hosted by Photobucket.com
7, EL NÚMERO EQUIVOCADO

Pequeña joyita. Seguramente pasará inadvertida en las pantallas locales. Pero "7, el número equivocado" es una muy divertida historia policial, donde nada es lo que parece ser. Al estilo de las comedias de gángsters de Guy Ritchie, estamos ante otro guión de lujo, con una estructura muy interesante y personajes deliciosos.

Slevin es un lindo pibe que no tiene un buen día: su novia lo ha dejado, acaban de robarle los documentos en la calle y, como si fuera poco, ha pasado a visitar a su amigo Nick Fisher, en Nueva York, y no lo ha encontrado. Pero no todas son pálidas: ha encontrado la puerta abierta y se metió a esperarlo, ducha mediante.

Ahora empiezan las pálidas: golpean la puerta y aparecen dos matones. El Jefe quiere verlo. Slevin no sabe quién es el Jefe e intenta decirles que se equivocaron de tipo. No importa: lo llevan de un brazo ante el Jefe. Y el Jefe (Morgan Freeman) le dice que le debe 96 mil dólares pero, cómo es buena persona, cancela la deuda si es que mata al hijo del jefe de la otra banda de Nueva York, el Rabino. Y que tiene 48 horas. Vuelto al hogar de Fisher, otra vez golpean la puerta: son los hombres del Rabino. Ahora se entera que debe 33 mil dólares.

Image hosted by Photobucket.com

Ese es el planteo. De cómo un pobre tipo, que está en el lugar y en el momento equivocado, queda metido en medio de un duelo de pandillas, con pronóstico de catástrofe. Y no decimos nada más de la trama, porque desde este punto, todo lo que parece una cosa es otra, todo gira, una y otra vez, y nada es lo que parece.

El guión de "7, el número equivocado" (culpable: Jason Smilovic) merece estudiarse, por la manera en que se proporciona la información al espectador. Esta historia pudo contarse de muchos modos, linealmente, ocultando cierta información que se expone en los primeros momentos del filme. Pero la gracia es ver cómo, mostrando parte de la información, se logra generar más suspenso que si no supiéramos nada. Otra vez, el viejo juego de manipular al espectador a partir de sus especulaciones (recurso magistralmente explotado en "Sexto sentido").

Image hosted by Photobucket.com

La estructura de la película es el festival del flashback. La trama se cuenta, luego alguien cuenta lo que pasó, y le agrega en ese recuerdo, las escenas faltantes. Pero claro, siempre queda algún fragmento significativo en la manga. Sólo al final, el cuadro está completo y se cierra el paisaje.

Al ágil guión, hay que anotar muy buenas actuaciones. Los dos villanos, el Jefe y el Rabino, se llevan las palmas, en manos de esos dos grandes actores que encarnan a sus personajes de taquito: Morgan Freeman y Sir Ben Kingsley. Anoten otra gran actuación con un personaje delicioso: Lucy Liu como Lindsey, la vecinita parlanchina de Fisher. En un segundo lugar, sin derrapar, Bruce Willis, Josh Hartnett (el protagonista principal) y Stanley Tucci.

Image hosted by Photobucket.com

Escenas a destacar: el encuentro final entre el Jefe y el Rabino; la despedida de Mr. Goodkat en el aeropuerto; el primer encuentro entre Slevin y Lindsey; la escena entre Slevin y el hijo del Rabino; el último encuentro, en el auto, entre Slevin y el policía.

Frases: "Ellos lo llaman 'El Rabino'", "¿Por qué?", "Porque es rabino"; "Un gángster con un hijo gay. Qué irónico..."; "Usted debe ser Mr. Fisher"; "¿Cuál es su nombre?", "¡Oh, sí! Ahora recuerdo. Slevin Kelevra"; "Diré lo mismo que dijo el tipo aquel con dos penes cuando su sastre le preguntó si lo ponía a la izquierda o a la derecha. Sí"; "¿Cómo nos encontraste?", "Soy una asesino de clase mundial, mierda. ¿Cómo no te iba a encontrar?"; "No soy gay", "Soy un policía", "No soy un ladrón de los que puedas atrapar"

Image hosted by Photobucket.com

"Ellos lo llaman 'Mariposa'", "¿Por qué? ¿Puede volar?", "No. Lo llaman 'Mariposa' porque es gay"; "Alguien está tratando de asesinarte", "¿Quién?", "Yo"; "Pero dispararte antes de tú lo intentes sería...", "¿Kosher?", "No... aceptable"; "Lo siento... pero estás jodido", "Es el juego de Kansas. Para el juego de Kansas, siempre se necesita un muerto"; "Fue hace tiempo".

CONSEJO: puede esperarse al video pero es una muy buena segunda opción en cine.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?