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críticas chatarras

martes, mayo 16, 2006

2 + 2 = un árbol que vuela 

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LA PRUEBA

Es más frecuente perderse en la oscuridad, pero no hay que desestimar las sombras propias de la luz. Hay un nivel de abstracción tal que, una vez traspasado, el genio pierde contacto con la realidad. El retroceso, los pasos hacia atrás para dar con la puerta de entrada, es una acción no exenta de riesgos. A veces, no se sabe cómo dar con la salida. A veces, uno queda preso de la misma genialidad que nos llevó hasta allí.

"La prueba" es la versión cinematográfica de la pieza teatral homónima de David Auburn, coguionista con Rebecca Miller de esta adaptación. Extrañamente, esta película ha sido recibida con mucha frialdad y disgusto por la crítica local. "La prueba" logra llevarnos a compartir ese nivel de angustia del que se tambalea sobre la cornisa de la locura. Con muy buenas actuaciones, con un ritmo sostenido y frases memorables, "La prueba" es un filme para no dejar pasar.

Catherine ha pasado los últimos cinco años, cuidando de su padre, Robert, un genial matemático universitario que un día, casi sin darse cuenta, perdió la chaveta. Ahora, cuando él ya no está, Catherine teme haberse pegado de su insanía. Frente a ella, una hermana ausente que viene a ordenarle la vida y un joven estudiante de su padre, que hurga entre los cientos de cuadernos incoherentes del matemático, con la esperanza de hallar alguna demostración genial, al que amará. Los anhelos de Hal, el joven en cuestión, no son defraudados: halla un cuaderno con una histórica demostración matemática. El problema es que Catherine afirma que esa demostración genial le pertenece.

"La prueba" coquetea con varias ideas interesantes. Una de ellas es la extorsión de la relación padre - hijo. La locura de Robert es funcional a su deseo de tener a su hija a mano. Una de ellas, Claire, escapó de su lado. Pero la otra, Catherine, la brillante, la amante de las matemáticas como él, es la que quedó prisionera en la casona, compartiendo su locura. Por momentos, en los delirios del personaje, se adivina la perversidad de aquel que teme tanto la soledad que no vacila en imponérsela a los otros.

Otra idea que circula por allí, es el tema de la confianza y la piedad. Los personajes que confrontan con Catherine piden pruebas. Ella sólo demanda confianza. Tal vez, esa sea la clave del amor. Confiar sin pedir demostraciones. Catherine se adaptó a la locura de su padre, siguió el juego (y casi se extravió en ese laberinto), sólo por amor filial. Los que la enfrentan buscan certezas, se resguardan en la razón para esconder para exculpar su desinterés.

Pero la gran idea de "La prueba", la tesis central del filme, es que en las cuestiones del amor, no hay certezas, sensaciones que no se puede probar, sólo debe confiarse en que son así y abrazarse a esa creencia, de un modo irracional. Apostar al sentimiento, jugarse por la emoción. Lo enuncia Catherine cuando le dice a Hal que no hay modo de probar algo. Que sólo tiene que confiar en ella.

"La prueba" tiene un gran trabajo de Gwyneth Paltrow (¡ah, Gwyneth! ¡qué linda que estás, Gwyneth! ¡aaah!) y de Anthony Hopkins. Un escalón atrás está Jack Gyllenhaal y, desdibujada, Hope Davis (el perfil de su personaje tampoco ayuda, es cierto, pero le falta sutileza a su elaboración).

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Escenas a destacar: el primer diálogo entre Catherine y su padre, cuando hablan de la locura; el momento en que Catherine encuentra a su padre, en el jardín, bajo la nieve; la lectura de la demostración matemática de Robert, sobre el frío; el diálogo entre Hal y Catherine, fuera de la casa cuando está por partir a Nueva York.

Frases: "No lo encontré", "Sí, lo hiciste", "No, no lo hice", "Yo no lo encontré", "Yo tampoco. Yo lo escribí"; "Sea X igual a todas las cantidades de X. Sea X igual al frío. Hace frío en diciembre. Los meses con fríos van de noviembre a febrero. Hay cuatro meses de frío, cuatro de calor y otros cuatro de temperatura indeterminada. En febrero, nieve. En marzo, el lago es como un lago de hielo. En septiembre, los estudiantes regresan y las bibliotecas están llenas. El número de libros tiende a infinito y el número de meses con frío tiende a cuatro. Nunca tendré tanto frío ahora, como lo tendré en el futuro. El futuro del frío es infinito. El futuro del calor es el futuro del frío. Las bibliotecas están llenas, excepto en septiembre..."; "Sólo porque yo me volví loco, no quiere decir que tú también. Eso no es obligatoriamente hereditario. ¿No es así? La vida cambia rápido. Te estas sintiendo mal, ha sido una mala semana. Vas a estar bien. Si, lo prometo. El sólo hecho de que podamos hablar de esto es una buena señal”, “¿Buena señal? ¿Cómo puede ser una buena señal?”, “Porque la gente loca no se sienta a preguntarse si están locos”, “¿No lo hacen?”, “Claro que no. Tienen mejores cosas que hacer. Créeme, una buena señal de que estas loco, es la imposibilidad de hacerte la pregunta ‘¿estoy loco?’?”, “¿Incluso si la respuesta es sí?”, “¿La gente loca no pregunta ves? ¿Veámonos, qué opinas?... vámonos a dormir y por la mañana...”, “Espera”, “¿Qué paso?”, “No tiene sentido”, “Seguro, claro que si”, “No”, “¿Cuál es el problema?”, “El problema es que tú estás loco”, “¿Y?”, “¿Qué tu dijiste que un loco nunca admitiría eso?”, “¡Ah!, ya veo... Tienes un buen punto”, “¿Entonces cómo puedes admitirlo?”, “Bueno, porque además estoy muerto…”

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“¡Guau! No puedo creer cuanta gente hay aquí, no sabía que tuviese tantos amigos. ¿Dónde han estado todos ustedes estos últimos cinco años?”; “Hay una mujer en Stanford. No puedo recordar su nombre”, “¿Sophie Germain?”, “Si, creo que la he visto en alguna conferencia pero no creo que la haya conocido”, “Nació en Paris, en 1776”, “Entonces definitivamente nunca la conocí”; “¿Tú piensas que soy como papá?”, “Pienso que tienes algo de su talento. Y algo de su tendencia hacia la inestabilidad”; “¿Qué haces aquí afuera?”, “Pensando”; “La maquinaria... ¡la maquinaria esta funcionando, Catherine! Esta en un gran momento. Todos los cilindros están bien. ¡Estoy encendido! Por eso tuve que salir a enfriarme un poco… ¡no me he sentido así en años!”; “¿Te das cuenta? Incluso tu depresión es matemática”; “Crees que te diste cuenta de algo? Corriste hasta aquí sintiéndote bien contigo mismo porque cambiaste de parecer? Ahora estás seguro ¡No sabes nada! El cuaderno, la matemática, las fechas, la caligrafía, todas esas cosas que decidiste con tus amigos es solo evidencia. No prueba nada”, “Está bien… ¿qué lo haría?”, “Nada. Debiste haber confiado en mí”; “Estoy afuera de la casa, tratando de encontrar la manera de entrar. Pero está cerrado y las persianas están bajas. Y perdí la llave. Y no puedo recordar cómo son los cuartos o dónde puse nada… Y si me atrevo a entrar me pregunto... ¿podré conseguir el camino de salida?”; “Es como conectar puntos. Algunas noches podía conectar 3 o 4. Y algunas noches estaban realmente lejos, no tenía idea de cómo llegar al próximo, si es que había un próximo”.

CONSEJO: se puede esperar al video, pero es una muy buena segunda opción en cine.

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