viernes, febrero 19, 2010
adrenalinodependiente
VIVIR AL LÍMITE
data: http://www.imdb.com/title/tt0887912/
No es que “Vivir al límite” (título local para “The hurt locker”) sea una mala película de guerra. No. Es buena. Tal vez, si me apuran un poco, diría que muy buena. Tiene ideas interesantes, está filmada de un modo que llama la atención, hay personajes con un desarrollado perfil sicológico. El problema es el gran barullo mediático que hay detrás de esta película buena, pero sólo buena. “Vivir al límite” no es superior a tantas otras películas de guerra nacidas al influjo del 9/11, obras que la crítica local ignoró sin ningún dejo de culpa. Y está muy lejos de ser la mejor película del año como para llevarse un Oscar en las próximas semanas. Tal vez, para la Academia, que “Vivir al límite” haya sido la única pelicula sobre la guerra de Irak que devolvió la inversión realizada, sea un buen argumento para ubicarla como candidata al Oscar. Pero, insistimos, es muy inferior a una película como “Amor sin escalas” o “Up”, para señalar dos de sus rivales directas.
“Vivir al límite” es la historia de tres soldados, de un cuerpo especial de tareas del ejército norteamericano en Irak. Se dedican a desactivar explosivos, casi todos precariamente armados y sumamente volatiles para desarmar, más aún en el ambiente de franca hostilidad de la población local.
El filme no trata de explicar la ocupación militar norteamericana en Irak: ni la denuncia ni la apoya. Sólo describe. Lo más interesante del filme es observar la interacción de los soldados norteamericanos con los iraquíes. La sensación es de absoluta confusión. Cuando un iraquí alza su mano desde lejos, los estadounidenses no saben si los están saludando o dando el OK para detonar la bomba que tienen delante suyo. En esos brochazos del contexto, se observa la desorientación de una fuerza de ocupación en un país que no es el suyo.
La columna vertebral de la película es describir (analizar sería decir mucho) la conducta del sargento William James. En el comienzo del filme, el tipo viene a reemplazar al líder del batallón que murió al intentar desactivar una bomba. James, rápidamente, da muestras de ser un loquito descontrolado. El tipo se expone, una y otra, haciendo más peligrosa la situación que ya es grave en sí.
James interactúa con otros dos soldados: Sanborn, el soldado profesional que sigue las reglas pero envidia, secretamente, la audacia de James, y Eldridge, el tipo que está tan asustado en el campo de batalla que su salida en una camilla de enfermería es una profecía autocumplida. Ése es el nudo dramático de la película y alrededor de estos protagonistas giran los conflictos que se reducen a una sucesión de artefactos explosivos que hay que desactivar.
Tal vez, ésa sea la mayor crítica al guión de “Vivir al límite”, que el desarrollo del conflicto sicológico de los protagonistas se dé, solamente, a partir del momento de tensión al desarmar una bomba, con el arrojo suicida de James que redobla la apuesta al peligro, un poco más y más, cada vez. Poco sabemos de los protagonistas, antes y después de la guerra, poco para deducir.
Kathryn Bigelow eligió un tono semidocumental muy acertado para contar la historia, con una cámara inquieta, con tomas filmadas desde distintos puntos de vista. Esa elección estética es más que correcta y responsable de la tensión que tienen las escenas del desmonte de los aparatos explosivos.
En suma: “Vivir al límite” es una buena película. Si va al cine esperando La Gran Película Bélica, no. No lo es. Si duda, compárela con “Apocalipsis Now” si de cimas hablamos. Vaya con bajas expectativas y no estará tan mal.
De las escenas, nos quedamos con la secuencia de James parado en el medio de seis bombas, incluyendo el momento en el que le apunta con su arma a un taxista iraquí entrometido; la escena del hombre bomba; la elección del cereal en el supermecado; la última escena del filme.
Frases:
La furia de la batalla es a menudo una potente y letal adicción, para la guerra es una droga. La guerra es una droga.
Quiero morir cómodo.
¡Púdrete, Will! ¡En verdad, púdrete! Gracias por salvarme la vida, pero no debimos haber ido a buscar problemas. ¡Eres un maldito adicto a la adrenalina, cabrón!
-Estoy listo para morir, James.
-Pues no morirás aquí, hermano.
-Si explotan dos motores y me cortan la garganta, me desangraré como un cerdo en la arena. A nadie le importará una mierda. O sea a mis padres les importa, pero ellos no cuentan. ¿Quién más? Ni siquiera tengo un hijo.
-Pues tendrás mucho tiempo para eso, viejo.
-No, viejo. ¿Sabes? Terminé. Quiero un hijo. Quiero un varoncito, Will. ¿Cómo lo hacés? ¿Arriesgarte?
-No sé, yo sólo... Supongo que no piensas en eso.
-Pero te das cuenta que cada vez que te pones el traje, cada vez que salimos, es vivir o morir. Tiras los dados. Y lo haces, Will. Te das cuenta de eso, ¿verdad?
-Sí. Sí, me doy cuenta. Pero no sé porqué... No lo sé, J.T. ¿Sabes por qué soy como soy?
-No. No lo sé.
Te encanta jugar con eso. Te gustan los peluches. Quieres a tu mami y a tu papi. Te gusta tu pijama. Te gusta todo, ¿no? ¡Sí! ¿Sabes qué, amigo? Cuando crezcas, muchas de esas cosas que te encantan no te parecerán tan especiales. Sabes, como esta caja... Tal vez, te das cuenta que es sólo un pedazo de metal y un muñeco de peluche. Y sólo quedarán unas cuantas cosas que realmente amas. Y cuando llegues a mi edad, tal vez sea una o dos cosas. De hecho, creo que sólo una.
Días restantes para la rotación de la Compañía Delta: 365.
martes, febrero 16, 2010
frases de “Nine”
Misteriosamente a veces, en la sala de edición, ocurre un milagro cuando colocas una imagen al lado de otra. Así que cuando finalmente el público se sienta en la oscuridad, si tienes suerte, mucha suerte -y a veces la he tenido- el sueño cobra vida otra vez.
Página uno. Página uno. Página uno. Página Nada.
Cálmate. Dirigir películas está sobrevalorado. Todos lo sabemos. Sólo tienes que decir sí o no. ¿Qué más hacés? Nada. “Maestro, ¿esto debe ser rojo?”; “Sí”; “¿Verde?”; “No”; “¿Más extras?”; “Sí”; “¿Lápiz labial?”.No. Sí. No. Sí. No. Sí. No. Eso es dirigir.
-No puedo enfrentar a los periodistas.
-Eres un mentiroso de clase mundial, querido. Ve allá y miente por “Italia”.
Ésta es tu Roma, Guido. El mundo ve a Roma como tu la inventaste. Tus películas lograron eso.
-¿Puede decir a la prensa de qué se trata su película?
-¿Por qué?
-Sé de que se tratan mis últimas películas.
-Ése es el problema. Nadie más lo sabe.
¿Para qué son las cosas buenas sino para tenerlas en exceso?
He visto sus películas. Las buenas, no las superficiales. Pero ¿cree que la gente necesita ver sexo? No es necesario. Podemos imaginárnoslo.
Un guión es antes que nada un mapa.
Gracias por lo que estoy viendo.
No por gusto no tienes un guión. Estás demasiado ocupado inventando tu vida.
¿Por qué de repente están todos tan obsesionados por el guión? Habla con las personas que te adoran en las películas que hacemos. No les interesa mi guión. Les interesa el modo en que giras la cabeza, el modo en que la cámara va de ti a la luna, el modo cómo ríes, cómo lloras, el modo en que te sonrojas para la cámara. Y vaya a saber qué más. Pero sea lo que sea, no es mi guión.
A las musas. Las increíbles musas que hicieron de Italia lo que es hoy. Un país gobernado por hombres a quienes gobiernan las mujeres. Aunque ellos no lo sepan.
Todo lo tuyo es apetito. Y si dejás de ser ambicioso, mueres. Lo tomás todo. Y yo estoy vacía.
Hacer películas no era el problema. El problema eras tú.
Guido, probablemente, no haya ni una sola entre las personas que están pasando que no se haya conmovido con tus películas de alguna manera. Ése es tu don. Fue lo que te concedieron. Úsalo. Úsalo con gracia, por el amor de Dios.
¡Acción
lunes, febrero 15, 2010
¡cuánta mina que tengo!
NINE
data: http://www.imdb.com/title/tt0875034/
Durante un célebre bloqueo creativo, Federico Fellini, con el desafio de una película por filmar y ninguna idea para llevarla a cabo, se encontraba en un callejón sin salida. Y cómo buen artista que era, no tuvo mejor idea que contar ese bloqueo, llevando a la pantalla sus fantasmas y obsesiones, principalmente, las mujeres de su vida, desde su madre, pasando por prostitutas, esposas, amantes y actrices fetiches. Esa solución fue “Ocho y medio” y algunos no dudan en señalarla como una de las grandes películas de la historia.
Llegué a “Ocho y medio” tarde, la vi una noche en “Europa, Europa” hace un par de años, y me pareció que (como gran parte del cine de Fellini) le había pasado el tiempo. Reconozco que Federico Fellini no está en mi puñado de directores admirados, tal vez por su predilección a la improvisación y a tener al guión como un mero punto de partida que va corrigiendo en el camino.
Le atribuyen a Orson Welles la declarción de “¡Fellini es un genio! Que no tiene nada que decirnos” y al propio Fellini de “No hay grandes películas, sino grandes escenas”. Aunque sean leyenda, esas afirmaciones describen bastante bien las características del director romano.
Basándose en ese monumento histórico de “Ocho y medio”, con libro de Arthur Kopit y música y letra de Maury Yeston, se armó un musical para Broadway, “Nine”, cuya versión cinematográfica, dirigida por Rob Marshall, con un elenco de estrellas, llega a las pantallas locales.
Marshall quiere reeditar el éxito de “Chicago”, utilizando los mismos elementos: un elenco de actores no cantantes / no bailarines (con excepción de Fergie); edición frenética; iluminación y fotografía brillantes. Las canciones se intercalan como evocaciones de los personajes, al igual que en “Chicago”.
Pero, a la inversa de “Chicago”, el filme funciona a medias: tiene algunos buenos momentos, algún número brillante y muchos baches. ¿Por qué? Podemos echarle la culpa al original que ya pecaba de una trama caótica. Pero hay algo más: Rob Marshall no cuenta con las brillantes letras y canciones del musical de Bob Fosse y Fred Ebb. Ése es el mayor pecado. Por más recursos que eche mano Marshall para salvar el musical, éste no cuenta con números que nos emocionen y lleguen al corazón.
Pese a esa falencia estructural, de “Nine” se pueden obtener algunos buenos momentos. En especial, los diálogos entre Daniel Day-Lewis y Judi Dench, mostrando la química que puede lograrse entre dos buenos actores. Es más, hasta Dench lleva adelante, con mucha desenvoltura, un número musical. La canción se llama “Folies Bergere” y el texto es de los más flojitos de la película:
La mejor interpretación del póker de mujeres, es Fergie (la cantante de Black Eyed Peas) componiendo a Saraghina, la prostituta italiana que alucionó la infancia de Guido, el director protagonista de la obra, alter ego de Federico Fellini. Para que no queden dudas, aquí está su parte, “Be italian”:
La foto del almanaque del camionero se la lleva Penélope Cruz que hace correr todos los ratones en su momento musical, “A call from Vatican”, lo único bueno que hace en el filme. Sus líneas balbuceadas en inglés autóctono sugieren una pregunta, más con tono de asombro que inquisitorial: ¿Nominación como Mejor Actriz de Reparto? ¡Hmmm! Ver a la Cruz revoleando la soga y doppo morire:
Desde el nivel de composición, otro número memorable está a hombros de Marion Cotillard, como Luisa, la esposa de Guido, alter ego de Giulietta Masina. En el siguiente tema, “Take it all”, Luisa rompe con Guido con un strip tease de fondo:
Ejemplo de las carencias poéticas del musical es el tramo con Kate Hudson, “Cinema italiano”, canción muy pero muy pava, pese a la onda que le pone la actriz:
Como una yapa, anexamos la última escena de la película, donde aparecen todas las estrellas del filme, entre ellas la eterna Sofía Loren. El resto de los musicales los pueden ver en el canal de la película en “You Tube” (http://www.youtube.com/user/movieNine#p/u/9/8pd8nGPl1qk):
Algunas líneas de “Nine” (más de una tomada del original), merecen examinarse con detenimiento. Son observaciones sobre el acto creativo, sobre ese acto de maldad que es filmar una película, sobre las musas (sobre todo las terrenas) que trae de bagaje a un cineasta latino y sobre las costumbres sociales de la Italia de los '60. Esa moral dual de esposa y amante, católico creyente y libertino, tierno y cruel, traza los rasgos de un personaje y una época. Justamente, más allá de gustos personales, ese collage nacido del no saber qué decir, ubica a Fellini y a “Ocho y medio” entre los grandes momentos del cine.
Si usted puede abstraerse de los peros y recoger las gemas dispersas en la trama, puede ser que disfrute a “Nine”. Eso sí, siempre fiel a la máxima felliniana: “Grandes escenas, no grandes películas”.
viernes, febrero 12, 2010
una escena
PRECIOSA
data: http://www.imdb.com/title/tt0929632/
“Preciosa” es el desafío de cuánto se puede arruinarle la vida a una persona sin doblegar su espíritu. Preciosa, la obesa adolescente afroamericana, maltratada por su madre que la trata de estúpida, violada por su padre, un hijo Down criado por su abuela, otro embarazo incestuoso en camino y todavía hay más que no mencionamos para no develar la trama. Que esa bomba de tiempo se desactive por aprender a leer, es asombroso, luminosamente asombroso.
Ni Lee Daniels como director ni el guión de Geoffrey Fletcher adaptando la novela de Sapphire, echan mano a grandes recursos para contarnos una historia que nos hunde en el asiento, porque somos conscientes de que no es sólo la afiebrada imaginación de los guionistas y que la realidad es seguramente más cruel que lo visto en la pantalla. Por tal motivo, “Preciosa” sólo tiene de destacable, artísticamente hablando, la franqueza de la historia, la labor de los actores y una escena, motivo de esta nota.
Nos referimos a la última escena, en la que Preciosa se encuentra con su madre y su asistente social. Reúne a las dos protagonistas principales del filme, soportes vitales de la trama: Mo'Nique, en el papel de la madre, y Gabourey Sidibe, la adolescente con la marca de la derrota tatuada en el rostro inmenso. La tercera en discordia es Mariah Carey como Mrs. Weiss, la asistente social que ha venido siguiendo a Preciosa.
El momento es clave: Preciosa se ha puesto sobre sus propios pies y quiere cuidar de sus hijos. La vida la ha sopapeado lo suficiente para que no se levante por toda la cuenta. Pero ella, empecinada, va por más. No hay triunfo posible, es claro. Todos aquellos que debieron cuidarla, la hirieron. No hay retorno. Pero llegó el momento de pasar factura.
En esa escena notable, Mrs. Weiss encara a la madre frente a Preciosa y le pregunta qué sabía de los abusos sexuales que sufrió su hija desde niña. Y en un vibrante monólogo (que le ganó a Mo'nique, comediante de stand up, la nominación al Oscar como Mejor Actriz de Reparto) Mary, la madre de Preciosa, confiesa y se justifica, con una impunidad tal que desencadena indignación trocada luego a pena. Pena, sí. Pena de comprobar cuán bajo puede caer una persona, cuán perdida está un alma en su desvarío.
“Preciosa” es, tal vez, nada más que esa escena. Fellini (si mal no recuerdo) solía decir que no hay grandes películas sino grandes escenas. Es una creencia que no compartimos. Pero de hacerlo, la escena final de “Preciosa” justificaría la mera existencia del filme.
miércoles, febrero 10, 2010
para qué catzo sirve estudiar
ENSEÑANZA DE VIDA
data: http://www.imdb.com/title/tt1174732/
Nick Horby se inspiró en un artículo autobiográfico de la periodista Lynn Barber para escribir el guión de “Enseñanza de vida” (“An education”, el título original, da una mejor idea del tema), película dirigida por la danesa Lone Scherfig.
(Una versión en:
http://www.guardian.co.uk/culture/2009/jun/07/lynn-barber-virginity-relationships)
La película tiene su interés hasta el desenlace. Y ahí se desbarranca en el lugar común. No importa que la verdadera Lynn Barber haya vivido ese final. Dramáticamente, ese final traiciona las expectativas de la película. La realidad no necesariamente tiene que concordar con la ficción. “Entre la leyenda y la verdad, imprime la leyenda” confiesa un personaje en “Manchester, la fiesta inolvidable” y tiene razón. “Enseñanza de vida” no necesitaba contar lo que pasó, porque la historia de la colegiala engañada es infinitamente inferior a la pregunta que se hacía el filme hasta entonces: ¿para qué estudiar?
Ubicada en la Gran Bretaña de posguerra, el inicio de los ’60, “Enseñanza de vida” es la historia de Jenny, una inteligente adolescente de un hogar obrero, sobreexigida para lograr una beca en Oxford que le permita alcanzar un futuro distinto al de sus padres. Los planes vienen viento en popa, hasta que se cruza con un hombre maduro, de mundo, con el que entabla una relación. Ese romance, además de ser devastador como todo primer amor, replantea las metas de Jenny: ¿hacer el esfuerzo titánico para ser una oscura profesora de letras en Oxford o el camino fácil de David, su novio, de beberse la vida cuanto antes?
En esa historia, “Enseñanza de vida” examina una idea, la de la necesidad de estudiar. ¿Por qué estudiar? Ésa es la pregunta, nodo central del conflicto dramático del filme. A caballo de la Revolución Industrial, el capitalismo necesitaba obreros calificados. La enseñanza universal y las escuelas públicas son una respuesta social a la necesidad del aparato productivo industrial para formar a una población que, en anteriores etapas históricas, vivían una plácida vida de ignorancia (y hambre, of course).
En esa etapa, la educación pasa a ser un elemento central para insertarse en el mercado de trabajo. Y permite desdoblar el significado de para qué estudiar. Hay un objetivo que viene de la noche de los tiempos: conocer, saber, por el hecho del conocimiento propio y para modificar el mundo en que se vive. Pero la educación como elemento productivo agrega una nueva dimensión: estudiar para conseguir un mejor empleo.
Los dos objetivos son loables, pero el primero es más noble. El que estudia por la sed de saber no se pregunta el para qué, no cree aburrido el hecho de estudiar. Cuando se estudia para tener un ingreso lo suficientemente alto para viajar, ir al cine, escuchar música e ir de compras, el camino se vuelve árido y no se puede disimular el sopor.
Esos son los planteos de Jenny, en los que queda claro que su objetivo es escapar del gris horizonte de su hogar. Y David es la vía fácil. Ese planteo es el que expone en uno de sus diálogos con la directora del colegio (Emma Thompson) en la que la líder de la formación de las jóvenes generaciones demuestra que no piensa muy diferente de ella. Se muestra incapaz de proporcionar algún argumento para convencerla que casarse y educarse no son objetivos contradictorios.
Ése es el motivo por el que “Enseñanza de vida” tiene un derrumbe en el final. Porque no nos interesa mucho saber cuán buen tipo es David y si puede cumplir sus promesas de casamiento y hogar feliz. El gran tema (y que el guión de Nick Horby abandona) es qué clase de persona es Jenny: una muñequita de lujo como Helen (la rubia boba con aversión a los libros que interpreta Rosamund Pike) o la profesora fulera y solterona pero independiente que le sirvió de guía.
La resolución es apurada, echando mano a un recurso mágico y con una línea final que llama la atención por el elevado nivel de cinismo del personaje. En ausencia, ha triunfado David. Pero el filme no sugiere una visión ácida sobre ese estilo de vida. Simplemente parece un guiño simpático a esos pecados de juventud que uno consiente con una sonrisa.
“Enseñanza de vida” tiene una gran actuación de Carey Mulligan, la protagonista, que empieza siendo una colegiala de cara lavada y rodillas sucias y termina convirtiéndose en una apetecible mujer, en una transformación sutil y progresiva. El resto del elenco es sólido, destacándose los momentos de Alfred Molina y Peter Sarsgaard.
En suma, “Enseñanza de vida” sugiere más ideas que las que efectivamente se anima a examinar. Y eso es, a esta altura del cine, un crimen imperdonable.
lunes, febrero 08, 2010
sin ella
CINCO DÍAS SIN NORA
data: http://www.imdb.com/title/tt1143148/
Hay algo molesto en el suicidio de Nora. No es tanto que, finalmente, después de 14 intentos, haya logrado su cometido. Sino ese gesto de haber dejado todo preparado para sus familiares: la comida del Pésaj; los mensajes esparcidos en la casa; los tuppers en la heladera con precisas instrucciones; la última carta a José, su ex esposo, bajo la botella del aparador.
Para alguien tan atento en anticipar las necesidades materiales de sus seres cercanos, cuesta creer que no haya especulado, un segundo al menos, en pensar cómo repercutiría en ellos su suicidio. Y aún así, no dudó al quitarse la vida. Desde ese egoísmo primario y manipulador, se empieza a entenderse la rebeldía de José, el pataleo por seguir el guión que Nora, astutamente, escribió antes de su muerte.
Partiendo de la propia historia de sus abuelos, la mexicana Mariana Chenillo deslumbra en su primer largo, con una película sustentada en el humor, en la ternura y en la riqueza interna de sus personajes. “Cinco días sin Nora” es de esas historias sencillas que logran su máximo esplendor por la solidez de su construcción. No hay detalles dejados al azar, no hay escena ni personaje que sobre. Y detrás del humor negro de varias escenas, se observa la mirada dulce de la realizadora hacia sus personajes, la visión indulgente del creador a sus criaturas.
La historia de José y Nora nunca es explícita. Sospechamos que fueron un buen par de cabrones. Y que José ha llevado la peor parte, al lidiar con una mujer que amó pero que sintió la necesidad de cortar los hilos de la vida, sin importarle ni su esposo ni su hijo. Es más, al principio nos creemos que José está inmune a esa psicomanipulación que Nora efectuaba con maestría. Pero al dejar transcurrir la trama, comprendemos que nadie está del todo libre de un ser amado.
Valoramos a las personas que compartieron nuestro camino, a partir de la selección de un puñado de recuerdos, selección no imparcial, arbitraria y caprichosa. Cerca del final, José elige cuál es el recuerdo que se llevará de Nora. Y de esa elección se derivan sus actos siguientes. Podría haber elegido lo peor de ella, esos flashbacks que lo persiguieron en esos insoportables días velando el cadáver. Pero, se quedó con el recuerdo de un regreso, de un día que lo miró con amor.
Comprender que, pese a lo imposible que era vivir con ella, Nora era la única mujer que lo conocía de tal modo de predecir la totalidad de sus acciones, anticipando su cólera y descontando su perdón. Seguridad del saber de aquellos que aman y son amados.
“Cinco días con Nora” nos habla, también, de las variaciones del duelo como bálsamo para los sobrevivientes. Las peleas entre los judíos ortodoxos y Fabiana, la doméstica, sobre cómo disponer del cuerpo, cómo prepararlo para la muerte, cómo adornarlo para el viaje siguiente. También, nos describe las hipocresías de ciertas ortodoxias, piadosas de la boca para afuera, pero mezquinos en sus inclementes corazones.
Anotar. Ampliamente recomendable, “Cien días con Nora” es una película para no dejar pasar.
jueves, febrero 04, 2010
frases de “Tierra de Zombies”
Desearía poder decirles que esto aún es América. Pero me di cuenta de que no puedes tener un país sin personas. Y aquí no hay personas. No, amigos. Esto ahora son los Estados Unidos de Zombieland.
Es asombroso lo rápido que las cosas pueden pasar de ser malas a ser una tormenta de mierda. ¿Y por qué estoy con vida cuando todos a mi alrededor están muertos? Es por mi lista de reglas.
REGLA #1: ESTADO FÍSICO
REGLA #2: DOBLE GOLPE
REGLA #3: CUIDADO CON LOS BAÑOS
REGLA #4: CINTURONES DE SEGURIDAD
Cuando los zombis empiezan a superar en número a los humanos es entonces cuando debes cortar todo lazo emocional.
Tal vez me vea como el sobreviviente menos probable con todas mis fobias y mi síndrome de colón irritable. Pero tengo la ventaja de nunca haber tenido amigos ni parientes cercanos.
Otra regla para sobrevivir en Zombieland: REGLA #7: VIAJAR LIGERO. Y no me refiero sólo a equipaje. Siempre fui un poco solitario. He evitado a la gente como si fueran zombies, incluso antes de que lo fueran. Y ahora que son zombies como que extraño a la gente.
Pero a lo que más le temo, ¡sí!, incluso más que a los zombis es ¡a los malditos payasos!
Cuando le temes a todo lo que está allí afuera dejas de salir. Que fue lo que me pasó antes de vivir en Zombieland.
¿Recuerdan la enfermedad de la vaca loca? De "Vaca loca" pasó a "persona loca" y pasó a "zombie loco".
-¿Vas a arriesgar nuestras vidas por un pastelito?
-Hay una caja de pastelitos en ese almacén. No una caja cualquiera de pastelitos. Es la última caja de pastelitos que alguien disfrutará en todo el Universo. Créelo o no, los pastelitos tienen fecha de vencimiento.
Es hora de hacerse macho o ponerse a un lado.
REGLA #22: CUANDO DUDES, CONOCE LA FORMA DE SALIR.
Es mejor que ustedes cometieran el error de confiar en nosotras que nosotras equivocarnos en confiar en ustedes.
-¿Te tomó como rehén una niña de doce años?
-Las chicas maduran más rápido que los hombres. Ella es más madura de lo que yo lo era a su edad. Los doce son los nuevos veinte.
Me di cuenta que ella sabía lo que yo sentía. Todos éramos huérfanos en Zombieland.
-Es duro crecer en Zombieland.
-Es duro crecer.
Dios mío. Estás pensando en tirarte a Wichita. Deseo concedido. Ella ha pasado las últimas 24 horas jodiéndonos a ambos.
REGLA #32: DISFRUTAR LAS PEQUEÑAS COSAS. Debes disfrutar de las pequeñas cosas. Incluso si eso significa destruir un montón de pequeñas cosas.
-Oigan, ¿quién es Bill Murray?
-Nunca le pegué a un niño antes pero es como preguntar quién era Gandhi.
-¿Quién era Gandhi?
¡Quedan seis personas en el mundo y una de ellas es Bill “Maldito” Murray!
Te he estado viendo desde que empecé a masturbarme. Nada que te conecte con eso.
¡Dios mío! Dios mío, no puedo creer que le disparé a Bill Murray.
-¿Te arrepientes de algo?
-Tal vez de hacer “Garfield”.
Lo mejor de Zombieland es no tener que actualizar el Facebook.
Estoy avergonzado de que me haya tomado tanto tiempo. Yo, con el mejor estado físico en el negocio, darme cuenta de que no era el único que huía de algo.
Si le quitas un hijo a un hombre realmente no le dejas nada más que perder.
Esperaba que Wichita solo se estuviera haciendo la difícil. Pero me di cuenta que ella tenía más problemas de confianza que yo. Cuando desperté al otro día, ella se estaba yendo.
¡Vengan por un pedazo de Tallahassee! ¿Alguien tiene hambre? ¡El rico Tallahassee está aquí!
Esa cara soy yo dándome cuenta que esas chicas listas en esa camioneta negra y ese grandote con esa campera de cuero de serpiente eran lo más cercano a algo que siempre quise y no tuve nunca. Una familia. Yo confío en ellos y ellos confían en mí. Y aunque la vida no vuelva a ser simple o inocente otra vez, mientras él saborea esa esponja amarilla rellena de crema, tenemos esperanza. Nos tenemos el uno al otro. Y sin otras personas... bueno… tal vez te convenga ser un zombie.
Entonces, hasta la próxima vez, recuerden: estado físico, cinturones de seguridad, y esto no tiene que ver con nada, pero un poco de pantalla solar nunca mató a nadie.
miércoles, febrero 03, 2010
camino entre muertos
TIERRA DE ZOMBIES
data: http://www.imdb.com/title/tt1156398/
Es difícil crecer, pero lo es más crecer en Zombieland. En Zombieland, todos somos huérfanos. Más aún cuando, tal como viene la cosa, lo más probable es que en cualquier recodo del camino, te salga un zombie desatado y te pegue el último mordisco de tu vida. Mientras tanto, hasta que ese postrero mordisco llegue, mantente atento a las reglas y comparte el camino con otros desafortunados como vos que, quién te dice, no terminen convirtiéndose en familia.
“Tierra de zombies” es una muy ingeniosa comedia, un giro sobre las historias de muertos vivos, con excelentes actores, un guión brillante y un guiño final emotivo. El guión de Rhett Reese y Paul Wernick presenta buenas dosis de humor, pivoteando sobre un héroe improbable, un joven perdedor (en la figura de Jesse Eisenberg, fetiche del cine independiente). Las fobias de Columbus (los personajes son llamados por sus lugares de origen) contribuyeron a que sobreviviera en un mundo dominado por los zombies. De todos los humanos, él parecía ser el más débil. Pero su comportamiento obsesivo y su precariedad de relaciones, lo convirtieron en el tipo más apto para resistir en un territorio altamente hostil.
Si agregarle un toque de comedia al género de zombies, ya es un hallazgo, el guión de “Tierra de zombies” alcanza un nivel superior al hablar de otra cosa, más allá de lo que cuenta. No nos dice cómo sobrevivir entre zombies, sino cómo sobrevivir. La verdadera epopeya de Columbus es la búsqueda de una familia, de un grupo de pertenencia, por más diferencial que ésta sea.
Y ésa es la lección final del filme: sorpresas que te da el camino, dos chicas mentirosas y un loco lindo, pueden ser todo lo que necesitás para afrontar las agachadas del destino.
Mañana publicaremos una picadita de las mejores frases. Entre las escenas destacadas, imperdible la secuencia en el parque de diversiones, el encuentro entre Columbus y Tallahassee y la antológica secuencia con Bill Murray, gastándose a sí mismo. La chica 406 que casi logra mandar a nuestro héroe al bando de los zombies, es Amber Heard, la rubia facilonga de “The Informers”.
lunes, febrero 01, 2010
la gran historia en frasco chico
INVICTUS
data: http://www.imdb.com/title/tt1057500/
“Invictus” es una gran historia verdadera, la epopeya de Nelson Mandela que se aferró a la mística de los Springboks, el seleccionado de rubgy sudafricano símbolo de los blancos racistas, para unir a un pueblo al borde de la guerra civil. Adaptación cinematográfica del libro “El factor humano” del periodista inglés John Carlin, la historia de “Invictus” supera, en mucho, la poco imaginativa realización de Clint Eastwood. Como en la mayoría de sus últimas películas, Eastwood parece estar en piloto automático; por fortuna, en este caso, no cae en el melodrama innecesario al estilo “Million dollar baby” o “El sustituto”. Pero si la historia se destaca, es por sí misma, no es por nada que haya hecho el director para agregarle dimensiones dramáticas a la trama.
“Invictus” empieza con la toma de poder de Nelson Mandela, en un país dividido en dos, al borde de la guerra civil. En ambos bandos, hay corazones calientes deseosos de no dejar pasar una. Y un símbolo de esa brecha en el corazón de los sudafricanos, es el equipo nacional de rugby, los Springboks, gema preciada de la minoría blanca que sustentó el régimen racista que encarceló treinta años al Presidente Mandela.
Frente al Mundial del ’95 en casa, con un equipo que acumula derrotas, Nelson Mandela se opone a sus propios aliados y sostiene el equipo, buscando un albur: salir campeones del mundo y unir a la nación tras un objetivo común. Con esa idea en mente, Mandela invita a tomar al té al capitán de los Springboks, Francois Pienaar. Lo que logra Mandela en ese encuentro es épico: inspirar al capitán para liderar una hazaña imposible, la de ganar el campeonato mundial y empezar a curar las heridas de la sociedad.
Las carencias del guión de Anthony Peckham, deja a “Invictus” en un plano de película estándar del peor Hollywood, muy didáctica, donde los buenos son buenos, los malos, malos y en la que ninguno duda en el momento de actuar. Personajes unidimensionales, sin la riqueza dramática del gris. Esas limitaciones desmerecen una historia que, en otras manos, hubiera sido sublime.
No obstante, el filme es recomendable, más para reflexionar sobre algunas facetas del liderazgo, sobre cómo los auténticos líderes llevan a su pueblo a una instancia superior al que sus propios dirigidos eran incapaces de pensar siquiera en alcanzar. Más actual: el verdadero estadista es el que prioriza la unión de la Nación, antes que atizar los imprevisibles fuegos de la discordia. Todo un ejemplo para comparar con otros casos de suprema mediocridad que acuden rápidamente a nuestra memoria.
Una línea no explorada por el filme, es la reflexión de cómo se utiliza el deporte a los fines políticos. Los ejemplos de Hitler en 1936 o la dictadura militar argentina en 1978, son los primeros en aflorar; pero vale citar otros ejemplos positivos, como el de la reunificación alemana en 1990, con la final ganada a la Argentina de Maradona y Caniggia en el Mundial o ésta de Sudáfrica. ¿Hasta qué punto es válido? ¿Alcanza sólo con un éxito deportivo o hay otro factor concurrente para lograr el objetivo de la unión nacional?
Para que no quede todo en la confortabilidad de un mundo rosa, cabe aclarar que el equipo de los All Blacks que perdió la final con y en Sudáfrica, en 1995, sufrió una “extraña” intoxicación alimentaria que dejó seriamente mermado a los neozelandeses para el cotejo decisivo.
Morgan Freeman y Matt Damon desempeñan, con soltura, sus papeles, maximizando lo poco que les da el guión. Entre las escenas destacadas, nos quedamos con la arenga de Mandela a sus partidarios, cuando desean disolver los Springboks; el té entre Mandela y Piennar; la visita de Piennar a la prisión en la que estuvo recluido Mandela.
Frases:
-Esto del rugby es un cálculo político…
-¡Es un cálculo humano!
-Me invitó a tomar el té…
-¿Quién?
-El Presidente.
-Según los expertos, no pasaremos de los cuartos de final…
-Según los expertos, tú y yo deberíamos estar en la cárcel.
Estaba pensando cómo un hombre puede pasar treinta años en prisión, salir y perdonar a los hombres que lo metieron ahí.
Hermanos y hermanas, ¡es el tiempo de construir una Nación!
-Estás arriesgando tu capital político, estás arriesgando tu futuro como nuestro líder.
-El día que tenga miedo de hacer lo que hay que hacer, ese día no podré seguir siendo su líder.
-Gracias por lo que ha hecho por nuestro país…
-Gracias por lo que ha hecho usted por nosotros, Señor Presidente.