viernes, febrero 12, 2010
una escena
PRECIOSA
data: http://www.imdb.com/title/tt0929632/
“Preciosa” es el desafío de cuánto se puede arruinarle la vida a una persona sin doblegar su espíritu. Preciosa, la obesa adolescente afroamericana, maltratada por su madre que la trata de estúpida, violada por su padre, un hijo Down criado por su abuela, otro embarazo incestuoso en camino y todavía hay más que no mencionamos para no develar la trama. Que esa bomba de tiempo se desactive por aprender a leer, es asombroso, luminosamente asombroso.
Ni Lee Daniels como director ni el guión de Geoffrey Fletcher adaptando la novela de Sapphire, echan mano a grandes recursos para contarnos una historia que nos hunde en el asiento, porque somos conscientes de que no es sólo la afiebrada imaginación de los guionistas y que la realidad es seguramente más cruel que lo visto en la pantalla. Por tal motivo, “Preciosa” sólo tiene de destacable, artísticamente hablando, la franqueza de la historia, la labor de los actores y una escena, motivo de esta nota.
Nos referimos a la última escena, en la que Preciosa se encuentra con su madre y su asistente social. Reúne a las dos protagonistas principales del filme, soportes vitales de la trama: Mo'Nique, en el papel de la madre, y Gabourey Sidibe, la adolescente con la marca de la derrota tatuada en el rostro inmenso. La tercera en discordia es Mariah Carey como Mrs. Weiss, la asistente social que ha venido siguiendo a Preciosa.
El momento es clave: Preciosa se ha puesto sobre sus propios pies y quiere cuidar de sus hijos. La vida la ha sopapeado lo suficiente para que no se levante por toda la cuenta. Pero ella, empecinada, va por más. No hay triunfo posible, es claro. Todos aquellos que debieron cuidarla, la hirieron. No hay retorno. Pero llegó el momento de pasar factura.
En esa escena notable, Mrs. Weiss encara a la madre frente a Preciosa y le pregunta qué sabía de los abusos sexuales que sufrió su hija desde niña. Y en un vibrante monólogo (que le ganó a Mo'nique, comediante de stand up, la nominación al Oscar como Mejor Actriz de Reparto) Mary, la madre de Preciosa, confiesa y se justifica, con una impunidad tal que desencadena indignación trocada luego a pena. Pena, sí. Pena de comprobar cuán bajo puede caer una persona, cuán perdida está un alma en su desvarío.
“Preciosa” es, tal vez, nada más que esa escena. Fellini (si mal no recuerdo) solía decir que no hay grandes películas sino grandes escenas. Es una creencia que no compartimos. Pero de hacerlo, la escena final de “Preciosa” justificaría la mera existencia del filme.
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