viernes, febrero 24, 2017
frases de “Un camino a casa”
-Guddu, ¡quiero unos jalebis!
-Un día te compraré jalebis.
Saroo, voy a averiguar sobre el trabajo, ¿está bien? Y entonces volveré. Tú espera aquí. No te vayas a ningún lado.
-¿Tú eres Rama?
-Sí. Pero no el Dios.
Me di cuenta que no hablaba ni una palabra de bengalí. Sólo hablaba hindi. Le pregunté de dónde era. Respondió con sólo una palabra: “Ganestalay”.
¿En qué Distrito está Ganestalay? ¿Cuál es el nombre de tu madre?
Mi trabajo es asegurarme de que no haya un sólo niño aquí que no deba estar en otro lugar. Para eso estoy aquí.
-Hemos estado preguntando por ti durante mucho tiempo. Hemos publicado en el periódico. En todos los periódicos de Calcuta. Quince millones de personas leen este periódico. Esas son muchas personas. Pero no hemos recibido ni una sola respuesta.
-Mi hogar está muy lejos.
-Nadie respondió.
-¿Y qué hay de mi mamá?
-No... ni siquiera tu mamá.
Hemos encontrado una familia en Australia que quiere cuidar de ti. ¿Sabes donde está Australia?
Vienes de muy lejos, ¿no? Pequeño, seguro no fue fácil. Y algún día me lo contarás todo. Me dirás todo, quien eres, todo. Yo siempre te escucharé. Siempre.
Quiero dirigir hoteles para llenarme los bolsillos de todas las ganancias.
-Comencemos con tus orígenes, ¿sí? ¿Así que naciste en Australia...?
-Si. No. En Calcuta. Tengo familia en Calcuta.
-¿De qué parte?
-Soy adoptado. No soy realmente indio.
-Saroo... ¿estás bien? ¿Saroo?
-No soy de Calcuta. Estoy perdido.
El andén en que me dormí tenía un gran tanque de agua.
¿Has oído de este nuevo programa, “Google Earth”?
-¿Por qué no les dices lo que has estado haciendo?
-No.
-Dinos.
-Entenderán.
-¿Por qué estás aquí?
-Está aquí porque es tu hermano.
-No lo es. Somos diferentes.
Odio lo que te ha hecho.
¿Qué quieres decir con realidad? ¿Tienes idea de lo que se siente saber que mi verdadero hermano y mi verdadera madre han pasado cada día de sus vidas buscándome? Cómo cada día mi verdadero hermano grita mi nombre. ¿Puedes imaginar su dolor al no saber dónde estoy?
-Vi a tu mamá. No la está pasando muy bien.
-¿Qué puedo hacer? La mataría saber que estoy en esta búsqueda.
-La subestimas. Ella te necesita.
¿No sabes lo que sucede con las cosas a través del tiempo? Cambian a medida que el mundo entero cambia.
No éramos páginas en blanco, ¿cierto? No como quisieran ustedes. No sólo nos adoptaron a nosotros, sino también a nuestro pasado. Y siento como si te estuviéramos matando.
Elegimos no tener hijos. Los queríamos a ustedes dos. Eso era lo que queríamos.
-Apuesto a que nunca imaginaste que sería tan difícil.
-No es una cuestión de cuán difícil es... No es una cuestión... Hay un sólo camino para mí. Así es como lo pienso.
Y entonces vi a un niño de piel morena, del otro lado del campo. Y entonces estaba parado a mi lado. Y estaba allí y podía sentirlo tan fuertemente. Y por primera vez en mi vida sentí algo bueno... me sentí bien. Y sabía que me estaba guiando. Y sabía que yo iba a estar bien. Fue como si en ese momento pudiera verlo… pudiera ver mi futuro allí mismo. Porque siempre pensé que podría mantener a esta familia junta. Y ahora... ¡Ahora no lo sé!
Mamá. Encontré mi casa.
Yo solía vivir aquí. Yo solía...
Éste soy yo. Soy Saroo. Solía vivir aquí.
Sólo quiero decirte que estoy a salvo. Estoy... a salvo. Y he encontrado las respuestas a mis preguntas. Ya no hay más callejones sin salida. Encontré a mi madre. Les agradece a ambos que me hayan criado. Ella entiende que ustedes son mi familia. Ella es feliz sólo de saber que estoy vivo. La encontré a ella, pero eso no cambia quien eres tú.
jueves, febrero 23, 2017
uniendo mal los puntos
UN CAMINO A CASA
data: http://www.imdb.com/title/tt3741834
“Un camino a casa” (el poco imaginativo título que se le dio en Argentina a “Lion”) es la película que le va a encantar al espectador promedio, pese a que está pobremente contada. La historia (real) es grandiosa. Podría haber salido una gran película de la odisea de Saroo Brierley. Pero el guion de Luke Davies revela poco oficio para unir los puntos de los grandes hechos de la vida de Saroo y contar algo que lo trascienda. El resultado es una película sin dimensiones, lineal y simple. Alcanza para dejar contenta a la platea. Pero no fue más allá y eso es una lástima.
Cuando era un niño y vivía en una aldea india, Saroo Brierley va con su hermano mayor a una estación de tren, en busca de trabajo y se desencuentran. Saroo termina en Calcuta, en la otra punta del país, con otro idioma, perdido. Saroo deambula por las calles de Calcuta, corre peligros y termina en un orfanato. Poco después, es adoptado por una familia australiana y su vida se trasplanta a la isla de Oceanía. Cuando el niño crece, se convierte en hombre y realiza sus estudios terciarios, el recuerdo de la familia perdida acecha. Y con los recursos de Google Earth, la búsqueda de su aldea perdida se relanza, con el combo de emoción y culpabilidad que trae consigo.
El precario guion de “Un camino a casa” tiene los puntos importantes de la historia. Pero falla en el modo que los une (sin ningún tipo de imaginación) y cómo los desarrolla. En la historia de Saroo hay un tema principal que es la identidad: ¿quién soy? Otra pregunta flota en la historia: ¿se puede tener un futuro, si uno olvida su pasado? Saroo tiene todas las probabilidades en contra: no es lógico pensar que pueda reencontrarse con su familia. Y, sin embargo, debe intentarlo.
“Un camino a casa” es una historia de estos tiempos de globalización, una trama que depende exclusivamente de lo que fue Google Earth (hoy, su derivado, Google Maps) y que nos muestra cómo el mundo se volvió chico en estos años, como podemos transitar por los rincones del planeta desde el living de nuestra casa. Sin Google, la historia de Saroo hubiera sido casi imposible. Y ése es un punto diferencial de esta historia.
La relación de Saroo con su madre y su hermano adoptivo no está profundizada. Hay menciones pero nos queda la duda de cuáles son los baches entre ellos, qué pasa con las depresiones de la madre adoptiva, qué problemas tiene el hermano de Saroo. Ahí nos parece que estaba la base de la película, que podría haber agregado varios escalones. Porque está relacionado con la motivación y la contradicción de Saroo. Saroo tiene dos madres, dos amores. Y el azar impuso la “obligación” de olvidarse de una, la madre india que está en estado latente. Saroo creció dando por imposible el reencuentro. El corazón dice una cosa; la mente otra.
Esta contradicción explota en su juventud, con un hecho nimio: probar un jalebi, el equivalente a la Madalena de Proust en la historia de Saroo. Eso provoca la sobrerreacción y la sensación de culpa: buscar a su antigua familia implica cierto “desagradecimiento” con la familia adoptiva. Esa es la construcción mental que se fabrica Saroo tal vez para autoimponerse un castigo por no haber sido más constante en buscar su familia original. El buen pasar económico es otro de los factores: el Saroo de la India nunca hubiera sido el Saroo de Australia. ¿Cómo reconciliar esa burla del destino? Ser lo que es por haberse perdido, por haberse alejado de sus afectos.
Sospechamos que ésa era la idea principal sobre la que tendría que haber pivoteado el guión de “Un camino a casa”. Eso necesitaba darle más realce a la relación de Saroo con Sue, su madre adoptiva, y definir el grado de relación con Mantosh, el conflictivo hermano adoptivo de Saroo. En lo poco que vemos, Saroo parece tener un rol protector con Mantosh, aunque hay cierta tensión porque Mantosh le ha arruinado, en buena parte, la vida a Sue. Notemos que el destino lo ha puesto a Saroo en el papel del hermano que perdió en India: se ha convertido en el Guddu de Mantosh. Una sublectura podría jugar con que Saroo ve repetir el fracaso de su hermano biológico: también lo está perdiendo a Mantosh, sólo que no en Calcuta sino en los tenebrosos caminos de la drogadicción.
Saroo está surcado de culpa: culpa por no poder volver a casa, culpa por no agradecer su nuevo hogar, culpa por intentar lo que quiere. Muchas cuentas pendientes que debe resolver, si quiere estabilidad emocional en su vida futura.
Estas sutilezas psicológicas de la historia de Saroo, no están desarrolladas en el guion. Es todo más plano, lineal, sin poner en perspectiva todas las complejidades del drama de Saroo. El personaje de Saroo actúa en forma espasmódica. Y la resolución de sus conflictos también se suceden sin oposición.
A pesar de las debilidades del libro, se lucen algunos actores. Sunny Pawar se roba las escenas iniciales; Dev Patel y Rooney Mara están más esquemáticos; hay alguna buena escena de Nicole Kidman, poco aprovechada. El actor que interpreta al policía que en la India recibe al pequeño Saroo y trata de localizar su hogar, es el propio Saroo Brierley que hace un cameo, sin aparecer en los títulos finales.
Si quiere un consejo: a usted le va a gustar la historia, señora, va a inclinar la cabeza y decir, con un suspiro, “¡Aaaah!”. Pero eso no quiere decir que sea una buena película.
Mañana, las mejores frases.
viernes, febrero 17, 2017
frases de “Neruda”
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche...”
Este hombre se metía la mano en el bolsillo, sacaba un papelito y diez mil proletariados se quedaban callados, para escucharlo recitar poesías.
Atrápelo y humíllelo. Después hacemos la fiesta.
Soy un gran policía. También puedo ser un gran artista.
¡Pido castigo!
Yo no me voy a esconder abajo de la cama. Esto tiene que ser una cacería salvaje.
En la política, la insolencia es una forma de expresar admiración.
Han pasado sólo tres años desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Y aquí, en esta casa alegre, está por empezar una persecución fabulosa.
Quieren besarlo, quieren tomarlo de la mano, quieren dormir en su cama. Dicen que tiene olor a alga marina.
La vergüenza de repetir una vez más, este poema de escuela rural escrito hace más de veinte años.
Muchas mujeres deben imaginarse que hace el amor con una rosa entre los dientes. Y que después de besarlas, corre a escribir nuevos poemas de amor inspirados por ellas. Es el Rey del Amor.
No saben lo que es dormir en el suelo. Pero son todos rojos.
Es una aristócrata argentina, formada en París, pero terminó criando a este hijo de negro ferroviario.
Siempre he pensado que así le gusta celebrar a la elite de la izquierda chilena cuando no se está quejando por algo. En el fondo son felices, están enamorados y les encanta empaparse del sufrimiento y del sudor ajeno.
En esta cueva se reúnen los intelectuales, los artistas, los que viajaron por el mundo y volvieron felices. Los consejeros, los abogados, todo criminal tiene que rodearse de personas que usen corbatas y hayan ido a la universidad a aprender el arte del engaño burocrático.
-Nos pidieron que le informaron que... que… vamos a pasar a la clandestinidad.
-¿Yo también?
Los comunistas detestan trabajar. Prefieren quemar iglesias. Dicen que eso los hace sentirse más vivos.
A la aristocracia chilena le gusta mostrar sus riquezas. Pero el poeta no debería impresionarse. Ha estado en los salones de París y esta imitación provinciana le da risa. Pero le gusta.
-Estuve con el Presidente de la República. Está muy triste.
-¿Ah, sí? ¿Por qué?
-Porque dice que usted lo injurió con cosas falsas y tendenciosas.
-Puede ser.... porque mi intención siempre ha sido causarle el mayor daño posible al Presidente.
-De eso no me arrepiento.
-¿De qué se arrepiente? ¿De haberse convertido en burgués?
-¿Cómo van a gobernar?
-Con una democracia de soviets, de soldados, de obreros, de campesinos.
-¡Uff...! ¡Dios nos libre! Van a dejar la Moneda llena de cáscaras de maní y botellas de vino. Van a hacer las leyes con faltas de ortografías.
-Ustedes piensan que la manera de acabar con el comunismo es exiliarnos. Ponernos en la cárcel. Le voy a decir una recomendación: la solución es que nos mate a todos. Con eso soluciona su problema.
-No lo repita porque alguien se va a tentar de hacerlo.
-Aquí no me van a encontrar nunca.
-¿Querés que te encuentren?
-No. Pero me gustaría sentirlos más cerca.
Nada especial. Todo lo he visto antes en los prostíbulos del puerto del Callao.
-Linda la casa.
-¡Es horrible!
-Es linda.
-¿Esto es lo que están pegando en todas partes?
-Sí. Pero no se preocupe... los estamos sacando.
-No. Esto hay que guardarlo. Pueden tener un valor histórico, ¿no?
-A Neruda le gusta el sexo, el crimen y la violencia.
-Lo que pasa es que las novelas policiales me ayudan a olvidar que la policía me está persiguiendo
-¿Ha estado trabajando?
-No. Simplemente escribiendo.
“Superior civil”. El civil nunca es superior a mí.
Esta rubia tiene los dientes calientes. Yo no la hubiera dejado nunca.
El beso de un carroñero. Después que come el león, comen los perros. No me importa si esta mujer tiene el olor rancio del poeta. Estoy acostumbrado a ese sudor de calamar. Te quiero. No te imaginas cuánto te quiero.
Cada una de estas mujeres, es mi madre. Soy el hijo de una cortesana. Soy el hijo de una infección venérea.
Yo le canté. Y él se emocionó mucho. Me dijo que era un obrero del arte, que era un artista. Así como él, de tú a tú. Y de repente él me dijo una poesía tan linda, larga, me puso la manito aquí en la rodilla, estaba como calentito y me lo dijo acá, despacito, de artista a artista… ¿me entiende? De hombre a hombre, con respeto humano. Pero eso, tú, perro culeado, no vas a entenderlo nunca.
Buenas ideas. Todas. Estos rojos conocen bien el lenguaje de la violencia.
-Sabe... lo que yo quiero saber aquí, escúcheme, es si cuando llegue el comunismo, todos van a ser iguales a él o van a ser iguales a mí, que le he limpiado la mierda a los burgueses desde que he tenido catorce años
-Van a ser todos iguales a mí. Vamos a comer en la cama y fornicar en la cocina.
-Para eso luchamos... ¡camarada!
-A ver... ¿qué pasa si lo lees con la otra voz?
-¿Qué voz?
-La de poeta, Pablo...
Éste es un buen ejemplo de una confesión a susurros. La lucidez del policía domina la estupidez del español.
A esta persecución le falta terror.
El poeta tiene la fiebre de los espíritus artísticos que a veces piensan que el mundo es algo que se imaginaron.
Están todos presos menos yo. ¿Qué creen que soy un rey?
Mire, lo único que le pido es que sea más humilde.
Matate, matate si quieres. Así puedo vivir veinte años más sobre ti.
La Hormiguita no sabe qué hacer. Piensa en la fuerza de su brazo y la claridad de su cerebro y sabe que va a vivir cuarenta años más.
Yo soy de esas personas que se pueden morir pero jamás van presas.
En esta ficción todos giramos alrededor del protagonista.
Él tiene escrito esto desde antes. ¿Alguna vez viste un preso aburrido? En su cabeza está escribiendo una novela fascinante. Te escribió a ti, el policía trágico, me escribió a mí, una mujer absurda y se escribió a él, el fugitivo vicioso.
¿Vos crees que él sólo piensa en tierra y amor? No. Él piensa en mujeres desnudas, en detectives que lo persiguen. Él te escribió a ti, pensando en él. A ti en tu casa, leyendo sus poemas. A ti frente al espejo. Te escribió a ti, vigilando nuestra fiesta, ahogado con la música, atrapado en una máquina, con la mirada vacía. Perro durante la noche, pájaro durante el día. Te escribió espiando. Esperando. Te escribió atrapado, un espía furioso, escuchando cosas que nunca vas a lograr entender. Despreciando las ideas y las palabras, a cien metros de la vida. Impotente. Frágil. Te escribió como un guardia de una frontera imaginaria. Él te piensa a ti, pensando en él. Todos los detectives están enamorados y en todas las novelas policiales hay camas.
Él escribe bien. Él me escribe bien. Pero yo lo tengo abrazado. Y abrazado lo voy a llevar a la cárcel. Y lo voy a hacer dormir y lo voy a ver soñar.
Entonces perseguilo y atrapalo. Sino no vas a pasar a la historia de los hombres.
-¿Soy yo una ficción?
-Sí.
-¿Y usted es una ficción?
-No. Yo soy real.
¿Cuándo empieza la parte de los caballos?
¡Me comería un chancho!
No quiere pagar impuestos. Cree que el Estado es enemigo de la libertad. Sobre sus hombros y su alma se construirá el futuro de la República.
El millonario es siempre más inteligente que la ley de la Nación.
¡Qué lindo es ser policía! ¿No?
Disculpe, caballero.
Me abrazó. Me habló. Y bailó conmigo. Perseguí el águila pero no sé volar. Estoy lejos. Ahora sólo puedo volver al fondo de la tierra. Viví creyendo que yo era un Peluchonneau, un hijo del uniforme policial. Sin embargo ahora, ahora pienso que tal vez fui un Neruda. Un hijo del pueblo. Quizás mi padre vivió de rodillas, con la cara sucia, quizá juntó cuatro monedas en su puño y pagó para sudar sobre la espalda de mi madre. Quizá soy hijo del trigo. Otra cabeza negra en la historia de millones de cabezas negras. Pero me muero blanco. Porque nadie más persiguió al poeta. Nadie más lo aterrorizó en la nieve. Nadie más lo hizo jadear arrepentido. Nadie más lo acompañó en su viaje. No me importa que me haya escrito, que me haya hecho secundario. Yo también me escribí. Y lo hice pésimo. Me inventé sin vida. Solo. Sin amor. En cambio el poeta me inventó furioso, lleno de viento, incluso me escribió una muerte fabulosa, una muerte policial. Lenta. Fría. Con detalles rojos. Con música. Con animales. Con árboles. Con poesía.
-¿Lo conoces?
-No. Sí. Sí lo conozco. Es mi inspector. Mi perseguidor. Mi fantasma de uniforme. Sueño con él. Él sueña conmigo.
Dí mi nombre.
Lo dijiste. Dijiste mi nombre. No soy personaje secundario.
¿Por qué hizo todo esto? Por su pueblo. El poeta les dio sus palabras para que ellos pudieran contar su vida. Su vida dura. Y esas palabras le dieron sentido a sus sueños terribles. Por eso lo hizo. Para que pudieran hablar. Ahora lo pueden citar cada vez que los pise la Historia. No se acuerdan de los poemas de amor. Se acuerdan de los poemas de furia. Poemas irreconocibles. Poemas de un futuro imaginario.
Neruda me hizo eterno. Su arte me dio vida. Yo era de papel. Y ahora soy de sangre.
jueves, febrero 16, 2017
la misión del poeta
NERUDA
data: http://www.imdb.com/title/tt4698584
Pablo Larraín se metió con uno de los íconos de su país, el poeta Pablo Neruda. Y hay que reconocer que se arriesgó a buscarle la vuelta al personaje para sacarlo de la corrección política, de la biografía del manual escolar. “Neruda” recibió muchos palos en Chile. Y se entiende. Larraín se ha animado a surtir mandobles a izquierda y derecha. Tomó el personaje y le quitó el bronce. Indagó a partir de su figura, en el conflicto que llevó a Chile a la dictadura de Pinochet; reflexionó sobre la creación y la ficción; se preguntó cuál fue la función de Neruda y porqué hizo lo que hizo. “Neruda” podrá tener sus baches, cierta verborragia literaria; pero, en nuestra opinión, Larraín superó las expectativas con una muy buena película. Excelente fotografía, dirección de arte, diálogos brillantes, frases para recordar. Y muchas líneas para reflexionar sobre Neruda, i.e. sobre Chile.
Larraín toma a Neruda en un momento particular de la historia de su país: tras la Segunda Guerra Mundial, en plena Guerra Fría, el gobierno de González Videla proscribió a los comunistas (presidente que el comunismo ayudó a elegir, cabe señalar). El entonces Senador Neruda es la figura comunista más prestigiosa. El pase a la clandestinidad del partido, inicia una cacería contra el poeta. Esa persecución es la que describe “Neruda”. Y para describirla, Larraín disfraza a la película de policial negro, inventando un policía que persigue al poeta y que entroniza como narrador en off (como en todo buen policial que se precie de tal).
El Neruda de Larraín es un burgués acomodado, viviendo de su esposa, argentina y aristócrata, amado por hombres y mujeres, persiguiendo prostitutas desnudas en los burdeles trasandinos y recitando con tono quejoso la cantilena de “Puedo escribir los versos más tristes esta noche…” que sus admiradores le piden y escuchan embobados. El Neruda de Larraín es un burgués satisfecho que, como toda izquierda latinoamericana, se entretiene en sus chicanas intelectuales regodeándose del dolor ajeno.
La primera visión crítica de Larraín es a ese juego de la política que encarnan la derecha y la izquierda chilena, esa danza de contramarchas donde hasta la insolencia es un signo de admiración. Debajo de esas esgrimas leguleyas, hay un Chile postergado que busca su lugar con enojo. No es sólo el personaje de Óscar Peluchonneau, el policía que persigue a Neruda, hijo ilegítimo (“hijo de la infección venérea”); también el de Álvaro Jara o la militante borracha que increpa a Neruda. Es también, el nombre citado al pasar, el militar de bajo rango que está a cargo de la cárcel y la represión de los comunistas en el sur del país, un tal Augusto Pinochet.
Mientras las clases altas y los intelectuales juegan su guerra de palabras, debajo de la superficie se adivina una auténtica tensión de clases, una violencia subterránea que busca su lugar en la superficie. Ellos gobernarán el Chile del futuro. Los Alessandri, los Neruda, los Gonzalez Videla dejarán su lugar al Pinochet, al terrateniente que no quiere pagar impuestos, al Jara, a los violentos de la plebe. Su violencia no tendrá la estilizada forma de los salones europeos; tendrá el trazo grueso y básico de la barbarie sudamericana.
Otra reflexión que sobrevuela en el guion de “Neruda” es la pasión de Chile por sus poetas. Larraín comenta en un reportaje el rol prioritario que tiene el poeta en Chile. Gabriela Mistral, Neruda, Parra, Huidobro, entre tantos otros. En “Neruda” se observa esa pasión futbolera, esa adoración que el chileno común tiene con Neruda, con el poeta, con el hombre que pone en palabras lo que ellos sienten. Y es otra de las tesis del filme, puestas en palabras por el personaje del policía, en el final: “El poeta les dio sus palabras para que ellos pudieran contar su vida. Su vida dura. Y esas palabras le dieron sentido a sus sueños terribles. Por eso lo hizo. Para que pudieran hablar. Ahora lo pueden citar cada vez que los pise la Historia”.
Ésa es la mirada central: el burgués voluptuoso y afecto a la buena vida, comprende cuál es su rol en la historia de su nación y le rinde culto a esa misión, con su conducta final. Sabe que él es la voz de un pueblo sin voz. Los hechos están: pero el Poeta les da un nombre. Y al nombrarlo, existen. Por eso el Poeta es más grande que Neruda. Porque es la voz de su pueblo.
Hay otra idea menor, muy literaria y citada, la duda entre ficción y realidad, el personaje que se cree real y que se pregunta si es un invento o una realidad. Es la menos rica de las reflexiones del filme. Y no por casualidad, lo más débil de “Neruda” sucede cuando se explora este tema.
La fotografía de Sergio Armstrong es vital para dotar de textura a las imágenes de “Neruda”. Una película donde la palabra es decisiva, no puede dejar atrás a las imágenes, cargadas de la estética sombría del policial negro.
Luis Gnecco como Neruda, carga con la historia y el protagonismo, en una excelente actuación llena de sutilezas. Es más plano lo de Gael García Bernal (tal vez por los clichés del personaje). Mercedes Morán está en el registro habitual de los actores argentinos que hace tiempo dejaron de ver la sutileza como una virtud.
“Neruda” es una buena película, aún con sus baches (que los tiene). Pero nos deja reflexionando y pensando. Esperamos con ansías el próximo estreno de Larraín, “Jackie”, el biopic de la ex Primera Dama de la Casa Blanca.
Mañana, las mejores frases.
jueves, febrero 09, 2017
frases de “Luz de luna”
¿Me vas a decir tu nombre? ¿Qué tal dónde vives? ¿Dónde está tu casa, Pequeño?
Mi nombre es Chiron... pero me dicen Pequeño.
-¿Por qué dejas que te molesten?
-¿Qué quieres decir?
-Siempre te molestan.
-¿Y qué? ¿Qué tengo que hacer?
-¿Qué haces? Enséñale a esos negros que tienes carácter.
-Pero no tengo carácter.
-Lo sé, lo sé. Pero no significa nada.
Te veo luego. Sabía que tenías carácter.
Déjame decirte algo. Hay negros donde quiera. Recuerda eso: no hay un lugar en el mundo donde no haya negros. Fuimos los primeros en el planeta.
Y a la luz de la luna, todo es azul. Y eres azul. Así te llamaré, Blue.
En algún momento tienes que decidir por ti mismo quién eres. Nadie puede tomar esa decisión por ti.
Vas a seguir vendiéndome rocas. Cabrón, no me vengas con eso de que lo pedirás a otro negro. La obtengo de ti. Pero tú vas a criar a mi hijo. ¿No es así?
-Un marica es una palabra usada para que los gays se sientan mal.
-¿Soy un marica?
-No. Puedes ser gay. Pero nadie te puede llamar marica.
-¿Vendes drogas?
-Sí.
-Y mi mamá. Ella se droga, ¿no?
-Sí.
Dame ese maldito dinero, Chiron. ¡Dame el maldito dinero, dámelo!
¿Te gusta el agua? Te quiero presentar al fuego.
A veces por donde vivimos, atrapas esa misma brisa. Pasa por el barrio y es como si todo parara por un segundo. Porque todos quieren sentirla. Todo se queda en silencio, ¿sabes? Parece que todo lo que puedes oír es tu corazón latiendo, ¿no es así?
¡Golpea a ese negro! ¡Golpea a ese negro, Kev!
¡Jódete! ¡Jódete, negro! ¡Jódete!
Sharonne siempre encuentra el camino hacia los problemas.
-¿Eres feliz, mamá?
-Sí. Tan feliz como puedo. Realmente lo soy.
¡Te amo, bebé! ¡Pero tú no tienes que amarme! El Señor sabe que no te di amor cuando lo necesitaste. Lo sé. Así que no tienes que amarme. ¡Pero debes saber que te amo!
¡Ya no eres aquel niño flacucho! Pero en una cosa no has cambiado: todavía no puedes decir más de dos o tres palabras a la vez.
¡Son las reglas! ¡Conoces el trato! ¡Comes y hablas!
-¿Qué estás tratando de hacer?
-¿Quién, yo?
-¡Sí, negro, tú! Sólo te digo... esa pinta, ese auto... ¿quién eres, Sharonne?
-Soy yo. No estoy tratando de ser nadie más.
-Bien... ése es quien eres ahora.
-Nunca tuve nada que valiera la pena. Sólo me mantuve. Nunca hice algo que realmente quisiera hacer. Por eso hice lo que todos pensaban que debía hacer. Nunca he sido yo mismo realmente.
-¿Y ahora?
-¿Ahora? Ahora... tengo un pequeño hijo, este trabajo y otros 18 meses de condicional.
-Eso es realmente triste.
-No, hombre. Es la vida, ¿sabes? Nunca tuve eso antes. Llego a casa cansado, no hago demasiado dinero, pero... no tengo preocupaciones, hombre. No como las tenía antes. Ésa es la verdad. Deberías probar, negro.
Eres el único hombre que me ha tocado. Él único. No he tocado a nadie desde entonces.
miércoles, febrero 08, 2017
grandes actuaciones a la luz de la luna
LUZ DE LUNA
data: http://www.imdb.com/title/tt4975722
Viene como tapada en la carrera de los Oscars, alabada por la crítica y con la corrección política de un elenco 100% afroamericano. “Luz de luna” tiene algunos puntos atípicos que le permiten salir del cliché del cine independiente. Su trama no es novedosa (el crecimiento de un joven y su despertar sexual); el guión no es un hallazgo; hasta podríamos decir que en algunas escenas el director y coguionista Barry Jenkins cae en la tentación del plano exquisito sobre las necesidades de la historia. Pero la fuerza del filme está en las muy buenas actuaciones, en la sinceridad que logran darle y permite despegar a los personajes de la pantalla para sentirlos vivos.
“Luz de luna” es una historia en tres partes, tres momentos de la vida de una persona: Pequeño, Chiron y Black. Una persona, tres personajes. Porque uno no es el mismo cuando crece. Uno se transforma en todas las personas que será mientras vive. Pequeño es un chico de Miami, hostigado por los compañeros de escuela y vecindario, sin padre y con una madre drogadicta. Chiron es el adolescente aislado, aún hostilizado, en el umbral del despertar homosexual. Black es el sobreviviente de una infancia y adolescencia atroz que ha aprendido a defenderse pero no a vivir.
Las referencias del contexto donde crece Pequeño/Chiron/Black son las de violencia cotidiana, la hostilidad del entorno y la soledad. Pequeño apenas pronuncia palabras, aún ante las pocas personas que lo protegen. El adolescente Chiron y el adulto Black arrastrarán ese vicio: no poder expresar verbalmente lo que sienten, lo que necesita.
La fallida relación maternal ha saboteado las bases emocionales de Black. Su apertura a otro, es su primer contacto sexual, Kevin, el único chico que vio en él algo diferente del resto, la persona que le fallará siguiendo la presión del entorno. Kevin será el personaje que mueva los débiles cimientos de Black quien resuelve, al final del filme, dos temas pendientes de su vida: la relación con su madre; su condición homosexual.
“Luz de luna” trasciende, por la fuerza emotiva de los personajes, el mensaje de la diversidad étnica o sexual. La última escena entre Black y Chiron, el abrazo en la penumbra, es la tesis del filme: la necesidad humana de buscar alguien que nos ame.
Barry Jenkins puede pavonearse que ha sabido elegir con ojo clínico, el elenco de “Luz de luna”. Ni los actores secundarios pasan desapercibidos. Aunque el parlamento sea breve, el elenco aporta la calidez necesaria para hacer brillar a su momento. Claramente se destaca el terceto actoral que interpreta al protagonista Pequeño/Chiron/Black: Alex R. Hibbert / Ashton Sanders / Trevante Rhodes. El Kevin mayor compuesto por André Holland llama la atención y el paternal personaje de Juan (Mahershala Ali) se destacan en sus intervenciones.
Otro elemento clave de “Luz de luna” es la fotografía de James Laxton y la dirección de arte de Mabel Barba. La paleta de colores, el manejo de cámaras, el encuadre, son detalles que suman puntos a este filme.
No nos parece superior a “La La Land” o “La llegada”, por poner ejemplos. Pero con dignidad compite entre las mejores. Merece verse.
Mañana, las mejores frases.
sábado, febrero 04, 2017
frases de “Talentos ocultos”
-No hay crimen con un automóvil descompuesto.
-No hay crimen tampoco en ser negro.
No escogimos el lugar, Oficial. Éste nos escogió.
Los malditos rusos nos están vigilando ahora mismo. Esos Sputniks.
¿Ustedes, chicas, han conocido a esos astronautas?
Tenemos que poner a un hombre allí arriba, antes de que los comunistas lo hagan.
Tres mujeres negras persiguen a un oficial de policía blanco en una carretera en Hampton, Virginia, en 1961. ¡Señoritas, he aquí un milagro ordenado por Dios!
¡Un maldito perro! ¡Y un maldito maniquí! Y luego será una ojiva termonuclear RDS-37 de 1,6 megatones para ser arrojada en el centro de Des Moines.
No podemos justificar a un Programa Espacial que no ponga nada en el espacio.
-¿Cómo se llama? Las iniciales...
-Ahí. IBM.
¡El espacio es un negocio!
Necesito a un matemático.
-¡Mary! Una persona con la mente de un ingeniero, debería de ser un ingeniero. No puedes ser una computadora el resto de tu vida.
-Señor Zielinski, soy una mujer negra. ¡No voy a buscar lo imposible!
-Y yo soy un judío polaco cuyos padres murieron en un campo de prisioneros nazis. Ahora estoy de pie bajo una nave espacial que va a llevar a un astronauta a las estrellas. Creo que podemos decir, que estamos viviendo lo imposible. Déjame preguntarte: si fueras un hombre blanco, ¿querrías ser un ingeniero?
-No tendría que hacerlo. Ya sería uno.
Las faldas deben ser usadas más abajo de la rodilla. Los suéteres se prefieren a las blusas. Nada de joyas. Un simple collar de perlas es la excepción.
No hables con el Señor Harrison, al menos que te hable. No muchas computadoras duran más que unos pocos días.
Nunca han tenido a alguien de color aquí antes, Katherine. No me avergüences.
-Ruth, ¿cuál es el estado de mi computadora?
-Ella está justo detrás de usted, Señor Harrison.
-¿Ella maneja la Geometría Analítica?
-Absolutamente. Y habla.
-Sí, señor. Lo hago.
-¿Cuál de las dos?
-Ambas. Geometría y hablar.
En catorce días el Mercury 7 estará aquí para entrenar. Y no tengo ninguna duda en mi mente de que van a estar haciéndonos preguntas sobre nuestro trabajo. Creo que es una buena razón dado que pondremos a un humano en la parte superior de un misil y lo dispararemos al espacio. Cosa que nunca se ha hecho antes. Y porque nunca se ha hecho... todo lo que hagamos entre ahora y entonces va a importar. Va a importar a sus esposas. A sus hijos. Creo que va a importar a todo el maldito país. Así que este Grupo de Trabajo Espacial será como se anuncia: los ingenieros más grandes en Estados Unidos. Y las mentes científicas no tendrán problema de que les revisen su trabajo... ¿cierto, Paul?
Así que denme un amén, maldita sea.
-¿Puedo preguntarte dónde está el baño de damas?
-Lo siento. No tengo idea de dónde está su baño.
-¿Dónde está esa chica con los números?
-En un descanso.
-¿Tomamos descansos ahora?
-¿Ya terminaste?
-Casi. ¿Dijo que era al final del día?
-El final del día por aquí fue ayer.
-¿Sabes lo que estamos haciendo aquí?
-Tratando de poner a un hombre en el espacio, señor.
-Eso es correcto. Eso es correcto. Así que puedes tirar eso a la basura.
-¿Disculpe?
-¡Dije que lo puedes tirar! Dame. No es un insulto a tu trabajo. Es sólo... obsoleto. Así de rápido se mueven las cosas por aquí.
-Lo que te pido que hagas... lo que le pido a todos en esa habitación, a todos mis... genios, es mirar más allá de los números. Mirar a su alrededor. A través de ellos. Por respuestas a preguntas que ni siquiera saben preguntar. Cálculos que aún no existen. Porque sin ellos, no iremos a ninguna parte. Quiero decir, nos quedaremos en el suelo. No vamos a volar hacia el espacio. No estaremos rodeando la Tierra. Y ciertamente no tocaremos la Luna. Y en mi mente... en mi mente, ya estoy allí. ¿Y tú?
-Sí, señor.
-Bien. Porque no necesito a otra chica inteligente con una calculadora.
Haz que el lápiz se mueva tan rápido como tu mente y estarás bien.
-¿También irás al espacio?
-No, nena. Pero voy a hacer lo que pueda para ayudar a esos hombres valientes a que lleguen allí.
Hay más de una manera de lograr algo.
Los derechos civiles no siempre son civiles.
Entonces, sí... Dejan que las mujeres hagan algunas cosas en la NASA, Señor Johnson. Y no es porque usemos faldas... ¡es porque usamos lentes!
-¿Cómo puedes estar mirando a esos hombres blancos?
-Hay igualdad de derechos.
-Entonces, ¿cómo supiste sobre el cohete Atlas? Eso no sale de los cálculos. Esos datos no están aquí. Como dijeron, es clasificado.
-Lo sostuve contra la luz.
-¿Lo sostuviste contra la luz?
-Sí, señor.
-Cierto. Ahí está. ¡El Atlas! ¿Cuál es tu nombre?
-Katherine Goble.
-¿Eres una espía, Katherine?
-¿Soy qué?
-Estoy diciendo, ¿eres una espía rusa?
-No, señor. No soy rusa.
-No es rusa, señor.
-De acuerdo, no tenemos nada que perder aquí. Démosle todo lo que necesite para trabajar en las trayectorias de Shepard.
-Esta IBM nos va a dejar a todas sin trabajo.
-¿Qué podemos hacer al respecto?
-Hay una cosa por hacer. Aprender todo lo que podamos. Hacernos indispensables. En algún lugar de la línea, un ser humano va a tener que apretar los botones.
Cada vez que tenemos la oportunidad de progresar, nos mueven la línea de meta.
-No estoy aquí por ningún problema, señora.
-¿Para qué está aquí?
-Por un libro.
-Tienes libros en la sección de color.
-No tiene lo que estoy buscando.
¿Cómo diablos nos encontramos en segundo lugar en una carrera de dos hombres?
Ellos trabajan más que nosotros. Y la razón que tengo para pensar eso es porque me niego a creer que los rusos son más inteligentes que nosotros o que tienen más tecnología. O que les importe más. Pero no lo sé... ¿sería eso posible? ¿Es posible que en realidad signifique más para ellos? Estamos en la lucha de nuestras vidas, gente. ¡Esto es un viaje épico! Acabo de ver siete caras que no estaban seguras de que podamos llegar allí. Ahí está nuestro problema. Y así que, a partir de ahora mismo, sólo hay dos cosas que necesitan saber en el futuro. Una de ellas es que permanecer aquí trabajando hasta tarde, será un hecho de la vida. Y dos, no esperen que sus cheques reflejen el tiempo extra.
Nos sentimos honrados de servir a nuestro país. Por lo tanto, no pensamos sobre el peligro. No hay tiempo para tener miedo. Tenemos un trabajo que hacer.
-Cada que miro, no estás donde necesito que estés. Y no es mi imaginación. Entonces, ¿adónde diablos vas todos los días?
-Al baño, señor. ¡Al baño! ¡Al maldito baño!
-¿Por 40 minutos al día? ¿Qué haces allí? Estamos T-0 aquí. Deposité mucha fe en ti...
-No hay baño para mí aquí.
-¿Qué quieres decir con que no hay baño para ti aquí?
-¡Aquí no hay baño! No hay baños para gente de color en este edificio o cualquier edificio fuera del Campo Oeste... ¡qué está a media milla de distancia! ¿Sabía eso? ¡Tengo que caminar a Tombuctú sólo para ir! Y no puedo usar una de las bicicletas prácticas. ¿Se imagina eso, señor Harrison? Mi uniforme... Falda debajo de las rodillas y los tacones. Y collar de perlas simple. Bueno, no poseo perlas. ¡Dios sabe que se no paga a los de color lo suficiente como para permitirse tener perlas! Y trabajo como un perro, día y noche, ¡viviendo del café de una jarra que ninguno de ustedes quiere que yo toque! Así que, disculpe... ¡si tengo que ir al baño unas cuantas veces al día!
No más baños de color. No más baños para blancos. Sólo baños.
Aquí en la NASA... ¡todos orinamos del mismo color!
Elegimos ir a la Luna en esta década y hacer las otras cosas, no porque sean fáciles, sino porque son difíciles.
Supongo debemos agradecer al Presidente Kennedy por la seguridad de tener aún trabajo.
-¿Cuál es el punto?
-El punto es, Su Señoría, ninguna mujer negra en el Estado de Virginia, ha asistido a una escuela de blancos.
-Es inaudito.
-¡Sí! Inaudito. Y antes de que Alan Shepard se sentara encima de un cohete, ningún otro estadounidense había tocado el espacio. Y ahora, siempre será recordado como el hombre de la Marina de los Estados Unidos de New Hampshire. El primero en tocar las estrellas. Y yo, Señor, planeo ser una ingeniera en la NASA. Pero no puedo hacer eso sin tomar las clases en esa Secundaria completamente blanca. Y no puedo cambiar el color de mi piel. Así que, no tengo elección... salvo ser la primera. Lo que no puedo hacer sin usted, señor. Su Señoría, de todos los casos que escuchó hoy, ¿cuál importará en cien años a partir de ahora?
-Me gustaría trabajar en la trayectoria de John Glenn.
-Esto no será conectar números, se trata de inventar los cálculos. Creo que tú y yo ya hablamos de eso, ¿verdad? No existen.
-Puedo hacerlo, Señor.
-¿Tienes alguna idea de los exactos que deben ser estos cálculos? Es como disparar una escopeta cortada a mil pies y darle a un insecto a través de un agujero tan pequeño, que ni siquiera puedes verlo.
-Soy una excelente tiradora, Señor.
Quien llegue primero, hará las reglas. Eso es cierto en todas las civilizaciones. Y entonces, creo que la pregunta más grande para este cuerpo a considerar es... ¿quién quiere que tome las decisiones en el espacio? Tenemos que saber qué hay ahí afuera, Senador. Tenemos que tocar las estrellas. Sólo para asegurar nuestra propia supervivencia. Y sólo un hombre puede hacer eso. Traeremos a salvo a John Glenn a casa, porque tenemos que hacerlo, porque tiene que decirnos lo que vio.
-No hay un protocolo para que las mujeres asistan.
-Tampoco hay protocolo para que un hombre dé la vuelta a la Tierra, señor.
-Pero dentro de estas paredes, ¿quién hace las reglas?
-Usted, señor. Es el jefe. Sólo tiene que actuar como uno, señor.
-Te quedas callada.
-Gracias.
Dejen sus calculadoras. No las necesitarán a dónde vamos.
¿Sabes cuál es tu trabajo, Paul? Encontrar al genio entre esos genios. Para elevarnos a todos. Todos llegamos a la cima juntos. O no llegamos allí en lo absoluto.
-Serás una buena ingeniera.
-¿Eso crees?
-Sí. Y nadie se atreve a interponerse en el camino de los sueños de Mary Jackson. Yo incluido.
-El plan de estudios no está diseñado para enseñar a una mujer.
-Bueno… me imagino que es lo mismo que enseñar a un hombre.
-Tal vez estamos pensando en esto al revés.
-¿Cómo es eso?
-Tal vez no son nuevos cálculos en lo absoluto. Podrían ser cálculos a la antigua. Algo que vea el problema numéricamente y no teóricamente. Los cálculos siempre son confiables.
-Para ti lo son.
-El método de Euler.
-¿El método de Euler?
-Sí.
-Eso es antiguo.
-¡Pero funciona! Funciona numéricamente.
Para acortar la historia, ya no necesitamos a una computadora en este Departamento. El progreso es una espada de doble filo.
-Paul, algo está mal aquí. Estas coordenadas de aterrizaje no coinciden con las de ayer.
-Pero... la IBM recién las revisó.
-¿Y si la IBM estuvo equivocada ayer? ¿Cierto? ¿Y si la maldita cosa se equivoca hoy?
-Hagamos que la chica revise los números.
-¿La chica?
-Sí, señor.
-¿Te refieres a Katherine?
-Sí, señor. La inteligente.
¿Qué diablos estás haciendo? ¿Vas a tomar un descanso?
La ventana de lanzamiento es un adelante. Las coordenadas de aterrizaje coinciden.
-Es un poco difícil confiar en algo que no puedes ver a los ojos.
-Eso es correcto, Coronel. Katherine logró extraer algunos puntos decimales más de ese pedazo de metal.
-Bueno, tomaré cada dígito que tengas.
¡Caballeros! Lancemos este cohete.
Tu “adelante o no”, es bueno. Las coordenadas de aterrizaje son puntuales, 7.
viernes, febrero 03, 2017
la historia siempre gana
TALENTOS OCULTOS
data: http://www.imdb.com/title/tt4846340
“Talentos ocultos” está contada sin sutileza. Podríamos decir hasta de un modo ciertamente tosco. Pero pasa con ella, lo que pasa con las películas que cuentan una gran historia. La historia es tan grande, tan potente, que sobresale por las costuras burdas del guión de Allison Schroeder y Theodore Melfi, el director. Taraji P. Henson, Octavia Spencer y Janelle Monáe interpretan a sus protagonistas heroicas sin ninguna dimensión, del mismo modo elemental cómo se desarrolla el guión. Sin embargo, hay alguien como Kevin Costner para mostrar el camino. Una sola mirada de Costner, un parlamento y la película brilla. Todas las piezas están ahí para contar algo memorable. Pero se quedó en algo sencillo, eficaz pero no eficiente. No obstante, vale verla y analizarla por lo que cuenta y por lo que significó en términos históricos.
“Talentos ocultos” cuenta la historia de tres mujeres afroamericanas que trabajaron para la NASA en los momentos iniciales de la carrera espacial. Katherine G. Johnson calculó las trayectorias de las naves de las misiones Apollo y Mercury; Dorothy Vaughan fue la primera supervisora afroamericana de la NASA; Mary Jackson, en tanto, fue la primera ingeniera afroestadounidense de la NASA. Para llegar a esos escalones, a ese reconocimiento, las científicas debieron superar una doble traba, cimas desafiantes para cualquier persona en los '60: ser mujer; ser negra.
En plena lucha de los derechos civiles en Estados Unidos, las tres mujeres protagonizan tres modos de luchar contra el prejuicio: una lo enfrenta con prepotencia de trabajo, esperando que la constancia le dé el puesto de supervisora que le niegan por el color de su piel; otra apela a la justicia para que la dejen estudiar; la otra gana por su talento y su temperamento. En épocas de movilizaciones y confrontación, las protagonistas de esta historia logran su lugar por perseverancia.
El filme sucede en un tiempo especial en Estados Unidos y el mundo. La Guerra Fría, el gobierno de Kennedy, los '60, cuando todo es posible, cuando los sueños pueden ser cumplidos, tanto para un negro como para una mujer. El futuro prometía y la humanidad estiraba los límites. ¿Cómo no soñar en ser juzgados por el carácter y no por el color de la piel, cuando se estaba esforzando toda una nación en llevar a un hombre a la Luna? ¿Cómo no creer que todo podía ser posible?
En el nuevo milenio, cuando recorrimos el camino, cuando al primer Presidente afroamericano de Estados Unidos le siguió un racista y misógino en el cargo, la historia de “Talentos ocultos” tiene una lectura de la actualidad. Nos recuerda que los espacios no se ganan ligeramente sino con esfuerzo; que la inteligencia, el estudio, la dedicació se impone. Y que hubo algo que perdió el mundo (no sólo Estados Unidos) en estos años: la fe en la razón y la confianza en el futuro.
Esas reflexiones dan vueltas atoradas por un guión convencional y actuaciones discretas. Pero están en la raíz de la presencia de Kevin Costner quién nos recuerda a esos grandes actores que encarnaron el héroe común norteamericano, el ciudadano medio que se para ante la multitud para indicar lo que es justo y lo que no. Cuando Al Harrison agarra un martillo y derriba el cartel que señala el baño exclusivo para personas de color, la presencia de Costner en su mirada desesperada, en su enojo ahogado, nos recuerda a esos arquetipos americanos al estilo de un Tom Hanks o un Jimmy Stewart. La decencia de lo debido, el valor de estar haciendo lo correcto, señalando el camino a los otros que están conformes con continuar repitiendo lo establecido.
El personaje de Costner juzga las taras de la sociedad y señala el futuro. Si quieren ganarle a los rusos, deben poner a sus mejores mentes a trabajar, debe abrirles el camino a los mejores. Porque el mundo que sale del prejuicio es un mundo menor, un mundo subóptimo. Para soñar con rozar la Luna, hay que romper con la Tierra conocida.
Con sus fallas, “Talentos ocultos” es una película para no dejar pasar de largo.
Mañana, las mejores frases.