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críticas chatarras

jueves, febrero 28, 2013

frases de "Los Miserables" 

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No hay Dios arriba. Y abajo sólo hay infierno.

Pasarás hambre otra vez. A menos que aprendas el significado de la ley.

-Mi nombre es Jean Valjean.
-Y yo soy Javert.

No me olvides, 24601.

Descanse del dolor y descanse de la injusticia.

Ve en esto algún plan mayor. Debes usar esta valiosa plata para convertirte en un hombre honrado.

Los gritos en la oscuridad que nadie oye.

Mi vida era una guerra que nunca se podría ganar. Me dieron un número y asesinaron a Valjean...

¿Por qué he dejado a ese hombre que tocara mi alma y me enseñara a amar?

Una palabra suya y estaría de nuevo debajo del látigo, encima de la parrilla. En lugar de eso, me ofreció mi libertad. Sentí mi vergüenza dentro de mí como un cuchillo. Me dijo que yo tenía un alma. ¿Cómo lo sabe él?

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Al final del día eres un día más viejo. Y es todo lo que puedes decir por la vida del pobre. Es una batalla, es una guerra y no hay nada que nadie esté dando. Otro día más esperando de pie. ¿Para qué sirve? Un día menos para vivir. Al final del día tienes un día más de frío. Y la camisa en tu espalda no te resguarda del frío. Y los justos pasan deprisa. No oyen a los pequeños llorando. Y el invierno está llegando rápido, listo para matar. Un día más cerca de la muerte.

Al final del día no obtienes nada de nada.

Me llamo Javert. Estoy a sus órdenes. Con nuestro honor y la justicia en nuestras manos, nadie está fuera de nuestro alcance. Que todo el mundo esté atento.

Ven, querida. Te pagaré bien por tu juventud.

Dinero fácil acostándote en una cama. Sólo así no ven el odio que está en tu cabeza. ¿No saben que están haciendo el amor con una que ya está muerta?

Hubo un tiempo en que el amor era ciego. Y el mundo era una canción. Y la canción estaba llena de emoción. Hubo un tiempo. Luego todo fue mal. Soñé un sueño tiempo atrás, cuando la esperanza era alta y la vida valía la pena vivir. Soñé que el amor nunca moriría. Soñé que Dios sería misericordioso. Yo era entonces joven y no tenía miedo. Y los sueños se hacían y se usaban y se gastaban. No había rescates que pagar. Ninguna canción sin cantar, ningún vino sin probar.

Tuve un sueño en el que mi vida sería tan diferente de este infierno que estoy viviendo. Tan diferente ahora de lo que parecía. Ahora la vida ha matado el sueño que soñé.

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Pero no podía huir para siempre. No. Ni siquiera Jean Valjean.

¿Quién soy? Soy Jean Valjean.

Los hombres como tú nunca cambian.

-Todo lo que hice fue robar algo de pan.
-Mi deber es cumplir con la ley.
-Tú no sabes nada de este mundo.

Tú no sabes nada de Javert. Yo nací dentro de una cárcel. Yo nací con escorias como tú. Yo también provengo del desagüe.

Cóbrales por los piojos; extra por los ratones.

Antes soñaba que encontraría un príncipe. Pero… ¡Dios todopoderoso! ¿Has visto lo que ha ocurrido desde entonces?

Sus sentimientos hacen su crédito, señor.

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De repente, el mundo parece un lugar diferente. De alguna manera, lleno de gracia y de luz. ¿Cómo iba yo a saber que tanta esperanza se guardaba dentro de mí?

Hay sombras por todas partes. Y recuerdos que no puedo compartir.

Hubo una vez que matamos al Rey. Intentamos cambiar el mundo demasiado rápido. Ahora tenemos otro Rey. Él no es mejor que el anterior. Ésta es la tierra que luchó por la libertad. Ahora cuando luchamos, luchamos por el pan. Esto es lo que tiene la igualdad. Todos son iguales cuando están muertos. Ocupa tu lugar. Aprovecha la oportunidad. ¡Vive la France! ¡Vive la France!

¿Cuándo va a acabar esto? ¿Cuándo vamos a vivir? Algo tiene que suceder ya o algo va a pasar. Llegará, llegará... ¿Dónde están los líderes de la región? ¿Dónde está el Rey que dirige este espectáculo?

Es la hora de que todos nosotros decidamos quiénes somos. ¿Luchamos ahora por el derecho a una noche en la ópera? ¿Habéis preguntado por vosotros mismos, cuál es el precio que debéis pagar? ¿Es un simple juego para que jueguen jovencitos ricos? Los colores del mundo están cambiando día tras día. Rojo, la sangre de hombres furiosos. Negro, la oscuridad de épocas pasadas. Rojo, un mundo a punto de emerger. Negro, la noche que acaba al fin.

En mi vida hay tantas preguntas y respuestas que de algún modo parecen estar mal.

Ésas son palabras que él nunca dirá. No a mí.

Lo amo. Pero cada día estoy aprendiendo que durante toda mi vida sólo he estado fingiendo. Sin mí, su mundo seguirá girando. Un mundo que está lleno de felicidad que nunca he conocido. Lo amo. Lo amo pero sólo por mi cuenta.

Mañana estarás a mundos de distancia. Y, sin embargo, contigo mi mundo ha comenzado.

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¿Oyes al pueblo cantar, cantando la canción de los hombres furiosos? Es la música de un pueblo que no volverá a ser esclavo otra vez.

¿Más allá de la barricada, hay un mundo que deseas ver?

Una pequeña llovizna difícilmente pueda herirme ahora.

Véngate. ¡Qué bien se mata con un cuchillo!

Soy un hombre. No soy peor que cualquier otro hombre.

Tú puedes tomar. Tú puedes dar. Déjale en paz. Déjale vivir.

La gente no ha despertado. Nos han abandonado, los que aún viven con miedo.

El pueblo de París duerme en sus camas. No tenéis ninguna posibilidad, ninguna posibilidad en absoluto.

El hombre de la misericordia viene de nuevo y habla de justicia.



Baja los ojos, Javert. Está de pie sobre su tumba.

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¿Quién es este hombre? ¿Qué clase de diablo es para haberme tenido encerrado en una trampa y elegir dejarme libre?

Habría bastado un toque de su cuchillo. La venganza habría sido suya y me habría devuelto la vida. Maldito si vivo en deuda con un ladrón. Maldito si me doblego al final de la persecución. Yo soy la Ley y la Ley no es burlada. Escupiré su compasión de vuelta a su cara. No hay nada en la Tierra que compartamos. Es uno u otro, Valjean o Javert.

¿Puede este hombre ser creído? ¿Serán sus pecados perdonados? ¿Serán sus crímenes indultados? ¿Y debo ahora empezar a dudar, yo que nunca dudé todos estos años? Mi corazón es de piedra y aun así tiembla. El mundo que he conocido está perdido entre las sombras. ¿Él viene del cielo o del infierno? ¿Y sabe él que, otorgándome la vida hoy, este hombre me ha matado aún así? Estoy llegando, pero caigo. Y las estrellas son negras y frías mientras miro hacia el vacío de un mundo que no se puede sostener. Escaparé ahora de ese mundo, en el mundo de Jean Valjean no hay lugar al que poder volver, no hay camino por el que seguir.

Mira a los cabrones bailar, mírales mientras se caen. Guárdate el ingenio y te mantendrás por encima. Amos del lugar, siempre nos llevamos nuestra parte. Se despejan las barricadas y nosotros estamos todavía allí. Sabemos dónde sopla el viento. El dinero es lo que nosotros olemos. Y cuando seamos tan ricos como Creso, Dios, nos veremos todos en el infierno.

Sí, Cosette, prohíbeme morir ahora.

Todas tus penas, al fin, al fin detrás de ti.

Amar a otra persona es ver la cara de Dios.

Para los miserables de la Tierra hay una llama que nunca muere. Incluso la noche más oscura terminará y el sol se alzará. Vivirán de nuevo en libertad en el jardín del Señor. Caminarán detrás de la reja del arado, apartarán la espada. La cadena se romperá y todos los hombres tendrán su recompensa. ¿Te unirás a nuestra cruzada? ¿Quién será fuerte y estará de pie conmigo? ¿En algún lugar más allá de la barricada hay un mundo que deseas ver? ¿Oyes al pueblo cantar? Di, ¿oyes los tambores lejanos? Es el futuro que traen cuando llegue el mañana.

El mañana llega.

miércoles, febrero 27, 2013

una escena 

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LOS MISERABLES
data: http://www.imdb.com/title/tt1707386

Confieso una herejía. “Los miserables” me pareció un libro menor, un folletín melodramático al que se le nota el paso del tiempo. Como en toda novela por entregas, las líneas dramáticas van cambiando para atraer la atención del público, tal como lo hacen las actuales telenovelas. Acepto que tiene su interés histórico, que es la primera novela que trata el tema social, que hay momentos memorables, como el de Valjean que recibe otra oportunidad del Obispo al que le robó o esa relación perseguido – perseguidor entre Valjean y Javert. Pero, como todo folletín que se precie, el recurso del golpe bajo y lacrimógeno está siempre a mano.

Como musical, “Los Miserables” lidia con los problemas del original. Y lo reemplaza con la grandiosidad de la partitura musical y de la puesta en escena. El resultado no deja de ser un pastiche, pero funciona razonablemente bien. Gusto particular, la música de “Los Miserables” no me voló la cabeza como lo hizo “Cantando bajo la lluvia”, “Rent” o “Moulin Rouge” como ejemplos. (“Chicago” me empezó a gustar más con el paso del tiempo. “Cabaret” desde el vamos. Con “El Fantasma de la Ópera”, por caso, me sucedió algo similar a “Los Miserables”: me costó llevarme alguna canción a casa, tarareándola en el camino).

Vale destacar la labor del elenco, muchos actores consagrados que apenas sospechábamos de su capacidad para el musical. Es cierto: esa ductilidad es una condición habitual en el mundillo actoral de Hollywood. Más de una vez, actores “serios” nos sorprenden en géneros que no son habituales, sean películas de acción, musicales o comedias humorísticas. Quedan aún profesionales que toman riesgos y exploran sus límites. Podrían seguir su ejemplo varios carcamanes locales que hace décadas vienen componiendo el mismo personaje sin sonrojarse.

Tal vez, especulo ahora, la grandiosidad visual de “Los Miserables” atente contra la verosimilitud y nos cueste derribar el muro de la ficción y meternos en la historia.

Sin embargo, hay un momento excepcional en que ese muro se cae. Una escena. Y esa escena, por sí sola, justifica toda la película. El momento en que Anne Hathaway canta “I dreamed a dream”, poniéndose en la piel de una moribunda Fantine que ha rodado por la vida, pasando hambre y prostituyéndose en las callejuelas de París. Por esos no más de diez minutos de participación, Hathaway se llevó, más que merecidamente, el Oscar.

Su composición en ese lamento final de Fantine, nos pone piel de gallina. Nos cachetea, nos golpea, nos estremece, nos hace compartir su angustia, su tremenda sensación de fracaso, su conciencia de que ha caído en la máquina de picar carne del mundo y que ya no tendrá otra chance. En esta vida, le tocó perder. Y la plena conciencia de esa caída es poéticamente poderosa.

Buceando en la red, encontramos la escena. Pero la borraron. Así que hasta que vuelva a aparecer en la red, escuchamos el audio en el siguiente video, con el trailer de la película.

Creo que es un buen corolario para cerrar este comentario de “Los Miserables”. Esta escena es, sin exagerar, 90% del musical.



Mañana, las mejores frases.

jueves, febrero 21, 2013

frases de “La noche más oscura” 

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¿Esto es real o es un ejercicio?

Tú eres mi propiedad, Ammar. Me perteneces.

Si no me miras cuando estoy hablando contigo, te lastimaré. ¡Si das un paso fuera de lugar, te lastimaré! Si me mientes, te haré daño. Mírame, Ammar.

Vienes con tu mejor traje para tu primer interrogatorio. Y te toca este tipo. Pero tranquila. Esto no siempre es tan intenso.

Si me mientes, entonces yo te hago daño.

Su Jihad ha terminado.

Es bueno que seas fuerte. Yo respeto eso. Pero al final todo el mundo se quiebra, amigo. Eso es biología.

Con información parcial te meto en la caja. La información parcial será considerada como una mentira.

Yo sé la diferencia entre un nombre de guerra y un nombre árabe.

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La única cosa en la vida con la que puedes contar es que todo el mundo quiere dinero.

-El hecho de que todo el mundo ha oído hablar de Abu Ahmed pero nadie quiere decirme dónde está me hace sospechar.
-Puede ser.
-Los presos por alguna razón ocultan su ubicación.
-Tal vez no lo saben. Abu tal vez es una historia tan real como un unicornio.

¿Un pequeño descanso después de hacer volar algo por los aires?

Yo no soy tu amigo. Yo no te voy a ayudar. Voy a doblegarte.

-¿Cómo es ese hombre Baluchi?
-Grande, barba blanca larga. Delgado, él usa un bastón.
-¿Como Gandalf?

¿Te das cuenta que ésta no es una cárcel común? Tú decides cómo te tratan. Y tu vida va a ser muy incómoda hasta que me des la información necesaria.

-Yo quería decirte que me voy de aquí.
-¿Estás bien?
-Sí. He visto a veinte hombres desnudos. Dentro de poco habrá más de cien. Necesito hacer algo normal por un tiempo.

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Es algo bueno porque el hecho de ocultarme la verdad de Abu Ahmed es muy revelador. Lo otro que Faraj nos mintió es sobre el paradero de Bin Laden. Eso significa que, para él, es tan importante proteger a Abu Ahmed como a Bin Laden.

Hemos afirmado que América no tortura y me voy a asegurar de que no lo hagamos. Esto es parte de la oportunidad para recuperar el prestigio moral de Estados Unidos en el mundo.

Por los grandes avances y las pequeñas personas que hacen que suceda.

-Pero Al Qaeda necesita médicos y carecen de personal y eso explicaría su resurrección. En un plazo de seis meses o un año, si no se equivoca, él puede ser llamado a ser el doctor personal de Bin Laden. En ese momento, con 25 millones sobre la mesa, yo creo que entregaría al hombre.
-Y si no lo hace, nosotros lo asesinamos.

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Sólo estamos nosotros. Y estamos fallando. Estamos gastando millones de dólares y la gente está muriendo. No estamos cerca de derrotar a nuestro enemigo. ¡Nos atacaron por tierra en el 98! ¡Por mar en 2000 y por aire en el 2001! Asesinaron a tres mil de nuestros ciudadanos a sangre fría. Y masacraron nuestras tropas. ¿Y qué carajo hemos hecho? ¿Qué hemos hecho? Tenemos veinte nombres de líderes y sólo se han eliminado cuatro. Quiero objetivos. Hagan su maldito trabajo y tráiganme gente para asesinar.

Alá recompensa a los que se esfuerzan y luchan sobre los que están detrás de un escritorio.

No dice: “¡Hola, mamá! Soy yo, el terrorista”.

Muchos de mis amigos han muerto tratando de hacer esto. Creo que estoy viva para terminar el trabajo.

-No me importa un carajo Bin Laden. Me preocupo por el siguiente ataque. Vas a empezar a trabajar en las células de Al Qaeda en los Estados Unidos. Hay que proteger a la nación.
-¡Bin Laden es el que les ordena atacar la nación! Si no fuera por él, Al Qaeda todavía estaría centrada en los objetivos por vía marítima. Si de verdad quieres proteger el territorio nacional, debes capturar a Bin Laden.

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Nadie ha hablado con Bin Laden en cuatro años. Él está afuera de todo esto. Puede que esté muerto, probablemente ya estaba muerto, pero… ¿tú sabes que estás haciendo? Estás persiguiendo un fantasma. Y la maldita red se cierra a tu alrededor.

Pero la verdad es que tú no entiendes Pakistán y no conoces a Al Qaeda.

Él corre en círculos.

-Entonces… ¿estás de acuerdo conmigo en que esto es importante?
-No. Sólo he aprendido de mi predecesor que la vida es más agradable cuando no estoy en desacuerdo contigo.

-¿Quién es usted?
-Soy la hija de puta que ha descubierto ese lugar, señor.

Pero si hay tres mujeres, debe haber tres hombres. Las mujeres musulmanas viven con sus padres o con sus esposos. Creemos que hay una tercera familia viviendo en la casa. Así que el tercer hombre que han identificado, probablemente sea Bin Laden.

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Éste es un gran intento profesional para evitar ser detectado. Es invisible. Totalmente. Las únicas personas que hemos visto comportarse de esta manera, son los altos funcionarios de Al Qaeda.

-Si no consigues demostrar que es Bin Laden, danos otro nombre... Como un traficante de drogas.
-Sabes que perdimos la capacidad para probar eso cuando perdimos el programa de detenidos. ¿A quién demonios debería preguntarle? ¿A algún tipo de Gitmo (Guantánamo) con un abogado? ¿Le pedirá al abogado que advierta a Bin Laden?

Lo que quería decir, es que un hombre en tu posición... ¿cómo evalúas el riesgo de no hacer algo? El riesgo de dejar que Bin Laden se te escape entre los dedos…

Pero Bin Laden está ahí. Y ustedes van a matarlo para mí.

Es ella contra el mundo.

Estoy a punto de ir y mirar al Presidente a la cara. Y lo que me gustaría saber, sin malditas mentiras, es qué piensan sobre esto. Ahora, muy simple: ¿está ahí o no?

100% segura de que está ahí. Ok, 95% si tanta certeza los desconcierta. Pero es un 100%. Son todos unos cobardes.

-¿Qué te parece la chica?
-Creo que es jodidamente lista.
-Todos somos listos, Jeremy.

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-¿Hace cuánto trabajas para la CIA?
-Doce años. Estaba en la secundaria.
-¿Y sabes por qué hicimos eso?
-No creo que pueda responder esa pregunta, señor. No creo que se me permita responder, señor.
-¿Qué más has hecho para nosotros? ¿Además de Bin Laden?
-Nada. No hice nada más.
-Sin duda eres apta para ello.

-Quiero decir, sin ofender, pero... ¿Osama Bin Laden? ¿Qué te convenció?
-Su confianza.

-¿Recuerdas lo que hablamos? Va a pasar.
-¿Cuándo?
-Esta noche.

-Posible lotería.
-¡Recibido! Posible lotería.

¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer?

¿Adónde quieres ir?

miércoles, febrero 20, 2013

la trampa del cuasidocumental 

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LA NOCHE MÁS OSCURA
data: http://www.imdb.com/title/tt1790885

Confieso mi desencuentro entre lo que me generan las películas de Kathryn Bigelow y el rosario de fervorosas críticas que suelen prodigarle. Ojo, no es que las últimas dos películas de Bigelow sean malas. Todo lo contrario. Son buenas. Eso está fuera de duda. Y tienen un estilo definido que vale destacar. Pero me cuesta encontrarle el nivel de genialidad que tanto “Vivir al límite” como “La noche más oscura” han recibido por estos pagos. Al preparar esta crítica, le pegué una mirada al comentario que hicimos hace dos años con motivo de “Vivir al límite” (http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2010/02/adrenalinodependiente.html). Lo dicho para esa película, casi deberíamos repetirlo fielmente en “La noche más oscura”.

Bigelow usa un tono documental para contar la historia de la localización y asesinato de Osama Bin Laden. Nos describe el tortuoso camino para ir sacando información, desde un interrogatorio con tortura incluida, hasta (muchos años después) identificar el lugar dónde Bin Laden estaba escondido. La protagonista de la historia es Maya, una agente de inteligencia, obsesionada total y completamente con la captura del terrorista. Maya está en la piel de Jessica Chastain que suma inexpresividad, posiblemente porque el diseño del personaje no tiene mucho margen para intentar algo distinto. El personaje cuenta con un potente conflicto interno pero, más allá de la descripción de la rutina de la investigación, hay poco que muestre el interior de Maya en pantalla. No sabemos de ella cuál es su vida, cuáles son sus afectos, cuáles son sus orígenes. Tan recortado perfil, limita las posibilidades de expansión del personaje. Y se nota.

Hay en Bigelow una intención clara: que los hechos hablen por sí mismos. Por eso describe. Describe con espíritu documental. Para algunos, esa asepsia autoral es motivo de elogio. A mí, confieso, esta decisión me deja incompleto. Me llega más una clara presencia autoral como la de Spielberg en “Lincoln”, que ese mostrar con una cámara neutral (ninguna cámara lo es) sin comprometer posición.

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Puestos a reflexionar sobre el estilo de Bigelow, creo que sus películas permiten arriesgar opiniones y comentarios después de su proyección, mucho más de lo que dicen efectivamente. No es que lo sugieran; nosotros completamos el cuadro, indicando todo lo que pudo estar y no está.

“La noche más oscura” ha provocado indignación, en una vereda ideológica u otra, por las escenas de la tortura en los interrogatorios a los sospechosos de terrorismo. La violencia mostrada en esas escenas no revulsivas (más allá de lo que tiene de revulsivo presenciar un acto de tortura). Pero disiento (por lo dicho en el párrafo anterior) que esto sea un indicio de que Bigelow apoye la tortura. Justamente, por su estilo de mostrar sin opinar, su cámara sólo muestra lo que es. Sin tomar partido. Es una pieza más del cuadro. (Digamos que tampoco queda muy claro cuánto de la información obtenida por tortura ha permitido llegar al resultado final).

Como en “Vidas al límites”, en “La noche más oscura” Bigelow centra la historia en un personaje obsesivo, en donde no hay vida, no hay otra cosa que su tarea. Un tipo desactivando bombas; una analista recabando información para hallar al enemigo público número uno. Desprovistos de ese propósito, no les queda nada. Sólo tienen relieve en el acto en cuestión.

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Una contra que tiene “La noche más oscura” es convivir con productos más consistentes y con un formato que permite un mayor desarrollo de la trama. Nos estamos refiriendo, específicamente, a “Homeland”. Quienes vimos “Homeland” y fuimos sacudidos por las idas y vueltas dramáticas de la serie, nos cuesta mucho ser conquistados por este episodio de la guerra post 9/11. “La noche…” es un pálido reflejo de “Homeland”. Tal vez por eso no compartamos la pasión con que la crítica nacional la recibido. No obstante, insistimos en la advertencia, no deja de ser una buena película. No vaya con muchas expectativas (cosa que advertimos en “Vidas al límite”) y podrá disfrutarla.

Mañana, las mejores frases.

viernes, febrero 15, 2013

frases de "Lincoln" 

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Ahora que los blancos están acostumbrados a ver a negros con armas, luchando a su lado y pueden tolerar que los negros cobremos lo mismo. Quizás en unos años puedan tolerar oficiales negros. En quince años, un coronel negro. En cien años... el voto.

Ahora estamos inmersos en una gran guerra civil, probando si esta nación o cualquier nación tan dedicada puede llegar a perdurar.

Nadie ha sido tan amado como usted. Nadie ha sido amado tanto por las personas. Usted podría hacer lo que quisiera. No pierda ese poder modificando un proyecto de ley que seguro perderá.

Ése es el barco que está navegando. La Decimotercera Enmienda. No necesito que digas que estoy en lo correcto. Sé que lo estoy.

La parte que se me asignó es levantar la bandera que, si no hay fallos en la maquinaria, lo haré. Y una vez arriba será deber de las personas mantenerla.

-Todavía nos faltarían veinte votos.
-¿Sólo veinte?

-¿Por qué empañar su lustre invaluable con una batalla en la Cámara de Representantes? Es un nido de ratas. La misma pandilla de hombres talentosos que rechazó la Enmienda diez meses atrás. Perderemos.
-Me gustan nuestras posibilidades ahora.

Desde la última votación sobre la Enmienda, ha habido una elección. Sesenta y cuatro demócratas perdieron su puesto en el Congreso, eso significa sesenta y cuatro demócratas buscando trabajo en marzo.

-Pero no podemos, uhm... comprar el voto a favor de la Enmienda. Es demasiado importante.
-No dije nada de comprar algo. Necesitamos veinte votos. Eso fue todo lo que dije.

Diferentes abogados, diferentes opiniones.

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Decidí que la Constitución me otorga poderes de guerra. Pero nadie sabe exactamente cuáles son esos poderes. Algunos dicen que no existen. No sé. Yo decidí que los necesitaba para sostener mi juramento de defender la Constitución. Decidí que puedo quitarle los esclavos a los rebeldes como propiedad confiscada de guerra. Eso podría levantar la sospecha que estoy de acuerdo con los rebeldes, que esos esclavos son propiedad en primer lugar. Pero claro no es así. Nunca lo he hecho. Me alegro de ver a cualquier hombre libre y si llaman propiedad a un hombre o contrabando de guerra, hago el truco… porque tomé la oportunidad. Ahora aquí es donde se pone realmente contradictorio. Yo uso la ley que permite el embargo de bienes en una guerra sabiendo que sólo se aplica a la propiedad de los gobiernos y a los ciudadanos de las naciones beligerantes. Pero el Sur no es una nación. Es por eso que no se puede negociar con ellos. Así que, si en efecto, los negros son propiedad de acuerdo a la ley, tengo el derecho de tomar la “propiedad” de los rebeldes. ¿Y si insisten en que sólo son rebeldes y no ciudadanos de un país beligerante? Aún más contradictorio: sostengo que no son nuestros estados reales del Sur en rebelión. Sólo los rebeldes que viven en esos estados. Las leyes de los estados siguen vigentes. Las leyes de los estados siguen vigentes. Eso significa, que, desde esos estados las leyes determinan que los negros pueden ser vendidos como esclavos, son propiedad, el gobierno Federal no tiene nada que decir a eso. Al menos, no todavía. Entonces los negros en esos estados son esclavos. Por lo tanto, son propiedad. Por lo tanto, mis poderes de guerra me permiten confiscar como tal por lo que confisque. Pero si no respeto las leyes de los estados, entonces, ¿cómo puedo legalmente liberarlos con la proclamación que hice? Cancelo las leyes de los estados. Siento que la guerra lo demanda. Mi juramento lo exige. Me sentía bien conmigo mismo y esperaba que fuera legal hacerlo. Aún lo espero. Hace dos años proclame a estas personas emancipadas, “entonces, a partir de entonces y para siempre libre”. Pero digamos que los tribunales deciden que yo no tenía autoridad para hacerlo. Bien podrían decidir eso. Decir que no hay enmienda a la abolición de la esclavitud. Digamos que es después de la guerra y ya no puedo usar mis poderes de guerra, para ignorar las decisiones de los tribunales como algunas veces siento que debería. ¿Podría esa gente que liberé regresar a la esclavitud? Por eso me gustaría presentar la Decimotercera Enmienda a la Cámara y de este modo, ratificada por los estados, acabar con la esclavitud, de una vez por todas, tan pronto como sea capaz. ¡Ahora! ¡Al final del mes! Y me gustaría que estuvieran detrás de mí como mi gabinete siempre lo hace.

Como dijo el predicador, podría escribir sermones cortos pero una vez que empiezo me da pereza parar.

-Me parece a mí, señor, que usted se describe precisamente como el tipo de dictador que los demócratas han estado anunciando hace tiempo. Los dictadores no son susceptibles a la ley. ¡Ni él lo es! ¡Usted mismo lo dijo! Ignorando los tribunales, torciendo significados, que riendas tiene de, de...
–Bueno. La gente hace eso, supongo. Firmé la proclamación de emancipación un año y medio, antes de mi segunda elección. Sentí que tenía el poder para hacerlo. Sin embargo, también sentí que podría estar equivocado. Sabía lo que las personas me dirían. Les di un año y medio para pensarlo. Y me reeligieron. Y el primero de febrero, tengo la intención de firmar la Decimotercera Enmienda.

-Usted sabe que no es de fiar.
-¿Confianza? Lo siento. Yo tenía la idea errónea de que su profesión era la política.

Lincoln, el holgazán empedernido. Lincoln, el sureño. Lincoln, el conciliador capitular. Nuestro adversario y líder del partido republicano abandonado por Dios, nuestro partido. Abraham Lincoln nos ha pedido que trabajemos con él para llevar a cabo el fin de la esclavitud en América. Conserven, incluso en la oposición, su capacidad de asombro.

El Presidente nunca debe ser mencionado.

No es ilegal sobornar a congresistas. Sino se morirían de hambre.

-¡Los congresistas son baratos! Unos cuantos dólares compran todo lo que necesitas.
-El Presidente sería infeliz si escuchara lo que hiciste.
-Bueno, ¿va a ser infeliz si perdemos?

¡El Congreso nunca debe declarar la igualdad de aquellos a quienes Dios creó desigual!

Fui a Richmond para hablar con traidores, para sonreír y suplicar con traidores, porque será primavera en dos meses. Los caminos serán transitables: la masacre de primavera comienza.

Es la Enmienda o esta paz confederada. No se pueden tener ambas.

El tiempo es un gran espesante de las cosas, Willum.

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Consigue esos 13 votos. Esos confederados aún no llegan.

He descubierto que profetizar es una de las ocupaciones menos rentable de la vida.

¡Personas que aman a mi esposo, que acuden por millares a verlo en sus apariciones públicas! Nunca lo amarán a usted de la forma que lo aman a él. ¡Qué difícil debe ser para usted saberlo! Y más importante es tener que recordarlo.

-Ya que tenemos el tema para el siguiente debate, pensaba en sugerirle que modere sus contribuciones. Así no asusta a nuestros amigos conservadores.
-Ashley insiste en que está asegurando la aprobación del dispensando patrocinio para los indignos demócratas.
-No puedo garantizar una sola maldita cosa, si asusta a toda la Cámara hablando sobre apropiaciones de la tierra, tribunales revolucionarios, impuestos...
-Cuando la guerra termine, tengo la intención de presionar por una completa igualdad, el voto del negro y mucho más. El Congreso promulgará la incautación de cada metro de tierra rebelde y de cada dólar de su propiedad. Usaremos las riquezas confiscadas para establecer a cientos de miles de agricultores negros libres, al lado de soldados armados, que ocuparán y transformarán las propiedades de los traidores. Construiremos allí abajo una tierra de hombres y mujeres libres, con hijos libres y con libertad. La Nación necesita saber que tenemos tales planes. Esa es la versión sin censura de la reconstrucción.
-No es... no es exactamente lo que pienso. Pero con el tiempo, nos opondremos uno a otro. Ahora estamos trabajando juntos y le estoy pidiendo... que seas paciente. Cuando las personas discrepan, poder juntarles requiere ir despacio hasta que estén listos para dialogar.
-¡Ah, me cago en la gente y en lo que desean y para lo que estén listos! ¡Me importa un carajo la gente y lo que quieren! Éste es el rostro de alguien que ha luchado mucho y arduamente por el bien del pueblo sin preocuparse demasiado por cualquiera de ellos. Y me veo bastante peor sin mi peluca. ¡El pueblo me eligió a mí para representarlos! ¡Para guiarlos! ¡Y lo hago! ¡Debería intentarlo!
-Admiro su entusiasmo, Sr. Stevens. Y trato de mejorar con su ejemplo. Si lo hubiera escuchado, habría declarado libre a todos los esclavos al minuto de ser atacado Fort Sumter. Entonces los estados fronterizos habrían pasado a la Confederación, la guerra se habría perdido y junto con ella la Unión. Y en vez de abolir la esclavitud, como esperamos hacer en dos semanas, veríamos como nuestros jóvenes se esparcen desde los estados del sur hacia Sudamérica.

De una brújula, aprendí cuando estaba estudiando, que si se le indica como verdadero Norte donde estás parado, no te advierte sobre los pantanos, desiertos y abismos que encontrarás en el camino. Si en la búsqueda de tu destino, te zambulles de inmediato, desatendiendo los obstáculos, no conseguirás nada más que hundirte en el pantano. ¿De qué sirve entonces saber dónde está el verdadero Norte?

Y finalmente el Lord no pudo resistir y preguntó al Sr. Allen si había notado el retrato de Washington (colgado en el baño). Lo hizo. Y qué pensaba él de su colocación y si le parecía apropiadamente ubicado. El Sr. Allen dijo que lo estaba. ¡Su anfitrión estaba anonadado! ¿Apropiadamente? ¿George Washington cerca de un retrete? “Sí” dijo el Sr. Allen “Donde hará un buen servicio. Todo el mundo sabe que nada hará a un inglés cagarse más rápido que la presencia de George Washington”.

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¿Quiénes, entre los aquí presentes, piensan darle el voto a los negros? ¿Qué seguirá después de eso? ¿Emancipación universal? ¿Votos para las mujeres?

Dice: “Asegurar la paz para nuestros dos países...”. Y continúa de esa manera. Yo no sé ustedes... ¡pero hay sólo un país! Y ustedes y yo somos ciudadanos de ese país.

-Él no debería haber hecho eso. Lisiar su caballo. Eso fue cruel. ¡Pero no cuelgas a un niño de 16 años por eso!
-Pregunta al caballo que piensa de la crueldad.
-No habría de esa forma niños de 16 años de edad entonces.

¿Crees que elegimos nacer? Yo no lo creo. ¿Encajamos en los tiempos en los que hemos nacido? Bueno, yo no sé de mí mismo.

Euclides dice que es “evidente por sí misma”. Ves, ahí está. Incluso en ese libro de la Ley Mecánica de dos mil años: “Es una verdad evidente por sí misma, que las cosas que son iguales a la misma cosa son iguales entre sí”. Comenzamos con la igualdad. Ése es el origen, ¿no es así? Ese equilibrio, eso es... eso es lo justo. Eso es justicia. Sólo vuélveme a leer la última frase de dicho telegrama, por favor.

Una corrección menor, ¿sí? Por favor, Sam: “El capitán Saunders ha invitado los caballeros a bordo del River Queen hacia Hampton Roads, Virginia. Y esperen, hasta más noticia de mí parte. No procedan a Washington”.

No espero igualdad en todas las cosas… sólo se quiere la igualdad ante la ley y nada más.

¿Quién iba a adivinar que esa vieja pesadilla sería capaz de tal control? Podría ser algún día un político...

Quiero que la enmienda se apruebe. Para que en la Constitución, la primera y única mención de la esclavitud es denotando que está absolutamente prohibida. Por esta enmienda, por lo que he trabajado toda mi vida y para la que innumerables hombres y mujeres de color han luchado y muerto... Y ahora cientos de miles de soldados.

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No puedo tolerar que llores tanto a Willie porque no puedo permitírmelo a mi mismo... aunque quisiera, Mary. Quise meterme bajo la tierra hasta su ataúd. Y todavía quiero hacerlo. Todos los días. No me digas como es estar de duelo. Debo tomar decisiones, así como Bob y tú deben tomar las suyas. Y sobrellevarlo, cargando lo que nos corresponde. Lo que cargo conmigo debes dejar que lo cargue... yo solo. Y sólo tú Mary... sólo tú puedes alivianar esta carga o volverla insufrible. Es tu decisión.

Usted tiene el derecho a esperar lo que yo espero...

Qué será de mi gente, no lo sé. Nunca me preguntaron que va a traer la libertad. La libertad es lo primero para mí.

Vengo a alertarles que la hora de la verdad está cerca.

-Coffroth... votará afirmativo... pero Coffroth seguirá siendo demócrata luego de ello.
-¿Por qué esperar para darse vuelta? Estoy feliz en darme vuelta...
-¡Queremos mostrar que la reforma tiene apoyo de ambos partidos, idiota! En el próximo período, cuando le avise, se cambiará de partido. Ahora lo felicito por su victoria y largo de aquí.

Una vez vi una barcaza, Sr. Yeaman, llena de hombres de color encadenados yendo por el Mississippi hacia el mercado de esclavos de Nueva Orleans. Eso me angustió. Y además proyectó una sombra, un paño mortuorio sobre mis ojos. La esclavitud me ha afligido desde que tengo memoria. De un modo que nunca afligió a mi padre. Aunque él la odiaba a su modo. Él sabía que ningún agricultor pequeño podía competir con plantaciones de esclavos. Él nos sacó de Kentucky para escapar de ellos. Él quería que Indiana fuera libre. No fue un hombre generoso pero había una tosca moral, un deseo de justicia, de libertad en él. Eso lo aprendí de él, supongo.

-Yo la odio también señor... a la esclavitud. Pero no estamos preparados para la emancipación. Hay demasiadas preguntas...
–¿No estamos listos para la paz, cierto? Cuando llegue se nos presentará como un misterio y más peligros que cualquiera que hayamos enfrentado durante la guerra, sangrienta como ha sido. Tendremos que improvisar y experimentar con lo que es, cuándo sea. Leí tu discurso, George. Negros y el voto. Es un acertijo.

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-No puedo lograr ni una maldita cosa que tenga algún significado o valor hasta que nos curemos de la esclavitud y terminemos esta guerra pestilente. Y si cualquiera de ustedes o alguien más lo sabe, ¡yo sé que necesito esto! ¡Esta enmienda es la cura! Estamos de pie en el escenario del mundo ahora, ahora. ¡Con el destino de la dignidad humana en nuestras manos! ¡Se ha derramado sangre para brindarnos este momento! ¡Ahora! ¡Ahora! ¡Ahora! ¡Pero se quejan, interrumpen y se arrastran como los charlatanes escandalosos de Tammany Hall! ¡Vean lo que está ante ustedes! ¡Vean el aquí y ahora! ¡Eso es lo más difícil, lo único que cuenta! Abolir la esclavitud con una garantía constitucional define el destino, para siempre, no sólo para los millones que hoy están encadenados sino también para los millones que nacerán en el futuro. ¡Dos votos se interponen y estos votos deben obtenerse!
-Necesitamos dos “Sí”, tres abstenciones o cuatro “Sí” y una abstención más y la Enmienda se aprobará.
-Tienen una noche un día y una noche y varias horas perfectamente buenas. Ahora… ¡salgan de aquí y consíganlos!
-Si. ¿Pero cómo?
-Maldita sea, hombre. Soy el Presidente de los Estados Unidos de América, ¡investido con un inmenso poder! Ustedes me conseguirán estos votos.

Les damos la bienvenida, damas y caballeros, primeros en la historia de esta Cámara del Pueblo, ¡a su Casa!

-“Según tengo entendido, no hay comisionados de paz en la ciudad y tampoco es probable que los haya”. ¿“Según tengo entendido”? ¡Eso no significa nada! ¿Hay comisionados del Sur o no?
-El Presidente le ha respondido, señor. ¡Su oferta de paz es ficción!
-Eso no es una negación ¡es una treta de abogados!

¡Maldita sea! ¡Voto que si! ¡No me importa si me matan de un disparo! ¡Aunque me maten, voto que si!

-Por favor, llámeme. Quisiera declarar mi voto.
-¡Objeción! ¡El Orador no puede votar!
-El Orador puede votar si así lo decide.
-Es bastante inusual, señor.
-Esto no es inusual, Sr. Pendleton. Esto es historia.
-¿Cuál es su voto Sr. Schuyler?
-Sí. Por supuesto.

El voto final. Ocho no votantes. Quince votos en contra. Ciento diez y nueve votos a favor, con un margen de dos votos...

Arrugada pero ilesa. Un presente para usted. El mayor logro del siglo XIX. Aprobada por la corrupción, con la ayuda del hombre más pobre en América.

Una Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos. Sección Primera: Ni la esclavitud ni servidumbre involuntaria, excepto como castigo de un delito del que el responsable haya sido debidamente condenado, existirá dentro de los Estados Unidos o en cualquier lugar sujeto a su jurisdicción.

-Ríndase Y podremos discutir la reconstrucción
-No pensaremos en la rendición a menos que se nos asegure por escrito que seremos readmitidos a tiempo para bloquear esta Enmienda.
-Ésa es la demanda arrogante de un conquistador. Ustedes no serán gente conquistada, Sr. Hunter. Serán ciudadanos restituidos a las leyes y las garantías de derechos de la Constitución. La cual ahora extingue la esclavitud.
-Y con ella nuestra economía. Todas nuestras leyes serán determinadas por un congreso lleno de yanquis vengativos. Todos nuestros derechos estarán sujetos a una Suprema Corte baqueados por radicales republicanos negros. Todas nuestras tradiciones serán destruidas. No podremos reconocernos a nosotros mismos.

La esclavitud, señor... terminó.

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-Mantuvieron la fe en el proceso democrático por frustrante que pudiera ser...
-Vamos señor, concédanos al menos esa última petición. ¿Acaso nos vencieron con votos? ¿Cómo ha mantenido unida a la Unión? ¿Mediante democracia? ¿Cuántos cientos de miles han muerto durante su administración? Su Unión, señor, está forjada en fuego de cañones y muerte.
-Quizá esté en lo correcto. Pero decir que lo único que hicimos es demostrarle al mundo que la democracia no es caos, que hay una gran fortaleza invisible en la unión del pueblo, decir que hemos demostrado que un pueblo puede soportar un terrible sacrificio ¿y aún así unirse? ¿No será posible que eso salve al menos la idea de democracia a la que aspiramos volviéndose eventualmente digna de eso?

Una vez que se rinda, envía a sus hombres de regreso a sus casas, sus granjas, sus tiendas.

Cuando llega la paz no debe ser sólo ahorcamientos.

Nos hicimos posible, el uno al otro, el hacer cosas terribles. Y ganamos la guerra. Ahora debe guiarnos fuera de ella.

Debemos intentar ser más felices. Debemos hacerlo. Ambos. Hemos sido demasiado miserables por tanto tiempo.

Supongo que es hora de partir. Aunque preferiría quedarme.

jueves, febrero 14, 2013

dialogando con la historia 

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LINCOLN
data: www.imdb.com/title/tt0443272

“Lincoln” es una clara película de Spielberg. Es una gran película. Una película que merece llevarse el Oscar (aunque seguramente no lo ganará). Y es una película de autor, con el claro sello de Spielberg en el orillo. “Lincoln” no es la vida de Abraham Lincoln. Es la descripción de un momento de la carrera política de Lincoln, en el final de la Guerra Civil, cuando ha sido reelegido y aún no ha asumido su nuevo mandato. En ese lapso, en el que muchos demócratas perderán su cargo, Lincoln aprieta las clavijas para imponer la Enmienda Constitucional que declara abolida la esclavitud. La guerra está por ser ganada. Es cuestión de tiempo. Pero puede ser un triunfo a lo Pirro: ganar la guerra pero continuar con la esclavitud. En esa disyuntiva, Lincoln va contra todos los molinos de vientos, echando mano a cualquier recurso (y cuando decimos cualquiera, es cualquiera, hasta la compra de votos) para lograr esa enmienda histórica.

Sabemos que la enmienda fue aprobada. Pero el oficio artesanal de Spielberg y su guionista Tony Kushner (el autor de “Munich” o “Ángeles en América”) logran mantener el suspenso. No importa tanto lo que se va a lograr, sino cómo. En eso, nos recuerda a “Apolo 13”. Sabíamos que los astronautas retornarían a la Tierra. Pero la tensión por saber cómo se resolvería el conflicto, mantenía la tensión del espectador. Es para recalcar esta capacidad para contar una historia. No es tan sencillo como parece. Y es sumamente efectivo.

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Si el tema da para hacer un buen filme, “Lincoln” sube otro escalón porque Spielberg se permite dialogar con la historia. “Lincoln” hubiera tenido otro significado para los espectadores si el Presidente de los Estados Unidos de América no fuera Barack Obama. Y no sólo por ser el primer afroamericano en acceder a la Presidencia. Si no porque no necesitó flamear la bandera del color de su piel para ser elegido. “¡Vean lo que está ante ustedes! ¡Vean el aquí y ahora! ¡Eso es lo más difícil, lo único que cuenta! Abolir la esclavitud con una garantía constitucional define el destino, para siempre, no sólo para los millones que hoy están encadenados sino que también para los millones que nacerán en el futuro” arenga Lincoln a su gabinete para lograr los dos votos decisivos para imponer la enmienda. Escuchar ese Parlamento y no pensar en Barack Obama es imposible. Lo que decidieron esos parlamentarios, con todas las vilezas, las dudas, los prejuicios y los actos de corrupción, permitió este momento. Ésa fue la cadena de eventos para llegar a este presente. Ése fue el puntapié aunque tuvieran (como lo admite Lincoln) dudas sobre el futuro. “Negros y el voto. Es un acertijo” plantea el presidente; “¿Quiénes entre los aquí presentes piensan darle el voto a los negros? ¿Qué seguirá después de eso? ¿Emancipación universal? ¿Voto para las mujeres?” interroga indignado un diputado.

Ese eco del pasado en el presente, engrandece la película. Es un muy buen discurso estilístico. Pero, además, una herramienta política. Hoy nos parece absolutamente claro el grado de prejuicio de esos dirigentes, el racismo que imperaba en la sociedad. Pero el paso siguiente es preguntarse qué grupos hoy discriminados claman por derechos que estamos ignorando. ¿Cuáles son los negros de este tiempo? ¿Tendremos el coraje de revertir la situación como lo hicieron los políticos de los tiempos de Lincoln?

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“Lincoln” es un canto a la democracia, un monumento a todos los grises que tiene la democracia. Aún así, corrupta, lenta, infame, logra lo que no han logrado los otros sistemas políticos ensayados en la historia. Sus taras son, paradójicamente, sus ventajas. Es la creencia de la evolución en la sociedad y de que los cambios pueden lograrse en conjunto, cuando los hombres indicados asumen las responsabilidades debidas para liderar a sus representados. Las monarquías absolutas, los totalitarismos desde el nazismo al stalinismo, fracasaron en postularse como alternativas al sistema democrático de gobierno. Desembocaron en terribles dictaduras que violaron los derechos humanos. Con todas sus falencias, la revolución americana y su sistema creado ad hoc sigue funcionando, por más sombras que se eleven sobre el horizonte. Hay una fuerza oculta en su naturaleza que suele ser dejada de lado con demasiada facilidad por sus críticos.

Abraham Lincoln tuerce las reglas para lograr su objetivo. ¿Es completamente democrático? No. Es ético. Posiblemente no. Pero su objetivo es superior a los medios que ha utilizado para forzar a su país a entrar a la historia. Ésa es la capacidad de los líderes, de los auténticos estadistas: interpretar el pulso de la historia y llevar a sus dirigidos a un nuevo nivel, a otra etapa en el camino de la Historia. Los hay, claro, que se parecen a Lincoln sólo en torcer las reglas, aunque sus objetivos (pequeño detalle) son claramente bastardos. Afortunadamente la historia se encargará (ya que muchas veces no lo hace la política) para justipreciar sus merecimientos.

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Spielberg dialoga con el pasado pero le guiña un ojo al presente. Para saber que los grandes cambios no se logran sin afrontar antes no menores grandes batallas. Y para anotar que los tiempos presentes no son tan infames ni los pasados tan gloriosos. Ese sentido común del sistema democrático es lo que puede exasperar los ánimos de los idealistas, su aparente morosidad. El papel de Thaddeus Stevens (un impecable Tommy Lee Jones, con castor en la cabeza) es el ejemplo del idealismo inconforme. Hay una aguda observación de cómo esos trenes sin control pueden ser usados para impedir, paradójicamente, los cambios que quieren conseguir. El diálogo entre Lincoln y Stevens para poner en caja a este último, para que no torpedee la enmienda con su actitud, es sencillamente soberbio. Stevens es un tirabombas, un tipo que pretende arrasar con la sociedad y empezar de nuevo. Su ideal no será el futuro de los Estados Unidos; pero su acción, su ir a menos, puede modificar la sociedad en la dirección que él desea. Su declaración en la Cámara de Representantes es uno de los buenos momentos del filme. Tanto como cuando descubrimos cuáles son sus motivos personales para lograr el éxito de la Enmienda.

(Una reflexión sobre nuestra crítica actual a la crisis de la democracia y de los sistemas de gobierno representativos. No nos damos cuenta que la crisis es la característica de esos sistemas. Esa cualidad es la que los mantiene vivos porque se ven obligados a mutar para dar respuestas a demandas renovadas. O cambian o mueren. Y por esos sobreviven.)

“Lincoln” tiene un brillante guión y un gran elenco (anotemos a Sally Field, la esposa de Lincoln, que nos da la otra dimensión del drama humano personal del presidente, con una esposa alterada mentalmente por la muerte de un hijo, al borde de ser encerrada en un manicomio, amenaza que vuela sobre el alma del mandatario mientras el país se desangra en la guerra civil). Pero todo queda empequeñecido por otro brillante trabajo de Daniel Day-Lewis. Day-Lewis (como Joaquin Phoenix, otro buen ejemplo del Hollywood actual) es de esos actores que mutan con cada papel, que nos transmite con suma naturalidad el peso específico de sus interpretados. Cada rol es un nuevo trabajo, una delicada faena de artesano. Comparen a este Lincoln de carnadura humana y rememoren a Bill el Carnicero de “Pandillas de Nueva York” o el perverso Daniel Plainview de “Petróleo sangriento”. Vale tomarse un tiempo para comparar esos roles; el mismo actor está debajo de cada una de esas máscaras.

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Sólo objetamos de “Lincoln” el desenlace elegido por Spielberg con un discurso llamando a la buena voluntad de los Estados Unidos con las otras naciones libres del planeta (desmentido por la historia, por otra parte). Argumentalmente, “Lincoln” termina cuando vemos salir al presidente rumbo al teatro, donde encontrará la muerte. Es más, hasta el personaje pronuncia la frase justa para cerrar el filme: “Supongo que es hora de partir. Aunque preferiría quedarme”. Lo que sigue, parece más final elegido por un focus group que por el guionista.

Salvo ese detalle, “Lincoln” es el mejor filme de esta tanda de películas nominadas al Oscar. Muy superior a un correcto pero inocuo “Argo”, “Lincoln” nos deja pensado y nos permite discutir sobre los usos de la política. No es poco en épocas de iluminados autócratas.

Mañana, las mejores frases.

miércoles, febrero 06, 2013

frases de “Django sin cadenas” 

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-¿Cómo te llamas?
-Django.
-Eres exactamente a quien buscaba.

En cuanto a ustedes, pobres diablos, según lo veo, en esta situación ustedes tienen dos opciones. Una: Pueden cargar al último Speck hasta el pueblo más cercano, que queda como a 68 kilómetros. Dos: Pueden quitarse los grilletes, tomar ese rifle, meterle una bala en la cabeza, enterrarlos a los dos bien profundo y mudarse a un área más “iluminada” de este país. La decisión es de ustedes.

¡Es un negro en un caballo!

¡Ah! Y recuerda traer al sheriff, no al Marshall.

Bueno, los comerciantes de esclavos trafican con vidas a cambio de efectivo. Un cazarrecompensas trafica con cadáveres. Brindemos. El Estado ofrece una recompensa por la cabeza de alguien. Persigo a esa persona, la encuentro, la mato, después llevo el cadáver a las autoridades. Ésa es la mejor manera de mostrar que se hizo. Le muestro el cadáver a las autoridades para demostrar que en verdad lo maté. En ese momento, las autoridades me pagan la recompensa. En fin, al igual que la trata de esclavos, es un intercambio de carne por dinero.

-¿Qué es una recompensa?
-Una especie de premio.
-¿Matas personas y te dan un premio?
-Ciertamente.
-¿Malas personas?
-Mientras más malas, mayor el premio.

Tú los señalas y yo los mato.

-Cuando lleguemos a la plantación, interpretaremos una escena. Interpretarás un personaje. Cuando estás interpretando, no puedes salirte del personaje. ¿Entiendes?
-Sí. No salirme del personaje.
-Y tu personaje es un valet.
-¿Qué es eso?
-Una manera elegante de decir “sirviente”.

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-Señor Benett si usted es el hombre de negocios que me han dicho que es tengo cinco mil cosas que podrían hacerle cambiar de opinión.
-Pase y tomémonos una bebida bien fría.

¡Mi esposa estuvo todo el día haciendo treinta máscaras para ustedes, malagradecidos! ¡Y lo único que hacen es criticar y criticar!

-¿Qué te parece el negocio de cazarrecompensas?
-¿Matar blancos y que te paguen por eso? No hay nada como esto.

Pero ahora soy libre y tengo un arma.

-Digamos que un hombre quiere comprar un caballo… que necesita comprar un caballo. Va a la granja más cercana y le pide al granjero que le venda un caballo. ¿Y sabes qué le dice el granjero? El granjero le dice que no.
-Pues al carajo con esa granja. Le robo el caballo.
-Claro, pero eres ladrón de caballos. Y a los ladrones de caballos los cuelgan. Y eso sin mencionar que el caballo vuelve a manos de su dueño porque el caballo aún le pertenece. La necesitamos a ella y también un comprobante de pago.
-¿Pero si no quiere venderla, cómo la conseguimos?
-Permíteme ofrecerte un plan alternativo. El hombre llega a la granja, toca la puerta y no propone comprar el caballo, sino la granja. Y hace una oferta tan exorbitante que el granjero se ve obligado a aceptar.

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No hay nada más bajo que un negro esclavista.

¡Sigan peleando, negros!

-¿Cómo se deletrea?
-D-J-A-N-G-O.
-La D no suena.
-Lo sé.

-Él no quiere comprar los negros que usted quiere vender. Quiere un negro que usted no quiere vender.
-No vendo los negros que no quiero vender.
-Bueno, no venderá a su mejor negro. Ni siquiera el segundo mejor. Pero el tercero, quizá no quiera venderlo, hasta que yo le haga una oferta tan tremendamente exorbitante que lo haga reconsiderar.

Caballeros, ya tenían mi curiosidad. Ahora tienen mi atención.

¡No se confundan conmigo! ¡Soy peor que cualquier blanco! ¡Mantengan la cabeza baja y los ojos bien lejos de mí!

-No te dejes llevar tanto por el personaje.
-¿Quieres que deje de actuar así?
-Sí. Deja de provocar a Candie. Te has metido demasiado en este personaje y nos van a matar a los dos. Y yo no tengo intenciones de morir en este maldito condado de Mississippi.
-No lo estoy provocando. Lo estoy intrigando.

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Esa táctica es bastante retorcida pero es la esencia.

Si pago US$500 espero conseguir cinco peleas de un negro.

-Tu jefe parece novato en estos deportes sangrientos, como las luchas de negros.
-No. Es que nunca había visto a un negro ser despedazado por perros.
-Usted si está acostumbrado.
-Bueno, él es alemán... Yo estoy más acostumbrado a los americanos.

-¿Quién es este negro?
Señor Bola de nieve, si quiere saber mi nombre y el de mi caballo pregúnteme a mí.

-No entiendo porque debo respeto a este negro.
-Yo sí sé porqué. ¿Entiendes?
-Si, Señor. Entiendo.

No puedo creer que deje a un negro quedarse en la mansión. Si estuviese su padre...

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-¿Donde está este amigo?
-Parado justo detrás de esa puerta. Prométeme que no gritarás.

Pero no olvidemos lo más importante en el deporte de las peleas. Y es un negro que pueda ganar las peleas. Ésa debe ser su primera, segunda, tercera, cuarta y quinta preocupación.

-Conoces a ese negro ¿cierto?
-¿A qué negro?
-No me digas eso, perra. Sabes a que me refiero.
-¿El que está en la mesa? No lo conozco.
-No lo conoces.
-No.
-¿No que?
-No, señor.

No quiero venderlo. Fue su ridícula oferta de US$12 mil que me hizo considerarlo. Usted posee el poder de la persuasión.

Es un hombre de medicina. Seguro le fascinará cuanto dolor los negros pueden soportar.

-¿Por qué lloras?
-Me asustas.
-¿Por qué te asusto?
-Porque asustas.

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-Esos hijos de puta no vinieron a comprar a ningún luchador. Quieren a la chica.
-Stephen, ¿de qué diablos hablas?
-Te toman por tonto. No vinieron a comprar a ningún peleador. Quieren a la chica.
-¿Que chica? ¿Hildi?
-Si. A Hildi. Ella y Django... creo que se conocen.
-Acaba de comprar a Joe el esquimal.
-¿Ya te dieron el dinero?
-No. Aún no.
-Entonces no te lo darán. Estaba a punto de comprarte lo que vino a comprar cuando te interrumpí. “Gracias, Stephen. De nada, Calvin”.
-No entiendo. ¿Por que harían todo esto por una negra con la espalda arruinada que no vale ni US$300?
-Lo hacen porque el negro Django está enamorada de Hildi. Quizás sea su esposa. Pero no sé porque al alemán le importe ayudar a esos enamorados.
-Si es a ella la que quieren... ¿por qué todo esto con los mandingos?
-Porque no les prestarías tu atención por US$300. Pero por US$12 mil te pondrías bien amistoso.

Sólo tengo una pregunta. ¿Por qué no nos matan?

En el cráneo de los africanos, el área asociada con la sumisión es mayor que en cualquier humano o subespecie del mundo. Si examinan, este pedazo de cráneo aquí notarán tres marcas distintivas. Aquí. Aquí. Y aquí. Ahora, si estuviera sosteniendo el cráneo de Newton o de Galileo, estos tres hoyos estarían en aéreas asociadas a la creatividad. Pero éste es el cráneo del viejo Ben. Y en el cráneo de Ben, debido a los genes, estos tres hoyos están en el área asociada con servidumbre. Ahora, genio, admitiría que eres inteligente. Pero si tomara este martillo aquí y te abriera el cráneo, tendrías los mismos tres hoyos en el mismo lugar que el viejo Ben.

-En realidad pensaba en ese pobre diablo con el que alimentaste a tus perros hoy. D’Artagnan. Y me preguntaba... ¿que haría Dumas?
-¿Dumas?
-Alejandro Dumas. Él escribió “Los Tres Mosqueteros”.
-Por supuesto, Doc.
-Imaginé que sería un admirador al llamar a su esclavo como su protagonista. Me pregunto si Alejando Dumas hubiera estado ahí hoy... ¿qué hubiera hecho?
-¿Dudas que lo aprobara, eh?
-Sí. La aprobación seria al menos dudosa.
-¿Francesito de corazón blando?
-Alejandro Dumas es negro.

Normalmente le diría: “Auf Wiedersehen”. Como “Auf Wiedersehen” significa “Hasta que nos volvamos a ver”. Y como no deseo verlo otra vez, a usted, le digo “Goodbye”.

Hay una tradición aquí en el Sur. Cuando un negocio concluye, las dos partes se estrechan las manos como un acto de confianza.

Lo siento. No pude resistirme.

Son demasiados.

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Tu negro culo es de lo único que se ha hablado en la casa grande por las últimas dos horas. Los muchachos no tuvieron una sola brillante idea sobre cómo matarte. La mayor parte de sus ideas tenían que ver con como joderte tus partes íntimas. Lo que parecería ser una buena idea. Pero la verdad es que cuando cortas las bolas a un negro tarda en desangrarse... Unos siete minutos más o menos. Más o menos. Entonces dije: “¡Mierda! Los negros que le mandamos a LeQuint Dickey la pasan peor que eso”. Y ellos igual dijeron: “¡Démosle latigazos hasta que muera. Que lo golpeen los mandingos. Alimentemos a los perros de Stonesipher!”. Me pregunté: “¿Que tiene de especial eso? Hacemos eso todo el tiempo. Maldición, los negros que vendemos a LeQuint Dickey la pasan peor que eso”. Así que no sé de donde, Miss Lara sacó la genial idea de entregarte a la minera LeQuint Dickey. Y como esclavo de LeQuint Dickey, hasta el día en que mueras, todos los días, estarás golpeando con una maza convirtiendo grandes rocas en pequeñas rocas. Y cuando llegues allí, te quitaran tu nombre, te darán un número y una maza y dirán: “Haz tu trabajo”. Si dices una palabra, te cortan la lengua. Son buenos en eso. No te desangraras. Eso sí que te vendría bien. Te darán latigazos, todo el día, todos los días, hasta que te rindas. Y te golpearán en la cabeza con un martillo e iras a parar a un hoyo. Y ése será el final de tu historia, Django.

-Oye, blanco. Dije: “Blanco”.
-Cállate negro. No tienes nada que decir que pueda interesarme.
-¿Quisieras ganar 11 mil dólares?
-¿Ganar qué?

Todos van a reunirse con Calvin en el cielo... Sólo que será antes de lo que esperaban.

Chicos negros les sugiero que se separen de los chicos blancos. Tú no, Stephen... Tú estás donde perteneces.

-Podrías decirle a Miss Lara adiós.
-¿Que haga qué?
-Dije, dile adiós a Miss Lara. Adiós Miss Lara.

Dios… ¡déjame matar a este negro!

Esto es Candieland, negro. No puedes destruir Candieland. Siempre va a existir Candieland.

-Hola, pequeña problemática.
-Hola, gran problemático.

martes, febrero 05, 2013

tarantino en el lejano oeste 

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DJANGO SIN CADENAS
data: http://www.imdb.com/title/tt1853728

Una película de Quentin Tarantino es una fiesta del cine. Y cada estreno suyo es recibido de ese modo, con la emoción de presenciar algo único. Bueno, hay que apurarse a decirlo: pese a la crítica fervorosa, “Django sin cadenas” no es lo mejor de Tarantino. Están todos los tics del maestro, la referencia a un género clásico, grandes escenas y un puñado de buenas actuaciones y brillantes diálogos. Pero, raro en Quentin Tarantino, aquí falla la historia. Django es una mala copia de Beatrix Kiddo. Será por eso que brillan más los personajes secundarios (Christopher Waltz, Leonardo DiCaprio o Samuel Jackson, por caso) que el protagonista principal, un Jamie Foxx sin muchas variaciones en su rol.

El problema de “Django sin cadenas” es que no queda claro qué historia quiere contar Tarantino. En principio, parece la historia de un esclavo negro liberado que se transforma en un cazarrecompensas, esto es, mata blancos y le pagan por eso. Hasta ahí, podríamos decir que tenemos un personaje. Y una amistad que nace, una amistad nacida en el transitar del camino por los grandes espacios imprescindibles para el western. El amigo es un alemán, el Dr. King Schultz (un dentista devenido en cazarrecompensas) que trae la mirada de Europa y su rechazo a la esclavitud. Tal vez, ése era el tema. Dos amigos atravesando el infierno del sur esclavista, poco antes de la Guerra Civil, desactivando las amenazas contra su vida. Como ser neutral y sobrevivir en el intento, podríamos decir. (O, mejor dicho, ¿hay alguna posibilidad de ser neutral si se quiere sobrevivir?).

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Pero Tarantino incorpora otra línea, otra necesidad dramática, el objetivo de Django de liberar a su esposa, esclava en una plantación del sur a cargo de un despótico terrateniente organizador de peleas sangrientas con esclavos.

El filme se divide muy claramente en dos mitades: antes y después de llegar a “Candieland” (la plantación en cuestión). Son dos películas distintas. La primera parte es más dispersa y repetitiva. Gags como el de las capuchas del KKK, aunque divertidos, no tienen justificación argumental. Son apuntes descolgados, guiños al público, pero que no tienen funcionalidad con la trama.

La segunda parte es la más consistente. Nuevamente, como lo señalamos tantas veces, no por casualidad: acá tenemos tensión dramática entre los personajes. Eso mantiene nuestra atención. Hay un detallado juego del gato y el ratón que se tensa y se contrae, rítmicamente, como sólo Tarantino sabe hacerlo. Todo el suspenso de esta segunda mitad es saber cuándo y en qué momento nuestros héroes responderán a las provocaciones de Calvin Candie (magistral Leonardo DiCaprio) y Stephen, su ladero (negro, lacayo y esclavista, otra memorable faena de Samuel Jackson).

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Si la resolución de este segmento hubiese sido brillante, podríamos perdonarle a Tarantino la floja primera mitad. Pero, lamentablemente, la resolución de la película no nos parece buena, más aún, parece hecha un poco a las apuradas. La masacre de Django en la casa Candie nos hace recordar mucho, pero mucho, a la matanza de Beatrix Kiddo en la casa de té japonesa donde liquida a Lucy Liu.

Nos atrevemos a sostener que, la debilidad de este final se da, no por casualidad, cuando el personaje del Dr. King Schultz desaparece. No es por azar. Es el síntoma de que lo falla es el personaje de Django. Es un personaje sin muchas dimensiones, demasiado lineal. Por eso el final no convence, muchos tiros pero poca acción.

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A ver, recordemos la diferencia con Beatrix Kiddo. Django y Kiddo son asesinos. Kiddo disfruta asesinar. Pero es capaz de retirarse para que su hija tenga un futuro mejor. Va a “menos” por su hija. Eso la diferencia con Bill y sus secuaces. Esa característica torna poético a su personaje y da nobleza a su venganza. Django carece de ese toque distinto. ¿Está liberando a su esposa? ¿Es un hombre que se cobra una a una todas las humillaciones sufridas? ¿Es un simple ser humano que sólo quiere vivir en paz y está dispuesto a arrasar con lo que sea para lograr ese paraíso en la Tierra? No lo sabemos. Ésa es la debilidad en la construcción del personaje de Django. Django sólo se explica por la acción del Dr. King Schultz. Y sin éste, “Django sin cadenas” no sabe para dónde ir.

“Django…” alcanza sus mejores momentos cuando nuestros héroes asisten al clima de violencia de Candieland. Candie cediendo un martillo a su esclavo para que ponga fin a la pelea tras haber cegado a su rival y, al día siguiente, echándole los perros a un esclavo que ha tratado de huir. Ahí está el corazón de “Django sin cadenas”. El paroxismo del esclavismo que asiste, sin saberlo, a sus últimos días. Los sureños que maltratan a sus esclavos son malvados más que por maldad, por su incapacidad de ver a sus siervos como seres humanos. Para ellos, los negros son bienes muebles bajo su propiedad. Y como cualquier bien, uno puede destruirlo si le da la ganas. Lo compran, lo destrozan, lo tiran, compran otro. Pero lo que están desechando son seres humanos. Y eso es lo que no ven, esa es la frontera que han atravesado y de la cual no pueden volver.

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Ahí es interesante la mirada europea de Schultz, horrorizado por la impudicia de los esclavistas sureños. Él, un asesino, le tiembla la mano ante los desbordes sádicos de Candie. No a Django. Django ha sido víctima y sabe muy bien de lo que son capaces. Por eso, no muestra ninguna reacción, aunque una jauría destroce a otro negro ante su presencia. Esa idea (me parece que es lo mejor del filme y sobre lo que tuvo que pivotear la trama) se resume en el diálogo entre Candie y Django: “Tu jefe parece novato en estos deportes sangrientos, como las luchas de negros”; “No. Es que nunca había visto a un negro ser despedazado por perros”; “Usted si está acostumbrado”; “Bueno, él es alemán... Yo estoy más acostumbrado a los americanos”.

Reflexionando sobre esta línea, es un muy buen recurso estilístico retratar el fin de una época días antes de su ocaso, cuando la elite que ostenta el poder hace gala de su impunidad. Es un buen recordatorio para los simples mortales de que esto también pasará y que lo que hoy reina, llegará también a su fin, mucho antes de lo pensado.

Mañana, las mejores frases.

viernes, febrero 01, 2013

frases de “El lado luminoso de la vida” 

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Perdí todo eso. Lo arruiné. Pero tú también. Podemos recuperarlo. Vamos a recuperarlo. Todo va a ser mejor ahora. Estoy mejor ahora y espero que tú también.

Una vez que enfocas tu mente en el cuadro correcto, creo que todo es posible.

DeSean Jackson. ¿Qué pasó con DeSean Jackson? Vamos, dime eso. Es una locura. Clavó la pelota en la yarda uno. En la maldita yarda uno. Es decir, llega hasta la zona final, tonto. Es decir, festeja antes de llegar. ¿Sabes qué? No es noticia. Tu equipo hace eso todo el tiempo. Se acercan... y lo arruinan. Tienen complejo de inferioridad.

Bien, la pregunta, la gran pregunta es: ¿qué vas a hacer de tu vida?

Escucha, Patrick, se fue. No está más por aquí. Nikki se fue.

Excelsior. Excelsior.

Voy a tomar toda esta negatividad y usarla como combustible. Y voy a encontrar un resquicio.

-¡Estúpido libro de mierda! ¡No puedo creer que Nikki enseñe ese libro a los niños! Es decir, todo el tiempo… déjenme que les explique… todo el tiempo estás alentando para que este tipo Hemingway sobreviva la guerra y para que esté con la mujer que ama, Catherine Barkley...
-Son las cuatro de la mañana, Pat…
-...y lo hace. Lo logra. Sobrevive a la guerra. Luego de ser volado, sobrevive y escapa a Suiza con Catherine. Pero ahora ella está embarazada. ¿No es maravilloso? Está embarazada. Y escapan a las montañas y van a ser felices y van a beber vino y bailar. Les gusta bailar juntos, hay escenas de ellos bailando que fueron aburridas, pero me gustó, porque eran felices. ¿Crees que él termina allí? ¡No! Escribe otro final. ¡Ella muere, Papá! Es decir, el mundo ya es duro como es, chicos. Ya es malditamente duro como es. ¿No puede alguien decir: “¡Ey, seamos positivos! ¡Tengamos un final feliz!"?

¿Sabes que haré? Me disculparé en nombre de Ernest Hemingway. Porque él es el culpable aquí. Sí, haz que Ernest Hemingway nos llame y se disculpe, también.

¿En verdad está sonando esa canción?

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Mire, no soy del tipo explosivo, ¿bien? Mi padre es del tipo explosivo. Yo no soy ese tipo.

-Yo tuve un incidente.
-Un incidente puede cambiar una vida.

Deberías irte.

Vamos, estoy trabajando en mi "fisicalidad". He estado entrenando. Eso es lo que hago.

¿Puedo hacer una entrevista para un proyecto escolar sobre enfermedades mentales?

Estoy mejor. Sólo quiero que lo sepas, estoy mejor ahora. ¿Bien? Estoy mejor. Me siento bien. Me siento muy bien. Mira mis ojos. Mira mis ojos. Mira lo claros que están. Ya no soy un quejoso. Soy un tipo positivo. ¿Bien?

Nikki siempre decía que: “La esposa de Ronnie tiene su calendario social donde guarda sus pelotas: en su cartera”.

Nikki espera que me ponga en forma y arregle mi vida y entonces estará conmigo. Y eso es mejor que cualquier remedio.

No quiero que decaigas. Consigue una estrategia. Necesitas una.

¡Oh! Usaste una remera para cenar.

-Sí, ¿pero sabes qué? No por irrespetuoso, no es personal… Pero éste es el momento de actuar. Empiezas a conseguir bienes raíces comerciales… baratos… Los das vuelta. Los das vuelta y ahí empiezas a hacer dinero. Pero la presión... es como...
-¿Estás bien?
-No, no lo estoy. No le digas a nadie. Escúchame. Siento que soy aplastado y…
-¿Aplastado por qué?
-Por todo. La familia, la bebé, el trabajo, las malditas vergas en el trabajo. Y es como, tú sabes, como que trato de hacer esto, sabes, y… y… siento como que me sofoco.
-Santa mierda.
-No puedes ser feliz todo el tiempo.
-¿Quién te dijo eso?
-Está todo bien. Solo haz lo mejor, no tienes opción.
-Eso no es cierto del todo. Simplemente no se puede.

-Tiffany. ¿Tiffany y Tommy?
-Sí. Sólo Tiffany.
-¿Qué sucedió con Tommy?
-Murió.
-¿Tommy murió?
-Los policías mueren.

-No estoy coqueteando contigo.
-¡Oh!... no creí que lo hicieras.

Nos vamos de tour ahora. Veamos la casa. Vamos, hagamos el tour. He estado planeando esto por siempre. Amo nuestra casa. Amo nuestra casa. Me excita hacer esto. Vamos.

Tenemos un puerto en cada cuarto. Dame un iPod. ¿Quién no tiene un iPod?

-¿Qué medicaciones tomas?
-¿Yo? Ninguna. Solía tomar litio y Seroquel y Abilify. Pero ya no las tomo, no.
Me nublan. Y también me hinchan.
-Sí, yo tomaba Xanax y Effexor. Pero estoy de acuerdo, no estaba tan bien. Así que las dejé.
-¿Alguna vez tomaste Klonopin?
-¿Klonopin? Sí.
-Correcto.
-¡Jesús! Es como: “¿Qué? ¿Qué día es hoy?” ¿Qué tal Trazodone?
-¡Trazodone! ¡Oh, te desinfla! Es decir, quedas listo. Te quita la luz de los ojos.
-¡Dios, seguro que sí!

-Dije que estoy cansada. ¿Me vas a acompañar a casa o qué?

-Tienes habilidades sociales pobres. Tienes un problema.
-¿Yo tengo un problema? Tú dices más cosas inapropiadas que apropiadas. Asustas a la gente.
-Yo digo la verdad. Pero tú eres mala.
-¿Qué? ¿No estoy diciendo la verdad?

Te encanta que tenga problemas. Te encanta, Von, porque entonces te toca ser la buena. Sólo dilo.

Vi cómo me mirabas, Pat. Tú lo sentiste. Yo lo sentí. No mientas. No somos mentirosos como ellos.

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Odio el hecho que usaras una remera de fútbol americano en la cena. Porque lo odio. Pero puedes cogerme si apagas las luces, ¿bien?

-¿Cuántos años tienes?
-Los suficientes para haber terminado un matrimonio y no terminar en un manicomio.

-¿Estás casado? Yo también.
-No, eso es confuso. Él está muerto.

¡Mamá! ¡No puedo encontrar el video de mi boda! ¡Mamá, despierta!

¡No voy a calmarme! ¡No me importa quién escuche! ¡No voy a calmarme! ¡Todos pueden despertarse! ¡No estoy avergonzado de eso! ¡No estoy avergonzado de eso! ¡Que se despierte todo el vecindario! ¡No me importa!

No puedo ver el video pero puedo escuchar la puta canción.

-¡Deja de golpearlo!
-¡No lo estoy golpeando! ¡Me está golpeando a mí!

-¿Qué le pasó a tu rostro?
-Accidente levantando pesas.
-Eso suena a mentira. ¿Por qué correrías por mi casa? ¿Te molestó nuestra conversación anoche?

-¡Estoy casado!
-¡Yo también!
-¿Qué mierda haces? ¡Tu marido está muerto!
-¿Dónde está tu esposa?
-¡Estás loca!
-No soy yo la que acaba de salir de ese hospital en Baltimore.
-¡Yo no soy la gran puta!

Yo era una gran puta. Pero no más. Siempre va a haber una parte de mí que es sucia y descuidada. Pero me gusta al igual que todas las otras partes de mí misma. ¿Puedes decir lo mismo de ti, hijo de puta? ¿Puedes perdonar? ¿Eres bueno en eso?

Tal vez pienses que Nikki no está y Tiffany es una chica atractiva. Y si te sientes atraído a Tiffany, arruinarás tus chances de volver con Nikki.

-Entonces es una perra leal casada con un muerto.
-Tal vez sólo necesita un amigo. Y pensó que si te ofrecía sexo sería más fácil que fueras su amigo.

-¿Es que...? ¿Me está preguntando, en realidad me está preguntando eso?
-Sí.
-¿Con mi loca y maldita tristeza? ¿Qué? ¿Ha perdido la cabeza?
-Pat, el asunto positivo es tuyo. Sólo te estoy devolviendo tus palabras. Esta “loca y maldita tristeza”, como la llamas, te hizo más feliz y calmado con una hermosa filosofía positiva de salir, entrenar y leer libros.

Quería aclarar algo. Quiero que seamos amigos.

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-Ordené Raisin Bran porque no quería que parezca que esto es una cita.
-Aún puede ser una cita si ordenas Raisin Bran.
-No es una cita. ¿Entonces cómo va tu cosa del baile?
-Está bien. ¿Cómo va tu orden de restricción?

-Estaba en la ducha con el profesor de Historia...
-Escuché sobre eso.
-...era mi canción de boda y cuando la escucho, me vuelvo medio loco. A veces la escucho aunque no esté sonando. Sí. Entonces me pusieron bajo medicación, lo cual me avergüenza.

-Necesito una estrategia, ¿sabes?
-Yo también.

-Crees que estoy más loca que tú.
-Porque, bueno, somos diferentes, es decir…
-¡Oh, mi Dios! Me estás matando. ¿Sabes qué? Olvida que ofrecí ayuda. Olvida toda la puta idea. Porque eso debe haber sido. Una puta locura porque estoy mucho más loca que tú.
-Baja la voz.
-¡Sólo soy la perra loca con el marido muerto! ¡Olvídalo!

¿Le dijiste a tu terapeuta que estabas en una categoría de enfermedad mental superior, verdad?

Tienes miedo de estar vivo. Tienes miedo de vivir. Eres un hipócrita. Eres un conformista. Un mentiroso. Me abrí ante ti y me juzgaste. Eres un imbécil.

Vamos, ¿qué harás con la canción? ¿Vas a vivir con miedo por esa canción? Es sólo una canción. No la conviertas en un monstruo. ¡Vamos, respira! No hay ninguna canción.

-¿Por qué estás tan feliz? Está muy feliz.
-Estoy feliz.
-No, estás muy arriba.
-¿No es eso bueno?
-Estás muy arriba. No sé de qué se trata. ¿Estás tomando la dosis apropiada de tu medicina?

Vamos, tu papá necesita un ganador. Ayúdalo.

A veces está bien con chicas así… quieren divertirse y a veces… no lo es porque tienen un ala rota y están heridas. Y son un blanco fácil. Y en este caso tan particular, creo que el ala ha sido arreglada. Y tienes que asegurarte que se arregle. Y te estás metiendo en el medio ahora, ¿bien? Porque es sensible y es lista, es artística. Es una gran chica y tienes que respetarla. Vamos. Te acompañaré al auto. Eres mejor tipo que esto.

¿Podemos tener una conversación sin que me recuerdes que mi maldito esposo está muerto?

¿Qué? ¿Tu horario está muy ocupado? ¿“Las Uvas de la Ira" y ver fútbol con papá?

-No desaparezcas a hacer quien sabe qué con esa Tiffany Maxwell.
-Papá, papá, papá. Es mi amiga. ¿Por qué dirías eso?
-¡Oh, ella es un lío! Tienes que ser cuidadoso. Asiste a mucha terapia.
-Yo voy a mucha terapia, Ronnie. ¿Qué tratas de decir?
-Sólo digo que…
-¿Insinúas que soy un lío? ¿Por qué no dejas de juzgar a las personas? Juzgas a todos.

-Y cuando estoy enojado, lo cual sucede mucho últimamente, voy al garage... Metallica... Megadeth. Empiezo a romper todo.
-Debes arreglar tu matrimonio.
-…empiezo a romper cosas y me lastimo la mano. Y…
-Ronnie, eso está mal.
-Sí. Pero me hace sentir mejor.

Bueno, ya ni siquiera sé qué decirte. Perdiste a tu esposa. Yo me estoy comprometiendo y quiero ser capaz de decirte sobre ese tipo de cosas. Perdiste tu casa, yo estoy obteniendo una nueva. Perdiste tu trabajo, las cosas van genial para mí en la firma.

Como mi amigo Danny diría... no tengo nada más que amor para ti, hermano.

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La gente como Tiffany o Danny o yo, tal vez sabemos algo que ustedes no saben, ¿bien? ¿Alguna vez pensaron eso?

No soy tan buena como bailarina pero a quién le importa. Es terapia y es divertido.

No puedes hablar. Sólo caminar.

¿Lo sientes? Es emoción.

El fútbol se queda fuera al igual que “El Señor de las Moscas”.

Es mi Amiga con “A”. Una “A” mayúscula.

Sólo quería... tal vez no pasé tiempo suficiente contigo. Pasé mucho tiempo con tu hermano. Te debe haber hecho sentir peor por tu conducta… pero no sabía nada, no sabía… cómo manejarlo. Es decir… de eso se trata todo esto de los Eagles.
Es sobre nosotros... pasándola juntos.

-Está apostando todo en el juego de los Giants. Todo. El dinero para el restaurante lo está apostando en el juego.
-Dile por qué.
-Porque cree en ti.

Desarrollos positivos, Pat. Debo decir que sí estoy leyendo las señales, necesito ver algo que pruebe que estás listo para proseguir.

Debes cambiar. No vas a tirar el matrimonio a la basura. Hay algo de amor allí. Lo sé porque solía verlo.

No quiero entrar en tu casa y no poder decir lo que quiero.

¡Maldito perdedor! ¡Arruinaste todo!

Es genial para todos ellos. Pero ellos no se comprometieron a cambio de mi ayuda. Soy Tiffany, por cierto.

¿Alguien sabe cuál es el lema oficial del Estado de Nueva York que figura en su sello? ¿Alguien? ¿Lo saben? “Excelsior”. Búsquenlo. Sí, “Excelsior”. ¡Oh, Pat! No es que me importe el fútbol americano o sus supersticiones. Pero sí leo las señales.

Aquí estamos de vuelta en la yarda uno. DeSean robando la derrota de las fauces de la victoria. Ahí tienes.

¿Sabes? Tenemos que dejar un rastro de migajas para que no viva su vida sin arruinarla.

¡Me estás matando! ¡Me estás matando!

-¿Sabes? Pensé que eras lo mejor que me había pasado. Pero ahora creo que tal vez eres la peor cosa. Y lamento haberte conocido.
-Por supuesto. Ven. Vamos a bailar.

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-Déjame decirte algo. Sé que no quieres escuchar a tu padre. Yo no escuchaba al mío pero te lo estoy diciendo, debes prestar atención a las señales. Cuando la vida te alcanza con un momento así, es un pecado si no extiendes tu mano. Te lo digo yo, es un pecado si no lo haces y te atormentará por el resto de tus días. Como una maldición. Encaras un gran reto en tu vida ahora mismo, en este momento, justo aquí. Aquella chica te ama, en verdad. Te ama. Y no sé si Nikki alguna vez lo hizo, pero seguro como el infierno que no te ama ahora. Te lo digo, no arruines esto.
-Te amo, Papá.

La única manera de ser tan loca como yo era cometiendo una locura. Gracias. Te amo.

El mundo te romperá el corazón de diez maneras distintas hasta el domingo. Garantizado. Y no puedo explicar eso. O la locura en mi interior y en todos los demás. Pero, adivinen qué: el domingo es mi día favorito de nuevo.

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