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críticas chatarras

viernes, octubre 28, 2011

frases de “Damas en guerra” 

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-Yo no digo: “¡Quiero que seas mi novio!”. A menos que tú digas: “¡Sí!”. Yo diría: “Quizá”. Pero no lo hagamos….
-Yo tampoco deseo eso. Vaya, esto es raro. Quiero que te vayas pero no sé cómo decirlo sin ser grosero.

Muéstrame tu cara de “el amor es para siempre”. No. Ésa es de dos años. Cuatro máximo. Eso no es eterno.

-Siempre te digo que no debes ir a esas reuniones. No eres alcohólica.
-Porque nunca bebo.
-¿Entonces?
-Me inspiran. Hay una historia que quiero contarte. Siéntate.
-Está bien.
-Hay un caballero que comenzó a practicar sexo oral para conseguir droga. Marvin Johnson...
-Mamá... “anónimos”. Sin nombres.
-Está bien. Olvídalo. Marvin J. Lo que sea.
-Demasiado tarde.
-Se prostituyó. Y se dio cuenta de que había tocado fondo. Y estuve pensando, cariño... que quizá tú estés tocando fondo. Tocar fondo es algo bueno. Porque no puedes bajar más.

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-Seguro que consiguió ese auto dándole a tu papá algo sexualmente. Porque había una cosa que yo nunca haría y seguro que Barb es campeona de eso.
-No quiero saberlo.
-Se llama "gallinero". Claro que sí. Empiezas atrás y vas picoteando hasta adelante como si tuvieras pico. Y terminas con dos huevos en la boca.
-¡Qué asco!
-Seguro que a tu papá le gusta. Claro, creció en una granja.

Disculpa. ¿Es tu esposo?

-Me caí de un crucero. Pero me recuperé.
-¡Diablos!
-Sí. Diablos. Fue una terrible caída. Parecía una pelota rebotando. Golpeé un montón de barandas, me rompí miles de huesos. No voy a decir que sobreviví, voy a decir que florecí. Conocí a un delfín. Y juro a Dios que el delfín me miró al alma. A mi maldita alma, Annie. Y dijo: “Voy a salvarte, Megan”. No lo hizo con la boca. Pero lo dijo, supongo, por telepatía.

Me alegro que sea soltero porque voy a trepar a ese árbol.

Disculpa. Quisiera decir algo rápido...

-Es increíble cómo cambia la gente, ¿no?
-Sí. No sé. ¿De verdad cambia la gente?
-Creo que sí.
-Sí, pero no cambia mucho.
-Yo creo que cambiamos todo el tiempo.
-Yo creo que no, que crecemos un poco.
-Si creces, estás cambiando.
-Pero cambiamos de quienes somos, de lo que seguimos siendo.
-No, no lo creo así.
-Yo sí.
-Yo no.

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Creo que éste nos quedaría bien a todas. El color es genial, el largo también. Es divertido. Se mueve. Puedes moverte con él. Puedes separar las piernas. Y tiene un buen precio.

-Me cagué en el vestido de bodas. Me cagué... Me cagué en el vestido de bodas.
-Pero el almuerzo estuvo divertido. Fue divertido con todas las chicas juntas.
-¿Es una señal, Annie?

Escucha, necesito viajar para poder fantasear y tener relaciones sexuales con mi esposo.

-Debo saber dónde guardas el arma. ¿En el tobillo, cadera, pierna? Tú no... Entre los cachetes, ¿no?
-No, no guardo el arma en el trasero. Sería estúpido.
-No quise decir “adentro”.

-Los pasajeros de turista no pueden estar en primera clase. Es una política. Lo siento.
-Qué avión tan estricto. Bienvenidos a Alemania. Auf Wiedersehen, idiota.

-Esto debería estar abierto. Son derechos civiles. Estamos en los noventa.
-No es así. Está en la década equivocada.
-Tú lo estás.

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-No sé, desearía que las cosas fueran como antes. Siento que su vida avanza, se vuelve perfecta y la mía...
-Ya mejorará.
-Hace mucho que escucho eso.

Tienes que cocinar.

Sólo porque no ganes dinero no significa que fallaste.

Me acosté con un policía que me hizo una multa y al levantarme hoy, fue muy dulce, amable y cariñoso. Por supuesto, me fui lo antes que pude. ¿Qué me pasa?

-Bien, llámame cuando crezcan tus pechos.
-Tú llámame cuando crezcan los tuyos.
-¿Acaso tienes cuatro novios?
-Así es.
-Sí, bueno, diviértete con un bebé en tu graduación.

Te invitamos a que no vivas más con nosotros.
¿Recuerdas cuando dijiste que había tocado fondo? No era el fondo.

“Náufrago”. Tom Hanks. Es como “Forrest Gump” pero en una isla.

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-¿Me están jodiendo?
-¡Annie!
-No, mamá. ¿París de mierda?
-Annie, ¿qué estás haciendo?
-¡Yo te dije de París, Helen! ¡Yo te di la idea de todo!
-Annie, cálmate.
-¡No, Lillian! ¿Acaso ahora vas a ir a París con Helen? ¿Van a ir a andar en bicicleta con boinas y baguettes de mierda en los canastos de las bicis? ¡Qué romántico! ¿Qué mujer le regala a otra un viaje a París? ¿Tengo razón? Lesbianas. Todas pensamos lo mismo, ¿no?
-Yo no.
-Todas pensamos lo mismo, ¿no?
-Yo sí.

Tu problema, Annie, es que no entiendes que puedes lastimar a la gente con las luces rotas.

-Sé cómo actúan los hombres. Un minuto, significa algo. Al minuto siguiente, nada.
-Claro, sí, lo sabes todo.
-Sí.
-¿Y cómo te va con eso? ¿Bastante bien?

No me importa. ¡Ya no eres mi número tres!

-Pero no lo sabes porque nunca me devolviste las llamadas.
-¿Para qué, Megan? Para decir: “Hola, no puedo salir del sofá. Me despidieron. Me echaron del departamento. No puedo pagar las cuentas. Mi auto es una mierda. No tengo amigos. La última vez que...”.
-¿Sabes lo que me parece interesante de eso, Annie? Me parece interesante que no tengas amigos. ¿Sabes por qué es interesante? Porque hay una amiga parada en frente tuyo tratando de hablar contigo. Y tú eliges hablar del hecho de que no tienes amigos.
-Sabes a lo que me refiero.
-No, no creo que quieras ayuda. Quieres una fiesta de lástima.

-Soy la vida, Annie. Tendrás que volver a luchar.
-¡Megan!
-Mejor que aprendas a luchar.
-¡Megan!
-¡Soy la vida y te morderé el trasero!
-Megan...
-No soy yo. Soy tu vida. ¡Date vuelta! ¡Dios mío! ¡Intento que luches por tu vida de mierda, y no lo haces!

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Tu secundaria habrá sido fácil. Annie, no en mi caso. No, no fue fácil caminar por la escuela. Trataban de hacerme explotar. Arrojaban petardos sobre mi cabeza. Petardos. Literalmente. No lo digo en sentido figurado. Me arrojaban petardos sobre la cabeza. Me decían rara. ¿Dejé que eso me afectara? ¿Fui llorando a ver a mamá, a decirle: “No tengo amigos. Megan no tiene amigos”. No, no lo hice. ¿Sabes qué hice? Lo superé, estudié mucho. Leí todos los libros de la biblioteca. ¿Y ahora? Trabajo para el gobierno. Tengo acceso a los secretos más grandes. ¡No digas nada!
-No.
-No puedo protegerte. Sé dónde están las armas nucleares y sé los códigos.
-No diré nada.
-Te asombrarías. Muchos centros comerciales.
-¡No digas nada!
-No.

Está bien, perdiste a Lillian. Tienes otra mejor amiga sentada frente a ti, por si no lo notaste. Debes dejar de sentirte mal por ti misma. Porque no me junto con personas que culpan al mundo de sus problemas. Porque tú eres tu problema, Annie. Y también eres tu solución.

Son esta clase de cosas las que me hacen desear ser policía. “Chica desaparecida aparece en su departamento”. Es... Es muy excitante.

-¿No era mi turno de volverme loca? Se supone que soy la novia.
-Sí, técnicamente.
-Te robaste toda la locura.
No voy a pagar esta mierda.

-¿Qué es tan gracioso?
-Puse un arma cargada en el equipaje de mano de Dougie. Le van a romper el trasero.

jueves, octubre 27, 2011

chicas al borde de un ataque de nervios 

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DAMAS EN GUERRA
data: http://www.imdb.com/title/tt1478338

Entre tanta comedia en piloto automático, uno de los más simpáticos guiones del género de este año, se lo debemos a Kristen Wiig y Annie Mumolo. “Damas en guerra” es de las mejores comedias que aportó Hollywood en el 2011 (cosecha pobretona que la hubo). Y lo que llama la atención es que la película dirigida por Paul Feig funciona sin necesidad de ser demasiado original en su planteo. Es clásica: un problema, un personaje conflictuado, tensar el conflicto al límite y un conjunto de buenos actores y decisivos personajes secundarios. No inventa la rueda: pero se van a reír un rato largo.

La protagonista de la historia es Annie (interpretado por Kristen Wiig, coguionista del filme) cuya vida viene en declive: quebró su negocio, está en un empleo que no le gusta, su actividad sexual se reduce a las revolcadas con un chanta que la fleta del depto en cuanto termina de eyacular, alquila con dos hermanos incestuosos borderline y, como si esto no fuera suficiente, su mejor amiga se casa y le pide que sea la Dama de Honor.

Claro, todo puede empeorar. Porque Annie descubre que su amiga Lillian, tiene otra amiga, muy adinerada, muy snob y, total y absolutamente, competitiva. Así que, desde el primer momento que se conocen, andan a los codazos para ocupar el sitial preferencial.

El tema de “Damas en guerra” es la territorialidad femenina. En esta comedia, los hombres son accesorios. Aún el amor en espera de la protagonista (con todos los tics del manual de la comedia) no es fundamental para la historia. Podríamos sacar el personaje y funciona igual. Lo que sostiene la trama es la tensión de dos amigas peleando por ser reconocidas como la mejor amiga de una tercera. “Lesbianas. ¿Todo pensamos los mismo?” dice un personaje y refleja esa endogamia que es la amistad femenina, tan radicalmente a la austera amistad masculina.

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Abundan los buenos diálogos; también las buenas actuaciones. Pero el papel de machorra que hace Melissa McCarthy es soberbio, una de las cimas de esta comedia.

Escenas destacadas: el gag de la “descompostura” de la novia; las escenas de Annie con su amigovio, memorables por las frases despreciables del individuo en cuestión; los consejos de la madre de Annie (Jill Clayburgh, la recordada “mujer descasada”); el acoso de Megan a su compañero de asiento en el avión; el discurso en el que compiten Annie y Helen.

Mañana, las mejores frases.

miércoles, octubre 19, 2011

lo que no fue 

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LA QUISE TANTO
data: http://www.imdb.com/title/tt1258141

A “La quise tanto” posiblemente le sobre media hora y hasta sospechamos que la traducción cinematográfica de Zabou Breitman fue demasiado fiel a la novela de Anna Gavalda (co-guionista del filme con la directora y Agnès de Sacy). Sí, podemos encontrarle muchos peros a esta historia de amor sin final feliz. Pero la pareja que forman Daniel Auteuil y Marie-Josée Croze es, sencillamente, memorable.

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Si tiene un hallazgo el guión de “La quise tanto” es la habilidad para contarnos la fuerza de una historia romántica a partir de la yuxtaposición de hechos cotidianos. Pierre y Mathilde tontean cuando se conocen, como cualquier hijo de vecino; pasean juntos por la ciudad, tomados de la mano; comen; hacen el amor; se ríen de cualquier pavada. Esos pequeños sucesos nimios conforman la gran historia. No hay momentos épicos en la relación amorosa. La sensación de comodidad, de estar bien junto al otro, como expresa Mathilde cerca del final, es el verdadero milagro: “Quiero que te des cuenta lo verdaderamente raro que es lo que tenemos”.

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“La quise tanto” es una larga conversación entre Pierre y su nuera Chloé quien acaba de ser abandonada por el hijo del primero. Una estadía en una casa de campo, en medio del invierno francés, junto a las niñas del matrimonio roto, es el marco del encuentro. Pierre, el suegro, es un tipo correcto, paciente, al que nada lo altera. Chloé está al borde del colapso: el abandono la tomó de sorpresa; no se imagina una vida sin el marido.

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La costumbre de la familia de Pierre es no hablar. Callar, mantener para sí lo que se opina. Chloé explota contra esa neutralidad del suegro, proyectando la ira al hijo. Y el suegro habla. Cuenta su historia de amor que no fue. La mujer que amó y que dejó ir por cobardía. Y como, desde ese momento, su vida se secó. “Perdí a la mujer de mi vida y herí profundamente a la mujer con la me quedé” resume certeramente en la encrucijada de su vida. Reflejado en la historia de su hijo, Pierre se ha decidido a hablar para que su nuera entienda que no se puede vivir con alguien que no está feliz a tu lado. “Nadie se enamora a propósito. Te toma de sorpresa. No lo puedes prever”.

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En esa última noche, Chloé verá el amanecer, simbólico, que se abre a su vida. Puede tener el corazón destrozado, pero ese dolor implica que aún late. Pierre, abrigado en su sillón, le ha confesado que puede soportar el tedio cotidiano de lo que le reste de vida, porque ya nada late en él. “Vive” le suplica en un momento de la charla. Ella tiene la oportunidad de dejar partir a aquel que ya no la ama y confiar en el amor que espera en algún recodo de su futuro.

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La larga charla de Pierre y Chloé se intercala con los flashbacks del romance de Pierre y Mathilde. No hay novedad estructural en el formato. Lo que hace funcionar al filme es, sin lugar a dudas, la química que logran Daniel Auteuil (una especie de Ricardo Darín francés: todo lo que hace, lo hace bien) y la seductora Marie-Josée Croze, duraznito para hincarle el diente a temperatura ambiente. Es una pareja que provoca llamas en la pantalla, pero no por maratones sexuales acrobáticas fotográficamente cool. Elevan la temperatura con una mirada, el roce de unos dedos, el caminar insinuante, el rojo de un vestido, las lágrimas retenidas, los besos sin aliento. Auteuil y Croze son los pilares fundamentales de una película que, con otros actores, hubiera fracasado. (Como botón de muestra: comparen la expresión de Pierre en su charla con Chloé con las escenas que comparte con Mathilde).

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Escenas destacadas: la reunión de negocios donde se conocen Pierre y Mathilde; el llanto de Pierre; la mirada de Mathilde, buscándolo en el restaurante del hotel, con su vestido rojo; la charla en la cena de Suzanne y Pierre. Un par de frases: “Iba a hacer el amor con la mujer de mi vida. Todo mi vida iba a cambiar para siempre, cuando entrara con ella a ese cuarto”; "¿Acaso no es cierto?"; "Yo también elegí la casa en la playa".

En suma: para románticos y espectadores sutiles, “La quise tanto” es una más que buena opción a tener en cuenta.

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jueves, octubre 13, 2011

frases de “Pina 3D” 

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Pronto será primavera. La hierba crece. Luego llega el verano. Hierbas altas. Sol. Luego viene el otoño. Caen las hojas. Y entonces... ¡Invierno! Primavera.
Verano. Otoño. ¡Invierno!

Pina era una pintora. Constantemente nos preguntaba. Así es como nos convertimos en la pintura que coloreaba sus imágenes.

Bailé en Café Müller. Todos teníamos los ojos cerrados. Cuando lo repetimos, no podía volver a sentir un sentimiento que era importante para mí.
De repente me di cuenta que lo que marcaba una gran diferencia, detrás de los párpados cerrados, era si miro hacia abajo así o así. ¡Eso marca la diferencia! El sentimiento adecuado aparecía de inmediato. Es increíble lo importante que es el detalle más pequeño.

Kazuo Ohno también nos dejó no hace mucho tiempo. Me los imagino a él y a Pina allí, bailando juntos, saltando de una nube a otra.

Pina tenía unos ojos muy penetrantes. Nadie me ha leído de esa manera. Todo lo que intentó o pretendió ser desapareció bajo su mirada. En cambio, ella vio que yo tenía miedo aunque yo no lo sabía todavía.

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Con frecuencia bailé Café Müller con Pina… ¡cuantas veces! Y veía su cabello, espalda, brazos. Cuantas veces sabía que, con los ojos cerrados, era consciente de todos nosotros. ¡Ella lo veía todo, incluso con los ojos cerrados!

Fue bueno convertirme en una vieja bailarina con Pina.

A veces pienso que Pina, detrás de la mesa, me estuvo mirando durante 22 años.

¿Cuál es nuestra responsabilidad cuando bailamos? Pina nos enseñó a defender lo que hacemos. Cada gesto, cada paso y cada movimiento.

Una vez me dijo: ¡Tu fragilidad es tu fuerza!

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Yo estaba siempre en un rincón o escondida detrás de alguien cuando daba las correcciones, tal vez porque la respetaba mucho. Una vez me preguntó, con voz triste: “Ditta, ¿por qué me tienes tanto miedo? ¡Si no hice nada!”. Ella estaba en lo cierto. Y poco a poco perdí mi timidez.

Pina, ¡todavía no soñé contigo! Por favor, ven a mis sueños. Tengo noticias de Daphne, que sueña contigo todo el tiempo. No es lo mismo. Estaría bien que aparecieras. Te estoy esperando, Pina.

Para Pina, los elementos son muy importantes. La arena, la tierra, las piedras o el agua...

Baila, baila, si no estamos perdidos.

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miércoles, octubre 12, 2011

baila, baila, si no estamos perdidos 

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PINA 3D
data: http://www.imdb.com/title/tt1440266

Confieso mis limitados conocimientos del arte de la danza. Por eso, recién conocí a Pina Bausch cuando Almodóvar incluyó fragmentos de “Café Müller” en “Hable con ella”. Las imágenes me alucinaron lo suficiente para que su nombre sobresaliera en una de las mejores (si no la mejor) película del manchego.

Pina Bausch murió de un cáncer en junio de 2009. Wim Wenders estaba preparando un documental sobre ella, cuando la muerte truncó el propósito. Wenders ya estaba decidido a archivar el proyecto, cuando los integrantes de su compañía, la Tanztheater Wuppertal le pidieron al alemán seguir con la película. Ellos le pondrían el cuerpo, como tributo a la creadora.

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Simultáneamente, el 3D adquiría mayor peso en el negocio cinematográfico, restringido a la animación y al cine pochoclo. Wenders se valió de esta nueva técnica para que la poética visual de Pina Bausch luciera en plena forma. Eso es “Pina 3D”, un documental para ver, en forma ineludible, en cine y en 3D.

Wenders estructura el relato con la sucesión de cuadros de las principales coreografías de Pina y los testimonios de sus bailarines quiénes aportan alguna anécdota clave sobre Bausch. Para quitarle el encierro del teatro, Wenders saca la cámara a las calles de Wuppertal, la ciudad alemana sede del ballet, donde murió Pina Bausch. Como ejemplo, cabe citar las escenas en el Schwebebahn, el tren colgante (¡gracias Roberto por la traducción!) que es uno de los símbolos de la ciudad.

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Las imágenes de las coreografías de Bausch tienen una anormalidad en segundo plano, un comportamiento obsesivo compulsivo, metáforas subterráneas que remiten a la angustia y a la agresividad de la sociedad. Son imágenes fuertes, aunque no tengan una “traducción” racional. La mujer que carga con una planta, los pasos reiterados de la mecánica reiterada del abrazo y caída de una pareja, las sillas como una presencia opresiva, cuerdas que sujetan carreras interceptadas, paladas de tierra que cubren a bailarines.

Los ballets de Bausch se basan en movimientos repetidos, en cuerpos crispados. En algún momento del filme, uno de sus bailarines recuerda que Pina murió casi un año antes que Kazuo Ohno, el creador de la danza Butoh (ver: http://libretachatarra.blogspot.com/2009/10/recuperar-el-cuerpo.html). Es pertinente la asociación, sus bailes están impregnados de desarmonía, de espasmos, de muerte, soledad y dolor, de seres que se dan la cabeza contra una pared invisible. Arrugas, desaliño, sudor, manchas. El juego con elementos básicos (tierra, agua, piedras), obstáculos para los bailarines, interposiciones en sus movimientos, laberintos implícitos en el escenario.

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Personalmente, las coreografías de Pina, me transmiten la misma sensación que me producen los cuadros de Magritte, ese clima de estar presenciando un sueño cuya normalidad es aterradora, precisamente, porque no se puede despertar. isualmente, sin entender los códigos de la danza, “Pina 3D” me llevó de la nariz, me hundió en sensaciones que no podía (ni quería) racionalizar y me sacudió emocionalmente. Es un logro de Wenders quien, concientemente, se aparta para dejar que la obra hable por sí misma.

Salí de ver la película de Wenders, un viernes lluvioso, al atardecer, del Village Recoleta. Los ángeles de las criptas del cementerio vecino, las luces en gasa de la calle Junín, las vidrieras del nuevo Mall, las texturas iridiscentes de las veredas. El mundo cotidiano se veía con dimensión, tacto, olores, precisiones. No creo que Pina Bausch haya sido neutral en esa observación que me acompañó a casa por unas cuantas cuadras.

Mañana, las mejores frases.

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domingo, octubre 09, 2011

frases de “El árbol de la vida” 

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¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra? ¿Cuando cantaban las estrellas del alba y los hijos de Dios se regocijaban?
Job 38: 4-7

Hermano. Madre. Ellos me llevaron a tu puerta.

Las monjas nos enseñaron que hay dos sendas en la vida: la de la naturaleza y la de la gracia. Hay que elegir cuál se seguirá. La gracia no trata de complacerse a sí misma. Acepta que la desaíren, que la olviden, que le tengan aversión. Acepta insultos y agravios. La naturaleza es interesada. Hace que otros la complazcan. Le gusta dominarlos. Para salirse con la suya. Encuentra razones para ser infeliz cuando el mundo brilla a su alrededor, cuando el amor sonríe a través de todo. Nos enseñaron que nadie que ama la senda de la gracia termina mal. Te seré leal. Pase lo que pase.

No te alejes de mí, porque la angustia está cerca.

El Señor da y el Señor quita. Y así es Él. Envía moscas a las heridas que Él debería sanar.

Veo el niño que fui. Veo a mi hermano.

¿Cómo pudo soportarlo ella?

Señor. ¿Por qué? ¿Dónde estabas tú? ¿Lo sabias? ¿Qué somos para ti? Respóndeme. Te lo suplicamos. Mi alma. Mi hijo.

Hablaste conmigo desde el cielo. Los árboles. Antes de saber que te amaba y que creía en ti. ¿Cuándo tocaste mi corazón por primera vez?

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-¿Quieres a tu padre?
-Sí, señor.

No hagas lo que yo hice. Prométemelo. Soñé con ser un gran músico. Me distraje. Mientras que te quedas esperando a que algo ocurra, se te pasó. Se te pasó la vida. La viviste.

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Job imaginó que construiría su nido en las alturas, que la integridad de su conducta lo protegería contra la desgracia. Y sus amigos creyeron, equivocadamente, que el Señor solamente había podido castigarlo porque había hecho algo malo en secreto. Pero no. La desgracia también les ocurre a los buenos. No podemos protegernos contra ella. No podemos proteger a nuestros hijos. No podemos decirnos: “Aunque yo no sea feliz me aseguraré de que ellos lo sean”. Vamos con el viento en popa. Creemos que nos empujará para siempre. No será así. Nos desvanecemos como una nube. Nos marchitamos como la hierba de otoño y, como un árbol, nos arrancan de raíz. ¿Hay algún fraude en el orden del Universo? ¿No hay nada imperecedero, nada que no fallezca? No podemos quedarnos donde estamos. Tenemos que seguir adelante. Tenemos que hallar aquello superior a la fortuna o al destino. Solamente eso puede traernos paz. ¿El cuerpo del sabio o del justo está exento del dolor, del desasosiego, de la deformidad que podría arrasar su belleza, de la debilidad que podría destruir su salud? ¿Confían en Dios? También Job tenía un lazo estrecho con el Señor. ¿Sus amigos y sus hijos son su estabilidad? En el mundo entero no hay un escondite donde los problemas no te alcancen. Nadie sabe cuándo visitará su casa la aflicción, así como le pasó a Job. En el instante que todo le fue arrebatado a Job, supo que había sido el Señor quien se lo había arrebatado. Dejó de buscar las recompensas materiales fugaces de la vida. Buscó lo eterno. ¿Él que ve la mano de Dios solamente nota que Él da? ¿O él que ve la mano de Dios también no ve que Él quita?

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La gente equivocada padece hambre, muere. La gente equivocada recibe amor. El mundo vive de las artimañas. Si quieres tener éxito, no puedes ser demasiado bueno.

¿Vas a seguir desafiándome?

¿Dónde estabas tú? Dejaste que un niño muriera. Dejas que ocurra cualquier cosa. ¿Por qué he de ser bueno si tú no lo eres?

Ayúdense entre ustedes. Amen a todos. A toda hoja. A todo rayo de luz. Perdonen.

No voy a hacer lo que me ordenes. Voy a hacer lo que yo quiera.

No me digas “papá”. Me dirás “padre”.

Es tu casa. Puedes echarme cuando quieras. Te gustaría matarme.

Lo que quiero hacer, no puedo hacerlo. Hago lo que odio.

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¿Qué fue lo que me enseñaste? No sabía cómo llamarte entonces. Pero veo que eras tú. Siempre me llamabas. Anhelaba que me quisieran porque yo era fantástico. Un gran hombre. No soy nada. Miren la gloria que nos rodea. Los árboles, los pájaros. Pasé la vida en la vergüenza. Lo deshonré todo y no noté la gloria. Un tonto.

-¿Sabes, Jack? Lo único que quise para ti fue hacerte fuerte, para que crecieras y fueras independiente. Quizá he sido duro contigo. No me enorgullezco de eso.
-Soy tan malo como tú. Me parezco más a ti que a ella.
-Ustedes mis hijos, son mi único logro en la vida. No hice nada más. Son todo lo que tengo, todo lo que quiero tener.

La única manera de ser feliz es amando. Si no amas, la vida se te pasará volando.

Sé bueno con ellos.

Cuídanos, guíanos, hasta el final de los tiempos. Sígueme. Te lo entrego. Te entrego a mi hijo.

sábado, octubre 08, 2011

el 2001 de Terrence Malick 

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EL ÁRBOL DE LA VIDA
data: http://www.imdb.com/title/tt0478304

Pretenciosa. El mote que la crítica local suele adosarle a aquello que no entiende. “El árbol de la vida” es una obra maestra. Hay que sacarse el sombrero ante un tipo como Malick que se animó a meterse con un tema tan antiguo como la humanidad, con un despliegue visual excelso.

El tema del filme es: “¿Por qué Dios me hace esto?”. Y Malick lo desarrolla enlazando la historia de una pareja que pierde un hijo con la historia evollutiva del planeta. Un dinosaurio, unos chicos jugando en un jardín, un protoplaneta en formación, un bosque de árboles añejos y gigantes. Todo cabe en este maravilloso ejercicio.

Ésto no tiene nada que ver con lo que vemos habitualmente. Es un modo distinto de narrar y de contar. Y, por lo menos, por ese arrojo para romper el molde del lugar común, hay que calificarlo a Malick, no de pretencioso, sino de talentoso.

Para los que aman el cine en todas sus formas, “El árbol de la vida” es una experiencia cinematográfica como las de hace tiempo que no se viven en las salas locales. Es Cine, con mayúsculas.

Así que, si para usted el cine es algo importante, no se pierda esta película. Es para verla en pantalla grande. Es una película para cine. Pero claro, si usted va al cine para despejarse o pasar un buen momento entre pochoclo y nachos, siga de largo, esta película no es para usted.

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“El árbol de la vida” es la historia de un matrimonio con tres hijos, uno de los cuáles muere cuando cumple 19 años. Es una manera de verla. Otra: es la metáfora de Adan y Eva en el Paraíso, de Abel y Caín. Es otro modo. Prefiero verla como una reflexión sobre porqué Dios nos ama y maltrata en forma arbitraria.

“Dejaste que un niño muriera. Dejas que ocurra cualquier cosa” dice Jack niño cuando ve a un compañerito suyo ahogarse en una piscina. “¿Por qué he de ser bueno si tú no lo eres?” se pregunta y le pregunta. Jack se transforma en un niño diferente. No es que Jack deje de creer. Jack ha perdido el control al tomar conciencia de que cosas horribles le pasan, aún, a gente buena. Entonces, ¿cómo creer?

No en vano, el filme empieza con una cita del libro de Job, el hombre justo que siguió fielmente a Dios y sin embargo, Dios lo castiga. Y el paciente Job, no deja de creer en Él, pero lo increpa. Y Dios le contesta con esa frase inicial del filme de Malick: “¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra? ¿Cuando cantaban las estrellas del alba y los hijos de Dios se regocijaban?”.

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Los personajes de “El árbol de la vida” son arquetipos. O’Brien, el padre, está convencido que uno forja su destino, que uno debe ser fuerte, que uno debe ganarse su lugar. Y pretende pasarle esa enseñanza a sus hijos. Los atemoriza. Logra que lo odien. Es un reflejo del Dios autoritario, del Dios que nos impone temor.

Mrs. O’Brien, la madre, es la creyente que ve el milagro cada día, en cada cosa, en cada rayo de sol, en cada brizna de hierba. Es una creyente intuitiva. Dios le ha hablado antes de que ella supiera quién era. Le habló en el bosque de árboles gigantes, catedrales espontáneas, donde ella vagó por los mismos senderos donde, milenios antes, vagó un dinosaurio que se paró a ver a otro de su especie morir.

El joven Steve es el Abel bíblico, el alma pura, el joven dulce y amable, el que no duda de la fuerza de la vida ni de la existencia de Dios. Precisamente, es el que debe morir. Esa tragedia conmueve a los otros, a Jack, ya adulto, preguntándose porqué le tocó a su hermano y no a él, resentido con Dios. Al padre que se ha quedado con las palabras guardadas que no ha podido pronunciar (decirle que lo quería; disculparse por retarlo). A la madre cuya fe se estremece por ese hecho trágico. ¿Por qué él? ¿Por qué llevarse a su hijo?

Jack grande se pregunta cómo hizo su madre para superar esa muerte. Esa pregunta revela que él, todavía, no ha podido superarla. Necesita esa comprensión para retomar su vida, porque el resentimiento del niño Jack lo acompaña en el vacío de su vida adulta.

La pregunta es básica. Es el enigma supremo. Si existe un Dios, ¿por qué nos maltrata? Si es que nos ama, ¿por qué nos hace sufrir? (Esa pregunta la hace tanto un intelectual como Saramago cuando se pregunta porqué Dios permitió que murieran los Santos Inocentes como el elemental razonamiento del verdulero de la esquina que no puede aceptar la existencia de Dios con el hecho de que su suegra se cayera en la puerta de la Iglesia después de misa y se rompiera una cadera.).

Todos nos hacemos esa pregunta y Malick, se toma largas dos horas para enunciarla e intentar una respuesta. Su respuesta.

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Para ello nos muestra la evolución del mundo. Como se ha creado, como se pobló de vida los mundos hirvientes en formación, en secuencias que remiten, inevitablemente, al “2001” de Kubrick. Mallick compara, constantemente, la maravilla de la vida, el deslumbramiento que provoca la naturaleza, el extasis de la magnificencia del cosmos, con la miseria cotidiana de la muerte, el dolor, la angustia. Su tesis nos sugiere que nos oponemos a ese lado oscuro pero aceptamos gustoso el milagro de la belleza. ¿Por qué no rechazamos ambos, por qué pretendemos quedarnos sólo con lo mejor de ambos mundos? ¿O somos incapaces de comprender que ambos cosas vienen enlazadas?

La historia del planeta es muerte y destrucción. La belleza se sirve de lo putrefacto, de lo ido, de lo fallecido. Y si estamos aquí, ahora, caminando bajo el sol, es porque necesariamente antes, innumerables especies murieron, tal como nos toca morir ahora. Entonces, ¿por qué la queja? Naturaleza o Gracia como se dice en uno de los primeros parlamentos del filme. Uno elige la engañosa apariencia de lo material o apuesta a la fe de lo divino, aunque no logre entender la cabal justificación de sus decisiones.

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Eso es lo que Malick tenía que contar y lo cuenta con un despligue visual y sonoro destacable. El elenco, pese a nombres como Brad Pitt o Sean Penn, o ascendentes promesas como Jessica Chastain, pasan a un segundo plano. No porque sus actuaciones sean menores. Si no porque la dimensión de lo contado y la sintaxis cinematográfica de Malick se imponen sobre sus interpretaciones.

(Un ejemplo lateral: visualmente, los personajes interpelan a Dios, buscando las alturas. Malick lo traduce en imágenes de espontáneas catedrales, sean los altos árboles que confluyen al cielo, sean los edificios de acero y cristal que, también, se alzan hacia las esferas celestes).

Entre las escenas notables, destacamos la del dinosaurio que ve morir a otro; el rostro de Mr. O'Brien (Brad Pitt) acariciando el piecito de su hijo recién nacido; la escena final del encuentro de los personajes en un cielo a medida.

Mañana, las mejores frases.

martes, octubre 04, 2011

el significado de ser francés 

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EL SIGNIFICADO DEL AMOR
data: http://www.imdb.com/title/tt1646974/

Ella es árabe, pero no musulmana; él es de familia judía, no practicante. Ella hace del sexo una herramienta para convertir a fascistas; él es un votante fiel de Lionel Jospin, aunque sepa que jamás accederá al poder. Ella es una despistada barullera; él precavido, confiable, con la guardia siempre en alto. Ella, desnuda, da otro significado a la frase “estar vivo”; él prefiere vestirla para excitarse.

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“El significado del amor” es una deliciosa comedia francesa que pivotea sobre las diferencias. Lugar común de las comedias románticas, los diferentes se atraen. Ésta no es la excepción. Pero le sirve a los guionistas Michel Leclerc (además director del filme) y Baya Kasmi para hablar de algo más que de las diferencias que atraen a una pareja: hablan de las diferencias que dan origen a un país.

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En muchas escenas del filme se discuten sobre los orígenes, hay personajes que intentan definir qué es ser francés. En la última escena, vemos qué es ser francés. Es esa mescolanza de razas que constituye, no sólo a Francia, sino a cualquier nación. En la mezcla está el sabor de la vida, la fortaleza de una sociedad. Y como Arthur Martin y Baya Benhamamoud, los protagonistas de la historia, hay algo que amalgama esas diferencias: el amor.

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“El significado del amor” es inteligente en el planteo, con el ingenioso modo de presentar los personajes, en flashbacks narrados por ellos mismos. Desde el arranque, definen los dos traumas que Arthur y Baya arrastrarán en sus vidas. Auschwitz y el abuso sexual. Y, en gran parte de la trama, parece que esas tragedias definen el futuro de los protagonistas. Pero siempre hay un giro para que el pasado quede en eso: pasado. Los muertos están en el placard y lo estarán por siempre. Es decisión nuestra sacarlos a pasear con nosotros cada día o dejarlos ahí, guardados, para que no estorben con su carroña.

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El guión afloja al final, apurando el desenlace con varias idas y vueltas no muy coherentes. Pero logran disimularse. Básicamente porque hay una excepcional actuación, la de Sara Forestier quien no sólo pone el cuerpo (Monumento Francés a la Baba) sino todo el carisma para darle alas a su personaje. Baya es una pirucha, pero cuando la vemos en la piel de Forestier, sabemos que Arthur no tiene otra posibilidad que caer rendido de amor a sus pies.

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Escenas destacadas: el paseo desnuda de Baya por las calles de París; la cena con los padres de Arthur; el cameo de Lionel Jospin; Baya llorando tras votar a Chirac para no elegir a Le Pen.

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Frases: “Tenía que elegir, ser pedófila o puta. Elegí ser puta”; “¿Cuál es su origen?”, “¿A quién le importa?”; “¿Arthur Martin? Seguras, confiables, ergónomicas...”.

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