martes, marzo 30, 2010
entre tantos avatares un Burton
ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
data: http://www.imdb.com/title/tt1014759/
Algunos personajes son tan eternos, han sido tantas veces retomados, se ha hablado y escrito tanto de ellos, que es todo un desafío contar algo nuevo. En estas páginas, señalamos la habilidad de Mel Gibson para volver a contar la historia de Cristo en “La Pasión…” o leer “La Ilíada” como una lectura de la invasión norteamericana a Bagdad en “Troya” de Wolfgang Petersen. Alicia, la del País de las Maravillas, es otro claro ejemplo. Y cuando se habló de que Tim Burton se había metido con este personaje, más aún, para contarlo en 3D, sabíamos que se estaba metiendo en camisas de once varas.
Bueno, Tim Burton lo logró. Su versión de “Alicia en el País de las Maravillas” es, valga la redundancia, maravillosa. Desde lo visual (nuevamente, vale comparar con “Avatar”) pero, principalmente, desde el guión. Ha sabido atacar este cuento sin sentido en uno con todo sentido: el crecimiento de una niña que, a punto de tomar las riendas de su vida, debe decidir si ser lo que piensa o ser lo que los otros dicen que debe ser. Esa es la brillante decisión del guión de Linda Woolverton y Burton la puebla con su imaginería barroca de asimetrías freaks.
El País de las Maravillas es una tierra arrasada por la tiranía; apenas se reconocen los rasgos del mundo de fantasía. La obsecuencia, el terror, el miedo, la degradación, asola el paisaje y a sus habitantes. Es una tierra a punto de morir. A esos extremos se llega cuando la imaginación cede paso a la adecuada conveniencia de la mediocridad.
Hay un elenco superlativo, detrás de los personajes reconocibles de “Alicia…”. La inconfundible voz de Alan Rickman detrás de Absolem, la oruga azul; Stephen Fry detrás del Gato de Cheshire; la magia de Johnny Depp como el Sombrerero Loco y Mia Wasikowska, excepcional como Alicia; la tiránica Reina Roja en la cabeza de Helena Bonham Carter; la naif Reina Blanca, caricatura de las princesas de cuentos de hadas, en la piel de Anne Hathaway.
En la versión en 3D, “Alicia en el País de las Maravillas” rinde a pleno, porque es una película eminentemente visual. Pero, a caballo de un muy buen guión, la profundidad de campo pierde relevancia, a medida que transcurre la historia. Tim Burton sabe (con buen tino), guardar los efectos especiales del 3D, para que no distraiga la historia. Y logra potenciar ambos factores: imagen y guión.
Escenas destacadas: la escena del té; la charlas entre Absolem y Alicia; la despedida del Sombrerero Loco y Alicia.
Frases:
¡Cortenle la cabeza!
-¿Me he vuelto loco?
-Me temo que sí. Estás completamente loco. Pero te voy a decir un secreto: los mejores lo están.
¿Sabes en que se parece un cuervo a un escritorio?
Estamos buscando a la chica llamada Alice.
-Es imposible.
-Sólo lo es, si lo crees.
El mundo entero está cayendo en ruinas y el Gato de Cheshire no está invitado a mi té.
Cualquiera puede ir en caballo o tren. Pero el mejor modo de viajar es en sombrero.
¿Es mejor ser temida o amada?
-Yo creo en imaginar, por lo menos, seis cosas imposibles antes del desayuno.
-Es una excelente práctica.
sábado, marzo 27, 2010
¡aflojá un poco, nena!
EL PESCADOR Y SU ESPOSA
data: http://www.imdb.com/title/tt0430097/
“El pescador y su esposa” es el nombre del filme de Doris Dörrie, previo a la magnífica “Las flores de cerezo” (http://libretachatarra.blogspot.com/2009/10/recuperar-el-cuerpo.html). El título hace referencia a un cuento clásico de los hermanos Grimm (que pueden leer en: http://cuentosdegrimm.com/043-elpescadorysuesposa.htm) sobre un pescador que libera a un pez encantado que le agradece realizando una serie de deseos desmedidos de la ambiciosa esposa del pescador. Montada en esa dinámica matrimonial (un tipo complacido de su destino; una esposa codiciosa que presiona por más), Dörrie arma una simpática historia, visualmente atractiva, proyectando, a la vez, la distinción crítica entre Occidente y Oriente, la mirada en el “futuro” versus la del “aquí y ahora”.
Dörrie nos cuenta una simpática historia de amor, un piscicultor que se enamora de una diseñadora textil de viaje por Japón. Él busca peces para clientes ricos; ella, nuevos diseños. El borbotón de colores de los peces, dispara su imaginación para nuevos diseños. Y, en el medio, la joven pareja se enamora y se casa.
Una carpa a la orilla del mar y uno en brazos del otro. ¿Qué más se puede pedir? Para Otto, con eso está servido. No necesita otra cosa. Pero Ida pide un poco más. Estira la cuerda y empieza una carrera por el progreso económico y el ascenso social. De la casa rodante, a la casa para el nene; de la casa, a la mansión; de la venta de bufandas, al diseño de ropas, al taller, al imperio. Y en la carrera, se irá desdibujando Ida, comprometiendo su relación, sin darse cuenta que está a punto de tirar todo a la basura.
La historia es muy amena, con buenos momentos, con una pareja central que da la química justa: Christian Ulmen y Alexandra Maria Lara. La parejita joven tienen tanto carisma que uno hace fuerza para que nos le vaya mal, que se den cuenta lo que arriesgan y que terminen, al final, de nuevo a los besos y a los abrazos. Es el logro de una dupla de actores que logra delinear lo que necesitan los personajes para cabalgar sobre la trama.
El guión de Dörrie se vale de una pareja amiga de la pareja central que los proyecta en forma inversa: Leo, el amigo de Otto, ambicioso como Ida; Yoko, la ex modelo japonesa y esposa de Leo, mansa como Otto. Y permite que se crucen la tensión sexual entre los personajes, para mostrar que no siempre nos cae bien encontrar a nuestro doble, sino que mejor nos calza el opuesto que nos complementa.
Hay otra pareja en contraposición dramática a la de Otto e Ida: la de los ricachones, clientes de Leo. Caricaturas del consumo exacerbado, maniquíes burdos que sólo encuentran satisfacción al abrir la billetera, están allí como advertencia a las dos parejas más jóvenes, sobre lo que puede ocurrirles si se dejan caer en manos de la ambición.
Como directora, Dörrie trabaja desde lo visual, pivoteando sobre el diseño de los peces koi, abigarrando la pantalla con las tramas de los animales, presente en los diseños textiles de Ida. Es notable observar la evolución de los diseños como reflejo de la transformación interior de Ida. De las sencillas y atractivas bufandas del comienzo, termina saturando el plano con un obsesivo fondo de círculos negros y rojos sobre blanco (por ejemplo, en el reportaje a los padres de Ida). La frescura de los primeros diseños cae en el kitsch burdo de la etapa de “gloria” de Ida.
Hay un juego de palabras zen detrás de la gravitación del pez koi en la historia; en japonés, koi es la misma palabra para “pez” y “amor”. La pareja de peces hechizados que cuenta la historia, juega el rol de peces, pero también del amor de la pareja central. (Los dos peces (la pareja), uno sentido opuesto al otro, estilizan el icono del “yin” y “yang”).
(Para el que quiera saber más de estos peces, consulten estos dos links:
http://ezenlaweb.com/comunidad/archives/peces-koi
y
http://en.wikipedia.org/wiki/Koi)
Para el que no quiera “ver” estos símbolos que distribuye Dörrie en la trama, pude ignorarlos: la historia tiene peso específico por sí misma y tiene la suficiente gracia para que cierre, sin prestarle atención a estos adornos estilísticos.
En suma: otra joyita de Doris Dörrie, una directora para seguir de cerca.
jueves, marzo 25, 2010
¿yo, señor? ¡no, señor! ¿y entonces, quién es el asesino?
LA ISLA SINIESTRA
data: http://www.imdb.com/title/tt1130884/
Como policial, “Edipo Rey” innova en la búsqueda de un asesino que es el propio protagonista. Quien carece de información es el que más empeño pone en descubrir la verdad. Cuando la verdad es descubierta, ésta quema en las manos, como un auténtico castigo.
“La isla siniestra” es una variación del tema del protagonista ignorante de su naturaleza que se mete solo en la boca del lobo, para descubrirse, al final, distinto de cómo se creía ser. La disposición de la información a lo largo del filme, es clave. Estamos siguiendo el punto de vista del protagonista, aún en sus sueños y alucinaciones. Y en la resolución, podemos ubicarnos del lado del protagonista o del lado de sus opositores.
En manos de un director que no fuera Martin Scorsese, “La isla siniestra” hubiera sido un thriller más. Scorsese lo dota de recursos cinematográficos de alto nivel, apuntes magistrales, desde una banda sonora chillona con ecos del cine de Hitchcock, escenas filmadas delante de pantallas verdes, el aire paranoico de la Guerra Fría y el subtema de la psiquiatría como herramienta del control mental de una comunidad.
Es una película bien filmada, destacándose esas escenas que describen los recuerdos o los sueños del protagonista. Citemos: el fusilamiento de los oficiales nazis en Dachau; el abrazo de Teddy con su esposa muerta, deshaciéndose en cenizas; la niña muerta que abre los ojos pidiendo ser salvada. Escenas al borde de lo onírico o la locura. O la vigilia, tal vez la misma cosa.
Clave y magistral es la última escena que da lugar a ensayar distintas interpretaciones. (Si no quiere conocer el final, salte al párrafo siguiente, sino le contamos como termina la película) ¿Teddy se ha vuelto loco nuevamente? ¿Ha recuperado la razón pero, incapaz de vivir con su dolor, prefiere la lobotomía que lo anula como persona? ¿Se entrega mansamente a los doctores que, en realidad, se han complotado para detener su investigación? Me quedo con la segunda opción: la del protagonista que recupera la conciencia de su situación pero prefiere morir porque sabe que es imposible vivir con el conocimiento de esa verdad en las manos. La frase final (que reproducimos abajo) es clave.
“La isla siniestra” es de esa clase de películas que merecen verse dos veces: una para conocer la historia; otra para redescubrir cómo nos han guiado por la trama, haciéndonos ver sólo lo que querían que viéramos.
La frase: “¿Qué es peor? ¿Vivir como un monstruo o morir como un buen hombre?
lunes, marzo 22, 2010
entre tantos avatares, un Parnassus
EL IMAGINARIO MUNDO DEL DOCTOR PARNASSUS
data: http://www.imdb.com/title/tt1054606/
Cuando comentamos “Avatar” (http://libretachatarra.blogspot.com/2010/01/un-guion-2d-para-una-pelicula-3d.html), confesamos nuestra decepción por la pobreza visual de la película de James Cameron, cuando esperábamos que subiera el listón en el campo del 3D. “El imaginario mundo del Doctor Parnassus” de Terry Gilliam es un buen ejemplo de lo contrario: la capacidad para desplegar nuevas imágenes, con recursos mucho menos costosos que la mencionada “Avatar”. Seguramente encontraremos baches de guión, alguna escena que sobre, un delirio de más. Pero “El imaginario…” tiene el derroche de imaginación audaz para construir nuevos mundos, cualidades ausentes en “Avatar”. Vale remarcarlo, porque seguramente “El imaginario…” bajará rápido de las pantallas locales, con tibias críticas.
“El imaginario…” es la historia de Dios y el Diablo luchando, mano a mano, libre albedrío mediante, por las almas de los seres humanos. Pero la competencia es casi cooperativa: terminamos sospechando que el Diablo no quiere del todo que Dios pierda. Y Dios (hay que aceptarlo) está un poco desactualizado en su espectáculo, consistente en un precario teatro ambulante, con un espejo de papel plateado y dos ayudantes que poco pueden hacer para atraer la atención del público, en un mundo estimulado por los videojuegos, los láseres y los karaokes.
Poético mensaje en el barroco cosmos abigarrado de Terry Gilliam: coscorrón a Dios por presentarse como un pordiosero, por haber dejado caer su acto, por no haberlo adornado lo suficiente para atraer la atención de aquellas almas distraídas por las luces de oropel de los falsos profetas cotidianos. Si el Señor es un artista que se ponga las pilas y lo demuestre.
La película cuenta con un elenco de lujo, potenciado tras la muerte de su protagonista, Heath Ledger, al que seguimos extrañando. Con media película rodada y sin su actor principal, Gilliam contó con la complicidad de tres amigos del fallecido Ledger, para salvar su última actuación, reemplazándolo en el mágico mundo tras el espejo: Johnny Depp, Colin Farrell y Jude Law. De los tres, el que se luce con la magia y el misterio que exigía su escena, es Depp. Los cinco minutos de su actuación, seduciendo a la veterana millonaria, son memorables.
Los roles principales, el Dr. Parnasuss y Mr. Nick, está en manos de dos pesos pesados: el inmortal Christopher Plummer y Tom Waits. Ellos llevan el peso de la historia y superan, por varios cuerpos, la levedad de las figuras juveniles, Lily Cole y Andrew Garfield.
Frases:
-¿Percy, qué haría sin ti?
-Tener un enano.
No puedes impedir que una historia sea contada.
-Tu madre y yo estuvimos juntos, envejecimos y un día, ella vino y me dijo que estaba embarazada. ¿Puedes creerlo? ¡A los sesenta, embarazada! ¡Un milagro!
-¿Un milagro o un error?
-Tú eres el mejor error que haya hecho.
Él no quiere gobernar el mundo. ¡Él quiere que el mundo se gobierne por sí mismo!
jueves, marzo 18, 2010
frases de “Capitalismo. Una historia de amor”
Me pregunto cómo verán a nuestra sociedad las futuras civilizaciones. ¿Nos juzgarán por esto?
Digo, esto es Estados Unidos. Amigos, lo que ven aquí es Estados Unidos.
No entiendo. Ya no existe el término medio. Están los que lo tienen todo y los que no tienen nada.
Esto es el capitalismo. Un sistema de tomar y dar. Más que nada de tomar.
El buitre básicamente representa a un oportunista que llega a limpiar un cadáver. Como lidian con tantos gérmenes y situaciones distintas tendrán que vomitarse encima y así ocurre cierto proceso purificante. Los buitres en realidad no matan. Son los que hacen la limpieza.
Alguien me preguntó: “¿Qué diferencia hay entre un verdadero buitre y tú?”. Respondí: “Es muy simple. Yo no me vomito encima”.
Mi papá, un obrero en la línea de montaje de General Motors compró y pagó nuestra casa, antes de que yo terminara el jardín de infantes. Teníamos auto nuevo cada tres años. Íbamos a Nueva York verano por medio. Ése soy yo en Wall Street. Y allí estoy dirigiendo mi primera película en la feria mundial. Íbamos a escuelas católicas, vivíamos una buena vida. Si esto era el capitalismo, me encantaba y al resto del mundo también. Durante estos años, mucha gente se enriqueció y tuvo que pagar la tasa máxima de impuestos, del 90%. ¿90%? Sí. Pero igual pudieron vivir como Bogey y Bacall. ¿Y qué hicimos con todo su dinero? Construimos diques, puentes, rutas interestatales, escuelas, hospitales. Hasta enviamos a un fulano a la Luna. Las cosas parecían ir en la dirección correcta.
Demasiados de nosotros tendemos ahora a adorar la autoindulgencia y el consumo. La identidad humana ya no se define por lo que uno hace sino por lo que uno posee.
Quizá lo más angustiante era el hecho de que el resto de Estados Unidos, ahora empezaba a parecerse a Flint, Michigan.
Pero podría ser peor, al menos no somos Detroit.
Durante 20 años traté de advertirles a General Motors y a otros de la Oficina Central de General Motors que este día llegaría. Pero no sirvió de nada.
-Estuve allí 33 años y medio.
-¿33 años y medio? ¿Cuál es tu mejor recuerdo aquí, de estar aquí, trabajando?
-¿Mi mejor recuerdo? La gente, me parece. Era realmente un grupo muy bueno.
-¿Te caían bien tus compañeros?
-Sí. Era un buen lugar para trabajar. Yo lo disfrutaba. Pero lamento verlo desaparecer.
PA Child Care no sólo les pagó a los jueces para llenar sus celdas sino que sus empleados eran quienes decidían cuándo un joven había recibido suficiente rehabilitación. Pero eso tiene sentido, porque cada vez que una parte del gobierno le entrega a una corporación con fines de lucro los deberes que debería estar llevando a cabo, ¿qué esperan que pase?
En Estados Unidos a veces estás mejor trabajando en McDonald’s.
Uno es más valioso para una empresa muerto que vivo.
La muerte de LaDonna le consiguió a una de las empresas más ricas del mundo US$81.000 extra. Yo me enfrentaba a más de US$100.000 en cuentas de cuidado médico y un funeral de US$6.000. Y Wal-Mart no me ofreció un centavo para ayudarme. Yo confiaba en ellos y ni en un millón de años hubiera creído que, en algún lado, en una declaración de ganancias figuraba “Empleada muerta: US$81.000”.
El capitalismo, para mí y para muchos de nosotros en este momento es un mal. Es contrario a todo lo bueno, contrario al buen común, contrario a la compasión, contrario a todas las religiones principales. El capitalismo es precisamente lo que los libros sagrados y nuestros libros sagrados en particular, nos recuerdan es injusto y que, de algún modo, Dios vendría a erradicar.
El sistema tiene incorporado lo que llamamos propaganda. La propaganda me deslumbra... Es la habilidad de convencer a la gente que es victimizada por este mismo sistema de apoyar al sistema y verlo como algo bueno.
Desde entonces, parece que Jesús fue secuestrado por mucha gente que cree que el Hijo de Dios fue enviado a crear el cielo en la tierra para los ricos. Debo haberme perdido esa parte de la Biblia donde Jesús se volvió capitalista.
Citigroup se lamentaba de que los no ricos podrían no tener mucho poder económico pero sí tenían igual poder de votación que los ricos. Una persona, un voto. Y eso es lo que realmente los asusta: que aún podemos votar. De hecho, tenemos el 99% de los votos y ellos sólo tienen el 1%. ¿Entonces por qué soporta esto el 99%? Según Citigroup, es porque la mayoría del electorado cree que, algún día, ellos tendrán la oportunidad de enriquecerse ellos mismos, si tan sólo siguen esforzándose. Los ricos estaban complacidos de que tanta gente se hubiera creído el Sueño Americano mientras que ellos, los ricos, no tenían intenciones de compartirlo con nadie jamás.
Creo que el capitalismo es mucho más importante que la democracia. Ni siquiera soy un gran creyente en la democracia. Siempre digo que la democracia puede ser dos lobos y una oveja decidiendo qué cenarán.
¿Por qué quieres hacerte rico? ¿Cuántos autos necesitas realmente en la vida?
Los estudiantes de hoy, a diferencia de en la época del Dr. Salk pueden graduarse de la universidad con una deuda por préstamo estudiantil de hasta US$100.000 o más. Estos estudiantes, entonces, están en deuda con los bancos durante los siguientes 20 años. Y el mejor modo de que les paguen a estos bancos es ir a trabajar para ellos, en vez de trabajar por el bien común. Hemos tomado a gente que podría ser enormemente productiva, justamente lo que escasea en Estados Unidos, y los llevamos y los ponemos en una actividad que no es simplemente menos productiva, sino donde son realmente destructivos, donde en realidad, cada día que trabajan, hacen del mundo un lugar peor.
-¿Ustedes tienen algún consejo para mí?
-No hagas más películas.
Un derivado es una apuesta secundaria del producto subyacente. Entonces usted puede tener una acción y una opción sobre esa acción. Y esa opción sobre esa acción le otorga el privilegio pero no la obligación de comprar o vender. ¿Cómo explicarlo? Se le permite tomar una decisión de si quiere o no finalmente exponerse así. Déjeme explicarlo de otro modo. El precio del derivado se basa en el precio de otra cosa. Es como una ecuación de segundo grado. Si piensa en, digamos... quizá deba volver atrás. Déjeme volver a empezar. Retrocedamos.
Los derivados no son nada más que complicados sistemas de apuestas. Así se ve la ecuación matemática para uno de ellos. ¿No la entienden? Está bien. No se supone que lo hagan. Las hicieron confusas a propósito... para poder salirse con la suya.
Entonces en esto se ha convertido Wall Street, en un casino demente. Les hemos permitido apostar en todo, incluyendo el hogar de nuestras familias.
“Emplee el valor líquido de su hogar”. Que los estadounidenses pueden usar el valor líquido de su hogar. Lo que en la jerga de Alan Greenspan es: “Pida prestado con su casa como garantía y, si no puede pagar el préstamo, perderá la casa”. Realmente empezó hablándoles mayormente a los ancianos, a gente que ya tenía casas, convenciéndolos de refinanciar para sacarlos de sus casas. Sí, para sacar a ancianos de sus viviendas. La estafa para robarle a la gente las casas de las que ya eran dueños, era magistral. Funcionaba así. Primero, díganles a estos propietarios que poseen un banco y que ese banco es su hogar. Entonces, si su hogar vale US$ 250.000, eso lo vuelve un cuarto de millonario. Está sentado sobre una mina de oro. Usted es dueño de su propio banco, el banco de Usted. Y puede usar su banco para conseguir más dinero...
Si no puede pagarlo, nos llevaremos su casa.
No se engañen por el cabello rubio y el porte amable. Es la misma oferta que hace la mafia en el barrio.
Los Hacker me mostraron el aviso de ejecución de hipoteca de Citibank. Lo que me llamó la atención fue la ciudad de donde llegaba su hipoteca. Resulta que una empresa propiedad de los grandes bancos emplea para procesar 60 millones de hipotecas, de todas las posibles, a una de las ciudades más desesperadas en Estados Unidos: esta empresa contrata a la gente de Flint, para enviar casi el 60% de todos los avisos de ejecución de hipoteca en el país. En lo que parece ser una especie de broma cruel, mi ciudad natal ahora estaba al servicio de ayudar a convertir al resto de Estados Unidos en Flint.
“¿Por qué pagar buen dinero cuando tenemos a una familia desesperada que trabajará por poco?”. En una humillación final, los Hacker fueron a trabajar para el banco que les quitó la casa. “La propiedad debe entregarse limpia y barrida, sin basura, restos ni propiedad personal. Tras la entrega de las llaves el representante de PAS le entregará un cheque por US$1.000".
Se merecen cualquier cosa que les pase... sólo eso puedo decir. Espero que algo ocurra...
Mucha gente se enriqueció durante este período, primariamente los ejecutivos y los directores de los bancos grandes y de entidades de ahorro y préstamo y especialmente los prestamistas preferenciales. Esta gente se volvió increíblemente rica. Y miembros del Congreso se hicieron ricos, especialmente una vez que dejaron el Congreso. Cantidad de ellos fue a trabajar en las instituciones financieras.
Esto es todo. Tres páginas. Más o menos, US$1.000 millones por palabra. Y es bastante sencillo. El ministro Paulson recibe la llave del tesoro. Comenzará tomando prestados US$700 mil millones, a nombre del pueblo estadounidense, quizá más posteriormente. Y prescinde de todas las leyes. De todas las leyes. No puede ser evaluado por Corte alguna. Ni siquiera una evaluación judicial. Es una propuesta bastante simple.
¿Por qué no le pedimos a Wall Street que arregle sus propios líos? ¿Por qué no ayudamos a las familias que se enfrentan a la bancarrota? ¿Por qué no reducimos las deudas generales en vez de las de Wall Street? ¿Es éste el Congreso de Estados Unidos o el directorio de Goldman Sachs?
-¿Dónde está nuestro dinero?
-No lo sé.
Vinimos a recuperar el dinero del pueblo estadounidense.
Las cosas llegan a ponerse tan mal que la gente no puede más que protestar. Y entonces se las llama revoluciones.
Recuerdo haber pensado durante la inundación de Katrina: “¿Por qué siempre son los pobres quienes tienen que sufrir la miseria? ¿Por qué no es nunca Bernie Madoff quien pide ayuda a gritos desde el techo? ¿O el presidente de Citibank o los tipos de fondos de cobertura de Goldman Sachs? ¿O el director ejecutivo de AIG?”. Nunca son ellos, ¿no? Siempre son los que nunca recibieron su parte de la torta porque estos hombres se la llevaron toda y los dejaron sin nada... Los dejaron para que murieran. Me niego a vivir en un país así. Y no me voy.
Vivimos en el país más rico del mundo. Todos nos merecemos un trabajo decente, cuidado médico, buena educación, nuestro propio hogar. Todos nos merecemos el sueño de Franklin Delano Roosevelt. Y es un crimen que no lo tengamos. Y nunca lo tendremos en tanto tengamos un sistema que enriquece a los pocos a expensas de los muchos. El capitalismo es un mal. Y no se puede regular al mal. Hay que eliminarlo y reemplazarlo con algo que sea bueno para toda la gente. Y ese algo se llama democracia.
Saben, realmente ya no puedo hacer más esto, a menos que ustedes, que están viendo esto en el cine, quieran unírseme. Espero que lo hagan. Y, por favor, apresúrense.
miércoles, marzo 17, 2010
las urgencias de los ladrones
CAPITALISMO. UNA HISTORIA DE AMOR
data: http://www.imdb.com/title/tt1232207/
Quien vio uno de los primeros documentales de Michael Moore, “Roger y yo”, sabe que tiene todo el derecho de decir: “Yo lo dije”. Como pocos, Moore ha sabido, no sólo describir, sino retratar, el plan de destrucción del Estado de Bienestar que los adscriptos al Consenso de Washington desarrollaron, con paciencia, desembocando en la última crisis financiera. Allí contó como la ida de General Motors dejó a Flint, su ciudad natal, arrasada. Ahora, varios largos después, cuenta como los mismos señores que arrasaron con Flint, hicieron lo propio en Estados Unidos.
Moore ataca al capitalismo, por lo menos al capitalismo como se lo entiende en Estados Unidos, el capitalismo sin Estado, lucha salvaje de concentración de la riqueza y desmonte de las regulaciones de la posguerra para encontrar nuevas formas de levantarla con la pala. Y contrapone la democracia a ese sistema de saqueo coordinado: un hombre, un voto.
No por vistas, no por sabidas, las imágenes de “Capitalismo. Una historia de amor”, duelen menos. Y vistas desde esta vereda, la del subdesarrollo argentino, duelen más, porque se utilizaron los mismos métodos, los mismos recursos del marketing para vender, no una ideología, sino una forma de robar.
Hay uno de los rasgos en el que quiero llamar la atención, porque es frecuente en nuestra vida política: la urgencia. “O los Señores Legisladores aprueban esto o se viene el caos”. No importa que haya sido dicho hace una semana o una década. Pero debe llamarnos la atención cuando un político está tan apurado en aprobar algo que implica el uso de fondos públicos y que está tan pero tan urgido que no tiene el tiempo necesario para poder explicarlo en el Congreso. Moore revela, al final del filme, las presiones a los legisladores norteamericanos para aprobar un paquete multimillonario de rescate financiero a los mismos tipos que hicieron quebrar al país. Eso sí: sin ninguna cláusula de revisión de la plata prestada, como para que no queden dudas.
“Capitalismo. Una historia de amor” no es una revolución dentro de la obra de Michael Moore. Es más de lo mismo: esto es, una forma genial y eficaz para exponer una idea. Los documentales de Moore no son una sucesión de hechos o quejas dispersas, sino elementos que se vertebran en una tesis. En este caso, que el capitalismo es el mal, que esa zanahoria colgada delante diciendo que todos tenemos una oportunidad de hacernos ricos es una falacia y que, democracia mediante, se puede organizar la producción y la sociedad de otro modo. Por lo menos, un modo más digno, como para empezar.
Posiblemente, los filmes de Moore no cambien el mundo. Pero instala un debate que aquí hace rato está dormido.
jueves, marzo 11, 2010
la maldad subyacente
LA CINTA BLANCA
data: http://www.imdb.com/title/tt1149362/
Cuando reporteaban a Ricardo Darín, en los días previos a que “El secreto de sus ojos” se llevara el Oscar a la Mejor Película Extranjera, advertía de lo duro que iba a ser la lucha por la calidad de las competidoras. Mencionaba a “Profeta”, la película israelí, y a “La cinta blanca” del alemán Michael Haneke, con la factura de “una película de Bergman”. No era una frase de ocasión. Era un juicio acertado. Porque “La cinta blanca” es una obra mayor, una sensible película de altísima calidad, con el estilo sutil que Haneke supo mostrar en “La pianista” (con Isabelle Huppert) y en “Caché” (esa película en la que la escenan final permitió que cada espectador viera una cosa diferente).
“La cinta blanca” es el fresco descriptivo de la vida de una piadosa comunidad alemana, un pueblito austero y religioso de Brandenburgo, en los días previos al asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria que desencadenó la Primera Guerra Mundial. Es una película coral: las historias paralelas de los moradores del pueblo. Descripción minuciosa y detallada del día a día, de los hábitos, de las mesuradas conductas, de la corrección como norma de vida.
La película empieza con un hecho delictivo: un jinete cae cuando su caballo tropieza con un hilo atado de un árbol a otro. En esos primeros minutos, parece improbable que algún habitante de tan tranquilo pueblo haya sido el autor de ese hecho. Al final de las dos horas y media del filme, no nos resulta para nada extraño lo sucedido.
Haneke expone una comunidad donde la violencia, la represión, la humillación, son elementos cotidianos. La crueldad es un rasgo normal de las relaciones entre docentes y alumnos, maridos y esposas, padres e hijos, novios y novias. Lo magistral del guión de Haneke está en que nada de eso se muestra, persiste subyacente en cada diálogo, cada acción, de tal modo que, aunque implícita, explota con extrema crueldad.
El pueblo de “La cinta blanca” es una olla a presión cociéndose a fuego lento. La tensión bajo la calma superficie es tan intensa que cuando se libera, inexorablemente debe explotar con extrema violencia. Meterse en esa maquinaria kafkiana que propone la película es enredarse en los hilos asfixiantes de una telaraña construida generación tras generación. Logra hacernos comprender lo que es estar metido en un callejón sin salida, en un destino tan gris como el blanco y negro con el que está filmada la película.
La escena final reúne a los protagonistas en una misa, a días de que su mundo cambie por la Primera Guerra Mundial. La cámara fija muestra cómo se van ubicando los habitantes del pueblo, en los bancos de la iglesia, para participar de una ceremonia relacionada con la moral. Esa piedad contrasta con lo visto. No hay peor maldad que la de aquel que se cree bueno.
“La cinta blanca” tiene un tiempo europeo, esto es, una película donde las cosas transcurren con cierta parsimonia, una morosidad que contribuye al clima de opresión mutua en el que convive el poblado. Otro cómplice, es la excelente fotografía de Christian Berger en un expresivo blanco y negro.
Pese a la negativa de su director, muchos vieron en “La cinta blanca”, el huevo de la serpiente del nazismo, el caldo de cultivo en el que prosperó la maldad superlativa. Aunque la relación no sea intención de Haneke, existe; de un entramado social como la del poblado de “La cinta blanca” se logra comprender cómo un tipo como Adolf Hitler, no fue un producto aislado, sino el fruto del resentimiento y la humillación como pan de todos los días.
Escenas destacadas: el castigo a los niños por llegar tarde; la novia que se violenta porque su novio la invita a un picnic; el diálogo entre el Barón y su esposa quien le comunica que quiere dejar el pueblo; la escena de la niña violada por su padre; el diálogo entre el maestro y el pastor.
Las mejores frases de “La cinta blanca”:
Cuando eran pequeños, a veces, su madre les ataba una cinta blanca en el cabello o en el brazo. El color blanco era para recordarles la inocencia y la pureza. Creía que ahora estaban lo suficientemente educados, como para necesitar más de ese tipo de cosas. Estaba equivocado. Mañana, purificados por el castigo, su madre volverá a atar una cinta blanca a cada uno y la usarán hasta que podamos confiar en ustedes nuevamente.
El niño había descubierto algo que dañó los sensibles nervios de su cuerpo, en el área donde Dios levantó barreras sagradas. El muchacho repetía ese gesto y no podía parar de hacerlo. Al final, destruyó todos sus nervios y murió por eso.
-Papá me estaba perforando las orejas.
-¿No duele?
-Sí, un poco.
-¿Y por qué está llorando?
-No estoy llorando más.
-Para estar bonita es necesario sufrir. Es lo que dicen.
-Pero no puedo permanecer en este lugar por más tiempo. No es nada personal, aunque la vida contigo no es emocionante para una mujer de mi edad. Me voy para que los niños no crezcan en ambientes dominados por la maldad, envidia, indiferencia y brutalidad. Lo de Sigi fue la gota que rebalsó el vaso. Me siento enferma y cansada de persecuciones, traiciones y actos perversos de venganza.
-¿Te acostaste con él?
-No entiendes nada.
-¿Te has acostado con él?
-No. No me acosté con él.
-¿Estás mintiendo, no es cierto?
jueves, marzo 04, 2010
frases de “Un hombre serio”
Recibe con humildad todo lo que te suceda.
Rashi.
¿Uno hace una buena acción y así le agradecen?
¡Saldré en un minuto!
-En resumen, creo que es hora de que hablemos del divorcio.
-¿Sy Ableman?
-No se trata de Sy.
-¡Mencionaste a Sy!
-No cambies lo que dije, Larry.
-¿El divorcio? ¿Qué he hecho? Yo no he hecho nada.
-Larry, no seas inmaduro. Tú no has hecho nada. Y yo tampoco.
-Los actos tienen consecuencias.
-Sí. A menudo.
-No, ¡Siempre! ¡Los actos siempre tienen consecuencias! En esta oficina,
los actos tienen consecuencias.
-Sí, señor.
-No sólo físicas... sino morales.
-Sí.
-Y ambos conocemos tus actos.
-No, señor. Yo conozco mis actos.
-Yo interpreto, Clive. Sé qué querías que entendiera.
-Conjetura mucho, señor.
-"¿Conjetura mucho, señor?"
-Meras conjeturas, señor. Muy incierto.
-El canal cuatro no entra.
-¿Hablamos de eso después?
-Judith me contó que te dio la noticia y dijo que reaccionaste con madurez.
-¿Eso dijo?
-Claro que sí. El respeto que te tiene...
-Larry, como presidente del comité de permanencia debo decirte esto... aunque no debes preocuparte.
-Está bien.
-Pero creo que debo mencionarlo... aunque eso no pesará en nuestra decisión para darte la permanencia o no. Entonces, no te preocupes.
-Está bien, Arlen. ¿Qué es lo que no pesará?
-Hemos recibido cartas denigrándote y pidiéndonos que no te demos la permanencia.
-¿De quién?
-Son anónimas... así que las descontamos por completo.
-¿Qué dicen?
-Hacen acusaciones... Afirmaciones. Pero no les damos ningún crédito, Larry.
-Es muy importante poder hablar de estas cosas.
-Me alegra venir a Ember's, Sy. Pero creo que es mejor dejarle estas conversaciones a los abogados.
-Claro. Los abogados hablan de lo jurídico. No hay que mezclar las cosas.
-Judith y yo queríamos hablar de detalles prácticos. Arreglo domiciliario. Después de todo, aquí todos estamos de acuerdo.
-¿Arreglo domiciliario?
-Todos queremos que esto no afecte a los niños es lo más importante.
-No debemos poner a los niños en el medio, Larry.
-Los niños no están...
-No estoy culpándote.
-Nadie está culpando a nadie, Larry.
-No dije eso.
-Entonces tampoco nos recriminemos.
-Sy y yo creemos que lo mejor es que te vayas de la casa.
-¿Qué me vaya?
-Es muy lógico.
-Las cosas no pueden seguir...
-¿Qué me vaya? ¿Para dónde?
-El hotel Jolly Roger es muy agradable. No es costoso. Los cuartos son muy buenos. Así podrás visitar a los niños.
-Tiene puntos a su favor. Tienen piscina.
-¿No sería más lógico que tú te mudaras a la casa de Sy?
-Larry. Larry, estás bromeando.
-Conflicto cultural. Conflicto cultural.
-Con todo respeto, Sr. Park, no creo que sea eso.
-Sí.
-No... lo sería si fuera costumbre en su país sobornar a la gente por notas.
-Sí.
-¿Es la costumbre?
-No, esto es calumnia. Cabe una demanda.
-Dejémoslo claro. Puedo fingir que el dinero nunca apareció. Eso no es calumniar a nadie.
-Sí. Y nota aprobatoria.
-¿Nota aprobatoria?
-Sí.
-¿O me demandará?
-Por aceptar el dinero.
-Así que ¿él sí dejó el dinero?
-¡Eso es una calumnia!
-No tiene sentido. O dejó el dinero o no lo dejó.
-Por favor. Acepte el misterio.
Es muy bueno con los números. Su falta de socialización lo tiene estancado.
Todo lo que creí que era de una forma resultó ser de otra.
No siempre es fácil descifrar lo que Dios intenta decirte... Pero no tienes que hacerlo solo. Somos judíos. Tenemos un pozo de tradiciones que nos ayudan a entender. Cuando estamos confundidos, tenemos todas las historias contadas por personas que han tenido los mismos problemas.
¿Puedo compartir algo contigo? Porque yo también he tenido la sensación de haber perdido a Hashem, lo cual es tu problema. Yo también he olvidado cómo verlo en el mundo y cuando eso pasa, uno piensa que si no puedo verlo, es porque se fue.
Pero no es así. Sólo tienes que recordar cómo verlo. ¿Tengo razón? Es decir... Ese estacionamiento. No hay mucho que ver. Pero si uno imagina que es un visitante... que no conoce estos autos... alguien con capacidad de sorprenderse,
con una perspectiva fresca... Es eso, Larry. Porque con la perspectiva uno puede ver a Hashem interviniendo en el mundo.
Tienes que ver estas cosas como expresiones de la voluntad de Dios. No tienen que gustarte, claro. El jefe no siempre tiene razón, pero siempre es el jefe. ¡Así es! Las cosas no están tan mal. Mira el estacionamiento, Larry. Sólo mira ese estacionamiento.
¿Vas a volver a casa? ¿Puedes arreglar la antena?
¿Qué era mi vida antes? No era lo que yo creía. ¿Qué significa todo eso? ¿Qué intenta decirme Hashem... ¿Hashem intenta decirme que Sy Ableman soy yo? ¿O que todos somos uno o algo? ¿Cómo nos habla Dios?
¿Te contó lo de los dientes del goy?
-Entró y se sentó donde estás tú. "¿Qué significa, rabino? ¿Es una señal de Hashem? Ayúdenme. Yo, Sussman, debo hacer algo para ayudar a este goy. ¿Haciendo qué? En los dientes no dice. O ¿quizá deba ayudar a la gente a llevar una vida más honrada? ¿La respuesta está en la Cábala? ¿En la Torá? O ¿existe alguna pregunta? Dígame, rabino, esa señal, ¿qué puede significar?
-¿Y usted qué le contestó?
-¿A Sussman?
-Sí.
-¿Es importante?
-¿No está contándomelo por eso?
-Está bien. Nachtner le dijo: "Mire, ¿los dientes? No sabemos. ¿Una señal de Hashem? No sabemos. ¿Ayudar a los demás? No haría daño.
-No, pero ¿quién la puso ahí? ¿Era para Sussman? ¿O era para el que la encontrara? O...
-No podemos saberlo todo.
-¡Parece que usted no supiera nada! ¿Para qué me contó el cuento?
-Primero me dice que le cuente y después que no.
-¿Qué le pasó a Sussman?
-¿Qué iba a pasarle? Nada. Regresó a trabajar. Buscaba mensajes en los dientes de todos los pacientes. No encontró nada. Con el tiempo, dejó de buscar. Volvió a vivir. Estas preguntas que te preocupan, Larry... son como un dolor de muelas.
Lo sientes un rato, después pasa.
-¡No quiero que pase! ¡Quiero una respuesta!
-Claro. Todos queremos la respuesta. Hashem no tiene por qué respondernos. No nos debe nada. La obligación es al contrario.
-¿Por qué nos plantea las preguntas si no va a darnos las respuestas?
-No me lo ha dicho.
-¿Y qué le pasó al goy?
-¿Al goy? ¿Eso qué importa?
Sy Ableman fue un hombre serio.
Papá, ya entra el canal cuatro, pero el canal siete no entra.
El principio de incertidumbre. Prueba que nunca sabemos con certeza qué pasa. Y aunque no entiendan nada tendrán que saberlo para el parcial.
He tratado de ser un hombre serio. He tratado de hacer el bien, ser
miembro de la comunidad, criar a los hijos... Danny y Sarah estudian hebreo.
-El rabino está ocupado.
-No parecía ocupado.
-Está pensando.
-¡Todo es una mierda, Larry!
-Arthur, no digas esa palabra.
-¡Es una maldita mierda!
-Arthur.
-¡Mira todo lo que Hashem te ha dado! ¿Qué me ha dado? ¡No me ha dado una mierda!
-Arthur. ¿Qué tengo yo? Vivo en el Jolly Roger.
-¡Tienes una familia! ¡Tienes un empleo! Hashem no me ha dado una mierda. ¡No me ha dado nada!
-Hashem no tiene la culpa, Arthur. Por favor. A veces... Por favor, cálmate. A veces tienes que ayudarte.
-Hashem no me ha dado una mierda. Ya no puedo ni jugar a las cartas.
Tomando tu lugar como miembro de nuestra Tribu. Ahora irás a ver al Rabino Marshak. Más tarde, serás agasajado en una recepción en el Schanfield Hall, abajo. Y entonces serás un miembro de la B'nai Avraham y la Nación de Israel. Danny Gopnik, la hermandad te hace obsequio de este gorro kiddush así recordarás este bendito día el próximo shabbas, y el próximo, y en cada shabbas de tu larga y fructífera vida. Y hasta aquel maravilloso día cuando estés bajo el chuppah, te decimos amén.
-Cuando la verdades resultan mentiras y toda la esperanza dentro tuyo muere. Entonces ¿qué? Grace Slick. Marty Balin. Paul Kantner. Jorma...
-Kaukonen...
-...algo. Éstos son los miembros de Jefferson Airplane. Sé un buen chico.
-Mazel tov. Fue una maravilla.
-Así es. Gracias.
-Esta época es de naches. Es tu hijo menor, tienes que disfrutarlo.
-Eso hago. Eso haré.
Las previsiones climáticas indican que habrá un huracán.
miércoles, marzo 03, 2010
la tragedia de un buen hombre
UN HOMBRE SERIO
data: http://www.imdb.com/title/tt1019452/
Una última escena: colegiales esperando que un portero gagá encuentre la llave para abrir el sótano y refugiarse del inminente tornado que ya se acerca cubriendo de negros nubarrones el horizonte. Danny (el hijo del protagonista) va a decirle algo a un compañero, pero se calla. Queda en silencio, mirando el tornado inexorable. Suena “Somebody to love” de Jefferson Airplane, leitmotiv musical. Títulos.
Es el final de una comedia absurda, delirante, con ese humor corrosivo e irónico marca registrada de los hermanos Coen. Uno tiene la tentación de caer en la teoría del final abierto, de la trama graciosa sin sentido, de los juegos de “mirá que vivos que somos” de los guionistas directores.
Pero quien ha seguido de cerca, ese derrotero de complicaciones que es la descripción de la vida de Larry Gopnik, siente que en esa escena hay algo más que un final abierto. En una trama absurda, en la que un personaje asiste al sistemático derrumbe de su vida, buscando en vano una respuesta de Dios, esa escena augura que lo peor está por llegar. Y es en ese momento, cuando los personajes están más solos que nunca frente al Universo, cuando más sienten la ausencia divina, en el clímax de la confusión, en ese preciso momento, Dios está más presente que nunca.
Paradójico final para una trama en la que un personaje correcto, un Job de los '60, al que la vida se le derrumba como un castillo de naipes, deambula de rabino a rabino pidiendo un sentido, un significado, a lo que Dios le está enviando. Y la moraleja es que puede ser que Él esté, pero no entendemos absolutamente nada de lo que nos está diciendo, si es que está diciendo algo.
Es el final lo que eleva a “Un hombre serio” a un nivel superior a la comedia. Hasta ahí, nos reímos con la seguidilla de cagadores que le arruinan la vida a Gopnik sin mosquearse y endosándole la culpa del hecho. Pero los Coen elevan la historia, al mostrar la satisfacción de Gopnik y su esposa cuando su hijo Dany ingresa a la mayoría de edad con su Bar Mitzvah. Cuando tiende el puente hacia el futuro, las cataratas de problemas pierden dimensión. Gopnik es el eslabón de una tradición que viene desde lejos y ahora, en este momento, puede darse por satisfecho de haber añadido otro eslabón más: su hijo se integra a la comunidad judía; ha dejado una huella en el mundo. En ese momento, la primera escena del filme, aparentemente absurda y sin ninguna funcionalidad, empieza a tomar sentido. Gopnik es parte de algo más grande y trascendente.
“Un hombre serio” está plagada de buenas escenas. Nos quedamos con la charla de Dany con el rabino Marshak, las conversaciones con el amante de la esposa, la escena final del tornado, la historia del goy que tiene una inscripción en hebreo tallada en los dientes, la charla con el rabino de la metáfora del estacionamiento. El personaje: el hermano de Gopnik, que se eterniza horas en el baño, drenándose el quiste sebáceo que tiene en el cuero cabelludo.
Agenden: es una de las grandes películas en la filmografía con altibajos de los Coen. Mañana, una pila de las mejores frases del filme que, por supuesto, recomendamos con muchas ganas.