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críticas chatarras

martes, febrero 27, 2018

frases de “La forma del agua”  



Si hablara de ello... Si lo hiciera... ¿Qué les diría, me pregunto? ¿Les contaría sobre el momento...? Ocurrió hace mucho tiempo, al parecer, en los últimos días del reinado de un justo Príncipe. ¿O les hablaría del lugar? Una pequeña ciudad cerca de la costa pero lejos de todo lo demás. ¿O, no sé, les hablaría sobre ella? La Princesa sin voz. O tal vez quisiera advertirles de la verdad de estos hechos y de la historia de amor y pérdida y del monstruo que trató de destruirlo todo como una amiga de los Dioses.

¿Te despertaron las sirenas? Es un incendio. La fábrica de chocolate. ¿Hueles eso? ¡Ay, Dios! Cacao tostado. Tragedia y delicia... Mano a mano...

Mira eso... Es Bojangles. El baile de la escalera. Es muy difícil de hacer. Cagney lo hizo... Diferente... Pero hermoso...

El hombre es silencioso como la tumba. Pero si los pedos fueran halagos, cariño, él sería Shakespeare.

-¿Afecto a la tarta de lima?
-Lo soy, lo soy. Dos para llevar.

Bueno, esta tarta es un poco sórdida. Pero, no la escupas.

Si pudiera volver atrás en el tiempo, cuando tenía dieciocho años... No sabía nada de nada... Yo me daría un pequeño consejo. ¿Qué te dirías? Yo diría: cuida mejor tus dientes y coge. Mucho más.

El hombre se lava las manos antes o después de atender sus necesidades. Eso te dice mucho sobre ese hombre. Si lo hace las dos veces, apunta a una debilidad de carácter...

Los bajitos son malos. Nunca he conocido a un hombre bajito que siga siendo amable hasta el final.

¿Eso es un puro? ¡Es un dedo! ¡Son dos dedos!



Verde. Ahora quieren que la gelatina sea verde. Pero me dijeron que fuera roja. Nuevo concepto. Ese es el futuro ahora. Verde. Y quieren que sean más felices... La familia. ¿Más felices? ¿Más felices? El padre pareciera que acaba de descubrir la posición misionera...

-¿Qué significa la “D”?
-Dalila, señor... A causa de la Biblia.
-Dalila... Ella traicionó a Sansón. Lo hace dormir y le corta el cabello. Los filisteos lo torturan, lo humillan, le queman los ojos.
-Supongo que mi mamá no leyó el buen libro lo suficientemente bien.

Elisa Esposito. ¿Esposito no quiere decir “huérfana”?

¿Fuiste tú quien encontró mis dedos? Gracias.

-Respondo principalmente a cuenta de que no puede hablar.
-¿No puede? ¿Está sorda?
-Es muda, señor. Dice que puede oírlo.
-¿Esas cicatrices en tu cuello? ¿Eso afectó tu voz?
-Ella dice: “Desde que era una bebé”.
-¿Quién le haría eso a una bebé? ¡Este mundo es pecaminoso!

Limpian ese laboratorio. Y se van. Lo que guardamos ahí dentro es una afrenta.

-Puede que piensen que esa cosa parece humana. Anda a dos patas, ¿verdad? Pero, somos creados a imagen y semejanza del Señor. Y no creerás que eso es lo que el Señor parece, ¿verdad?
-No lo sabría, señor. El cómo se ve el Señor.
-Bueno… humano, Zelda. Parece un humano. Igual que yo... O incluso tú. Un poco más como yo, supongo...



-Perdió dos dedos, ¿no?
-Dos dedos, sí, fueron dos dedos... Pero aún tengo mi pulgar, mi gatillo y mi dedo de la vagina...
-Me suena como que estará bien.

Huevo.

-Estamos enterrando una cápsula del tiempo, en la nueva escuela. Y quería preguntarte... ¿crees que todos tendremos jet packs en el futuro?
-Créelo, hijo. Esto es Estados Unidos.

¿Así lloras? ¿Eso es? ¿Estás herido? ¿O quizás estás enojado? Quizás quieras darme otro mordisco. Adelante. No puedo saber si estás rogando. Pero para mí es el más maldito sonido que haya oído.

-Es feo como el pecado. Los nativos del Amazonas lo veneraban como a un Dios. No me parece ahora mucho un Dios… ¿no es así?
-Eran primitivos, señor.
-Dejaban todo tipo de ofrendas en el agua. Flores, frutas y mierda así. Luego trataron de evitar la extracción de petróleo, con flechas y arco. Eso no acabó muy bien.



Los dejamos enviar a un perro al espacio y nos reímos. Luego, cuando te das cuenta, envían a un humano allá. Un ruso orbitando el planeta, sabrá Dios haciendo qué. ¿Quién se ríe ahora? Krushchev es quien. Envía un perro al espacio y se ríe. Pone un comunista en el espacio y se ríe. Y entonces pone misiles en Cuba. ¿No hemos aprendido nada?

Verá, estos científicos son como artistas, señor. Se enamoran de su objeto de juego.

Cuenta estas estrellas conmigo, hijo: ¡hay cinco de ellas! Eso significa que puedo hacer lo que quiera. ¿Quieres defender tu punto? Te escucharé. Pero al final del día... ¡es mi maldita decisión!

Quiere decir que cada vez que vas a un restaurante chino... ¿quieres salvar a todos los peces en el tanque? ¿Y qué si está solo? ¡Todos lo estamos!



¿Qué soy yo? Muevo mi boca, como él. No emito sonido, como él. ¿Eso qué me hace? Todo lo que soy, todo lo que he sido, me trajo aquí hacia él.

¿Ves? Dices él. ¿Es un “él” ahora?

Cuando me mira, la forma en que me mira... no sabe lo que falta en mí. O porque estoy incompleta. Él ve lo que soy, cómo soy. Y él está feliz de verme. Cada vez, cada día. Y ahora puedo o salvarlo o dejarlo morir.

¿Qué somos, tú y yo? ¡No somos nada! Nada. ¡No podemos hacer nada! ¡Lo siento! Pero esto es sólo... ¡Dios, ni es humano!

Si nosotros no hacemos nada, se acabó el nosotros.

-¿Tú pintaste eso?
-Si.
-¡Vaya! ¡Eres bueno!
-No tan bueno como un fotógrafo, aparentemente. Pero es bueno, ¿verdad?

No tengo a nadie. Y eres la única persona con la que puedo hablar.
Ahora... lo que sea que esta cosa sea, lo necesitas. Así que, dime qué puedo hacer.

-Vine a este país para aprender lo que pudiera. Como patriota, sí, pero como científico también. Todavía hay mucho que podríamos aprender.
-No necesitamos aprender. Necesitamos que los estadounidenses no aprendan.



-No estoy seguro del color verde.
-¡Oh, no es verde, amigo! Es azulado.
-Bueno, me parece verde azulado.
-Pero no lo es. Edición limitada. Doce capas de pintura pulidas a mano. El cromado auténtico y detallado. Cuatro de cada cinco estadounidenses exitosos conducen un Cadillac.
-¿Eso es un hecho?
-Éste es el futuro. Y me pareces un hombre que va en esa dirección.
-¿A dónde?
-Para el futuro. Eres el hombre del futuro. Perteneces a este auto.

Sabes, no sé por qué, no eres muy guapa, pero quién sabe por qué… sigo pensando en ti.

Cuando dices que eres muda, ¿eres completamente callada? ¿O gimoteas un poco?

-No dejes que el hecho de que te sientas un perdedor afecte tus tendencias competitivas.
-¡No soy competitivo! ¡Simplemente no quiero que algo complejo y hermoso sea destruido!
-Esa cosa muere. Tú aprendes. Yo me voy.

-Esta criatura es inteligente. Capaz de entender el lenguaje. De entender las emociones.
-Como los soviéticos, los chinos. Y aun así los matamos, ¿verdad?

Los rusos odian a los judíos pero no se hartan de sus dispositivos.

¿Es cuando planeas liberarlo? ¿El diez? ¿Y si las lluvias llegan tarde?

No soy buena mentirosa. Excepto Brewster. Necesitas muchas mentiras para mantener un matrimonio.

¿Alguna vez has estado solo? ¿Alguna vez has tenido a alguien? ¿Sabes lo que te pasó? ¿Lo sabes? Porque yo no. No sé qué me pasó a mí. No sé. Me miro en el espejo y todo lo que reconozco son mis ojos. En la cara de este viejo. A veces pienso que nací muy temprano o muy tarde en mi vida. Tal vez los dos somos reliquias.



-¿Qué me estás diciendo?
-“V-e-t-e a l-a…
-¿Qué dijo?
-… m-i-e-r-d-a”.
-No lo ví.
-¿Qué está diciendo?
-Está diciendo “gracias”.

Se comió a Pandora. No fue su culpa. Es una criatura salvaje. No podemos pedirle que sea otra cosa.

No juegues con los gatitos. No, no, no. No juegues con los gatitos.

Nunca confíes en un hombre. Incluso cuando parece que no hay nada ahí abajo...

¿Qué está pasando? ¡Hay agua goteando en mi cine!

¿Es un Dios? No sé si es un Dios. Se comió un gato... así que, no lo sé. No lo sé.



-Un hombre es confiable y leal por toda su vida. Y es útil. Y espera algo. Tiene ciertas expectativas a cambio. Pero falla una vez, sólo una vez. ¿Qué es lo que esto lo hace? ¿Esto lo convierte en un fracaso? ¿Cuándo termina un hombre de probarse, señor? Un buen hombre. Un hombre decente.
-¿Decente? Un hombre debe tener la decencia de no meter la pata. Eso es lo primero. Esa es la real decencia. Otro tipo de decencia no importa, realmente. Lo decimos, por supuesto, pero es una fachada. Lo decimos porque no lo usamos. En treinta y seis horas la situación estará terminada. Y tú también. Todo el Universo sabrá que fuiste tú. Y serás transportado a otro Universo. Un Universo de la mierda. Vas a perderte de la civilización. Ni siquiera habrás nacido. Sin hacer, ni terminar. Así que ten un poco de decencia, hijo, y arregla este lío.

Tú nunca sabrás… Tú nunca sabrás... cuánto te amo.

¿Huele eso? Digo... Creo que son sus dedos. Están negros.

-Nombres, rangos y ubicaciones de todo el equipo de extracción. ¡Nombres! ¡Rangos! ¡Ahora!
-Sin nombres, sin rangos... Ellas... sólo limpian...

No hablas durante años, ¿y ahora no te callas?

No fallo. Yo cumplo.

Si eres un Dios, si se los contara, ¿qué diría? ¿Vivieron felices para siempre? Yo creo que sí... Estaban enamorados. ¿Qué? ¿Permanecieron enamorados? Estoy seguro de que es verdad. Pero cuando pienso en ella, en Elisa, todo lo que me viene a la mente es un poema, susurrado por alguien enamorado hace cientos de años...

frases de “Pantera Negra” 



-¿Es la policía?
-No. Son dos chicas parecidas a Grace Jones. Tienen lanzas.

-¿Por qué estás acá?
-Porque quiero que me mires a los ojos y me digas por qué traicionaste a Wakanda.

-No te paralices cuando la veas.
-¿De qué hablas? Nunca me paralizo.

¿Cuántas veces debo enseñarte esto? Solo porque algo funcione no significa que no se pueda mejorar.

Lo robaron soldados británicos en Benín, pero es de Wakanda. Y está hecho de vibranio. No se preocupe. Le quitaré esta carga.

-Estos objetos no están a la venta.
-¿Cómo cree que lo obtuvieron sus antepasados? ¿Que lo compraron barato? ¿O los tomaron como tomaron todo lo demás?

-¿Por qué no le disparaste aquí?
-Para que esté más dispersa la escena del crimen.

¡Luchaste con honor! ¡Ahora ríndete! Tu gente te necesita.

-¿Qué te sucede, hijo?
-No estoy listo.
-¿No te has preparado para ser rey toda tu vida? ¿No has entrenado y estudiado siempre a mi lado?
-No hablo de eso. No estoy listo para vivir sin ti.
-Un hombre que no preparó a sus hijos para su propia muerte, fracasó como padre.

Eres un buen hombre con un buen corazón. Y para un buen hombre es difícil ser rey.

-Encontré mi vocación allá afuera. Vi demasiada gente necesitada como para pretender no notarlo. Aquí no puedo ser feliz, sabiendo que hay gente allá afuera que no tiene nada.
-¿Qué quieres que haga Wakanda al respecto?
-Compartir lo que tenemos.

-Si no fueras tan terca, serías una gran reina.
-Sería una gran reina porque soy muy terca.

-Dejas entrar refugiados y traen sus problemas con ellos. Y entonces Wakanda es como cualquier otro lugar. Ahora si dijeras que quieres que mis hombres y yo vayamos a limpiar el mundo, en eso te daría todo mi apoyo.
-Pero hacerles la guerra a otros países nunca fue nuestro modo de actuar.

Ahora, lo que necesita Wakanda no es un guerrero. Necesitamos un rey.
-Entonces te pido: o lo matas de inmediato o lo traes.
-Tienes mi palabra.

¿Estás seguro de que es buena idea llevar a tu ex a una misión?

-Tecnología antigua.
-¿Antigua?
-Operativa, pero antigua. “Oigan, hay gente disparándome. ¡Esperen! ¡Déjenme ponerme el casco!”

Te invito a mi laboratorio… ¿y te pones a patear cosas?



Acabo de ver a un viejo amigo que trabaja para la CIA. Esto se volvió un poco más complicado.

Iba a comprar un traje elegante pero pensé que podía ahorrar algo de dinero.

-¡Espera! ¿De qué lado está el volante?
-¡Por amor a Bast! ¡Solo conduce!

Armas. ¡Son tan primitivos!

Es un coche de vibranio, ¡tontos! ¡Las balas no lo penetrarán!

-Piedad, rey. ¡Piedad!
-Cada vez que respiras es por mi piedad.

¡Rey! El mundo observa.

-Si vuelve a tocarte, voy a clavarlo a su escritorio.
-¿Ella habla inglés?
-Cuando quiere.

-Es un lindo cuento de hadas, pero Wakanda pertenece al Tercer Mundo y les robaste todo su vibranio.
-¿Robé...? ¿Todo? Tomé un pedacito. Tienen una montaña llena. Lo estuvieron extrayendo por miles de años y ni siquiera rasguñaron la superficie.

-Este hombre es un agente extranjero de inteligencia. ¿Cómo justificamos el traerlo dentro de nuestras fronteras?
-Recibió un balazo que era para mí.
-Fue su decisión.
-¿Así que se supone que lo dejemos morir?



No puedo dejarlo morir sabiendo que podemos salvarlo.

No me preocupan las marcas. Mira éstas. Cada una representa un asesinato.

Algunas verdades son demasiado para soportarlas, T'Challa.

-Le prometí al rey no decir nada.
-¡Ahora tu rey soy yo!

Por todo el planeta, nuestra gente sufre porque no tienen los medios para luchar. Con armas de vibranio, podrían derrocar a todos los países y Wakanda podría gobernarlos decentemente.

Sabía que tu padre no apoyaría esto. Así que tu tío nos traicionó.

Tu padre mató a su propio hermano para salvarme la vida. No digas nada de esto.

-¿Y el niño?
-Lo abandonamos. Lo hicimos para preservar la mentira.

¡No me asustes de esa forma, colonizador!

-Bueno, ¿esto es Wakanda?
-No. Es Kansas.

-¿Hace cuánto fue lo de Corea?
-Ayer.
-No lo creo. Las heridas de bala no se curan mágicamente de repente.
-Aquí sí. Pero no gracias a la magia sino a la tecnología.

-¿Qué clase de rey...? ¿Qué clase de hombre hace eso?
-Nadie es perfecto. Ni siquiera tu padre.



No puedes dejar que los errores de tu padre te definan. Tienes que decidir qué clase de rey serás.

-La única razón por la que no te mato es porque sé quién eres. ¿Qué quieres?
-Quiero el trono.

Están aquí arriba cómodamente sentados. Debe sentirse bien. Hay dos mil millones de personas en el mundo que lucen como nosotros. Pero sus vidas son mucho más difíciles.

-No es nuestra costumbre ser juez, jurado y verdugo de gente que no son de los nuestros.
-¿Que no son de los suyos? Pero… ¿la vida no comenzó en este continente? Entonces… ¿tu gente no son todos?

No eres hijo de un rey. Eres hijo de un asesino.

Toda la vida esperé este momento. Entrené, mentí, asesiné, sólo para llegar aquí. Asesiné en Estados Unidos, en Afganistán, en Irak. Maté a mis propios hermanos y hermanas acá en este continente. Y toda esa muerte... fue sólo para poder matarte.

¿Éste es su rey? ¿Éste es su rey, la Pantera Negra, el que se suponía que los guiaría al futuro?

No podemos dejar controlar al país a alguien que apareció hace unas horas.

-Soy leal al trono, sin importar quién se siente en él. ¿A qué eres leal tú?
-Lo amaba. También amaba a mi país.
-Entonces sirve a tu país.
-No. Salvo a mi país.

-¿No hay lágrimas por mí?
-Todos mueren. Así es la vida por aquí.
-Bueno, mira lo que hice. Debería haberte llevado de regreso hace mucho. En vez de eso, ambos estamos aquí abandonados.
-Quizás tu país es el que está perdido. Por eso no pueden hallarnos.



Saben de dónde soy... Cuando la gente negra empieza revoluciones, nunca tienen ni las armas ni los recursos para luchar contra sus opresores. ¿Y dónde estaba Wakanda? Sí. Todo eso termina hoy.

El mundo va a volver a empezar. Y esta vez vamos a estar al mando.

-Wakanda sobrevivió tanto tiempo por pelear sólo cuando era absolutamente necesario.
-Wakanda sobrevivió así en el pasado, sí. Pero el mundo está cambiando, general. Ancianos… se vuelve más pequeño. El mundo exterior nos alcanza y pronto serán los conquistadores o los conquistados. Prefiero ser de los primeros.

Soy una espía sin ejército. No tendría oportunidad.

¡Tú no puedes hablar! Una palabra más y alimentaré a mis hijos contigo. Bromeo. Somos vegetarianos.

-¿Por qué lo tienes en la nieve?
-Es lo único que le impide unirse a sus antepasados.

-¿Por qué no trajiste al muchacho a casa? ¿Por qué, Baba?
-Él fue la verdad que elegí omitir.

¡Te equivocaste! ¡Todos se equivocaron! ¡Dándole la espalda al resto del mundo! ¡Dejamos que el temor a ser descubiertos nos impida hacer lo correcto!

No puedo quedarme aquí contigo. No puedo descansar mientras él esté sentado en el trono. Es un monstruo que nosotros creamos. Debo obtener otra vez el manto. ¡Debo hacerlo! Debo corregir estos errores.

-Eres el primer rey que viene aquí en siglos... ¿y ahora hablas sobre “nosotros”?
-No puedo hablar en nombre de los reyes pasados. Pero un enemigo se sienta en el trono en este momento. Ambos conocemos el poder del vibranio. Si Killmonger lo controla, ¿por quién crees que vendrá después?

Tienes el corazón lleno de odio... ¡no eres apto para ser rey!

-Es como andar en aerobici.
-¿Qué? ¿Tienen aerobicis?

-¡Los estabilizadores desactivarán tu traje! ¡No tendrás protección!
-Él tampoco la tendrá.

-¡Tu reinado terminó! Te sentabas ahí, seguro y protegido.
-Quieres que lleguemos a ser igual que la gente que tanto odias. ¡Dividir y conquistar la tierra, como ellos!
-No. Aprendo de mis enemigos. A ganarles en su juego.
-¡Te has vuelto como ellos! Destruirás el mundo. ¡Inclusive a Wakanda!
-¡El mundo me quitó todo! ¡Todo lo que amé! Me aseguraré de que quedemos a mano.

-¿Me matarías, mi amor?
-¿Por Wakanda? ¡Sin dudarlo!



-Mi papá decía que Wakanda era lo más bello que había visto. Me prometió que un día me la mostraría. ¿Puedes creerlo? Un chico de Oakland, corriendo por ahí, creyendo en cuentos de hadas.

Entiérrame en el océano con mis antepasados que saltaron de los barcos.
Porque sabían que la muerte era mejor que el cautiverio.

-Gracias. Me salvaste. Salvaste a mi familia. A nuestra nación.
-No hay nada de qué agradecerme. Es nuestro deber... Era mi deber luchar por lo que quiero.

-Cuando me dijiste que me llevarías a California por primera vez, pensé que te referías a Coachella o a Disneylandia. ¿Por qué aquí?
-Es donde nuestro padre mató a nuestro tío.

Soy el rey T'Challa, hijo del rey T'Chaka. Soy el soberano de la nación de Wakanda. Y por primera vez en nuestra historia, compartiremos nuestros recursos y conocimientos con el mundo exterior. Wakanda no observará más desde las sombras. No podemos. No debemos hacerlo. Trabajaremos para ser un ejemplo de cómo deberíamos tratarnos, como hermanos y hermanas en esta tierra. Ahora, más que nunca, las falsas divisiones amenazan nuestra existencia. Todos sabemos la verdad. Son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Pero en tiempos de crisis la gente sabia construye puentes, mientras que los tontos levantan muros. Debemos encontrar una forma de cuidarnos unos a otros como si fuéramos una sola tribu.

Con el debido respeto, rey T'Challa... ¿qué puede ofrecer al resto del mundo un país de agricultores?

lunes, febrero 26, 2018

héroe afro 


PANTERA NEGRA
data: http://www.imdb.com/title/tt1825683

Cuando se anunció el estreno de “Pantera Negra”, confieso que fui con prevenciones. Tenía el presentimiento que el furor previo, más que por los méritos de la película, estaban basados en la corrección política que está viviendo el mundo de la crítica en estos días. Si nos tenía que gustar “Mujer Maravilla” porque el héroe y el director eran mujeres, uno podía pensar que ésta era la película de la comunidad afroamericana y que el entusiasmo era lo que indicaba el Manual del Buen Progresista. Bueno, “Pantera Negra” fue más de lo que esperaba, con una interesante bajada de línea política. El espectador puede quedarse sólo con la historia de acción que se reduce a un drama cortesano: un nuevo rey que todavía no sabe si es apto para el cargo que debe ser frente al desafío de otro líder. Pero detrás de los fuegos artificiales de la acción, como en toda buena película de Marvel, los superhéroes hablan de algo más, en este caso de una reflexión sobre el aislamiento y las opciones que hay de cambiar las desigualdades en el mundo.

“Pantera Negra” nos cuenta la historia de T’Challa, el heredero del trono de Wakanda, un reino africano aislado del mundo. La comunidad internacional cree que Wakanda es un misérrimo país del Tercer Mundo. Pero, en realidad, el aislamiento de Wakanda tiene el propósito de esconder su altísimo nivel tecnológico, como resultado de la caída de un meteorito con vibranio, un raro metal, con propiedades sobrenaturales. Mientras el mundo ardía, Wakanda se refugiaba en sí mismo, cortando puentes con el exterior. Cuando no es el rey de Wakanda, T’Challa se convierte en Pantera Negra, el superhéroe de malla negra y reflejos felinos.



Hay dos conflictos en el planteo de “Pantera Negra”. Uno, es la asunción al mando. T’Challa puede seguir los mecanismos establecidos por la tradición para suceder a su padre T’Chaka. Pero aunque formalmente sea el rey, todavía no ha logrado ser querido como monarca por sus súbditos. T’Challa duda del tipo de rey que va a ser. Ése es el primer conflicto que está definido hasta el final, cuando T’Challa se impone, no sólo a sus rivales, sino a la figura y el recuerdo de su padre.

(Interesante un apunte psicológico que encierra la relación T’Challa con su padre T’Chaka. Un hijo no deja de ser hijo hasta poder haber reemplazado a su padre. Más aún, hasta que no logre reconocer los errores de su progenitor, señalarlos y construir su propia ética. El T’Challa de la primera parte del filme, duda. Duda porque no se cree capaz de ponerse en los zapatos de T’Chaka. Pero cuando conoce el secreto del pasado, T’Challa lo juzga, lo reprueba, pero tiene la madurez suficiente de resolverlo y fijar un rumbo distinto al que había hecho su padre. Sólo entonces, cierra el duelo. Y se convierte en rey).



El otro conflicto es una política de Estado. Abrirse o aislarse del mundo. Históricamente, Wakanda se ha ocultado del mundo como una forma de protegerse del riesgo de que otras naciones conocieran los valiosos recursos del país. Eso implicó una decisión reñida con la ética: no preocuparse por las injusticias que otras personas sufrieran en el planeta. Más específicamente, la discriminación que recibieron los descendientes de los africanos.

Este conflicto plantea, a su vez, dos posturas. Seguir aislados, en una actitud pacifista prescindente (la posición de T’Challa, al principio de su mandato) o el intervencionismo bélico para azuzar los conflictos sociales en el mundo para generar un imperio comandado por Wakanda (la postura de Killmonger). Lo que destaca a T’Challa como el estadista que Wakanda necesita es una postura alternativa, una solución que se alcanzará en la escena final después de los títulos, cuando se plantee la apertura de Wakanda al mundo pero no con ánimo bélico, sino tendiendo la mano para compartir recursos, proveer ayuda y buscar un camino en común, para proteger a todos los humanos como una sola tribu. Es la postura de Nakia, el amor de T’Challa que se ha alejado de Wakanda por luchar contra las injusticias en el mundo. “En tiempos de crisis la gente sabia construye puentes, mientras que los tontos levantan muros” declara T’Challa ante la Asamblea de las Naciones Unidas, tiro por elevación a Donald Trump.



Ésta línea es la más interesante para la reflexión porque tiene ecos de la actual discusión política de los Estados Unidos. Ante los que quieren cerrarse y dejar que cada uno lidie con su problema, T’Challa propone el multilateralismo con fines humanísticos. Hay más cosas que nos unen que las que nos separan. Y porque los problemas existen, no podemos ser prescindentes ante las injusticias del mundo. Intervenir sin belicismo; ser proactivos y buscar los puntos en común.

La mirada terrorista (hay que destruir violentamente a los que tienen el poder, utilizando los mismos criterios imperialistas con los que esquilmaron a África) es la postura de Killmonger y eso implica el armamentismo. Y, muy posiblemente, la destrucción del mundo.



Ante estas ideas que pululan detrás de “Pantera Negra”, lo meramente agonal, la lucha del superhéroe contra su villano, parece convencional, muy parecida a otros enfrentamientos del cómic. La acción está desarrollada con mucha eficacia, los combates valen la pena, pero lo fuerte de la película está en la discusión política que hay atrás.

Tal vez, sea lo más destacable de un film de superhéroes que se disfruta: hay más comentarios políticos en esta película que en otras, supuestamente testimoniales, que conviven en esta época de Oscars y activismo. Nuevamente, vale la pena reflexionar sobre la madurez que alcanzaron las historias provenientes del cómic y el liderazgo que demuestra Marvel en esta época.

“Pantera Negra” vale la pena de ser vista. Mañana, las mejores frases.

jueves, febrero 22, 2018

frases de “Las horas más oscuras” 



Estamos en guerra, señor Presidente. En guerra. Y dejando a un lado, si es apto para ser líder en tiempos de paz, se ha mostrado incapaz de dirigirnos en tiempos de guerra.

-¿Dónde está Winston?
-Asegurándose de que sus huellas no estén en el arma homicida.

-Bueno, caballeros, sólo hay un candidato. Sólo hay un hombre que aceptará la oposición.
-No. Seguro que no.
-No, no, no. No. Esto es totalmente absurdo.

Prepárate para escribir rápido, ráfagas cortas y a doble espacio. ¡Odia el espacio sencillo, lo odia!

Anoche dijeron que hoy me harían Primer Ministro. Pero eso fue ayer. Veamos qué pasa hoy.

-¿Querido? ¿Puedo decirte algo que creo que deberías saber? He notado un reciente deterioro en tu comportamiento. No eres tan amable como antes. Te has vuelto rudo, sarcástico, autoritario y grosero.
-¿Es por la chica nueva?
-Si el Rey te pide que seas Primer Ministro...
-No lo sabemos con seguridad.
-No quiero que te disguste.
-¿Más de lo que ya estoy?
-Querido… estás al borde de tener un tremendo poder, superado sólo por el del Rey. Y con tanto poder debes tratar de ser más amable. Y si es posible, calmado. Quiero que otros te amen y respeten como yo.

Telegrama para el señor Churchill.

-Estás temblando.
-Tú, igual.
-Tú por emoción. Yo por terror.
-Has querido esto toda tu vida adulta.
-No. Desde la guardería. ¿Pero el público me querrá?

Voy a conseguir el trabajo sólo porque el barco se hunde. No es un regalo; es venganza.

-Déjales ver tus verdaderas cualidades. Tu valor.
-Mi pobre juicio.
-Tu falta de vanidad.
-Mi voluntad de hierro.
-Tu sentido del humor. Ahora vete.
-¿Irse?
-Sé.
-¿Ser qué?
-Sé tú mismo.



Uno debería haber tenido poder cuando era joven. Cuando el ingenio era agudo, con tendones fuertes.

Cuando la juventud se va, quizás la sabiduría sea suficiente.

Nunca he hecho fila por el pan. Creo que puedo hervir un huevo pero sólo porque lo he visto hacer.

¿Por qué no Halifax? Yo estoy a favor de Halifax. Yo quería a Halifax. Los Lores querían a Halifax. Tal vez Halifax quería a Halifax. Entonces, ¿por qué me han forzado para enviar por Churchill?

Su expediente es una letanía de catástrofe. Gallipoli, 25 mil muertos. La política de la India. La guerra civil rusa. El Patrón Oro. La Abdicación. Y ahora… esta “aventura” de Noruega. ¿Cuánto fue? ¿Mil ochocientos hombres?

-Winston carece de juicio.
-Tenía razón sobre Hitler.
-Bueno, incluso un reloj parado acierta dos veces al día.

-Señor Churchill, creo que sabe por qué le he pedido que venga hoy.
-Señor, simplemente no puedo imaginar el por qué.

-Creo que debemos reunirnos regularmente. Una vez a la semana, me temo.
-¿Qué tal...? ¿Qué tal los lunes?
-Intentaré estar disponible los lunes.
-¿A las cuatro en punto?
-Duermo la siesta a las cuatro.
-¿Eso es... permitido?
-No. Pero es necesario. Trabajo hasta tarde.

Señor Churchill, bienvenido al número diez.

-Sólo tiene que verlo una vez a la semana.
-Bueno, eso es como decir que sólo te tienen que sacar el diente una vez a la semana.

-Escuché que, antes de que le preguntaran, se lo ofrecieron a Lord Halifax.
-Lo dudo mucho. Halifax nunca lo rechazaría. Es el cuarto hijo de un Conde. Los cuartos hijos no rechazan nada.

-Ojalá la posición hubiera llegado en mejores tiempos, señor. Tiene una tarea enorme por delante. Espero que no sea demasiado tarde.
-Me temo que lo es. Pero sólo podemos dar lo mejor de nosotros mismos.



-Algunos de ustedes quizás no sepan que en la víspera de nuestro matrimonio me arrepentí. Pero como ya había cancelado dos compromisos a los 21 años, corría el peligro de ganar una reputación de ser una mala elección. Hubiera sido algo malo cancelar a un tercero.
-Sí, sí.
-Suerte para papá.
-La verdadera razón de mis dudas era que lo sabía, aún entonces, que su prioridad sería la vida pública. Pero eso preocupaba mucho a una jovencita con el pensamiento de la eternidad en segundo lugar. Pero así ha demostrado ser. Y a su debido tiempo, nuestros hijos tendrían que hacer las paces con este mismo hecho.

Les presento, a su padre, mi amado esposo... al Primer Ministro.

-Nadie puede cruzar el Mosa en 24 horas.
-Bueno, aparentemente los alemanes pueden.

¿Señorita? ¡Voy a salir en un estado natural!

No tengo nada que ofrecer sino sangre, trabajo duro, lágrimas y sudor. Tenemos ante nosotros una prueba del tipo más grave. Tenemos ante nosotros muchos, muchos largos meses de lucha y de sufrimiento. Preguntarán: ¿cuál es nuestra política? Digo que es el hacer la guerra por mar, tierra y aire, con toda nuestra fuerza y con todas las fuerzas que Dios pueda darnos, para librar una guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en la oscuridad y del lamentable catálogo de crímenes humanos. Ésa es nuestra política. Se preguntarán: ¿cuál es nuestro objetivo? Puedo responder en una palabra. Victoria. Victoria a toda costa. Victoria a pesar del terror. Victoria, por muy largo y duro que sea el camino. Porque sin victoria no puede haber supervivencia.

¡Dios mío! Es incapaz de pronunciar la palabra “paz” y mucho menos entrar en negociaciones.

Terrible, la idea de que nunca podré ver a mi país en paz de nuevo. Tengo cáncer.

Ésta no es la última guerra, señor.

-Sus tanques pueden detenerse por combustible en una estación de servicio.
-¿En una estación de servicio?
-El camino hacia París está abierto ahora.

-Siete millones de refugiados están en movimiento. Colectivamente, estaremos viendo el colapso de Europa Occidental en los próximos días.
-¿Debería decírselo al público?
-Todavía no. Primero, debemos despertar a nuestros viejos amigos a una resistencia heroica. Francia debe salvarse.

-Dígame cómo planea contraatacar.
-No hay ningún plan.
-Bueno, deben de contraatacar. Tiene que hacerlo. Deben de… ¡contratacar! ¡Se debe hacer!

-No. Me niego a ver esta espectacular incursión de tanques alemanes como una verdadera invasión.
-Delira. Totalmente, delira.



Es un actor. Enamorado del sonido de su propia voz. Me encantaría escucharlo. Pero nunca debemos seguir su consejo.

Tiene cien ideas al día. Cuatro de ellas son buenas. Las otras 96 son totalmente peligrosas.

-Su padre era igual. Gran orador, pero... hasta que perdió la cabeza por la sífilis.
-¡Cómo sufren las naciones por los pecados de sus padres!

¿Mi opinión? En esta coyuntura crítica para el Imperio, tenemos a un borracho al mando. Se despierta con un whisky, botella de champán para el almuerzo, otra en la cena, brandy y oporto hasta la madrugada... No le prestaría ni mi bicicleta.

Debemos luchar por la paz. Para que cada hijo e hija de esta tierra pueda salir de esta crisis con algo reconocible como hogar.

-Está sugiriendo que de alguna manera estamos ganando. No lo hacemos.
-No. Pero les inspirará.
-Winston, lo sé...
-Anthony, Anthony... voy a imbuirlos con un espíritu de sensaciones que aún no saben que tienen.

-No me atrevo a escribir otro cheque.
-Bueno, economizaré. Sólo cuatro cigarros al día.

-Te veo ahora como te vi por primera vez... en 1904... y simplemente me quedé sin palabras.
-Bueno, debo haber sido muy hermosa para lograr ese efecto milagroso.

-¿Somos muy viejos?
-Sí. Me temo que tú sí.

-Durante los últimos diez años fui el único que les dije la verdad. Hasta esta noche. No hay avance. Es un caos. Estamos en retirada total.
-Pero… ¿estarías sirviéndoles esta noche, negándoles su sueño y aterrorizando a sus hijos?
-¿Aunque el terror se aproxime?
-Porque el terror se acerca. Hay tiempo suficiente para la verdad.

-¿Cuántos de nuestros hombres están atrapados?
-Todos ellos.

-General, ¿me está diciendo que habremos perdido a toda la armada británica en los próximos días?
-Eso es correcto.

-Dile a Nicholson que es de la mayor importancia para esta isla que que su guarnición atraiga a los tanques del enemigo y artillería y bombarderos lejos de Dunkerque. Atraiga su ira y bueno, y para seguir luchando... si es necesario... si es necesario hasta la destrucción de su comando.
-Es un suicidio.
-Lo único que hay que hacer es mostrar a ese maníaco que no puede conquistar esta isla. Y por eso, necesitamos un ejército. General, dígale al Brigadier Nicholson que los alemanes no deben llegar al mar. ¡No antes de que saquemos a nuestros chicos de esa maldita playa! Asumo toda la responsabilidad.
-¿De verdad?
-¡De verdad! ¡Sí! ¡Señor! ¡Es la razón por la que me siento en esta silla!

Somos una nación marítima. Lo hemos sido desde la Edad de Bronce. El Canal es nuestro. Es nuestro foso, nuestra almáciga. Y el alemán no reconoce una extensión de agua... ¡más grande que un maldito lago!

-Quiero que ordenes un despliegue de barcos.
-¿Barcos?
-Sí. Barcos civiles. Tantos como puedas conseguir.

Ayúdame a organizar esto, Bertie. Al menos debemos intentar traer a algunos de nuestros chicos a casa.

-¿Cómo se las arregla para beber durante el día?
-Práctica.

Mis emociones son desenfrenadas. Algo salvaje. En la sangre. Que comparto con mi padre. Y mi madre también. Nos falta... el don de la templanza.

Mi madre era glamorosa. Pero tal vez demasiado amada. Mi padre era como Dios. Ocupado en otra parte.

El peligro mortal aquí es esta fantasía romántica de luchar hasta el final. ¿Qué es “el final” si no la destrucción de todas las cosas? No hay nada heroico en caer luchando si se puede evitar. Nada ni siquiera remotamente patriótico en la muerte o la gloria. Si las probabilidades están firmemente en lo primero. No hay nada de vergonzoso en tratar de acortar una guerra que claramente estamos perdiendo.
-¿Perdiendo? Europa sigue estando...
-Europa está perdida.



¿Cuándo aprenderemos la lección? ¿Cuándo se aprenderá la lección? ¿Cuántos dictadores más deben ser cortejados?

No puedes razonar con un tigre... ¡cuando tu cabeza está en su hocico!

¿Gallipoli no fue suficiente para ti?

Cada hora que siguen existiendo es de gran ayuda a nuestras fuerzas en Dunkerque. Tengo la mejor... posible admiración por su espléndida posición. Su evacuación, sin embargo, no tendrá lugar. Repito: no tendrá lugar.

Nuestra única esperanza en Dunkerque es una densa cobertura de nubes, para frustrar estos ataques. Pero el cielo permanece despejado. Y aun así, me han dicho que necesitaremos un milagro para sacar al 10% de nuestros hombres.

-¿Cuánto tiempo tienen si no los rescatamos?
-Uno. Tal vez... dos días.

Ese cabo... No... Ese niño... monstruo de maldad... carnicero... ese salvaje... Salvaje monstruoso... ¡pintor de casas!

-Las palabras correctas no vendrán.
-Vendrán, señor. Nadie podría juntar palabras como usted.

-Querido, tienes todo el peso del mundo sobre tus hombros.
-Yo...
-No. Lo sé, lo sé. Pero estas batallas internas te han entrenado para este mismo momento. Eres fuerte porque eres imperfecto. Eres sabio porque tienes dudas. Ahora. ¿Lo dejo pasar?
-¿A quién?
-Al Rey.
-¿Qué Rey? ¿Nuestro Rey?
-Bueno… si no es él, es una imitación maravillosa.

Las naciones que caen luchando vuelven a levantarse. Y aquellas que se rinden mansamente, están acabadas.

-¿Bélgica?
-Desplomada.
-¿Noruega?
-Holanda. Francia a cualquier hora.
-¿Y el estado de ánimo del Parlamento?
-Miedo, pánico.
-¿Y usted? ¿No tiene miedo?
-Lo tengo y terriblemente.

-Cuenta con mi apoyo.
-¿Su Majestad?
-Cuenta con mi apoyo. Confieso, que yo... tenía algunas reservas sobre usted al principio, pero... mientras algunos en este país temían su designación, ninguno tanto como Adolf Hitler. Quien pueda infundir miedo en ese corazón bruto es digno de toda nuestra confianza. Trabajaremos juntos. Tendrá mi apoyo en cualquier momento. Golpee a los bastardos.

Una vez me dio un consejo. Quizá pueda yo darle algo ahora. Acérquese a la gente. Deje que lo instruyan. Silenciosamente. Normalmente lo hacen. Pero dígales la verdad. Sin revelarla. Si la invasión fuera inminente, sí nuestras tropas en Francia se perdieran, deben de estar preparados.

-En ciertos asuntos... tengo muy pocas personas con las que puedo hablar. Francamente.
-¿Quizás ahora nos tengamos el uno al otro?
-¿Y ya no lo asusto?
-Un poco. Pero puedo sobrellevarlo.

Hemos perdido al Primer Ministro.

-¿Cómo llego a Westminster?
-¿Westminster? La Línea del Distrito Este. Una parada.
-Línea del Distrito Este. Una parada. Bueno, eso no suena tan difícil.
-No, señor.
-Gracias.
-Gracias a usted, señor.

Así que... ¡esto es el subterráneo!

¿Alguien tiene un fosforo?

¿Qué están mirando todos ustedes? ¿Nunca han visto a un Primer Ministro viajar en el subterráneo antes?

-Se parece a ti.
-Señora, todos los bebés se parecen a mí.

Quizá puedan darme una respuesta. De ustedes... El pueblo británico. ¿Cuál es su estado de ánimo? ¿Es de confianza?

-Sí. Ahora déjenme preguntarles esto: si lo peor fuera a pasar y el enemigo apareciera en estas calles de aquí arriba... ¿qué harían?
-Pelear. Pelear contra los fascistas.
-¡Pelearemos contra ellos con todo lo que podamos!
-¡Palos de escoba si es necesario!
-¡Calle por calle!
-¡Nunca tomaran Piccadilly!

-Y si les digo que quizás... si es que lo preguntamos amablemente por condiciones muy favorables del señor Hitler… ¿aceptarían un trato de paz con él ahora mismo? ¿Qué me dirían a eso?
-¡Nunca!
-¡Nunca!
-¡Nunca!
-¿Nunca?
-Nunca.
-¿Nunca se darían por vencido?
-No. Nunca.

-A todos los hombres de esta tierra de la muerte, lleguen pronto o tarde. Y cómo puede un hombre morir mejor que enfrentándose a las temibles probabilidades. Por las cenizas...
-…por las cenizas de su padre y los templos de sus Dioses.



Westminster. Ésta es mi parada.

En este mismo momento, el Gabinete de Guerra está redactando documentos que establecen nuestra voluntad para entrar en conversaciones de paz con Herr Hitler, a través de su lacayo, Mussolini. He pensado cuidadosamente, en estos últimos días, si eso era parte de mi deber... el considerar la posibilidad de entablar negociaciones con... con ese sujeto. Pero entonces yo hablé con Oliver Wilson. La señora Jessie Sutton... la señora Abigail Walker... Marcus Peters, Maurice Baker, Alice Simpson y la señorita Margaret Jerome... valientes, buenos y verdaderos ciudadanos de este Reino. Y rebatieron fuertemente que era ocioso creer que, sí tratábamos de hacer las paces ahora, íbamos a conseguir mejores condiciones que si nos opusiéramos a ello. Los alemanes, sentía el señor Baker, exigirían, en nombre del desarme, nuestras bases navales y más.
Y creo que tiene razón. Jessie Sutton, ha hablado por muchos que creen que entonces nos convertiríamos en un estado de esclavos, un Gobierno Británico que sería la marioneta de Hitler. Un Gobierno establecido bajo Mosley o alguna de esas personas.
-¡No!
-Y me uní a ellos para hacerles otra pregunta, una pregunta que ahora les hago a ustedes: ¿dónde vamos a acabar al final de todo esto?

-Vengo a ustedes para saber qué piensan en esta hora tan grave. Verán, me lo señalaron mis nuevos amigos que incluso podrían levantarse y derribarme si por un momento contemplara parlamentar o rendirnos. ¿Estaban equivocados?
-¡No!
-¡No!
-¿Estaban equivocados?
-¡No!
-¿Estaban equivocados?
-¡No!
-Gracias, gracias. Entonces los he oído. Entonces los he oído. Parece ser su voluntad, también, que si esta larga historia de nuestra isla se acabe por fin, entonces que termine sólo cuando cada uno de nosotros... ¡yazca ahogado en su propia sangre sobre la tierra!

No hay duda de que si vacilamos en el liderazgo de la nación, deberíamos ser expulsados de la oficina.

No habrá tal paz negociada. Y cada uno debe decidir ahora, lo que crea conveniente.

Observo que nunca ha habido un período, en todos estos largos siglos de los que presumimos, cuando una garantía absoluta contra la invasión se le pueda dar a nuestro pueblo. Tengo plena confianza en mí mismo, que si todos cumplen con su deber, si nada es descuidado y se hacen los mejores arreglos, ya que se están haciendo, volveremos a demostrar que somos capaces de defender a nuestra isla para superar la tormenta de la guerra y para sobrevivir a la amenaza de la tiranía... Si es necesario durante años. Si es necesario, solos. En cualquier caso, eso es lo que vamos a intentar hacer.

Aunque grandes extensiones de Europa y muchos Estados antiguos y famosos hayan caído o puedan caer ante el control de la Gestapo y todo el odioso aparato del Régimen Nazi, no flaquearemos, ni fracasaremos. ¡Seguiremos hasta el final! Lucharemos en Francia... lucharemos en los mares y los océanos, lucharemos con creciente confianza y fuerza en el aire, defenderemos a nuestra isla, cueste lo que cueste. Lucharemos en las playas, lucharemos en las pistas de aterrizaje, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas. ¡Y nunca nos daremos por vencidos!

-¿Cambió de opinión?
-Aquellos que nunca cambian de opinión, nunca cambiarán nada.
-¿Qué acaba de pasar?
-Movilizó a la lengua inglesa y la envió a la batalla.

“El éxito no es el final. El fracaso no es fatal. Es el coraje para continuar lo que cuenta”.
Winston Churchill

miércoles, febrero 21, 2018

cuando el hombre frente al timón titubeó 


LAS HORAS MÁS OSCURAS
data: http://www.imdb.com/title/tt4555426

Hace unos días, decíamos en este blog que “The Post” (http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2018/02/cuando-creiamos-en-los-periodistas.html) complementaba a “Todos los hombres del Presidente”. “Las horas más oscuras” hace lo propio con “Dunkerque” (https://libretachatarra.blogspot.com.ar/2017/08/tres-elementos-en-tres-tiempos.html). Es un buen ejercicio para ver lo que pasaba en casa, mientras el ejército británico estaba atrapado entre el mar y el ejército nazi. Y es un buen ejercicio para entender que la historia no se conforma homogénea y linealmente, sino que es una dinámica de contramarchas de egos, azar, voluntades y torpezas. El hombre providencial, en el momento justo, titubeó. Y ante el coro de expertos que recomendaba ceder, el hombre escuchó la voz de su pueblo y tomó la decisión que lo ubicó en la historia grande de la humanidad.

Habíamos visto otras películas sobre Winston Churchill: dos telefilmes de HBO, con Brendan Gleeson (http://www.imdb.com/title/tt0992993) y con Albert Finney (http://www.imdb.com/title/tt0314097) y una más reciente con Brian Cox (http://www.imdb.com/title/tt2674454). Nos parecieron más acertadas, desde el punto de vista del guion, que esta versión de Joe Wright con libro de Anthony McCarten. Lo que sí supera a las anteriores, es la encarnación que Gary Oldman hace del Primer Ministro británico. Y eso no desmerece las muy buenas actuaciones de los actores antes citados sino que remarca el excepcional trabajo de Oldman. Literalmente, Oldman se pierde en el personaje. Y ése es el mejor elogio que podemos hacerle a un actor: no reconocerlo.



“Las horas más oscuras” describen un momento específico de la Segunda Guerra Mundial: los días que van desde la asunción de Winston Churchill como Primer Ministro (relevando a Chamberlain) y su decisión de resistir y no iniciar tratativas de paz con las potencias del Eje. Churchill, fuertemente cuestionado por el establishment, enfrenta dos problemas cruciales: las tropas británicas están a punto de ser exterminadas en Dunkerque; Hitler se campea por Europa y amenaza invadir Gran Bretaña. Como líder, Churchill debe decidir entre resistir o buscar un tratado de paz. Y ésa es la principal disyuntiva dramática del filme: una guerra que puede llevar al exterminio o una paz humillante que asegure la existencia.

Lo notable de la película es que describe las distintas posturas políticas, las agachadas, las actitudes ruines, la vocación de servicio de los actores de esos años. Nos queda claro que nunca las cosas son luminosas, incontrovertibles, indudables. Churchill tiene una foja de servicios desastrosa, con Galípoli como la cereza del postre, con miles de muertos. Es un tipo depresivo, alcohólico, temperamental. Con la mano en el corazón, parecía no tener el perfil adecuado para estar en ese puesto, en ese momento. Pensemos qué dirían hoy los medios de comunicación a un líder con ese currículum, qué chances le darían de poder llevar a cabo su tarea.



Del otro lado, políticos profesionales con una versión pacifista de la historia, intelectuales brillantes y estables. Pero con una cosmovisión de la coyuntura equivocada. No podían salir de su matriz mental. Su compresión de la realidad los llevó hasta ahí, con un Hitler tanteando límites y violándolos, uno a uno. Pero aunque la evidencia muestra que la política llevada hasta entonces fue errada, la dirigencia continúa pensando de la misma forma. Los enemigos políticos de Churchill creen, patrióticamente, que lo mejor para la Gran Bretaña es firmar un humillante tratado de paz con Hitler y Mussolini. Ahí hay un punto de reflexión: la visión iluminada de una elite incapacitada de percibir sus fracasos.

Lo que rompe esa disyuntiva es, paradójicamente, el contacto de Churchill con los exponentes más llanos de la sociedad. La memorable escena del Primer Ministro en el vagón del subte (anécdota que algunos estiman cierta) es una buena metáfora de lo que es ser un líder político: el representante de un colectivo al que hay que escuchar y no subestimar, más aún, cuanto más grave sea la hora. Al fin y al cabo, parece ser la lección, si estamos acá es por ellos que están allá y van a afrontar las decisiones que tomemos.



Hay otra idea en el filme en la que vale pensar. El poder de las palabras para provocar una acción. Cerca del final, cuando un grupo de parlamentarios está por asestar el golpe por la espalda a Churchill, éste, con un discurso, da vuelta la jornada. “¿Qué acaba de pasar?” pregunta uno de los derrotados. “Movilizó a la lengua inglesa y la envió a la batalla” contesta, aún atónito, el otro. Algún profesor de retórica supo indicarme que un discurso busca provocar en el otro, un cambio de actitud. Lograr con las palabras que el que escucha actúe como uno quiere. Esa magia, aún en estos días de redes sociales e imagen mediática, se mantiene en vigencia.

Si “Las horas más oscuras” logra llamar la atención del espectador, no es por su originalidad para plantear la historia. El relato es lineal. No hay grandes hallazgos. Pero brilla porque la historia de base es tan fuerte que supera el poco esfuerzo para llevarla a la pantalla. Por eso podemos recomendarla, aunque no sea una gran película desde lo cinematográfico. Vale por lo que cuenta; no por cómo lo cuenta.

Mañana, las mejores frases.

viernes, febrero 09, 2018

frases de “The Post” 



Pusimos otras cien mil tropas en el campo, ¿y las cosas no están mejores? Para mí, eso me parece que las cosas están peor.

Los banqueros siempre juegan con los precios. Pero para nosotros, eso es tres millones de dólares y representa más de cinco años de salario para veinticinco buenos reporteros.

Parece que estamos pobres de efectivo. Ya sabes… apenas solventes. Así es el negocio de los periódicos.

-Comparó a Tricia Nixon con un cono de helado de vainilla.
-Lo hizo, sí.
-Sí. Quiero decir, ¿por qué querría su padre que Judy cubriera la boda de su hija?

-¿Quieres que investigue un poco?
-No. Eso está por debajo de tu salario. ¡Pasante!

-Aquí tienes cuarenta dólares. Quiero que tomes el primer tren hasta Nueva York y ve al edificio del Times en la calle 43. No digas para quién trabajas. Pero encuentra a un reportero llamado Sheehan.
-¿Neil Sheehan?
-Sí, sí. Averigua en qué está trabajando Neil Sheehan.
-¿Eso es legal?
-¿Qué crees que hacemos aquí para vivir, chico?

Será un acto de solidaridad. Defenderán la Primera Enmienda. Les diremos que la única forma de proteger al derecho a publicar es publicando.

-Esto no es una sorpresa, Fritz... Desde el accidente de Phil.
-Arthur…
-Sin ofender, Kay, es desafortunado pero... los compradores obviamente se asustan acerca de tener a una mujer a cargo...

¿Otra docena de reporteros para qué? ¿Para pellizcarle los talones del Times? ¿Entonces podremos fingir que estamos remotamente en la misma Liga?

La única razón por la que ella está manejando las cosas, es porque él... Phil murió.

No fue un accidente. El suicidio de Phil... No sé por qué la gente insiste en llamarlo “accidente”. ¿Es para que se sientan mejor? ¿O creen que están siendo amables?

-Pero, entonces… ¿los banqueros podrían retirarse?
-Sólo si hay un verdadero desastre. Ben es atropellado por un camión y el mundo se queda sin tinta de periódico... El... El camión da la vuelta a la manzana y golpea a Ben de nuevo...



-Eventos catastróficos ocurren, ¿sabes?
-Sí. Pero el derecho de cancelación es sólo por una semana.

¿Pero es Nixon tan listo? Él nunca se rio de una de mis bromas.

Kay, no sé cómo lo haces. No sé cómo te mantienes al día con esto... tener este trabajo de día.

Quería decírtelo y quiero que lo oigas de mí primero. Hay un artículo sobre mí... saldrá en el Times mañana. No es halagador.

-Acabo de tener una conversación extraña con Bob McNamara. Y... Creo que el Times tendrá una gran historia mañana.
-¡Maldita sea!

¡Cristo! ¡McNamara sabía que no podíamos ganar en el '65! ¡Eso fue hace seis malditos años!

¿Hay alguien más cansado de leer las noticias en vez de reportarlas?

No. Son siete mil páginas detallando cómo la Casa Blanca ha estado mintiendo sobre la guerra de Vietnam durante treinta años. Es Truman y Eisenhower y Jack... LBJ mintió... Mintieron sobre Vietnam. ¿Y crees que es sólo una historia?

Hagamos nuestro trabajo. Encuentren esas páginas.

-Estoy justo a la mitad.
-Es un poco difícil de leer, ¿no? Más duro para ti, imagino.
-No. ¿Por qué?
-Ésta era tu gente... ¿McNamara? Y Kennedy y Johnson. Jack y Lyndon eran amigos de tu padre. Volaste a Texas con Lyndon el fin de semana después de su convención.

-Bob McNamara es un viejo amigo. Está pasando por mucho en su vida ahora mismo. Yo sólo... probablemente dijo todo lo que quería decir.
-¿Por qué crees?
-¿Por qué?
-¿Por qué? ¿Por qué te habla a ti?
-Bueno, te acabo de decir que es mi amigo y...
-Bueno, ¿está hablando con algún otro amigo?
-No estoy segura de apreciar la implicación de lo que...
-McNamara está hablando contigo porque tú eres la editora...
-¡Eso no es verdad!
-...del Washington Post.
-No. No es por eso.
-Porque quiere que tú lo exoneres.
-No, no hay ningún otro motivo...
-Porque te quiere de su lado.



¿Fue así como te sentiste cuando estabas de juerga con Jack Kennedy? ¿Dónde estaba tu sentido del deber entonces?

-Creo que tengo algo.
-¿De dónde los has sacado?
-Alguien los dejó en mi escritorio.

-Ninguno estaba sugiriendo secretamente que McNamara provocó al Norte, para que tuviéramos motivos para la escalada.
-Sí. Estaba en el artículo del Times. Era un buen reportaje. Deberías echarle un vistazo.

Estamos de vuelta en el partido.

-¿Crees que alguien está interviniendo tu teléfono?
-Creo que alguien podría estar interviniendo los suyos.

-Ahora… hay un tipo que ambos conocemos. ¿De acuerdo? Él estuvo allí al mismo tiempo que yo. Se fue justo después. Sabes de quién hablo, ¿verdad? ¿No es el primer tipo que se te ocurrió cuando viste el artículo del Times?
-De acuerdo, mira, tengo que irme.

-¿Cuánto tiempo hasta que puedas escribirlo?
-Puedo tenerlo para el jueves.
-¿Y si pretendemos que eres poeta y no novelista?
-Supongo que puedo arreglar algo para mañana por la noche.

Tengo los titulares de mañana.

-Esto significa que estamos en el maldito juego de pelota. Porque si el Times es cerrado...
-Si es cerrado, no hay juego de pelota. Se acabó el juego.
-Pero Katharine… cualquiera mataría por intentarlo.
-Claro. Pero no si eso significa quebrantar la ley.

Escuché que Kennedy dijo que Phil Graham era el hombre más inteligente que conoció. Para que el padre de Kay le entregue al marido la empresa, dice algo sobre el tipo.

Creo que Jefferson acaba de retorcerse en su tumba.

-¿Alguna vez los Tribunales han impedido que un periódico publique antes?
-No, en la historia de la República.
-Menos mal que no somos parte de este lío.
-Daría mi izquierda por estar en este lío.

McNamara no mintió tan bien como el resto. Pero no creo que viera lo que estaba por venir, lo que encontraríamos, pero no tardó mucho en darse cuenta

Si el público viera estos papeles, se volverían en contra de la guerra.



-Ike, Kennedy, Johnson... Violaron la Convención de Ginebra y le mintieron al Congreso y al público. Sabían que no podíamos ganar. Y aun así mandaron a los chicos a morir.
-¿Qué hay de Nixon?
-Sólo sigue adelante como todos los demás. Demasiado asustado para ser el que pierda la guerra bajo su guardia.

Alguien dijo esto, en algún momento, sobre porqué nos quedábamos, cuando sabíamos que estábamos perdiendo. El diez por ciento era para ayudar a los vietnamitas del sur. El veinte por ciento era para detener a los comunistas. El setenta por ciento era para evitar la humillación de una derrota estadounidense. ¿Setenta por ciento de esos chicos sólo para evitar ser humillados? Eso se quedó conmigo.

Van a ir tras de ti, ¿sabes? Y tengo que ser honesto: las migas de pan no son muy difíciles de seguir.

-¿No irías a prisión para detener esta guerra?
-Teóricamente, seguro.
-¿Van a publicar estos documentos?
-Sí.
-Incluso con la orden judicial.
-Sí.
-Bueno, entonces no es tan teórico, ¿no?

-Voy a necesitar dos asientos.
-¿Por qué?
-Voy a necesitar comprar dos asientos en el primer vuelo de mañana. Probablemente de primera clase.
-No me digas. Los tienes. Bueno, sólo tienes que traer tu trasero de vuelta aquí y... ven directo a la casa.

-¿Puedo hacerte una pregunta hipotética?
-Querido, no me gustan las “preguntas hipotéticas”.
-Bueno, creo que a ti tampoco te gustará lo verdadero.

-¿Tienes los papeles?
-Todavía no.

-No estoy protegiendo a Lyndon.
-No. Tienes a su antiguo Secretario de Defensa...

La noche en que fue asesinado, Tony y yo estuvimos abajo, en el Hospital Naval para estar allí y ver a Jackie cuando aterrizara. Estaba trayendo el cuerpo de Jack de vuelta en el avión desde Dallas... Y entró en la habitación. Todavía llevaba puesto ese traje rosa, con la sangre de
Jack por todas partes. Cayó en los brazos de Tony y se abrazaron el uno al otro por mucho tiempo. Y entonces Jackie me miró y me dijo: “Nada de esto, nada de lo que ves, nada de lo que digo, va a salir en tu periódico, Ben”. Y eso me rompió el corazón, yo... nunca... nunca pensé en Jack como una fuente. Pensé en él como un amigo. Y ése fue mi error. Y era algo que Jack sabía desde el principio. No podemos ser ambos. Tenemos que elegir. Y... Y ése es el punto. Los días en que fumábamos puros juntos, en la avenida Pennsylvania, habían terminado. El estudio de tu amigo McNamara lo prueba. La forma en que mintieron. La forma en que mintieron. Esos días tendrían que haber terminado. Tenemos que ser el control en su poder. Si no los hacemos responsables, entonces, Dios mío, ¿quién lo hará?



Y no tengo ningún problema en sostener a Lyndon o a Jack, Bob o a cualquiera de ellos y hacerlos responsables. Pero no podemos hacerlos responsables si no tenemos un periódico.

Hay docenas de historias aquí. El Times apenas ha arañado la superficie.

-¿Puedo interesar a alguien en una limonada?
-¿Tiene vodka?

-Perdóname, Bob, yo... sabes que estás lidiando con muchas cosas, pero... pero es tan difícil de hacer, tratar de entender por qué o cómo pudiste haber hecho todas estas cosas. Cómo pudiste mentirnos a todos.
-Bueno... Es fácil que los periódicos nos caractericen como mentirosos… estábamos intentando echarnos atrás...
-Sí, pero lo dejaste seguir y seguir y seguir... Mi hijo está en casa ahora y a salvo... Gracias a Dios. Pero lo viste irse. Sabías que no podíamos ganar allí. Durante años y años y años y aun así me dejaste... dejaste que muchos de nuestros amigos mandaran a nuestros chicos...
-Kay, estábamos haciendo lo mejor que podíamos. Era Teoría del Dominó, contención. Y eventualmente, sentimos que la presión militar era lo único que iba a llevar a Ho Chi Minh a la mesa. Nuestro proceso de toma de decisiones fue...
-“Defectuoso”. Fue defectuoso. Eso es lo que dice tu estudio.
-Sí.
-Creo que estabas tratando de hacer lo mejor. Y sé lo difícil que puede ser tomar decisiones que...
-Muy amable de tu parte.
-Bueno, lo que venga después no será tan amable.
-¿Tienes los papeles?
-Digamos que puede que tenga que tomar una gran decisión.

-Eso es un delito, Ben.
-Eso es sólo si los documentos que imprimimos pudieran dañar a los Estados Unidos.
-Hay un Juez Federal en Nueva York que parece creer que podrían.
-Bueno, tengo a seis periodistas experimentados, en la habitación de al lado, que han estado reportando sobre esta guerra durante los últimos diez años. Y pondré mis probabilidades de que tengan una mejor idea de lo que podría dañar a los Estados Unidos, que un Juez que está ahora mismo vadeando en este territorio por primera vez.

-Bien, Ben… mira… sabemos que tus reporteros tienen talento. Pero El New York Times pasó tres meses revisando estos documentos. Tienes… ¿cuánto, siete horas hasta que el periódico se imprima? ¿Puedes decirme honestamente que eso es suficiente tiempo para asegurarnos de que ni un solo plan militar, ni un solo soldado estadounidense, ni una sola vida estadounidense será puesta en peligro y que esto no dañará a los Estados Unidos si lo publicas?
-Sí.
-¿Estás seguro de eso?
-¡No! Por eso los llamé.

El estudio era para la posteridad. Fue escrito para académicos en el futuro y ahora mismo, todavía estamos en medio de la guerra. Los periódicos no pueden ser objetivos. Supongo que el público tiene derecho a saberlo. Pero preferiría que el estudio no se difunda ampliamente hasta que pueda leerse con alguna perspectiva.



Estoy aquí pidiendo tu consejo, Bob. No tu permiso.

-Estoy preocupado, Kay. Sabes, trabajé en Washington durante diez años. He visto a esta gente de cerca. Bobby y Lyndon eran clientes duros. Pero Nixon es diferente. Tiene gente realmente mala a su alrededor. Y si lo publicas, él traerá lo peor de ellos.

¡Nixon es un hijo de perra! Te odia. Odia a Ben. Ha querido arruinar el periódico durante años. Y no tendrás una segunda oportunidad aquí, Kay. El Richard Nixon que yo conozco reunirá todo el poder de la Presidencia. Y si hay una forma de destruir a tu periódico, por Dios… ¡la encontrará!

-Sí, Ben, pero si perdemos...
-Con lo que te pagamos, no deberías perder.

-¿Crees que me importan dos mierdas las estaciones de televisión?
-Deberías. Ellos ganan mucho más dinero que tú. Y sin esos ingresos, nos veríamos obligados a vender.

-Si el Gobierno gana y nos condenan, el Washington Post, como lo conocemos, dejará de existir.
-Bueno, sí vivimos en un mundo en el que el Gobierno puede decirnos lo que podemos y no podemos imprimir, entonces el Washington Post como lo conocemos ya ha dejado de existir.

-¿Disfrutando la pelea?
-Sí, ¿quién gana?
-Nixon.

-Ben, hay preocupaciones aquí que están, francamente, por encima de tu nivel salarial.
-Bueno, hay unas cuantas por encima del tuyo. Como la maldita libertad de prensa.
-Seamos civilizados, si podemos.
-¿Crees que Nixon va a ser civilizado? Trata de censurar al maldito New York Times.
-Sí. El Times. No al Post.
-¡Es la misma maldita cosa! Es una pelea histórica. Si ellos pierden, nosotros perdemos.

-Con el debido respeto, todos nosotros tenemos todo que perder si no publicamos. ¿Qué pasará con la reputación de este periódico? Todo el mundo se enterará de que tuvimos el estudio. ¡Demonios, apuesto que la mitad de la ciudad ya lo sabe! ¿Cómo se verá si nos quedamos sin hacer nada?
-Pareceremos prudentes.
-Parecerá que tuvimos miedo. Perderemos. El país perderá. Nixon gana. Nixon gana ésta y la siguiente. Y todas las que seguirán, porque estábamos asustados. Porque la única forma de hacer valer el derecho a publicar, es hacerlo.

Vamos... a hacerlo. Hagámoslo.

-Señor Bagdikian, ¿qué tan probable es que su fuente y la del Times, sean la misma persona?
-Es probable.
-¿Qué tan probable?
-Muy... Es muy probable.

-Vamos a publicar. No pensé que Kay lo haría.
-Eso es valiente.
-Bueno, no es la única que es valiente.
-¿Qué tienes tú que perder?
-Mi trabajo. Mi reputación.
-Ben… ¡por favor! Ambos sabemos que esto no hará nada más que pulir tu reputación.

Kay está en una posición en la que nunca pensó que estaría. Una posición que estoy segura de que mucha gente no cree que debería haberlo hecho. Y cuando te dicen una y otra vez que no eres lo suficientemente buena, que tu opinión no importa tanto, cuando no miran más allá de ti, cuando para ellos ni siquiera estás ahí, cuando esa ha sido tu realidad durante tanto tiempo, es difícil no dejarse creer que es verdad. Así que, el tomar esta decisión, el arriesgar tu fortuna y la empresa... que ha sido toda tu vida… bueno, creo que eso es valiente.

Se suponía que nunca debía estar en este trabajo. Cuando mi padre eligió a tu padre para dirigir la empresa, pensé que era la cosa más natural del mundo. Estaba tan orgullosa porque, ya sabes, Phil era tan brillante y él era tan dotado y... Pero pensé que así era como debía ser. Todo el mundo pensaba así entonces.



Pero me encantó el periódico, sabes, me encanta. Me encanta el periódico, no quiero que sea culpa mía. No quiero ser yo quien... No quiero dejar que Phil y mi padre y todos ustedes, niños, se decepcionen.

Ahora dejándolo de lado… Katharine… me he dado cuenta de cuánto tienes en juego.

-Sí. Sin embargo... el prospecto también habla de la misión del periódico, que es una destacada colección de noticias y reportajes, ¿no es cierto?
-Sí.
-Y... Y también dice que el periódico será dedicado al bienestar de la Nación y a los principios de una prensa libre.
-Sí, pero...
-Entonces, se podría argumentar que los banqueros ya fueron notificados.
-Pero Kay… estas son circunstancias extraordinarias.
-¿Lo son? ¿Lo son? ¿Para un periódico? ¿Uno que cubre la Casa Blanca de Nixon?

¿Puedes garantizarme que podríamos ir a imprimir sin poner en peligro a ninguno de nuestros soldados?

-Fritz, no la vas a dejar hacer esto, no puede...
-No. Ella puede, Arthur. Y es enteramente su decisión.

Esta empresa ha estado en mi vida durante más tiempo que la mayoría de las personas que trabajan allí han estado vivas... Así que no necesito el sermón sobre el legado. Y ésta ya no es la empresa de mi padre.
Ya no es la empresa de mi marido. Es mi empresa. Y cualquiera que piense lo contrario, probablemente no debe de pertenecer a mi Consejo.

Mi decisión sigue en pie. Y yo me voy a la cama.

¿Habría publicado el Post planes militares para el Día D, si los hubieran tenido por adelantado?

-Mañana iremos a juicio con el Times.
-¿Por qué estás tan feliz?
-Siempre quise ser parte de una pequeña rebelión.

Creo que la lección es que la gente de este país no puede permitirse dejar que el Presidente dirija el país él solo. Incluso los asuntos exteriores no son más que asuntos internos.

-Todos siguieron tu ejemplo. Ya lo publicaron en sus periódicos.
-Al menos no estamos solos.

Pase lo que pase mañana, ya no somos un pequeño periódico local.

Mi hermano... sigue por allá. Y... bueno… espero que ustedes ganen. Además, me gusta que alguien les diga a estos tipos qué es qué. Pero no le diga a mi jefe que dije eso.

-Es bueno estar del mismo lado para variar.
-Te diré lo que es bonito. Salir en la portada de su periódico diariamente.

-Debe haber mucha gente de Boston a Washington leyendo sobre nosotros.
-Sí, bueno, supongo que es apropiado dado lo que está en juego.

La prensa debería de servir a los gobernados, no a los gobernadores.

¿Sabes lo que dijo mi marido sobre las noticias? Las llamó el primer borrador de la historia. Eso es bueno, ¿no? Bueno, no siempre lo hacemos bien. No siempre somos perfectos. Pero creo que simplemente, seguiremos en ello, ¿sabes? Ése es el trabajo, ¿no?

Creo que podríamos tener un robo en progreso en el Watergate...

jueves, febrero 08, 2018

cuando creíamos en los periodistas 


THE POST
data: http://www.imdb.com/title/tt6294822

Steven Spielberg filmó “The Post” como una obligación ética ciudadana. En los tiempos de Trump y la posverdad, Spielberg rodó a las apuradas, mientras terminaba de editar otra película, esta historia que es un monumento a la libertad de prensa. Toda una declaración de principios, en una época que la prensa está bajo presión, no sólo en Estados Unidos sino en el mundo. Y lo primero que llama la atención, es la facilidad que tiene Steven Spielberg para filmar. La calidad de la película que él creó a los apurones, es muy superior a las producciones de la gran mayoría de los directores que andan filmando por el mundo.

“The Post” tiene una sintaxis cinematográfica clásica, una película como la de las viejas épocas. Por su temática y por su estilo, dialoga con ese otro clásico de Alan Pakula, “Todos los hombres del Presidente” (con Robert Redford y Dustin Hoffman) a la que complementa. Lo que vemos en “The Post” es el capítulo previo a que el Washington Post se cargara a Richard Nixon. La escena que cierra “The Post” es el tributo a la antecesora mencionada.



Pero Spielberg se permite introducir en esta epopeya del periodismo, la historia personal de Kay Graham, la dueña del Post, que había heredado el diario familiar tras el suicidio de su esposo. Vemos una lucha dentro de otra. En la gran lucha del Washington Post para sostener la libertad de prensa, está la anónima épica de la lucha de Kay Graham por ser reconocida ante el machismo de la época. El mundo de los negocios no era en los ’70 (no lo es hoy), un lugar propicio para las mujeres. Y los socios de Graham (no hablemos de sus competidores) no tenían ningún empacho en hacerle saber que no la consideraban apta para el cargo. Más aún en un momento que el Washington Post soñaba con competirle de igual a igual al New York Times. Para eso, el Post necesitaba dinero para comprar a los mejores periodistas y dar el producto de calidad al que aspiraban. Y uno de los pilares claves de esta estrategia era salir al mercado de capitales y buscar los fondos para el crecimiento de la empresa.

Kay Graham tiene la “suerte” de que la misma semana que la empresa sale a la Bolsa, se desata el escándalo por unos papeles secretos del Pentágono con información sobre la Guerra de Vietnam que la Justicia estadounidense le prohíbe publicar al New York Times. En esos días, miles de páginas del informe llegan a manos de los periodistas del Post. El hecho pone a Kay Graham en la gran encrucijada: publicar pese a la presión de la Administración Nixon, sosteniendo el derecho de publicar, o cuidar la pata financiera sobre la que se apoyaría el futuro de la empresa. Si hace caso a lo primero, puede dejar al Post en bancarrota; si le da prioridad a lo segundo, perdería prestigio social y dejaría de ser un diario serio. Esa es la decisión que debe tomar como cabeza del diario, ella, mujer, sin antecedentes en el mundo de los negocios, frente a la oposición plena de sus asesores. Ésa es la verdadera epopeya que cuenta la película.



Hay un revelador diálogo entre Ben Bradlee (el jefe de redacción del Post) y su esposa que resume que el verdadero héroe de la película no es Bradlee sino Graham. Ella lo hace ver todo lo que está arriesgando Kay Graham al apoyar la publicación de los papeles secretos, mucho pero mucho más que el riesgo que corre Bradlee que terminará ganando, de una manera u otra.

Vistos con ojos del nuevo milenio, es muy descriptivo lo que representaba el periodismo en esos momentos para la sociedad. A los diarios serios se les creía. Se consideraban que ellos decían la verdad y profesaban un culto por los hechos. Más allá de su ideología, se sentían custodios de poner en conocimiento de la ciudadanía, aquella información que podía incomodar al poder. En estos tiempos, descreemos de todos por igual. De los gobiernos pero también de los diarios. Y en esa desconfianza general, terminamos creyendo en cualquier cosa. Que es lo mismo que no creer en nada. Hemos perdido la capacidad de juzgar los hechos por sí mismos. Por eso, en estos tiempos de posverdad valoramos la información por lo que nos hacen sentir más que por la carga de datos duros que nos proporcione.

Una historia secundaria que fluye bajo las dos luchas principales del filme (la periodística y la de género), es el grado en que las administraciones de Kennedy y Johnson lograron seducir al periodismo haciéndolo sentir amigos y no hicieran las preguntas que debieron hacer. Es el remordimiento que siente Graham al hablar con McNamara, su amigo y cerebro del ocultamiento de las perspectivas de la Guerra de Vietnam al pueblo norteamericano. Pero también lo siente Bradlee cuando le confiesa a Kay Graham que nunca pensó en Kennedy como una fuente sino como un amigo. Ésa es otra enseñanza que deja el filme: hay una línea que no puede ser cruzada, entre periodistas y gobernantes, porque hacerlo implicaría perder el indispensable nivel de autonomía que exige el ejercicio de la profesión. Se encandilaron con el brillo de Kennedy y en la cercanía ideológica: pero dejaron de hacer las preguntas que debían ser dichas, más aún cuando una generación iba a morir al otro extremo del mundo por una causa perdida.



Con el mismo estilo clásico con la que Spielberg filmó “The Post”, Meryl Streep y Tom Hanks llevan a cabo actuaciones clásicas, limpias, serenas, exactas. Una mirada de confusión de Meryl Streep dice más sobre la tormenta interior de su personaje que cualquier línea de diálogo. Hanks tiene la sapiencia del veterano buen actor para esconderse detrás de su rol y que olvidemos que el Gran Tom Hanks (en mayúscula) está en la pantalla. Lo vemos a Ben Bradlee y su circunstancia. El elenco es parejo, sólido y creíble. No importa cuántas líneas de diálogo tengan. Cada intervención es precisa.

Una gran película. Posiblemente no haga mucho ruido. Porque el tema enjuicia al tipo de periodismo que se está realizando ahora. Y porque pone sobre el tapete el rol del periodista, definido en el lema del New York Times: “Todas las noticias que merecen ser publicadas”. Ni más ni menos.

Mañana, las mejores frases.



viernes, febrero 02, 2018

frases de “Apuesta maestra” 



Hace unos años se hizo una encuesta donde se le hacía a 300 profesionales una pregunta: ¿Qué es lo peor que puede pasar en el deporte? Algunos respondieron que perder un séptimo juego. Y otros dijeron que ser barridos en cuatro partidos. Otros, perder una Copa Mundial. Y algunos brasileños dijeron que perder con Argentina. No sólo en la Copa Mundial sino en cualquier momento, desde siempre, en cualquier evento. Pero una persona respondió que lo peor que puede pasar en un deporte es quedar en cuarto lugar en los Juegos Olímpicos.

Bien... entonces, ¿cómo pasó esto? Sucedió porque golpeé una rama de pino que se había congelado en la nieve. Y la golpeé con tanta precisión que simplemente rompió la unión de mi anclaje.

Nada de esto tiene que ver con el póker. Sólo lo menciono porque quería decirle al que sea que contestó que lo peor que podría pasar en era quedar en cuarto lugar en las Olimpiadas... de verdad: ¡vete al carajo!

-Léame lo que dice arriba.
-“Estados Unidos de Norteamérica contra Molly Bloom”. Apostaría fuerte al favorito.

-¿Qué piensas sobre los siguientes conceptos? Te los leeré. Matrimonio.
-Es una trampa.
-Sociedad.
-Es una broma.
-Gente.
-Creo que hay buenas y malas. Pero no confío en ellas. No confío en las personas.
-¿Quiénes son los héroes o heroínas en tu vida? ¿A quién realmente respetas?
-No tengo ningún héroe.

¿Qué les parece esa arrogancia? Incluso para los estándares de las adolescentes, parecería irracionalmente enojada por nada en particular. Pasarían otros 22 años antes de saber por qué.

-¿Te gustaría que te pagaran para ir a estudiar y que te den una maestría en cómo funciona la vida?
-¿Qué te hace creer que tú sí sabes cómo funciona y yo no?
-Soy un cliente habitual aquí y tú una mesera. Mira la maldita diferencia.

Yo. Yo soy tu trabajo.

¡No como rosquillas del puto Bluebell, Molly, porque es de pobretones!

Había considerado a Dean como un imbécil cuando lo vi. Pero en esa libreta había nueve nombres con los números de teléfono de algunos de los más ricos y famosos del mundo.

Siempre me imaginé que la sofisticación sería fácil de aprender si alguna vez la necesitaba.

Feo vestido. Horribles zapatos.

Y cuando acabó, ahí fue cuando Dean gritó: “¡Oigan! Denle propina a Molly si quieren ser invitados la otra semana”. “Denle propina a Molly”. En el fondo no me gustaba como sonaba eso. Pero eso fue en el fondo. Acababa de ganar tres mil dólares.

-¿Sabes cuántas brujas fueron quemadas en Salem?
-¿Cuántas?
-Ninguna. No quemaron brujas. Es un mito. Las colgaron. Las ahogaron o las aplastaron con pesadas rocas.

-Espera… ¿eres Molly Bloom, cierto?
-Sí.
-No te ves igual en las fotos.
-Ninguno en realidad.

-¿Sabe de mí?
-He sido informado un poco por mi hija que sabe mucho de su historia porque su madre es una idiota. Su madre lee los tabloides.
-Sí, yo también los leo.



Leí su acusación después que recibí su llamada anoche y compré su libro. Sólo voy por la página 112… Pero, Molly, ¿usted cometió un delito grave y luego escribe un libro sobre eso?

No quiero estropear el final pero es cuando el gobierno invadió mi negocio y se llevó todo mi dinero, asumiendo que todo fue hecho ilegalmente lo cual no fue así.

-¿Por qué hace que su hija lea “Las brujas de Salem”?
-Para que vea lo que le pasa a un grupo de chicas adolescentes aburridas cuando dicen puros chismes.
-Jamás leí la obra.
-Muchos la consideran la mejor obra del siglo XX.

Déjeme hacerle una pregunta. El personaje en el libro, al que llama Dean Keith, no dijo: “Rosquillas para gente pobretona”, ¿cierto? Creo que sé quién es. Creo que conozco a un abogado de bienes raíces que trabajó con él y renunció. Él dijo: “Rosquillas de negros”, ¿verdad?

-No me llamé a mí misma la Princesa del Póker.
-“Molly Bloom, la autoproclamada Princesa del Póker...”
-¿Ése es US Weekly? Estaría de acuerdo en que sería inusual para ellos imprimir algo que no fuese verdad, pero no es cierto y si piensa que una princesa puede hacer lo que hice, está muy equivocado. Entiendo que no tenga un buen concepto de mí pero, ¿qué pasaría si todas sus mal informadas y poco sofisticadas opiniones sobre mí estaban equivocadas?
-Estaría sorprendido.
-Sí, ¿sabe qué, amigo? Lo estaría.
-No me necesita. Lo que necesita es un publicista.
-¡No! ¡Necesito un maldito abogado!

-¿Cuándo fue la última vez que durmió?
-Hace un tiempo.

Siempre tienes que mirar hacia el frente. Si bajas la mirada… para ahí es adonde irás.

Mi padre es un terapeuta y profesor de Psicología en el Estado de Colorado. La segunda regla de su casa era que la excelencia académica y la excelencia atlética no eran opcionales. Y la primera regla era que él las hizo todas.

El Jugador X era de los que creía que el dinero ganado era dos veces tan bueno como el dinero recibido. Vivía para ganarle a la gente y llevarse su dinero.

Habían 47 mil dólares en el pozo y el invitado tenía en sus manos la mejor mano. Pero estaba empezando a confundirse porque le estaba hablando una estrella de cine.

El Salón Cobra puede haber pertenecido a Dean Keith. Pero el juego le pertenecía al Jugador X. A las personas les gustaba decir que jugaron con él del mismo modo que les gustaba decir que montaron un Fuerza Aérea 1.

El póker era mi caballo de Troya en el nivel más alto de las finanzas, la tecnología, la política, el entretenimiento, el arte.

La gente me ha preguntado cuál era mi meta en ese momento, cuál era mi objetivo final. En ese entonces, me habría reído de la pregunta. Fui criada para ser campeona. Mi meta era ganar. ¿En qué y contra quién? Esos eran sólo detalles.

La carrera de leyes puede esperar otro año.

Sólo en caso de que tu abogado no lo mencione, la próxima vez que te presentes delante del juez podrías repensar tu atuendo. ¿Bien? Te pareces a la versión Cinemax de ti misma.

-Sí, Su Señoría. Charles Jaffey por la acusada.
-¿Sólo por a propósito de esta audiencia?
-No, señor. Soy el abogado de Molly Bloom. Ella leyó la acusación, la discutió con su abogado, renuncia al derecho de que se la lean y se declara inocente.

Yo era una gran estudiante y una gran esquiadora en todas partes. Menos en mi propia casa.

A medida que crecía, comencé a provocar a mi padre sin saber realmente lo que estaba haciendo.

-¿Qué aprendieron hoy en la escuela?
-Aprendí que Sigmund Freud era tanto un misógino como un idiota. Y que todo el que confía en sus teorías de psicología humana es un cretino.

-A Barbara Linwood no le gustan los hombres, Molly.
-No le gustan los penes, papá. Hay una diferencia.



-Ignoro a mis profesores, cuido cómo hablo y respeto la mesa de la cocina. ¿Qué más necesito hacer antes de que pueda estar en desacuerdo contigo?
-Ganar tu propio dinero para que puedas vivir en tu propia casa y comer tu propia comida.

Un mazo de 52 cartas produce cientos de millones de patrones aleatorios. Pero cada vez que uno de ustedes pierde dos semanas seguidas, ¿crees que algo sospechoso pasa? Vamos...

Y si no tuvieras ese trabajo no tendrías el juego. ¿Entiendes lo que digo?

-Estás ganando miles en propinas cada semana, ¿por qué te preocupas por $450 a la semana?
-Porque no quiero ir a recoger tu ropa de la tintorería gratis.

-Necesito decirte esto muy claramente y necesito saber que lo entendiste.
-Dean.
-No eres importante, ¿me escuchaste? Y estás despedida. Del trabajo y del juego estás despedida.

¿Puedo darte un consejo? Quítate el aire de perra. Deja el aire de superior. Y ve a la oficina, busca tus cosas y sal de ahí antes de que llegue.

-Organizaré un juego en esta suite todos los martes por la noche. Si juegan esta noche, tendrán garantizada una silla por un año. Si prefieren jugar en el Salón Cobra, no habrán resentimientos.
-Juguemos.

El juego era mío ahora.

Hay un dicho en mi negocio. No violes la ley cuando estás violando la ley.

Estos tipos podían comprar cualquier cosa. Pero aquí, en esta habitación, no podías comprar la victoria. No podías comprarme, ni comprar a las chicas. Y no podías comprar un asiento en la mesa. No hay nada tan dulce como una victoria por la que te esfuerzas.

Estás suplicando que tu vida se convierta en un infierno muy público.

-¿Por qué simplemente no le das a tu esposa e hijos un descanso y los atropellas con una limusina?
-Me encanta la manera en que me hablas.

-Sabes… no me gusta jugar póker.
-¿Por qué lo haces?
-Me gusta destruir vidas.

Era Brad Marion, al que todos llamaban el Malo Brad porque era excepcionalmente terrible en este juego. Si hubiera un peor jugador en el mundo, Brad todavía encontraría una forma de perder contra él.

-Brad, este juego podría no ser para ti.
-Sé que no soy experimentado con las cartas.
-No, no lo eres. Aquí están tus pérdidas luego de diez semanas. Y has ganado... nunca. De hecho es una anomalía estadística.
-Sí, lo sé. Me gusta jugar con los chicos. No tengo muchos amigos. No me quites el asiento.

Resulta ser que el Malo Brad sabía lo que estaba haciendo. Estaba buscando clientes. Soltó cien mil en el juego y consiguió cuatro millones para su fondo de inversión libre. Diles quién es el listo esta semana.

-¿Estaban intervenidos mis teléfonos?
-No.
-Gracias a Dios.
-Estaban intervenidos los teléfonos de todos con los que hablaste.

Te ves como el gato que se comió al canario y luego se lo dijo a los padres del canario.

-Me gusta el libro. Buena historia, bien contada.
-Gracias.
-Pero necesito que lo repitas. Desde el principio y esta vez sin saltarte a los rusos.



Así que, para demostrar la santidad de la confidencialidad abogado - cliente, estás traicionando la confidencialidad de todos tus otros clientes.

Jugaba cerrado, no daba mucha acción y siempre tenía su dinero a buen recaudo, lo que significa que estaba manejando las probabilidades. En otras palabras: estaba jugando al póker mientras que los otros estaban apostando.

Harlan, el mejor jugador de la mesa, el mejor jugador de la mayoría de las mesas, estaba a punto de ser engañado por la victoria, de todas las personas, del Malo Brad. ¿Cómo? Porque Harlan nunca había jugado con Brad antes. Y aún no sabía que Brad era malo.

Harlan sólo perdió cerca de 40 mil dólares en esa mano. Pero un interruptor de corriente explotó y Harlan buscaba sangre ahora. La de todos.

Para las 5 de la mañana, Harlan bajó medio millón de dólares. Abandonó todo lo que sabía de póker y estaba jugando como un chico de fraternidad, abanicando por un home run en cada mano.

Ésa debería ser la segunda línea del obituario de cada jugador: “El Sr. Feldstein murió mientras intentaba volver a estar a mano”.

Harlan nunca se desquitó. Y nunca llegó a la fiesta de cumpleaños de su esposa. Solicitó el divorcio dos días después.

-Me desapruebas.
-No es personal.
-Se siente personal cuando charlas con cada chico del juego excepto conmigo.

-¿Sabes quién es el mayor ganador en este juego? Eres tú. ¿Sabes quién es el segundo mayor ganador?
-Mira...
-Tú.

Tu dinero es mi dinero.

Perdí el juego. Fue el siguiente martes. Un juego nocturno. Esperó hasta que supo que yo estaba de camino al hotel. Y luego me mandó un mensaje. Decía: “Vamos a jugar en el Salón de Dave esta noche. No hace falta que vayas”.

Hay un tipo que se sienta afuera de mi Starbucks con un letrero de cartón que dice: “Veterano de Vietnam”. Y cada mañana le doy 25 centavos. Y ahora mismo, la única diferencia entre tú y él, es que tú tienes una historia.

Apuesta en grande o vete a casa a vivir con tu madre por el resto de tu vida.

Te estoy negando el permiso para invalidar toda mi carrera.

El juego me había dado una identidad, respeto y un lugar definido, en un mundo que era inaccesible. Y en un latido irracional, me lo habían quitado. Fui irrelevante y olvidada en una noche.

Habían pasado dos semanas desde que perdí el juego e hice una cita para ver a alguien, porque ahora la humillación y la depresión habían dado paso a una cegadora ira por mi impotencia ante los caprichos injustos de los hombres. Era que no había reglas. Estos movimientos de poder no fueron enmarcados por el bien y el mal. Fueron sólo por el ego y la vanidad. Caprichos egoístas sin mirar las consecuencias. Sin equidad, sin justicia.



No podía perder ante esa mierda de pantalla verde y no quería que un terapeuta me hiciera sentir bien al respecto.

¿Saben qué me hace sentir bien acerca de perder? Ganar.

No podíamos prometerle a nadie que se codearían con estrellas de cine. Pero New York tiene una cosa que Hollywood no tiene: los Yankees. Y había un Yankee en particular con el que todos los hombres de Estados Unidos les gustaría perder.

-No digan su nombre en voz alta. Escríbanlo en una servilleta de cóctel, arruguen la servilleta, pónganlo en un vaso de agua para que vean cómo se disuelve la tinta.
-¿Eso es realmente necesario?
-No, no es necesario.

Tienes cientos de miles en la calle. Y ese dinero no lo vas a volver a ver.

La gente no se da cuenta de que los niños con fondos fiduciarios sufren en esta economía también.

Segundo: no intentes esto en el juego de nadie más porque si lo haces, van a expresar su ira de modos muy diferentes al mío.

Si no podía pagar, una vez, sería el final del juego. Yo era la casa. Así de rápido tomé la decisión. E igual de rápido, B calculó el 2% del pozo y lo sacó de la mesa. Eso fue todo. Acababa de tomar una parte, violando el Código Penal de los Estados Unidos de América de 1955.

-Sobre el juego de Brooklyn... ¿todo lo que he oído es verdad?
-¿Qué has oído?
-Que los rusos tienen bolsillos profundos, son malos en el póker, dan acción, pagan al instante y llevan abrigo y corbata.
-Todo es cierto.

-Yo me llamo Shelly. Sólo una letra diferente. Además, soy multimillonario. Creo que te he visto desnuda.
-No. Lo recordarías.

-Así que… espero que aceptes esto como garantía temporal.
-Eso es... un Monet auténtico.
-Lo agarré de la pared.

Si estás diciendo que todo lo que pasa desde el momento en que te arrestan está diseñado para persuadirte de que te declares culpable, estás en lo cierto.

-Hacienda puso un gravamen fiscal sobre el dinero que me quitaron.
-Estás bromeando.
-De acuerdo. Nada de eso importa. Tomar mi dinero no era un impuesto. También necesito darles mi dinero. O se lo llevarán otra vez.

-Cada vez que quieras huir de casa puedes ir a vivir conmigo.
-Luego descubrirás que no tiene casa y vas a volver conmigo.

-No hay ninguna ley que dice que no puedas golpearlo en la cabeza.
-Hay una ley que dice eso. Es lo primero que le enseñé a leer.

-Para que conste: la ley de 1955, de la que estoy acusada de violar, define el juego como apuestas en juegos de azar.
-Sí.
-El póker no es un juego de azar. La ruleta es un juego de azar. El póker es un juego de habilidad.

No parecía depresión. Se sentía más violento. Estaba cansada de vivir en la fraternidad que había construido para degenerados. Estaba cansada de la codicia. La mía, no la de ellos. La de todos. Estaba cansada de estar drogada todo el tiempo. Estaba harta de vivir en el área gris. No podía reconocerme a mí mismo y lo que reconocía. No podía soportarlo.

Soy la mujer con la que siempre todos ustedes han soñado. Soy la anti-esposa. Yo te animo a apostar.

-¿Sabes quién era Circe?
-Circe. ¿Jugaba en el juego de Teddy Chin?

Miraron alrededor del bar inconscientemente. Estaban fuera de su elemento. Y los tipos duros tratan de mirar más rudos cuando están inseguros.

A veces Dios actúa rápido. Mi cara había sanado lo suficiente para que un poco de maquillaje escondiera los moretones que habían quedado.

¿Por qué estás escondiéndote en el baño?

-Solamente en el teléfono intervenido de Mike Davidov, sólo en el de Davidov, su nombre aparece unas 19 veces. “Necesitamos a Molly”, “Busca a Molly”, “Trae a Molly”. Sugiere que eres importante para su negocio, así que es difícil para mí creer que alguien con su ingenio y obvio intelecto...
-Están hablando de la droga. “Busca la droga”, “Trae la droga”, “Necesitamos droga”, es... hablan de la droga, el éxtasis.
-¡Mierda!... mi oficina estuvo al lado de la tuya por dos años y te he visto hacer algunos movimientos estúpidos, pero nunca he visto a ningún fiscal meter la pata del modo en que lo acabas de hacer.

Ella pudo haber escrito un libro éxito de ventas y tener dinero de por vida. Fácil. Ella tiene el boleto ganador de lotería y no lo va a cobrar.

-Estos son unos guantes Chanel de cuero de US$800. Te los cambio.
-¿Unos guantes de US$800?
-Y te mantienen las manos calientes como uno de US$10.
-¿Señora, está bien?
-Sí. Me estoy despojando.

-Dobla tus rodillas.
-¿Papá?

-Escucha, no es gran cosa, pero por lo que vi allá afuera, creo que estás teniendo una pequeña crisis nerviosa.
-Es extraño. No puedo pensar en una razón.

-Quiero ver tu pulso.
-¿Encontraste un pulso?
-Sí. Sólo admiraba mi reloj.

Entiendo que no soy bienvenido en tu vida ahora mismo como tu padre aunque deberías saber que me importa una mierda si soy bienvenido o no. Pero no estoy aquí en calidad de tu padre. Soy indiferente a si tu padre vive o muere. Soy un terapeuta de altos honorarios y estoy aquí para darte una sesión gratis.

-Muy bien, vamos a hacer tres años de terapia en tres minutos.
-¿Cómo?
-Voy a hacer lo que los pacientes han estado pidiendo a los terapeutas que hagan por cientos de años... Sólo te daré las respuestas.

-No empezaste con las drogas hasta el final. No eran el problema, eran el remedio. Fue para que pudieras controlar a hombres poderosos. Tu adicción era tener poder sobre hombres poderosos.
-¿Eso es lo que realmente piensas?
-No. Lo sé con certeza. Ahora has completado tu primer año de terapia.

-¿Crees que fuiste un buen marido?
-¿Qué te importa?
-Me importa porque estabas casado con mi madre. Me preocupo porque mi padre es un idiota.
-Felicitaciones, has completado el segundo año. Y para que conste: tu padre crio tres niños con el salario de un profesor universitario. Uno de ellos es dos veces campeón olímpico, seleccionado en la sexta ronda de las Águilas de Filadelfia y un destacado filántropo. El otro es cirujano cardiotoráxico en el Mass General. Y la tercera, se las arregló para construir un negocio multimillonario usando no mucho más que su ingenio.
-Estoy a punto de declararme culpable en la Corte Federal.
-Bueno, nadie es perfecto.



-Última pregunta, Mol. Yo la responderé. Pero tú tienes que hacerla. Tienes que hacerla.
-¿Por qué no te gustaba tanto como mis hermanos?
-Ahí está.

Es porque sabía que lo sabías.

-No. Lo sabías desde que tenías cincos años. Me viste en el auto y realmente no sabías lo que viste. Lo sabías, cariño. Y sabía que lo sabías y así... y así es como reacciono a la vergüenza. Y tú reaccionaste mostrando desprecio por mí, conduciendo mi auto contra un McDonald' s.
-¿Y queriendo tener poder sobre hombres poderosos?
-No. Eso fue una cortina de humo para enfadarte.

Tropezaste con un palo. ¿Bien? Hace doce años, tropezaste con un palo. Fue una cosa entre un millón. Tropezaste con un palo. Eso es lo que hiciste mal.

Ahí está tu sesión. Es curioso lo rápido que puedes ir cuando no cobras por hora.

Soy tu padre. Tratar de comprender lo mucho que te quiero sería como tratar de visualizar el tamaño del universo.

-No sabía que te habían golpeado hasta que lo leí en tu libro. Fue una forma increíble de aprenderlo. Deberías saber que contrataré a alguien para encontrar al tipo que lo hizo. Luego voy a contratar a alguien para que lo mate.
-Ni siquiera bromees con eso.
-No lo hago.

-¿Sabías que conocemos a qué huele el centro de nuestra galaxia? Huele a ron y frambuesas. El centro de la galaxia es el formiato de etilo, que es el mismo gas que le da su olor al ron y a las frambuesas su sabor.
-¿Cómo sabes esas cosas?
-Para mantenerme ocupada durante los juegos, navegaba por Internet. Luego empecé a tomar cursos en línea. Estoy a 12 créditos de una licenciatura en astronomía. Ni siquiera sabía que estaba inscripta.

-Quiero agradecerte por lo que dijiste esta noche.
-Fue Stella quien me pidió que fuera tu abogado. Leyó el libro. La acusé de leer basura. Pero ella defendió el libro, impresionantemente. Y luego te defendió a ti. Eres su modelo a seguir.

No serás anónima, Molly. ¡Serás un blanco!

Guardaste sus secretos. ¿Dónde está la gente que estás protegiendo al no contar toda la historia en el libro, arreglando el caso de Brad Marion, al no tomar cinco millones de tu propio dinero para ir a prisión? ¿Adónde fueron todos?

-No son sus nombres los que protejo, Charlie. Es el mío.
-Eso es genial. Bueno, no tenemos el lujo de la integridad. Tienes que tomar el trato.

-Molly Dubin Bloom…
-Estaremos aquí toda la noche…
-…es mi nombre.
-…hasta que entiendas... Hasta que entiendas que a nadie le importa una mierda tu buen nombre.
-A mí sí.
-¿Por qué?
-Porque...
-¿Por qué?
-Porque... ¡Dime por qué!
-¡Porque es todo lo que me queda! Porque es mi nombre. “Y nunca habrá otro”.
-¿Ahora lees “Las Brujas de Salem”?
-Sí. Todos tienen razón. Es genial.

Y entonces algo pasó.

Este Juzgado está localizado de Wall Street. Lo sé por mi experiencia personal, tratando de cerciorarme de eso: los hombres y mujeres que trabajan allí cometen crímenes más graves hoy, a la hora del almuerzo, de lo que la imputada ha cometido en esta acusación.

Y en medio de todo, tan cordial como uno, la realidad comienza a arrastrarse hacia ti como la marea. Y esa es la primera vez que se te ocurre: “¿Qué hago ahora?”.

¿Algo bueno salió de esto? En realidad no. Pero aprendí algo alentador. Soy muy dura de matar.

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