jueves, abril 05, 2018
¡qué gloriosos que eran los ’80 y no nos dimos cuenta!
READY PLAYER ONE
data: http://www.imdb.com/title/tt1677720
“Ready Player One” tiene toda la frescura que tenían las películas hace algunas décadas, la simple satisfacción de contar historias, el ánimo lúdico de hacer cine, la cinematografía como el lugar dónde los sueños se realizaban mientras la realidad esperaba obediente en la puerta. Es una vuelta de Steven Spielberg a sus fuentes, a la entronización de una década que no fue tan buena pero que nos parece buena porque eran los años de nuestra juventud. La persecución y la fuga, las amistades generadas en el camino, la búsqueda del amor y la reivindicación de lo distinto, el triunfo del héroe sobre la Corporación o la masa, todos esos temas que estaban detrás de cada cuento de hadas y hoy parecen olvidados. Quien pueda entrar a esta celebración que es “Ready Player One”, la va a disfrutar profundamente. Pero ya hay un público formateado que ha perdido esa dosis de inocencia indispensable (no sólo para sentarse frente a una pantalla, sino para vivir) que la va a odiar como no ha odiado algo en los últimos tiempos. Y sospecho que eso le va a jugar en contra en la taquilla, lo que no deja de ser una oportunidad desperdiciada de disfrutar de un Spielberg rejuvenecido.
“Ready Player One”, basada en la novela de Ernest Cline, es la historia de la búsqueda de un huevo de Pascuas en un mundo virtual. Estamos en 2045, el mundo ha perdido toda esperanza en arreglar los problemas que lo aquejan y, en cambio, acumula gente en urbes atestadas y en precarias torres que tienen un solo objetivo: conectarse al Oasis. ¿Qué es el Oasis? Un juego de realidad virtual donde la gente sueña y es lo que quiere ser. Se acumulan horas en ese ciberarrabal para no tener que ver la realidad. Wade es uno de esos. En Oasis es Parzival, no el joven huérfano solitario que vive con su tía y sus impresentables novios, sino el héroe ingenioso, valiente y rodeado de fieles amigos.
Todo cambia cuando James Halliday, el creador de Oasis, muere. Deja como legado un desafío: tres acertijos representados en tres llaves. Quien las encuentre, se hace dueño del juego, esto es, se hace dueño del futuro. Y eso lanza la acción: la búsqueda de esas llaves enfrenta a los héroes individuales del juego con una corporación que pone todo su poder económico para lograr su ambición de controlar Oasis.
Mirada en la superficie, “Ready Player One” es otra lucha postapocalíptica entre el bien y el mal, entre los débiles y los poderosos, entre los nerds y la gente normal. La misma historia contada una y otra vez. Pero la mano de Spielberg le da otro giro al best seller juvenil y, permítanme esta interpretación, me da la impresión que está hablando del cine. O de lo que el cine fue.
Para reflexionar sobre esta línea de interpretación, hay que concentrar la atención en un personaje, Sorrento. Es el típico estúpido que llega a un puesto de poder y que quiere ganar por ganar, sin interesarle mucho lo que hay en juego, sólo demostrar que él es el poderoso, que es el tipo que la tiene más larga que los otros. Él no entiende Oasis. Es más: no le interesa. Piensa en un futuro arancelado, en una explotación económica que va a secar la gracia del juego. Pero no le interesa. Es más: tampoco le interesa destruir el juego cuando sea necesario. ¿Este personaje no les despierta ciertas concordancias con más de un ejecutivo de Hollywood?
Me parece que “Ready Player One” es más que una entronización de los ’80 por considerar que esa década era cool. Me parece que Spielberg quiere rescatar cierto espíritu juguetón que hemos perdido. Especialmente porque la gente al mando de Hollywood (nuestro Oasis), no ama verdaderamente el cine, no disfruta de esa comunión de contar historias y divertirnos con esa ceremonia, sino que están destruyendo la gracia del juego con su falta de pasión.
Steven Spielberg viste a “Ready Player One” con una sucesión de evocaciones de la cultura popular de los ’80. Películas, programas de TV, videojuegos. Es más: hay un público juvenil que va a disfrutar mucho más esta película que la generación (como la de quien escribe) que no participó del furor del videojuego. Si prestan un poco de atención y escuchan los comentarios de los chicos sentados al lado de ustedes, en la butaca del cine, podrán comprobar que ellos observan otras cosas en la película que la que ustedes pueden ver ustedes.
Hablar de la eficacia de los efectos especiales, de la precisión de las persecuciones, de la interrelación de los personajes, es un lugar común en las películas de Steven Spielberg. Destaco el muy trabajo de Mark Rylance como Halliday. Y la empatía de la pareja protagónica, Tye Sheridan y Olivia Cooke.
Usted sabe: Spielberg volvió. Tómelo o déjelo.
Mañana, las mejores frases.
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