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críticas chatarras

miércoles, marzo 28, 2018

el amor como un minucioso ejercicio de destrucción 


EL HILO INVISIBLE
data: http://www.imdb.com/title/tt5776858

“El hilo invisible” es una película no común. Hipnótica. No de consumo amplio. Pero deliciosa para aquellos que logren meterse en la dinámica que elige Paul Thomas Anderson para contar su historia. Una película con texturas, colores, bordes, sensorial. Una perversa historia de amor (como suelen ser todas las historias de amor). Y la metódica descripción del trabajo de demolición de un egocéntrico que se transforma en cazador cazado.

Reynolds Woodcock es un afamado diseñador de modas de los ’50 que vive en un microclima femenino. Su mano derecha es su hermana; lleva en el forro de su saco, un mechón del cabello de su madre fallecida; tiene un fluir de parejas que entroniza como diva y luego las desecha cuando pierde el interés. Colérico, con malos modos, en un momento puede seducir y en el otro herir con crueldad. Sólo existen sus creaciones, la obsesión por sus diseños y todos los demás son funcionales a esa pasión manipuladora.



“El hilo invisible” empieza con Reynolds deshaciéndose de una de sus parejas y, sin solución de continuidad, atrapar en su red a Alma, una sencilla mesera de pueblo, la próxima víctima. Reynolds conquista, esculpe el cuerpo de Alma para hacerla diva y la hace a un lado con la misma rutina, el mismo hiriente trato cuando la relación alcanza cierto grado de intimidad.

El problema para Reynolds Woodcock es que se ha encontrado con la horma de su zapato, una mujer que muestra sus mañas para tenerlo, lentamente, bajo su control. Sólo cuando Reynolds esté a su merced, al borde de la muerte, se entregará completo a ella. Cuando pierde el control, se rinde al amor.



Podemos ver a “El hilo invisible” como una descripción de una relación enfermiza. Dos disfuncionales compatibles en sus psicopatías. Pero tal vez podemos generalizar un poco más y postular que lo que Paul Thomas Anderson describe es el proceso de demolición de todo acto amoroso. El objetivo siempre termina siendo controlar al otro, tenerlo en la mano, volverse indispensable y dirigir todos los actos de la vida.

Reynolds nos desagrada, por sus malos modos, su desprecio del ser humano. Pero el accionar de Alma nos paraliza. Finalmente, las mujeres (como parece haber sido con la madre, como lo demuestra su hermana, como promete su esposa que ha tomado la posta) son las que mandan en la vida de Reynolds Woodcock. Él es la víctima. Siempre lo fue. Aunque crea que es el director del juego.



“El hilo fantasma” cuenta con un terceto protagónico supremo. La despedida de la actuación de Daniel Day-Lewis al que vamos a extrañar. Y se va dando una clase de sutileza en la construcción de un personaje. Y la revelación del trabajo de Vicky Krieps con tantos grados de detalle en su interpretación que vale la pena señalarla. Lesley Manville (la hermana de Reynolds) está un escalón detrás pero siempre determinante en sus líneas, precisas, decisivas, con el filo de un puñal.

Eso es “El hilo fantasma”. Una muy interesante película, un gran trabajo actoral, un sutil ejercicio de construcción de personajes. ¿Si la recomendamos? Sí. Pero sabemos que es de esa clase de películas que no van a conquistar a todos, si no a una pequeña parte.

Mañana, las mejores frases.

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