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críticas chatarras

viernes, junio 30, 2017

frases de “Yo, Daniel Blake” 



-¿Tiene alguna dificultad significativa para comunicar un mensaje simple a desconocidos?
-Sí, sí... ¡es mi maldito corazón! Se lo estoy tratando de decir, pero no me escucha.
-Sr. Blake, si continúa hablando así, eso no será de mucha ayuda para su evaluación.

-¿Disfrutaste del pollo Tikka Masala?
-¿Cómo supiste eso?
-¡Porque la huelo, carajo! ¿Cuántas veces te dije que no dejes basura apestando todo?

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Lo sentimos, pero todos nuestros operadores de Servicio al Cliente están ocupados. Por favor espere y atenderemos su llamada.

-Veo que sólo obtuvo 12 puntos, señor. Necesita 15 para que le den un subsidio.
-Ah... puntos, ¿así se manejan?
-Lo siento señor, pero según nuestra profesional de la salud, usted está apto para trabajar.
-¿Así que ella sabe más que mi médico, mi cirujano, y el equipo de Fisioterapia? Bien... yo quiero apelar.
-Perfecto. Pero primero debe solicitar una reconsideración obligatoria.
-¿Y eso qué demonios significa?
-Significa que el tomador de decisiones lo reconsiderará, y si llega a la misma decisión, entonces podrá apelar.
-Bien, anóteme para eso entonces.
-De acuerdo, señor. Pero deberá esperar que el tomador de decisiones se comunique con usted.
-¿Por qué?
-Para que él le diga cuál es la decisión.
-¡Pero eso ya está decidido!
-Sí. Pero se supone que recibirá la llamada, antes de la carta.
-¿Por qué? ¿Va a cambiar de opinión?
- No. La llamada es sólo para discutir su decisión.
-Bien, yo sé cuál es la decisión. Tengo la carta delante. ¿Quiere que se la lea?
-Pero el debió llamarlo antes a usted
-¡Pero no lo hizo!
-Pero debió hacerlo.

Escuche... si usted me da un terreno, yo le construyo una casa. Pero no sé nada de computadoras.

¡Otra vez...! Esto lo escucho siempre por teléfono: “Todo está digitalizado”. ¡Yo funciono a lápiz!

-Oiga, ¿qué pasa si no puedo usar computadoras?
-Hay un número especial, si usted es disléxico.
-Bueno, ¿me lo puede dar? Con las computadoras soy disléxico.
-Puede encontrarlo en Internet, señor.

Es todo lo mismo. No quiero escucharla más. Es siempre lo mismo.



Ahora ya puede volver a su escritorio y dejar que ella se inscriba. ¡Y haga el trabajo para el que le pagan los contribuyentes! ¡Es una maldita vergüenza!

Aunque sea lo último que haga, voy a hacer de esto un hogar.

-¿Cuál es la diferencia?
-Sí, ¿cuál es la diferencia entre las dos?
-Parecen iguales.
-Exacto, hermano. La diferencia es que éstas me costaron 150 libras en la calle principal. Y voy a vender aquéllas a 80 libras.

Mira estas zapatillas, Dan. Son el futuro, basta de trabajos basura.

Entra a la oficina. Estás sentando un precedente. Es inaceptable...

-Aprieta ese botoncito de ahí, Bill Gates.
-¿Cuál? ¿Éste?
-Ése de ahí. “Enviar”.
-¡Ja! Los días de mierda que me costó poder solucionar esto...

-Dan, te van a cagar, te lo advierto. Te lo van a hacer lo más jodido que puedan. No es un accidente: es el plan. Conozco muchos que dejaron de pelearla.
-Bueno, eligieron mal si pensaron que yo me voy a rendir.

¿Qué mata más personas, los cocos o los tiburones?



-La pelota. Le gusta jugar, ¿no?
-Bueno, empezó en el albergue donde sólo teníamos una habitación pequeña.
-¿Y por qué lo hará?
-Creo que extraña a sus amigos. Pero también lo hace cuando está enojado. Nadie lo escucha. Entonces, ¿por qué va a escuchar a los demás?

-¿Fuiste soldado, Dan?
-¿Si fui soldado? Yo fui algo más peligroso. Fui carpintero.

Diez segundos. Diez cortos segundos. Eso es lo que un típico empleador pasa hojeando un CV. Es un hecho.

-Costa Coffee publicó ocho empleos. ¿Saben cuántas solicitudes recibieron para esos empleos? Más de 1.300. Es un hecho. Entonces, ¿qué quiere decir eso?
-Que deberíamos tomar más café, maldición.

-Pero si sabes contar, es obvio que no hay suficientes vacantes. Es un hecho.
-Sí, bueno. Tú estarás en el fondo de esa cola, ¿no?

Para aquellos que vivimos en el mundo real, lo que eso significa, es “ustedes deben destacarse de la multitud”. Háganse notar. Sean inteligentes. Con mostrar nada más que tienen habilidades, no es suficiente hoy en día. Ustedes tienen que probar cuán competitivos son, cuán dedicados.



Tienes bastante experiencia y tengo que serte honesto: estoy harto de jovencitos. La mitad de las veces ni aparecen. Y cuando lo hacen, no mueven un dedo.

Querida, ¿estás bien? ¿Qué estás haciendo?

Es que tengo mucha hambre. Está bien. No me mires.

Katie, escúchame: no es tu culpa. Es asombroso todo lo que has hecho. Te arrojaron aquí, sola, con dos chicos. No tienes nada de qué avergonzarte.

-Entonces, ¿para qué entregas tu CV si no buscas trabajo?
-Porque es la única forma de conseguir subsidios, ¿sabe?
-¿Subsidios? ¿Así que prefieres un subsidio en lugar de un trabajo decente? ¿Sabes? Creía que eras un buen tipo.

Mira, si tienes problemas y necesitas dinero, te puedo ayudar. Seguro que puedo ayudar a una chica bonita como tú.

Dan. La respuesta es: los cocos.

Ella decía que su cabeza era como el océano. En completa calma, y luego, feroz. Nunca sabía qué iba a hacer después. La música la aliviaba. Pero después, se estrellaba contra las rocas. “¿Adónde navegaremos esta noche, Dan?”. Era nuestra pequeña broma. Las últimas palabras que me dijo fueron: “Quiero navegar lejos, Dan, con el viento a mis espaldas. Es lo único que necesito, Dan”.

-¿La extrañas?
-¡Daisy!
-Está bien. Estaba loca. Era un trabajo duro. Pero la amaba muchísimo. Me siento perdido sin ella, realmente.



-Cuando regreses a todos esos libros, vas a levantar vuelo.
-No puedo ni mirarlos, Dan. Realmente me alteran.
-Tienes que seguir resistiendo.
-Sí.
-Estás haciendo que tus hijos se sientan orgullosos. Quiero decir, todos necesitamos el viento a nuestras espaldas de vez en cuando.

-¿Cómo sé que realmente ha estado en contacto con todos estos empleadores?
-Bueno, caminé por toda la ciudad. Entregué mi CV en mano.
-Bueno, demuéstremelo.
-¿De qué modo?
-Bueno, ¿tiene algún recibo? ¿Tomó alguna foto con su celular?
-¿Con esto? Le doy mi palabra que eso es lo que hice.
-Eso no es suficiente Sr. Blake.

Así que no llores. No quiero que llores. Voy a ayudarte. Conozco el problema.

-¡Oh, no, Dan!
-Katie, ¡no tienes que hacer esto!
-No deberías verme así como estoy.

-Dan, por favor... ¡no quiero que estés aquí! ¡Por favor, vete!
-Te armé una biblioteca.
-¿Qué?
-Para tus libros.

Tengo 300 libras en el bolsillo. Puedo comprar fruta fresca para los chicos. Si no puedes soportarlo, no puedo verte más. Tengo que volver adentro. ¿Entiendes? No quiero hablar más contigo. Y no me demuestres más cariño. Porque me vas a hacer pedazos.

Es una farsa monumental, ¿verdad? usted ahí sentada, con su amistosa etiqueta identificadora en el pecho, Ann... enfrente de un hombre enfermo que busca empleos que no existen y que, de todos modos, no puede aceptar. Desperdiciando mi tiempo, el de los empleadores, el de usted. Y todo lo que se logra es humillarme. Derrumbarme. ¿O se trata de eso, para sacar mi nombre de esas computadoras? Bueno... ya no buscaré más. Ya tuve suficiente.

-Por favor no haga esto. Ya he visto esto antes. Buenas personas, gente honesta, en la calle.
-Gracias, Ann. Pero cuando se perdió la dignidad, se perdió todo.

“YO, DANIEL BLAKE, EXIJO MI CITA PARA AYUDA SOCIAL ANTES DE QUE MUERA DE HAMBRE. Y QUE CAMBIEN ESA MÚSICA DE MIERDA EN LOS TELÉFONOS”



-Esto ya se fue de nuestras manos. Vamos a tener que llamar a la policía, hombre.
-Bueno, si ustedes hubieran hecho su trabajo como corresponde, yo no hubiera tenido que recurrir a esto.

-¿Te puedo preguntar algo, Dan? ¿Nos ayudaste a nosotros?
-Supongo que sí.
-Entonces, ¿por qué yo no te puedo ayudar?

-¿Tienes alguna pregunta?
-Bueno, hay una o dos cosas que quiero sacarme de adentro. Pero, ¿escucharán?
-Es lo menos que pueden hacer.

Míralos. Es curioso. Tienen mi vida en sus manos.

A esto le dicen “funeral de pobre”. Porque es el horario más barato, a las 9:00. Pero para nosotros, Dan no era pobre. Nos dio cosas que no se compran con dinero. Cuando murió, encontré esto que llevaba encima. Siempre escribía todo con lápiz. Y él quería leerlo en su apelación. Pero nunca tuvo la oportunidad de hacerlo. Y les juro que este hombre adorable tenía mucho más para dar... Pero el Estado lo condujo a una muerte prematura.

No soy un cliente o un usuario de servicios. No soy un haragán, un parásito, un mendigo o un ladrón. No soy un número de la Seguridad Social o un punto luminoso en una pantalla. Pago mis deudas. Nunca un penique menos. Y estoy orgulloso de proceder así. No me siento inferior a nadie, sino que miro a mi vecino a los ojos y lo ayudo si puedo. No acepto ni busco la caridad. Mi nombre es Daniel Blake. Soy un hombre... no un perro. Como hombre que soy, exijo mis derechos. Exijo que se me trate con respeto. Yo, Daniel Blake, soy un ciudadano. Nada más y nada menos.

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