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críticas chatarras

martes, mayo 16, 2017

¿sos vos o soy yo? 


PERSONAL SHOPPER
data: http://www.imdb.com/title/tt4714782

Es una película rara “Personal Shopper”. Personalmente, me mantuvo atrapado toda la película. Si tengo que decir porqué, no estoy muy seguro. La historia parece elemental, tiene ese ritmo europeo de carreta, no se sabe bien para dónde va ni cómo termina. Pero… funciona. Eso sí: es de la clase de películas que no puede recomendarse en forma amplia, porque habrá gente que la ame y gente que la odie. Así que si va a ver “Personal Shopper” es bajo su absoluta responsabilidad. No me cargue con la culpa.

“Personal Shopper” es la historia de Maureen Cartwright, una personal shopper de una celebrity (nota al pie: persona contratada para hacer las compras que la celebrity, por su condición de celebridad, no puede hacer personalmente) residente en París que parece aburrida, contrariada, confundida. Maureen tiene un novio trabajando en Asia que ve por Skype y que le pide que vaya con él; pero Maureen tiene una razón para permanecer en París: contactarse con su hermano gemelo Lewis, médium y fallecido, del que espera un mensaje del más allá.



La película bordea el género fantástico y caminamos por el borde, sin saber si estamos pisando en terreno simbólico o no. Como Olivier Assayas (director y guionista) sugiere sin asegurar, entorna la persiana sin abrirla, navegamos hasta el final inclusive en la duda, de si efectivamente Maureen ha contactado o no a su hermano. Estos finales “abiertos” son la delicia para los que deliran viendo cosas que no están en el filme. Así que no vamos a ser menos y anotamos lo que nos parece que la trama de “Personal Shopper” sugiere al espectador.

El tema del filme, en nuestra opinión, es la racionalidad como limitación de lo sobrenatural. Ante los eventos sobrenaturales (apariciones, tazas en el aire, coincidencias, chats de desconocidos), hay dos conductas: aceptar el hecho o buscar explicaciones racionales que lo desmientan. Maureen vive situaciones que podrían interpretarse como el contacto que ha estado esperando de su hermano Lewis. Pero Maureen le pide algo más, algo más que indique que es. Más aún: puede aceptar que haya sido testigo de una aparición sobrenatural, pero no se convence que sea su hermano. La síntesis está en la última frase del filme, cuando Maureen pregunte a una aparición: “¿Quién eres? ¿Lewis eres tú? ¿Lewis eres tú? ¿O es que soy yo?”.



Maureen no puede simplemente sentir y quedarse conforme, como el nuevo novio de su cuñada, quien “siente” a Lewis y con eso le alcanza. Maureen pide más. Pero llega un punto que la revelación física (lo que la mayoría vería como una confirmación) no le satisface. Por eso se pregunta (le pregunta) si esa aparición es lo que espera o es ella que está viendo lo que no existe.

Ésa es la clave para darnos cuenta que esa es la tesis del filme: llegamos al punto que nuestra racionalidad, nuestras certezas, nos imposibilitan ver todo aquello que excede ese marco. ¿Cómo examinar con la razón aquello que debe escrutarse con otros elementos? Algunos le pedirán a Assayas que defina su postura en el filme. Pero esta posición es explícita en la última escena: ni ante la visión y su sonido, Maureen se convence.



En el filme, se alude a la inmaterialidad de la vida moderna. Paradoja para quienes asisten a la irrupción de lo inmaterial, la aparición fantasmagórica. En la mayor parte del filme, Maureen vive celular en mano, comunicándose, buscando información, en un mundo virtual. Es un buen reflejo de lo que es su vida interior: no hay sensación de realidad. Ella convive en el mundo de lo artificial, lo frívolo, lo que se exhibe al exterior. No por casualidad es la asistente de una modelo famosa. No es azar que su vida está en la orilla oscura de alguien que es una ilusión.

Esto se enlaza con otra pista en la trama de “Personal Shopper”. Maureen es una persona que vive en el lado B de la vida, un doble fotocopiado y disminuido. No es única. Es una gemela. Vive a la sombra de una celebridad, Kyra, de la que debe testear ropas y zapatos, pero que tiene terminantemente prohibido probarse las vestimentas. Maureen está tentada de probarse el calzado que es para Kyra. Hay algo simbólico en ese deseo: ella vive a la sombra de otra. De algún modo, ella es un fantasma en el borde de la vida. No tiene pasión, no tiene deseo. Su novio está en la otra punta del globo. Nada la motiva. Ponerse los zapatos de otra es ponerse en los zapatos de otra, ser otra. O ser la que sueña ser pero no se anima a ser en realidad. Es una característica del personaje: su indefinición en la vida.



Maureen tiene el rostro de Kristen Stewart que ha hecho un culto de su cara de nada. Parece la actriz ideal para la indefinición de ese personaje. Lo de Stewart pasa por dentro, es cierto y tiene matices. Pero está en el borde de caer en el pecado de la actriz que hace lo mismo en todos sus papeles. Esperemos que esquive esa tentación en futuras producciones.

Leímos que “Personal Shopper” fue recibida con silbidos en su presentación en Cannes. Parece mentira que una película genere, hoy en día, tal pasión (aunque sea en contra). Tal vez eso revele que Assayas haya logrado tocar un nervio sensible en el formateado público de Cannes: el de que una película del género fantástico también puede ser cine. Por eso solo, “Personal Shopper” tiene su mérito. Así que la recomendamos, aunque sabemos que un gran porcentaje de los visitantes de esta página van a disentir con nuestro consejo.

Está bien. Eso es una de las buenas cosas que pueden pasar en el cine.

Mañana, las mejores frases.

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