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críticas chatarras

viernes, marzo 10, 2017

llegó el momento de dejar el sueño 


LOGAN
data: http://www.imdb.com/title/tt3315342

Si la saga de “X-Men” fue uno de los puntos altos de las películas provenientes del cómic, “Logan” es el cierre superlativo para esa historia. “Logan” es lo suficientemente oscura, violenta, sucia, con la herrumbre de los días actuales. “Logan” es una triste vuelta de tuerca final de los mutantes y una reflexión desesperanzada sobre lo que es Estados Unidos hoy. Con varios niveles de interpretación, “Logan” es el gran trabajo de James Mangold, director y coguionista. Y el modo soñado de despedirse de los mutantes en la pantalla grande.

2029. Los mutantes han desaparecido. Las grandes corporaciones, los complejos científicos militares que experimentan en las sombras, la decadencia física y mental de los héroes, lo polvoriento, lo oxidado, lo que se degrada. En ese clima, un alcohólico Wolverine, cerca del final, con garras atoradas, heridas sin cicatrizar, un veneno que carcome desde adentro, cuidando de un senil Charles Xavier, asistido por Caliban, cuidándose las espaldas y saliendo del radar de los cazadores de mutantes.



En el camino de ese decadente héroe se cruzan una nena y una mujer que buscan su ayuda. Y esa chica capta el interés de aquellos que digitan el Poder (con mayúsculas) desde las sombras, los que no tienen escrúpulos para experimentar con la naturaleza, los cuerpos y las almas.

“Logan” es un western del futuro. La estética polvorienta, el sol dorado del oeste norteamericano, las rutas desérticas, los galpones oxidados. El western que se homenajea en la estética, se duplica en la pantalla de un televisor de un cuarto de hotel, con las imágenes de “Shane” con Alan Ladd y Jack Palance. El género que identifica a Estados Unidos, en el cine y en el mundo. Y no es casualidad la elección.



Porque “Logan” no sólo habla del envejecimiento de los X-Men, si no del fin de un sueño. “Siempre creíste que éramos parte del plan de Dios. Pero tal vez... tal vez seamos el error de Dios” le reprocha Logan a Charles Xavier. Si la sociedad que temía a los mutantes, a los distintos, tenía la opción de integrarlos y de ir juntos a un nuevo mañana, el resultado fue la persecución, el éxito de la supremacía humana, el genocidio. La muerte y la avaricia, la prepotencia del poderoso, la frialdad y la falta de ética, ocupan la escena. Han ganado los malos y no hay lugar para gente como Wolverine o Charles Xavier en el Estados Unidos de hoy.

No en vano, “Logan” empieza en México y termina en Canadá. No es casualidad que la nueva generación tiene que cruzar la frontera e irse a territorio canadiense. Ya no hay lugar para ellos en su país. Si hay un sueño, no es en Estados Unidos. Si hay una utopía es afuera. La poderosa imagen final, de la cruz invertida, es la síntesis perfecta del fin del sueño americano.



“Logan” tiene un nivel de violencia que supera la media del resto de la saga. La violencia está correlacionada con esta falta de perspectivas, de futuro, de utopías en el que se mueve la trama. Es una violencia sin propósito, de sobrevivir sólo un día más. Una violencia que viene de la rutina, de la insatisfacción cotidiana, de un mundo que se quedó sin héroes. Y que la violencia la ejerza una pequeña, con una saña que deja atónitos a sus víctimas adultas, es el contraste exacto para potenciar esa violencia, más allá de la coreografía de las acciones.

Otro recurso que potencia la violencia son los (escasos) momentos de ternura, básicamente entre Logan y Laura. Y la secuencia en la casa familiar cerca del final, la que hace decir a Charles Xavier: “Esto es la vida. Un hogar, personas que se quieren. Un lugar seguro. Deberías tomarte un momento y sentirlo”. Esas escenas hacen su pequeña labor por goteo: ahondan más la pesadumbre por un presente sin corazón.



Dijimos que “Logan” es un western. Tiene su familiaridad con “Mad Max”. La paleta de colores, las persecuciones, el desierto amarillo y la mezcla de polvo y sangre.

Hugh Jackman interpreta al mejor de sus Wolverines; Patrick Stewart certifica que tiene la presencia de un actor shakesperiano; Dafne Keen es la revelación de este filme. Con un elenco muy parejo, este terceto brilla.

Toda historia tiene un final. La historia de X-Men tuvo un gran final.

Mañana, las mejores frases.

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