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críticas chatarras

sábado, marzo 18, 2017

frases de “Jackie” 



-Ha pasado una semana y ya lo están tratando como a un polvoriento artefacto viejo que debe ser guardado. Esa no es forma de ser recordado.
-¿Y cómo le gustaría que lo recordaran, Señora Kennedy?

-¿Usted entiende que editaré esta conversación...?
-¿… por si acaso no diga exactamente lo que quiera decir? Con el debido respeto, eso parece muy poco probable, Señora Kennedy.

Así que esto será su propia versión de lo qué pasó.

-¿Sabe que pienso de la historia?
-¿De la historia?
-He leído mucho. Más de lo que la gente sabe. Cuanto más leo, más me pregunto: cuando se escribe algo, ¿eso lo vuelve cierto?
-Es todo lo que tenemos.
-Tenían. Tenemos a la televisión ahora.

No hice ese programa para mí. Lo hice para el pueblo estadounidense.

-Bienvenidos a la Casa Blanca... Estamos orgullosos de llamarla hogar.
-¿Por qué no intenta “la Casa de la Gente”? Así lo hace más personal.
-Bienvenidos a la Casa de la Gente. Estamos muy orgullosos de llamarlo hogar.

Amé esa casa y quería compartirla con el pueblo estadounidense. Para impartir una sensación de la grandeza de Estados Unidos. Los objetos y artefactos duran más que las personas.

-Imagine a un niñito rodeado por todo esto. Y que su hermano mayor haya muerto en batalla y luego ir a esa misma guerra y volver como un héroe. La gente ve a ese niñito, nacido con bienestar y privilegios, dispuesto a sacrificar todo por sus ideas, al servicio de su nación. Realeza. Hace que suene como realeza.
-Bueno, para realeza necesita de tradición. Y para la tradición necesita tiempo.
-Bueno, supongo debe empezar en alguna parte. ¿Cierto? Tiene que haber… ¿un primer día?

Sólo creo que todo en la Casa Blanca debería ser de lo mejor.



-¿Su fe la ayuda?
-Prefiero discutir mi fe con un sacerdote. ¿Usted no es un hombre religioso, cierto?
-No. No lo soy. Sólo trato de llegar a la verdad. Eso hacen los reporteros.
-“La verdad”. Bueno, me he acostumbrado a una gran división entre lo que la gente cree y lo que yo sé es real.
-Bien. Yo me conformaré con una historia que sea creíble.
-Así me gusta más.

-Y sé lo que anda buscando.
-¿Disculpe?
-Un recuento del momento a momento. Es por lo que ha venido, ¿no? Quiere que le describa el sonido que la bala hizo cuando impactó contra el cráneo de mi marido.

Hacía calor como en México o Viena. El sol nos daba en la cara. Pero no podía usar mis lentes de sol. Jack tenía su mano colgada. Y vi un pedazo de su cráneo cayendo. No era color carne, no era blanco. Se desplomó en mi regazo. Su sangre… su cerebro… en mi regazo. Y yo decía, Jack: “Jack, ¿puedes oírme? Jack, ¡te amo Jack!” Y su cabeza era tan hermosa. Y su boca era hermosa. Y sus ojos estaban abiertos. Trataba de mantener lo de arriba de su cabeza hacia abajo. Mantener todo adentro.

Ni crea por un segundo que le dejaré publicar eso. ¿Me entiende?

-¿El ataúd estará cerrado, cierto?
-¿En el funeral? Podremos ocuparnos de eso después.
-Realmente quiero que esté cerrado, Bobby.
-No estoy seguro de si se podrá con un Jefe de Estado.

Debió ser un tonto e insignificante comunista. Si hubiera muerto por los derechos civiles... al menos habría significado algo.

¿Sabes? Jack me advirtió. Jack dijo: “Estamos volviéndonos un país de locos”.

Quieren exhibir nuestro dolor.

La gente de Lyndon me reclama que yo les dije que lo juraran en Dallas. El idiota no podía esperar y ahora me culpan a mí por ello.



-¿Sabe quién fue James Garfield?
-No, Señora.
-¿Sabe quién fue William McKinley? ¿O lo que hizo? Fueron Presidentes de Estados Unidos muertos mientras estaban en el cargo. ¿Y qué tal Abraham Lincoln? ¿Sabe lo que hizo?
-Ganó la Guerra Civil. Abolió la esclavitud, Señora.
-Así es. Gracias. Bobby, por favor… diles que quiero libros de Lincoln. –

-Muchos escritores quieren ser famosos. ¿Usted quiere ser famoso?
-No. Estoy bien así. Gracias.
-Debería prepararse. Este artículo le traerá mucha atención. En esa caso, ¿algún consejo para mí?
-Sí. No se case con el Presidente.

El hombre gastaría lo que tenía por votos, pero se oponía a comprar una pintura hermosa.

Debemos hacer esto bien, Bill. Debemos hacer esto bien. Tiene que ser hermoso.

Tenemos que marchar con Jack. Todos. Una gran y bella procesión que la gente recordará.

-Mami, ¿dónde está papi?
-Papi no vendrá a casa.
-¿Por qué no?
-Papi fue a ver a tu hermanito bebé… Patrick. Al cielo.
-¿Por qué?
-Porque yo estoy aquí con ustedes. No queremos que Patrick se sienta solo. ¿Cierto?
-Pero, ¿qué hay con nosotros?

¿Qué quieres que haga primero? ¿Planear un funeral o empacar muebles?



-La viuda de Lincoln murió destituida. Se regresó a Illinois. Tuvo que vender todos los muebles. Y los Van Buren y los Tyler, también. Lo subastó, pedazo a pedazo, para tener un techo sobre su cabeza.
-Pero eso no te pasará a ti.

Si les vendo algo de vuelta, ahora, quizás pueda pagar la escuela de Caroline y John.

Bienvenida a Arlington, Señora Kennedy.

No puede ser enterrado donde sea. Sé merece más.

Esa casa no era mía. Ni tampoco ésta. Nada nunca es mío.

Bobby… es nuestra última oportunidad. Debemos marchar con él.

La gente perfecta puede cambiar. Jack siempre buscaba mejorar. Ser más fuerte. A veces, entraba al desierto a solas, sólo para dejarse ser tentado por el Diablo. Pero siempre volvía a nosotros. Su amada familia. Y yo no fumo.

A Dios no le interesan las historias. A Él le interesa la verdad.

-Creo que Dios es cruel.
-No. Ahí te estás metiendo en problemas. Dios es amor. Y Dios está en todas partes.
-¿Estaba en la bala que mató a Jack?

Jack y yo apenas pasábamos la noche juntos. Ni siquiera la última noche en Forth Worth.

¡No me mire así! Fui la Primera Dama de los Estados Unidos. Las mujeres han hecho cosas peores por menos.

Hay dos clases de mujeres aquellas que quieren poder en el mundo y aquellas que quieren poder en la cama.

Enterré a dos hijos. Y ahora entierro a mi marido.

Esas imágenes serán difundidas por todo el mundo. Esas imágenes deben de reflejar la verdad. Dos niños sin padre con el corazón roto. Son parte de esto.

Ya no soy más la Primera Dama. Puedes llamarme Jackie.



-Permítame, Señora. Valoro mi privacidad. Siempre lo he hecho. Y sin embargo, los días posteriores... justo después... algo pareció cambiar.
-¿En qué sentido?
-Antes del funeral. El día que llevó el ataúd al Capitolio. Donde sus hijos fueron exhibidos para que todo el mundo los viera.
-¿Qué está insinuando? ¿Qué los exploté?
-No, claro que no... yo sólo... sólo me pregunto si consideró hacer más para protegerlos. Creo que la mayoría de personas...
-No somos la mayoría de las personas. La mayoría de personas no tendría que tomar decisiones como esas, a horas de ver a su marido asesinado a su lado.

¡Ay, Lyndon! ¡Vaya horrible manera de comenzar tu Presidencia!

¿Lo asesinaron dentro de la cárcel? ¡Esta gente puede llegar a quien sea!

¿Y este desfile? ¿Para quién es realmente? ¿Para Jack? ¿Un acto más de campaña de camino a la tumba?

En este momento, usted está ciega. No porque haya pecado. Porque ha sido escogida. Para que se revelen las obras de Dios en usted.

Perdí el camino, en alguna parte. Lo que fue real. Lo que era fingido.

¿Sabes cómo llamó Jack a todo esto? Cuando vio lo que estábamos gastando, dijo: “Tu pequeño proyecto de vanidad va a dejar en bancarrota al Gobierno Federal”. La gente necesita su historia. Les da fortaleza. Necesitan saber que gente de verdad, realmente vivió aquí. No fantasmas o historias de leyendas. Gente que enfrentó a la adversidad y la superó. Lo que se ha hecho en esta casa cuenta.

Muy pronto, él sólo será otro óleo colgado en estos pasillos.

-¿Por qué esta habitación es tan pacífica?
-¿Pacífica? No sé... Cada vez que entró a esta habitación, me recuerda al 1 de enero de 1863. Un hombre común firmó un documento que liberaría a cuatro millones de personas de la esclavitud. Así que no pienso mucho en ella como “pacífica”. Es un lugar de un legado profundo. Y es una pena que el nuestro sea un maldito desperdicio.
-Bobby...
-¿Qué?
-Bobby… cuida lo que dices.
-¿Qué fue lo que logramos? Sólo… sólo somos la gente bonita, ¿cierto? ¿No es lo que somos?
-¡Bobby!
-¿Por qué, por qué... qué logramos realmente? Quizás Jack sea recordado por como manejó la Crisis de los Misiles. O tal vez se le recuerde por crear una crisis que luego se vio obligado a resolver. ¡Pudimos haber hecho tanto! Derechos civiles. Programa Espacial. Salir de Vietnam. Ahora Johnson debe encargarse de Vietnam. Lo arruinamos.



La historia es dura. Y no tiene tiempo.

-Vine a discutir lo de mañana. El Fiscal General me comunicó su deseo de tener una ceremonia más modesta.
-Ya cambié de opinión.
-¿Disculpe?
-Dije que cambié de opinión. Vamos a tener una procesión y caminaré hasta la Catedral con el ataúd.

-Señor Valenti... ¿le importaría darle un mensaje a los invitados al funeral cuando aterricen?
-Desde luego.
-Infórmeles que yo iré con Jack mañana. Sola, si es necesario. Y dile al General De Gaulle que si quiere ir en un auto blindado o un tanque incluso no lo culpo. Y, estoy segura, los millones que lo estén viendo, tampoco lo harán.

Todos viviremos más allá de nuestras muertes. Presidentes irán y vendrán y cada uno de ellos, recurrirán a Jack como guía e inspiración.

Fue un funeral para el Presidente de los Estados Unidos.

-Su esposo manejó autos. No montó caballos.
-Si. Y debió haber más de ellos. Debió haber más caballos. Más soldados. Más llanto. Más cámaras.

-Supongo que no me dejará escribir nada de eso.
-No. Porque yo nunca dije eso.

Con el debido respeto, usted estuvo en medio de todo eso, Señora Kennedy. E imagino que es imposible, tener perspectiva desde ese punto de vista. Pero le puedo asegurar que fue... ¡un espectáculo!

Nancy dijo que querían compartir mi dolor, así que los dejé. Pero después me di cuenta que toda la pompa, todas las demandas que hice para honrarlo, no fueron para Jack o su legado. Fueron para mí.

-Le escribí una carta. Esa noche que movimos el ataúd al Capitolio. ¿Sabe lo que le escribí? Que quería morirme.
-La entiendo.
-¿Lo hace?
-Así es. Al menos que me esté pidiendo permiso.
-Sólo la gente indulgente y tonta se suicida. No. Sólo esperaba que si caminaba por la calle, al lado del cuerpo de Jack, tal vez alguien tendría la amabilidad de hacerlo por mí.
-¿Frente a todo el mundo?
-Una vida famosa. Una muerte famosa.

Yo nunca quise la fama. Sólo me volví una Kennedy.



Les dije a todos que no podía recordar. No es verdad. Si me acuerdo. Me acuerdo de todo. La primera bala. ¡Boom! Y luego, boom... Pude haberlo salvado. Debí saber que era un disparo. Debí cubrirlo.

Perder a un Presidente es como... es cómo perder a un padre. Y usted fue una madre para todos nosotros. Y ésa es una muy buena historia. El país entero miró el funeral. De principio a fin. Décadas, a partir de ahora, la gente lo recordará. Su dignidad y la majestuosidad... La recordarán a usted.

“Qué no se les olvide que, por un breve momento resplandeciente, hubo un Camelot”.

-De eso trata Camelot. Hombres comunes uniéndose para pelear juntos por un mundo mejor. No me mal entienda. Jack no era un ingenuo. Pero tenía sus ideales. Podía arrastrar a otros a creer en sus ideales.
-¿Y esos ideales vivirán?
-Claro que lo harán. Claro que habrá gran progreso. Otros grandes Presidentes. Los Johnson han sido muy generosos conmigo. Pero no habrá otro Camelot.

-He vivido una vida bendecida. Y sin embargo, cada noche, cuando me meto a la cama, apago las luces y contemplo la oscuridad, me pregunto: “¿Esto es todo lo que será?”. ¿Se lo pregunta?
-Cada alma en este planeta lo hace. Y entonces, cuando llega la mañana, se despierta y se prepara un café.
-¿Para qué molestarnos?
-Porque lo hacemos. Lo hizo esta mañana. Y lo hará de nuevo el día de mañana. Pero Dios, en su infinita sabiduría, se ha asegurado que eso sea lo suficiente para nosotros.

Tal vez todos creerán en eso. “Camelot”. A la gente le gusta creer en cuentos de hadas.

Creo que los personajes que lean en la página terminarán siendo más reales que los hombres que estuvieron a nuestro lado.

Debí suponer que era mucho pedir, el envejecer juntos.

La oscuridad quizás nunca se vaya. Pero no siempre será tan pesada.

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