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críticas chatarras

martes, marzo 28, 2017

el evangelio según scorsese 


SILENCIO
data: http://www.imdb.com/title/tt0490215

“Silencio” es uno de los trabajos más personales de Martin Scorsese, un viejo anhelo de llevar al cine la novela del japonés Shūsaku Endō (hubo otra versión japonesa de 1971: https://www.youtube.com/watch?v=5imdEkxtvAQ), con un estilo sereno, clásico, lejos de los fuegos de artificio del relato occidental. Es una reflexión sobre la fe, sobre la fe cristiana y la convicción de que la fe es, siempre, un hecho privado. La relación entre el individuo y la Divinidad es, por naturaleza, íntima, porque sólo Dios puede ver dentro de nuestro corazón para saber la sinceridad del sentimiento religioso.

Rodrígues y Garupe son dos jóvenes sacerdotes, jesuitas y portugueses, quienes misionan a Japón, a mediados del siglo XVII, época en que los católicos japoneses fueron perseguidos. El objetivo de la excursión es encontrar al Padre Cristóvão Ferreira, de quien se dice apostató, abdicando de su fe. (Ferreira efectivamente existió, no es un personaje de ficción). Al poner un pie en Japón, los padres Rodrígues y Garupe se encuentran con una comunidad que mantiene su religión en secreto, soportando el martirio y desarrollando una creencia que mezcla las enseñanzas católicas con sus mitos nativos y con el budismo.



En contacto con esa heterodoxia, Rodrígues (el protagonista principal de la historia) entra en un conflicto interior: sostener los principios de su fe, implica el sufrimiento de la comunidad que cree con sencillez e ingenuidad; renunciar (aunque sea fingido) a la fe católica, salva el cuerpo pero no el alma. Ése es el drama principal de Rodrigues: ser testigo del martirio, sentir el dolor de los que ama, sintiéndose culpable por haber traído su creencia, a una tierra que le es desconocida. La crisis interior de Rodrigues se explica por el silencio de Dios, ante sus dudas, ante la vacilación de su fe. ¿Cómo Dios está callado, cuando sus hijos sufren?

Rodrigues ha sido formado en la cultura de un Dios triunfante, mártir pero victorioso. Pero en Japón, sólo hay del triunfo la persistencia del martirio. Y en la piedad al otro, en el sufrimiento compartido, Rodrigues alcanza a escuchar y ver a Dios. En la escena en la que debe pisar la imagen de Cristo, éste le habla y lo recibe en su dolor. Cristo no es el Dios de la victoria sobre lo malo: es el Dios que sufre y comparte esa carga, un Dios triste que abraza y espera, un Dios que sólo puede ofrecer cobijo. No importa que Rodrigues pise o no la imagen de Cristo. Lo que importa sucede en el interior de su alma. Allí se define el triunfo o la derrota divina.



“Pero incluso, si Dios hubiese estado en silencio mi vida entera, hasta el día de hoy, todo lo que sé, todo lo que he hecho, habla de él. Fue en el silencio donde escuché tu voz” se confiesa Rodrigues en el final.

Los que han ejercido la extorsión para torcer una creencia serán vencidos, aunque se crean victoriosos. La Fe (en mayúsculas) sólo es una transacción entre los hombres y la Divinidad.

Para indagar en estas reflexiones, Scorsese deja de lado los recursos estilísticos de su cine. Retrocede un paso y queda detrás de la historia, permitiendo que fluya con sus tiempos, con cierta morosidad y ciertas repeticiones. “Silencio” no es una película apta para todo público, posiblemente por su austeridad, será dificil de conectar con el espectador. Tal vez ahí estén las razones del fracaso comercial de la película. Pero nos queda la sensación de que en su interior, Scorsese ha logrado filmar la película que quería hacer. No es poca cosa.



No nos convenció del todo la interpretación de Andrew Garfield. Hay poco de Adam Driver (en un personaje que se va pronto, como una demostración fáctica de que venía sobrando). Y los que se destacan son los momentos de Liam Neeson y de Issei Ogata (el metódico Inquisidor).

Mañana, las mejores frases.

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