jueves, diciembre 22, 2016
la venganza es un plato que se come frío
ANIMALES NOCTURNOS
data: http://www.imdb.com/title/tt4550098
Unas imágenes decadentes acompañan los títulos iniciales: hipergordas envejecidas desnudas bailando con pretensiones de ser sensuales. En una de las últimas imágenes del filme, vemos a Susan Morrow, la protagonista, enfundada en un traje verde, frente al espejo, sopesando su capacidad de atracción. No son concordancias casuales. Son las migajas de pan que el director Tom Ford ha dejado al desarrollar la trama de “Animales nocturnos”, una muy sutil historia, oscura y densa en dramatismo.
Tom Ford es un caso atípico en el mundo del cine. Conocido como diseñador de modas top, debutó en el 2009 con una brillante “Sólo un hombre” (http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2010/04/una-pelicula-sensorial.html). Y ahora dio el siguiente paso, con una historia que es varias y que vale seguir de cerca. En “Animales nocturnos”, al mismo tiempo, se cuentan tres historias: la de Susan que recibe la novela que escribió Edward, su ex marido, al que hace 20 años que no ve; la historia que cuenta la novela, un hombre que, en una ruta de Texas, le secuestran a su mujer y su hija adolescente; la historia de amor de Susan y Edward.
Las tres historias parecen ir en paralelo. Hasta podemos creer que la historia de la novela puede tener rasgos autobiográficos. Pero en realidad, todas las historias confluyen a la escena final (que no contaremos por motivos obvios). No hay final abierto, hay un claro final: “Animales nocturnos” es la historia de una venganza. No sangrienta como la que cuenta la novela de Edward: no por eso menos brutal.
Todo gira alrededor de Susan, en la estupenda piel de Amy Adams. Es una mujer en la etapa madura de su vida, que ha hecho sus elecciones, las que racionalmente la llevaron a una situación económicamente confortable. Claro que, emocionalmente, está en un matrimonio fracasado, con una profesión que no la motiva, en una realidad fría y angustiante. La angustia se refleja en la mirada de Susan, en cada paso, en cada instante de una realidad aséptica, poco personal.
En ese momento, en que las elecciones se revelan dudosas, Susan recibe la novela del ex marido al que hace dos décadas no ve, del que se separó rompiéndole el corazón de un modo atroz. Y esa presencia altera todo. La evaluación de lo hecho, las posibilidades de recuperación del futuro.
Para entender “Animales nocturnos”, vale detenerse en una escena en apariencia intrascendente cuando Susan se para delante de un cuadro en un museo, un cuadro que su galería recomendó. Es un simple cartel con la palabra “venganza” en inglés, con fondo negro. Ésa es otra migaja de pan dejada por Ford. Nos está diciendo cuál es el tema de la historia. “Animales nocturnos” habla de una venganza. De una venganza meditada, sutil, masticada, anhelada por muchos años. Una venganza que espero pacientemente para hundir el puñal.
Eso es el filme y si pivoteamos sobre esa idea, empezamos a entender todos los comportamientos, todos los momentos de Susan en el filme.
El desenlace es lo suficientemente amargo: tan amargo como es ver el final de una vida en la que se han desaprovechado las chances de ser una persona mejor.
Si Amy Adams se luce como pivote de la historia, no es menor el trabajo de dos grandes actores: Jake Gyllenhaal y Michael Shannon. Breve, pero notable como siempre, lo de Laura Linney.
“Animales nocturnos” es uno de los mejores títulos del año. Tom Ford volvió a lograrlo. Es para no dejarla pasar.
Mañana, las mejores frases.
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