viernes, octubre 21, 2016
la negra poesía de Burton
MISS PEREGRINE Y LOS NIÑOS PECULIARES
data: http://www.imdb.com/title/tt1935859
Posiblemente, “Miss Peregrine y los niños peculiares” sea una de las mejores películas de los últimos tiempos en la filmografía de Tim Burton. No quiere decir que sea perfecta. Pero es un punto alto para un director que venía medio a los tumbos. Están en ella todos los trucos visuales que lo caracterizan. Pero le agrega una deliciosa poesía negra, una oscura melancolía y visión del mundo infantil, que nos deslumbró en su época de “Beetlejuice”, “El joven manos de tijeras”, “Ed Wood” o en algunos muy buenos momentos de “Batman vuelve”.
En “Miss Peregrine…” recorremos el llamado a la aventura de Jake, un joven adolescente que se cree común, hastiado prematuramente en una adolescencia sin sorpresas. Su infancia tuvo la luz del abuelo Abe, un delicioso Terence Stamp, que lo hizo soñar con lugares imaginarios y seres imposibles. Pero el niño creció y un día dejó de creer en su abuelo, hoy un viejo senil que lucha contra fantasmas que atentan contra su vida. La racionalidad mató a la fantasía. Y la vida de Jake, lógicamente, se tornó gris.
La muerte del anciano abre un universo desconocido y Jake descubre que las locas invenciones del abuelo, en realidad son el relato de un mundo paralelo fascinante que involucra niños con habilidades extraordinarias, cosmos anclados en el tiempo, malvados corrompidos por la sed de poder y niños inocentes que corren un riesgo mortal.
“Miss Peregrine…” es una metáfora oscura sobre la infancia y el crecimiento y sobre la diferencia de proteger y dar las armas para protegerse. Es una mirada dulce y triste, un licor melancólico, sobre lo verdaderamente oscura que es la infancia, lo tenebroso que es crecer, afrontar los cambios corporales y sentirse distinto, aberrantemente diferente a los otros.
En el universo de “Miss Peregrine…”, los Ymbrine tienen la potestad, no sólo de transformarse en pájaros, sino de construir loops temporales de un día que se repite indefinidamente, un espacio donde proteger a esos niños distintos. Proteger aislándolos del mundo. Proteger repitiéndolos en un no crecer, en un día burocrático donde todo está predeterminado. Las buenas intenciones de Miss Peregrine (Eva Green en onda dark) y las otras Ymbrines se chocan con la contradicción de que para que no corran peligros, los chicos se aíslan del mundo, se aíslan en una infancia que se niega a ser abandonada. Es lo más parecido a una condena perpetua, a una muerte por aburrimiento.
En ese mundo de reglas contra la lógica, Burton traza brochazos de lirismo, escenas antológicas, como la niña que vuela aferrada a una cuerda, la visita al barco sumergido en las profundidades del mar, las siniestras marionetas animadas con un corazón que late, el lente que proyecta los sueños de un niño.
Esa primera hora es la parte fuerte de la película, el momento en que Burton brilla a gran altura. El final es chapucero, muy apurado, como si hubiera que resolver la película porque se acaba. En ese vértigo, no obstante, queda en pie la resolución del conflicto central, de esa infancia que no quiere crecer, resuelta en una frase: “No tienes que hacernos sentir seguros porque ya nos has hecho sentir valientes”. Los niños ya han crecido. Han dejado de ser niños y pueden aceptar el transcurso del tiempo, el que los lleva a una evolución lógica: la muerte.
Ése final no es digno de la muy buena primera mitad que la precede. Hasta Samuel Jackson se vuelve insoportable como un villano que hace chistes en medio de sus villanías. Pese a esta chapucería, “Miss Peregrine…” tiene más cosas para ser recordada que olvidada. Y eso es una para el lado de Tim Burton.
Mañana, las mejores frases.
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