jueves, mayo 12, 2016
¿quién vigila a los vigiladores?
CAPITÁN AMÉRICA: CIVIL WAR
data: http://www.imdb.com/title/tt3498820
Hay cierto menosprecio sobre el auge actual de cine de superhéroes. Es fácil para la crítica en piloto automático juzgar a la actual moda de superhéroes del cómic como un cine engordado artificialmente por un presupuesto generoso. La subvaloración se ahorra el trabajo de analizar cómo en esas historias se reflexiona sobre el poder de un modo que estamos lejos de ver en otras producciones de cine independiente. Ya en el caso “Batman vs. Superman” (http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2016/03/del-dios-todopoderoso-al-terrenal-mundo.html) analizamos la intención (aún con cierta torpeza) de indagar sobre cómo la Justicia se logra imponer en una sociedad. “Capitán América: Civil War” le saca varios cuerpos porque el guión es casi perfecto, es muy efectivo, combina elementos de acción y humor y nos plantea un punto de discusión que no se resuelve, que no tiene la facilidad de resolverlo (ni de resolvernonos) porque es un tema de discusión de la sociedad actual: ¿quién vigila a los vigiladores? ¿Quién nos cuida de los que nos cuidan?
Como tema de película de superhéroes, debemos reconocerlo, es más profundo de lo que quieren reconocer la mayoría de los críticos cinematográficos.
El guión de Christopher Markus y Stephen McFeely (sobre el cómic clásico de Mark Millar) es muy claro para desarrollar el conflicto. A partir de las pérdidas de vidas humanas inocentes en un enfrentamiento de los Vengadores (un luctuoso daño colateral), la dirigencia política plantea la necesidad de supervisar al grupo de superhéroes. Esa posibilidad genera dos líneas en el grupo, encabezadas por sus máximos héroes. Una línea es la de Tony Stark que acepta ser supervisados y cumplir órdenes de una entidad política como la ONU. “Si no podemos aceptar limitaciones, si no tenemos fronteras, no somos mejores que los malos” lo expresa claramente en la mesa de discusiones.
La otra postura es claramente liberal, la valorización de la decisión individual sobre todas las cosas. Hay una idea clara de cierto destino manifiesto para ser policía del mundo (una postura cuasiimperialista) con un no confesado descreimiento sobre los políticos: “Si firmamos esto, renunciamos a nuestro derecho de elección. ¿Qué pasa si nos mandan a un lugar donde pensamos que no deberiamos ir? ¿Y si hay un lugar donde necesitamos ir y no nos dejan? Quizás no seamos perfectos, pero es más seguro decidir nosotros” lo resume el otro representante, el Capitán América.
Estas dos posiciones cruzan toda la película hasta el final. Y decide cada escena, cada posición de uno y otro superhéroe.
Lo llamativo del planteo es que no hay una respuesta. No la puede haber. Ambas posiciones tienen puntos a favor y en contra. Ambas posturas son entendibles. Y también se verbaliza en uno de los parlamentos finales cuando el Capitán América le dice en una carta a Tony Stark: “Sé que haces lo que crees conveniente y esto es todo lo que podemos hacer. Eso es lo que deberíamos hacer”.
No es fácil ponerse del lado de alguien en esta oposición.
Y esa es la moraleja más importante de la película, porque como en todas las buenas historias, no sólo estamos hablando de superhéroes del cómic: estamos hablando de la sociedad en la que vivimos.
Hay un tema que está dando vueltas en la película sobre la cuál no se profundiza. Algo que “300” lo planteó como el tema principal que analizamos en su momento en esta página (http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2007/04/la-versin-bushiana-de-las-termpilas.html): la libertad paga su precio de sangre con un ejército profesional.
La sociedad de “Capitán América: Civil War” necesita de los superhéroes para que los defiendan de enemigos que no vacilan en destruir el mundo para lograr sus objetivos. Pero eso sí, la sociedad pide que los superhéroes que arriesgan su vida, les aseguren que no habrá daños colaterales. Esa actitud no deja de ser hipócrita: los malvados matarán millones, pero los superhéroes son responsables por las centenas que no pudieron salvar. Nuevamente, hay un personaje que plantea el problema y lo verbaliza: “Tratamos de salvar tanta gente como podemos. A veces no significa a todos. Pero si no podemos vivir con ello, la próxima vez quizá no salvemos a nadie” aconseja el Capitán América a una afligida Wanda.
¿Quién tiene la culpa? ¿El tipo que activó la bomba o aquel que no logró desviar correctamente la onda expansiva? ¿Por qué la sociedad carga las tintas sobre el que se opone al asesino y no al que viene a destruir? ¿Hay un traspaso de culpa y de creer que esto es sólo es una cuestión pertinente de los soldados, para no admitir que estamos en medio del conflicto del cual no podemos excluirnos por más que queramos?
Es fácil ver que hay una traslación directa a los dilemas de la sociedad contemporánea, en la Era del Terror. Tal vez no tengan superpoderes, pero el enemigo actual también puede volar edificios y hacer gala de crueldad mediática.
En la trama iremos viendo los pro y contras de cada postura, las dudas, los cambios de posición, los conflictos en los que la valuación de propio ego no está excluido.
La posición del villano de turno es más fácil, menos problemática: dejar que nos consumamos en nuestro propio odio. Zemo no tiene superpoderes, sólo su deseo de revancha, su anhelo de que alguien pague por las pérdidas sufridas. Intriga para ello, para lograr su objetivo de la confrontación de los buenos. Y el guión lo expresa también en una línea memorable de T'Challa, el hombre detrás de la máscara de Pantera negra: “Esto es todo lo que querías. Verlos matarse entre ellos”.
La venganza ante el mal versus la justicia, es la resolución del dilema que plantea la película. Y cómo en todo buen guión, también hay un parlamento alusivo, también en boca de Pantera Negra que va en busca de una venganza por la muerte de su padre: “La venganza te consumió. Los está consumiendo a ellos. Ya basta de que me consuma a mí. La justicia llegará pronto”.
Montado sobre estas grandes ideas del guión, “Capitán América: Civil War” despliega las mejores galas del cine de acción. Las escenas de combate son deliciosas, consistentes, para nada superfluas. El humor es un recurso muy bien utilizado que aligera el espesor dramático de la historia. Y la química actoral funciona en dosis elevada. Chris Evans y Robert Downey Jr. se llevan los laureles en diálogos claves. Pero hay pequeñas escenas que merecen destacarse. La presentación del Hombre Araña, con el diálogo de Robert Downey Jr. y Tom Holland en la habitación de Peter Parker es magistral. No sólo por lo picante del diálogo, la gracia y los chistes de cada línea. Si no porque Peter Parker termina poniéndole el dedo en la llaga a un tambaleante Tony Stark, que está reaccionando más por la ausencia de Pepper que por convicción. Tony Stark es el héroe que en su interior está pensando en colgar el traje y retirarse al solaz de su vida personal, a recuperar el amor de la mujer que ama. Y Peter Parker le dice: “Cuando puedes hacer las cosas que yo hago, pero no las haces y luego pasan cosas malas... pasan por tu culpa”. Cuando Stark escucha ese parlamento, en los labios de Peter Parker, está escuchando a Steve Rogers, el Capitán América.
Un punto más: la postura de Tony Stark necesita la voz de la conciencia del Capitán América. Necesita tener a alguien con el idealismo de Steve Rogers para advertirle de los riesgos que puede haber de su postura. Hay una posibilidad, no desarrollada, de síntesis de ambas posturas. Está ahí, sin resolver.
Una perlita es el breve momento de Robert Downey Jr. con Marisa Tomei, una preferida de esta página, la Tía May de Peter Parker. Pocos minutos, suficientes para que brote el carisma de estos dos actores. Esperamos más minutos de Tomei en lo que viene del Hombre Araña. Otro buen momento es el cameo de Stan Lee, buscando a Tony Hedor, como un empleado de Federal Express. Él es el hombre que hizo posible este Universo cinematográfico. No está de más el continuo homenaje a este prócer del cómic.
La gran escena es el combate de las dos fracciones de superhéroes. Pero la gran imagen es el escudo del Capitán América clavado en el pecho de Iron Man. Esa imagen es, por si sola, un resumen gráfico del conflicto central del filme.
Estas reflexiones que nos ocuparon en esta crítica surgen de una película de superhéroes. No parece poco, ¿no?
Mañana, las mejores frases.
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