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críticas chatarras

viernes, enero 15, 2016

la casa siempre gana 

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LA GRAN APUESTA
data: http://www.imdb.com/title/tt1596363

Adam McKay coescribió y dirigió muchas de las películas de Will Ferrell y pasó a otro nivel con el guión de Ant Man. En “La gran apuesta” logra superar su propio techo con una película feroz, muy crítica de la crisis de las hipotecas subprime que hizo zozobrar al capitalismo mundial. Es una de las muy buenas películas que nos dejó el 2015 y que combina comedia con una fuerte crítica política. “La gran apuesta” tiene un vértigo sólo comparable a la velocidad suicida que muestran los protagonistas del mercado de capitales.

“La gran apuesta” es la historia de los tipos que vieron venir la crisis y armaron una apuesta contra los títulos hipotecarios esperando ganar cuando el mercado se hundiera. Un analista medio pirucho con un ojo de vidrio; un tipo cargoso que no se cansa de encontrar incoherencias en el discurso ajeno; dos jóvenes corredores de bolsa que sueñan con ser ricos patrocinados por un millonario excéntrico New Age; un empleado bancario al que nadie escucha en su trabajo. Todos vieron los signos, los datos que preanunciaban la crisis, los indicadores que señalaban la catástrofe. Y van de lleno contra el optimismo, la ceguera y la corrupción de los operadores del mercado. La población bailaba indiferente sobre la cubierta del Titanic al ritmo de la música que sonaba en esos días.

Hay una línea argumental fuerte, la pregunta de si los bancos eran lo suficientemente estúpidos para ir a la catástrofe por idiotas o si tenían otro objetivo en mente. Quien encarna mejor ese dilema es el personaje que interpreta Steve Carell, Mark Baum (un personaje inventado, inspirado en un grupo de personas reales que operaron en la crisis) y la respuesta está cerca del final: “No fueron estúpidos. Sólo no les importó”.

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El guión de “La gran apuesta” afrontaba un gran riesgo: contar una historia plagada de términos financieros que podrían no ser entendidos por la mayor parte de los espectadores. Y el guión de Adam McKay y Charles Randolph echan mano a recursos graciosos para aliviar la explicación de esos términos: conceptos impresos sobre la pantalla, celebrities explicando con metáforas definiciones, una torre de jenga para entender cómo se estructuran los bonos. Con mucho humor y rapidez, logra eficacia para ser didácticos sin ser aburridos. Nos quedamos, obviamente, con Margot Robbie, dándose un baño de espumas mientras nos explica qué es una burbuja especulativa con una copa de champagne en la mano (confieso que no presté atención a lo que dijo).

Si “La gran apuesta” logra pasar el escalón de la buena comedia, es cuando transita el final, y los personajes se permiten una mirada decepcionada sobre su tiempo y su sociedad, sobre lo que han vivido y sobre ellos mismos. Los protagonistas, balanceando sobre la cuerda floja de su cinismo, aún tenían una pequeña dosis de fe, alguna creencia de que el sistema tendría una dosis, aunque fuera mínima, de decencia. Y la comprobación de que ni siquiera esos niveles básicos existen, termina desilusionando a los protagonistas. Su época es peor de lo que creían. Hay una sensación de hastío existencial que mejora el final de comedia. Es un desenlace de todos pierden, aún los que ganan.

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Del muy buen elenco, elegimos el papel de Christian Bale como Michael Burry (notable en sus pequeños detalles de un tipo que prácticamente se pasa toda la película en su oficina) y Steve Carell como Mark Baum, con una presentación de personaje perfecta: un flashback de Baum niño que asiste a la charla del rabino con su madre en la que le asegura que el pequeño tiene futuro como estudiante del Talmud y la Torá porque busca las incoherencias en las palabras de Dios. Con ese ejemplo, sabemos cómo es el temperamento de Baum de grande, más que cualquier parlamento adicional.

Mañana, las mejores frases.

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