miércoles, mayo 20, 2015
los autos locos
MAD MAX: FURIA EN EL CAMINO
data: http://www.imdb.com/title/tt1392190
Cuando escuchamos que “Mad Max” volvía a la ruta, echamos mano al prejuicio y fruncimos el ceño: se viene otro fiasco. Continuaciones de “Alien” con “Depredador”, más “Terminators” que lo necesario, hasta un “Duro de Matar” para el olvido y ni que hablar de un “Robocop” o los continuos relanzamientos de “Superman” o “El Hombre Araña”.
Por eso, cuando nos sentamos en la butaca del cine y vimos las primeras imágenes de “Mad Max: Furia en el Camino”, algo similar a la grata sorpresa nos embargó. Desde el principio, este nuevo capítulo de la trilogía creada por George Miller nos lleva de la nariz. La trama se asienta en un solo concepto: persecución. Personajes tratando de sobrevivir, como puedan, pegando tiros al aire en un mundo que se derrumba. Y con esa idea básica, la película se basta sola. Hasta es capaz de superar la endeblez de su protagonista, Tom Hardy, que no logra hacernos olvidar al Mel Gibson original. Pero como el filme se sostiene en Charlize Theron y en Nicholas Hoult, la historia triunfa.
En este episodio, el Loco Max se encuentra con una sociedad manejada por Inmortan Joe, un líder que somete a la población con el control del agua y el combustible, bienes escasos en el mundo postapocalíptico de la saga. Tiene a su mando un grupo de jóvenes delirantes, a los que les ha prometido un lugar en el paraíso postmortem: el Valhalla. Y su lugarteniente es Imperator Furiosa, una guerrera manca.
La historia empieza con la revelación de Furiosa que escapa en busca de un paraíso, más allá del desierto, junto a las Paridoras, el harén del líder. La fuerza militar del líder parte al desierto para cazarla y recuperar las esposas y en el medio queda metido Mad Max, primero como prisionero y luego como aliado de las mujeres en desgracia. Todo está unido en la persecución y en superar desafíos, en escalar niveles, siempre con la espalda contra la pared.
Hay varios puntos interesantes en cómo Miller lleva a la pantalla esa historia que, así como la definimos, la debimos ver no menos de una docena de veces en el cine de acción. Lo peculiar es que Miller cuenta la historia con imágenes bizarras, barrocas, coloridas, delirantes. La paleta de colores es fuerte, lejos del opaco de un mundo en decadencia. Los protagonistas se rodean de una serie de símbolos y consignas, desvirtuadas de su sentido original, que sirven para contener a la sociedad en derrumbe. Cráneos, rock, mitos nórdicos, los maquillajes de la grasa de coche o la veneración al V8. Se sugiere que toda comunidad necesita de un sistema de creencias para existir. Cuando la sociedad se degrada al punto de volver a la supervivencia del más fuerte, se impone el regreso al trabajo en equipo, cooperativo, montando un credo para que los individuos funcionen coordinadamente. Desde ya, cuanto mayor es el deterioro, más fácil es pervertir este esquema desde la cúspide y entronizar a un líder demagogo autoritario que manipule a la sociedad. La escasez extrema produce locuras y oportunidades de sujeción de unos pocos a unos muchos. El control a cuentagotas del agua, es un buen ejemplo en esta historia.
Mencionamos ya que Mad Max no es central para la dinámica de esta historia: Imperator Furiosa es la clave. Y el otro actor es Nux, en un brillante papel de Nicholas Hoult, como un joven guerrero moribundo que busca la muerte gloriosa de la mano del dictador y que muta, a lo largo del filme, cuando la tersa mano de una mujer le acaricie el rostro. El guerrero de la muerte comprenderá lo que es morir por la gloria o morir por defender a quién se ama. Una es una muerte inútil; la otra, una redención poética. La composición de Hoult es vital para dotar a su personaje de tantas variaciones que lo convierten en un memorable carácter, decisivo para el éxito de la película.
Otro hallazgo es que las acciones se rodaron, básicamente, con los recursos previos a la computación. Salvo una tormenta animada y el brazo borrado de Charlize Theron para presentar su muñón, el resto es acción pura a la vieja usanza. Y esa vitalidad, despojada de artificialidad, se nota en el 3D. Porque (es imperativo) “Mad Max: Furia en el camino” debe verse en 3D. No hay otro modo de verla.
Hay otra idea más flotando en la trama de “Mad Max…”: la capacidad del ser humano de adaptarse al horror (la mutilación, la miseria, la deformación, la enfermedad, la impudicia, el dolor), de sobrevivir aunque no sea lógico, de seguir luchando en la peor de las circunstancias. Y la misma capacidad, en medio del barro, de persistir en preservar la flor de la moral que se eleva, tímida, con los primeros rayos del amanecer.
Si podemos ver esa idea que flota sobre la perversión del mundo de “Mad Max…”, entenderemos la poesía oscura que brota de los intersticios de la historia. Ése es su valor.
Mañana, las mejores frases.
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