jueves, marzo 26, 2015
carta de john
DIRECTO AL CORAZÓN
data: http://www.imdb.com/title/tt1772288
Primeras imágenes: un pañuelo chillón sobre un saco caro; un mechón de pelo al que le pasan tintura; una cruz de metal que se abre para esconder unas líneas de cocaína; una ración de whisky; una ración más grande de whisky; chicas fáciles que miran con admiración el paso de un hombre; el murmullo de un público expectante del otro lado de la puerta; el “rómpete una pierna, Danny” dicho por personal de seguridad; el monstruo de pie bailando al compás de una canción simplona.
Con un puñado de referencias, Dan Fogelman pinta en ese inicio al personaje: Danny Collins, un cantante que está viviendo del mismo éxito, las últimas décadas. Con sólo mirarlo, sabemos de dónde vino y cómo está. Lo suyo es rumbo de colisión. Pero si aún no creemos en la catástrofe es porque Danny Collins vino dilatando el choque desde hace años. Aunque cada vez esté más cerca.
¿Qué impide el impacto? El regalo de cumpleaños de su representante: una carta que John Lennon, su ídolo, le escribió hace treinta años, alentándolo a ser fiel a su música, a que no tuviera miedo a tener éxito y dinero por temor a pervertir su arte en el camino y ofreciéndose a conversar con él, refrendado con un número telefónico al pie. El problema es que esa carta, en manos de un periodista ávido de memorabilia, llegó treinta años tarde. Desde ese momento, Danny se pregunta cómo hubiera sido su vida si esa carta hubiera llegado a tiempo y hubiera podido charlar un rato con John Lennon a solas. ¿Qué sería de Danny Collins, ahora? ¿El patético cantante que va por su tercer volumen de “Grandes éxitos”? ¿El payaso con el micrófono en la mano que hace sacudir a maduras regordetas y jovatos con peluquín? ¿O ese artista estuvo callado treinta años sin componer otra canción?
“Danny Collins” (título original de “Directo al corazón”, una traducción tan pegajosa como las canciones del protagonista) es una deliciosa comedia, con chispeantes diálogos, mucha química actoral y una actuación soberbia de Al Pacino. ¿Estamos ante una gran comedia? No. En absoluto. Tiene muchos lugares comunes y clichés como para constituir una gran comedia que rompa el molde. Pero está construida con tanta buena intención que resiste los golpes. Es esa clase de películas que el público va a amar y que usted se va a quedar a ver, una y otra vez, cuando la agarre empezada en el cable.
Esta película me hizo recordar una comedia francesa, de hace ochos años, con un protagonista similar. La película se llamaba “El cantante” y contaba con Gerard Depardieu al volante (http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2007/07/el-que-canta-no-baila.html), como un cantor romántico panzón y kitsch venido a menos. Tiene muchos puntos en contacto, esa mirada agridulce al artista que está esmerilado en la ruta, después de tantas giras y al que sólo le queda responder a los caprichos de la audiencia. Un cantor que ya no sorprende, con un público que pide que no lo sorprendan. Y la necesidad del protagonista, del hombre detrás del cantor, que espera algo más de la vida, alguna cosa que le certifique que todavía está vivo. Ambas películas son pequeñas, discretas tal vez, pero memorables. Ambas tienen un gran actor que se toma un poco en broma a sí mismo. Y una canción para tararear. “Danny Collins” tiene un chico (la hiperactiva Giselle Eisenberg) con lo que redobla la apuesta.
En el elenco hay un puñado de muy buenos actores. Pero hay dos que disfrutan sus diálogos con Al Pacino, parlamentos fluidos que van de un lado a otro, con mucha gracia y oficio. Nos referimos al inoxidable Christopher Plummer y la bellísima Annette Bening. Cuando quieran poner como ejemplo lo que es ser un buen actor, echen mano a estos nombres. Estos tipos nos hacen creer que la profesión es muy fácil y que se están divirtiendo cuando trabajan. Y lo peor que es cierto: para ellos es muy fácil y se están divirtiendo delante de la cámara. Y el público lo agradece.
Necesitamos más películas como “Danny Collins” para volver a divertirnos en el cine. Seguramente no harán historia pero tienen su merecido lugar bajo el sol cinematográfico.
Dos cosas: la historia de la carta de John Lennon es cierta y le sucedió al cantante country Steve Tillson (aparece en los títulos finales); mañana, las mejores frases.
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