miércoles, julio 11, 2012
del otro lado del espejo
A ROMA CON AMOR
data: http://www.imdb.com/title/tt1859650
Esperaba mucho menos de esta nueva película de Woody Allen. La crítica la maltrató y, pese a la opinión mayoritaria, “Medianoche en París” no me pareció demasiado buena. Pero uno va a ver las películas de Woody Allen como cuando se va a la fiesta de cumpleaños de un viejo amigo. No tanto porque la velada sea atractiva; sino por el gusto de ver a aquellos seres querido, otro año más con uno.
Woody Allen es un empedernido contador de historias, un artesano de este oficio de ilusión. Y “A Roma con amor” fue una grata sorpresa. Posiblemente no esté en los puntos más altos de su amplia filmografía, pero es mucho más de lo que los críticos nacionales en piloto automático dictaminaron. Allen nos cuenta cuatro historias y nos hace reír un rato largo. Usted podrá preferir una u otra. Pero las cuatro historias romanas nos sacan una sonrisa melancólica. Y eso no es poco.
En los cuatro casos, Allen hace un claro homenaje a las películas italianas que mezclaban episodios en un solo filme. Y cada una es una mirada, un guiño, a una característica romana. Pasemos revista.
Uno: parejita provinciana que llega a la capital para establecerse gracias a una oferta de trabajo familiar. Un hecho azaroso, separa a la pareja durante un día. Ella visitará la ciudad de la mano de un actor famoso, que se la quiere voltear al final de la jornada; él, presentará a una prostituta llegada a “sus manos” por error, frente a los familiares que le garantizan un trabajo. Tema: la hipocresía de la alta sociedad romana. Matrimonios y empresarios con doble moral.
Dos: un exitoso arquitecto norteamericano de vacaciones visita la calle en la que vivió en sus años de estudiante y se cruza con un joven que está por enamorarse de la sexy amiga de su novia. A poco andar, entendemos que el arquitecto se está viendo a sí mismo, en su juventud. Tema: cuándo fue que nos volvimos cínicos, el día que enterramos nuestros sueños o de qué modo me vendí.
Tres: un tipo común y normal, un padre de familia romano, se enfrenta a una horda de periodistas deseosa de saber todo sobre su vida y su existencia, sin haber ningún motivo valedero para ello. Tema: las veleidades de la fama y la seducción de la celebridad.
Cuatro: un director de ópera jubilado conoce a su consuegro romano y, sorprendentemente, le encuentra grandes aptitudes para el canto. El problema es que el tipo sólo canta bien en la ducha. Tema: la ópera y los dilemas del arte.
Las cuatro historias son paralelas, jamás se cortan. Llama la atención, sin embargo, la evolución temporal de las mismas. Todas parecen empezar juntas. Pero, en algún momento de su desarrollo, cada una lleva su tiempo. Varios días y sus noches, en el término de una tarde. Ésa es una pista. Las cuatro historias empiezan “normalmente”. Son historias realistas. Pero, en un momento, todos los personajes pasan del otro lado del espejo, se encuentran en una irrealidad, un mundo paralelo, donde algo asombroso ocurre, un evento que gatilla el tema de cada historia y que permite su desarrollo.
Una vez que se cierra el círculo, los protagonistas vuelven a su realidad. El efecto no es neutral. Todos sufren consecuencias. Pero, algunos, aprenden de lo sucedido y cambian o retoman sus vidas (ejemplo, la parejita provinciana; el tenor de la ducha); otros, viven con las cicatrices de esa vivencia (el arquitecto, el famoso momentáneo).
Como el otro mundo es irreal, los tiempos de cada historia son arbitrarios. Todos partieron juntas, pero se independizan del otro lado del espejo. Semanas como en el caso del arquitecto; un día, como la pareja provinciana.
En ese aspecto, el guión de “A Roma con amor” no es un mero rejunte de historias. Es un haz coherente de historias que retratan las distintas facetas de una ciudad histórica, presente siempre, aunque las vistas “turísticas” sólo ocupen los momentos iniciales. El resto del filme, evade la postal romana. Pero Roma está omnipresente, en cada momento, en cada personaje, italiano o no. Es la fuerza de una ciudad que ha visto pasar por sus calles, durante siglos y siglos, millones de historias, millones de vidas que amaron, lloraron, vencieron, lucharon, triunfaron o cayeron derrotados. Ciudad eterna que verá pasar a millones más, sin inmutarse. Porque ella seguirá estando, cuando todos los demás pasemos.
Del elenco, Babaza Romana Plus a Penélope Cruz en vestidito corto roja, look loba reventada, rememorando al símbolo sexual Sofia Loren. Mi historia preferida es la del trío Alec Baldwin – Ellen Page – Jesse Eisenberg. Ese casting justifica, por sí solo, ir al cine. La historia es la más sólida en términos argumentales y en la maestría con la que Woody nos mete en la “irrealidad” central del relato. También, tiene el toque melancólico del final, la nostalgia por lo irremediablemente perdido. Esa observación es un buen detalle de Allen: examinar nuestra vida e identificar, con fecha y hora, el momento en que volcamos y dejamos de ser lo que soñábamos ser, para transformarnos en esto que simplemente somos.
Otros notables, el cameo de Ornella Muti, la verborragia característica de Benigni y el regreso de Allen a la actuación, en su no menos característico rol de atormentado. Mañana, las mejores frases.
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