viernes, mayo 25, 2012
blancas palomitas
DETACHMENT
data: http://www.imdb.com/title/tt1683526
“Detachment” es la versión de principios de siglo de “Al maestro con cariño”. En el clásico con Sydney Poitier, todavía creíamos que un docente hacía la diferencia. En los tiempos de “Detachment”, estamos totalmente convencidos que la escuela es una institución en decadencia en una sociedad no menos decadente. Los docentes son los soldados en la primera línea de batalla, dejando los restos de su salud mental ante la masa ignorante de padres y alumnos que los desprecian sólo porque ellos son la evidencia de su completo fracaso.
“Detachment” es la descripción, en trazos gruesos, de la vida de un maestro suplente, el Señor Henry Bates quién arrastra sus propios demonios de la infancia. La suplencia de tres semanas que Bates realiza en una de las peores escuelas del distrito, es un viaje a la decadencia, al maltrato, al pelotón de heridos emocionales, al desprecio y a la imbecilidad. Esos son los elementos con los que a diario se enfrenta un docente. Y el viaje de Bates no es la jornada que lleva a la iluminación, al logro de ser el portador de la luz que cambia la vida de un joven: es la certeza que la labor docente, en esas condiciones y con estas características de la sociedad, es un trabajo condenado al fracaso.
El parlamento final de Bates recitando la Casa Usher de Edgar Allan Poe, en un aula vacía, con cientos de hojas de libros desparramadas por el suelo, es la metáfora evidente del derrumbe de una institución. La educación ya no hace diferencias. Porque lo que está en decadencia, es una institución previa: la paternidad. Por las falencias de los padres, el material que llega a las aulas posee indelebles cicatrices emocionales. ¿Cómo se puede pretender que un chico, con un vocabulario reducido, sin límites ni normas de convivencia internalizadas, se siente en un banco y preste atención a lo que se le quiera enseñar? ¿Cómo aspirar a que, el ganso que se considera vivo, no se haga el vivo en clase? La sociedad ningunea al docente porque la misma sociedad menosprecia el conocimiento. Entonces, ¿cómo cambiar a la masa satisfecha en su enojo cocido a presión?
“Detachment” tiene un discurso feroz, implacable, con los desequilibrios de un primer guión, como es éste de Carl Lund; pero pese a su dimensión revulsiva, el resultado final es más que destacable. El director Tony Kaye refuerza los temas del guión con una cámara que no ahorra nerviosismo ni referencias visuales. Imágenes como la sonrisa prefabricada del conferenciante afroamericano que viene a darle consejos a los docentes o un martillo que asoma en el bolsillo trasero de un pantalón, completa la información de un modo muy eficaz, con subrayado irónico. Podemos criticar cierta caída en la tensión final, cierta reiteración de un final no redondo, pero el balance es positivo. “Detachment” es uno de esos filmes que se ven apretando los dientes, hundidos en el asiento y que nos dejan pensando mucho pero mucho tiempo después de ser visto.
La película se monta sobre los hombros de Adrien Brody, como el protagonista, un look discepoliano que transmite la tempestad del alma de su personaje. Bates es un testigo mudo que deambula con el corazón en la mano, entre zombies que arruinan las pocas oportunidades que tienen para seguir con vida. Lo rodea un seleccionado de actores, muchos conocidos de las series televisivas: Christina Hendricks, Marcia Gay Harden, James Caan, Lucy Liu, entre otros. Todos tienen su espacio en la historia, todos regalan un personaje memorable por sus pequeñas miserias y sus dilemas. Pero de todos lo que acompañan a Brody, se destaca especialmente Sami Gayle, en el papel de Erica, la prostituta adolescente. Y vale señalar, también, la actuación de Betty Kaye (hija del director) como Meredith, la melancólica alumna de Bates.
¿Cómo atravesar la noche sin terminar atardecida el alma? Ésa es la pregunta y el desafío de “Detachment”. Imaginar nuevas instituciones, nuevos arreglos sociales, nuevos espacios, es tarea de los profesionales de la educación; pero la conciencia del valor de la educación es determinación exclusiva de una sociedad satisfecha con ser estúpida.
Mañana, las mejores frases.
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