jueves, abril 12, 2012
y los lobos aullan de frío...
EL LÍDER
data: http://www.imdb.com/title/tt1601913
“El líder” es la clase de filme que puede decepcionar al espectador, por exclusiva responsabilidad de la campaña publicitaria previa. Hay muchos que irán para ver una película de cine catástrofe: un grupo de trabajadores que viajan en un avión, caen en medio de una planicie congelada y deben sobrevivir al ataque de una manada de lobos. Ése es el tema de “El líder”. Ustedes se pueden imaginar lo que va a suceder, las pruebas que van a afrontar y hasta predecir quiénes quedarán en el camino. Bueno, si va al cine para ver eso, no vaya a ver “El líder”. Es otra cosa. El filme no habla de unos tipos perseguidos por los lobos; “El líder” habla de un personaje que perdió las ganas de vivir y que, expuesto al límite, encuentra en una epifanía final el sentido verdadero de la vida: luchar; luchar hasta el final.
Ottway ha sido contratado por una empresa petrolera que opera en Alaska para matar lobos. Su tarea es, rifle en mano, acechar el horizonte y liquidar lobos, antes que éstos se lancen sobre los trabajadores del oleoducto. A poco andar la película, comprendemos que Ottway está pasando una crisis personal. Ha perdido a su esposa (no sabemos porqué todavía) y está a punto de suicidarse. Pero se repone de ese momento y sube a un avión. El avión se cae. Y él, con un puñado de sobrevivientes, en medio de las tierras congeladas, deben tratar de sobrevivir como se pueda, ante el ataque de una manada de lobos.
El guión de Ian Mackenzie Jeffers (sobre un cuento propio) no tiene el típico formato del thriller. Los problemas que irán apareciendo en el camino llevan a un propósito diferente a saber cómo se van a salvar los protagonistas; el objetivo de la historia es otro: ponerlo a Ottway de frente al sentido de su vida.
Lo que Ottway ha perdido, oculto en la base más alejada, en un rincón inhóspito del planeta, rodeado de tahures y fracasados como él, es el ánimo de vivir. El gozo, las ganas de estar vivo. Anestesiado en su dolor, en la pérdida del ser querido, sólo cuando la naturaleza lo sacude, reacciona. Cuando nuestras opciones son las básicas (comer, dormir, guarecerse, sobrevivir), se recupera el placer de lo vivo. Es la última escena, la mirada de Ottway, la comprensión del poema escrito por su padre, el corolario de una vida, de todo lo vivido, de aquellos con lo que se ha compartido. Luchar. Vivir, un día más. O morir en el intento.
“El líder” es eso: una jornada espiritual sobre un desierto congelado para reencontrar el alma perdida.
El 90% del filme está acaparado por el protagonista, Liam Neeson, uno de esos actores deliciosos, indispensable para esos personajes por fuera rudos, por dentro emocionalmente a punto de explotar. Neeson es un especialista en expresar, sin palabras, con sólo una mirada, toda la tormenta que azota el interior de su personaje. El elenco acompaña más que acertadamente esa faena.
Quedan advertidos: no es cine catástrofe. Mañana, las mejores frases.
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