jueves, febrero 16, 2012
frases de “Los descendientes”
Mis amigos del continente creen que sólo porque vivo en Hawai vivo en el paraíso. Como en unas vacaciones permanentes. Bebiendo Mai Tai todo el día, meneando las caderas y surfeando sobre las olas. ¿Están locos? ¿Creen que somos inmunes a la vida? ¿Cómo pueden pensar que nuestras familias tienen menos defectos, nuestro cáncer es menos mortal y nuestros dolores de cabeza son menos dolorosos? Yo no me he subido a una tabla de surf en 15 años. Durante los últimos 23 días he vivido en un paraíso de agujas, bolsas de orina y tubos traqueales. ¿Paraíso? El paraíso se puede ir a la mierda...
Ésta es Elizabeth King, mi esposa. Hace 23 días salió despedida de una lancha fuera borda durante una carrera y se golpeó la cabeza. Casi se ahoga. Cuando me enteré del accidente y del coma ni siquiera estaba en la ciudad. Estaba en Maui de negocios. No habíamos hablado en tres días. En cierto modo llevábamos meses sin hablar. Si haces esto para llamar mi atención, Liz, funciona. Ahora estoy listo. Listo para hablar. Listo para cambiar, para ser un marido y padre de verdad. Sólo despierta. Por favor, despierta.
La última vez que me hice cargo de Scottie ella tenía tres años. Ahora tiene diez y no tengo ni idea de qué hacer con ella.
A diferencia de mis primos, yo no he dilapidado mi fortuna. Como mi padre antes que yo, he vivido sólo de los ingresos de mi trabajo. No quiero que mis hijas crezcan viviendo del cuento. Liz siempre me acusa de tacaño pero yo estoy de acuerdo con mi padre: “Dales a tus hijos suficiente dinero para hacer algo, pero no lo suficiente para que no hagan nada”.
¿Qué será lo que hace que las mujeres de mi vida quieran destruirse unas a otras? Elizabeth con la motocicleta, botes grandes y bebida. Alexandra con drogas y chicos mayores. Y Scottie, sin Elizabeth… ¿qué posibilidades va a tener sola conmigo?
Cariño, vamos a dejar que se vaya.
-Mira, por lo que fuera que discutieron en Navidad… tienes que olvidarlo. Crece. Quieres a tu madre. Y tu madre te quiere.
-No puedo olvidarlo.
-Tienes que hacerlo.
-No tienes ni idea, ¿verdad? Papa… Mamá te engañaba con otro.
¿Quién es él? ¿Ella lo quiere?
Deja de hablarme con clichés femeninos. Nada es nunca culpa de las mujeres.
-¿A quién crees que proteges Kai? No necesita tu protección. Se acabó. Se va a morir.
-No digas eso.
-Es cierto. Te lo iba a decir ayer. Nunca se va a despertar. ¿Entiendes lo que digo? Se ha ido. Vamos a desenchufar. ¡Le has puesto lápiz labial a un cadáver!
-Siempre fue una chica previsora. Una chica fuerte. Mucho más fuerte que su hermano. Barry llora su camino en la vida. Hasta podría ser homosexual por lo que yo sé.
-Scott, no creo que sea así.
-Más fuerte que tu, Matt. Vivía en una año lo que tú en una década sentado en la oficina todo el día. Con todo ese dinero. Ése que te niegas a utilizar. ¿Para que sirve? ¿Ahora tú y tu familia se lo van a repartir? ¿Para qué? Podías haberle comprado un barco para ella con un equipamiento más seguro... o haberla enviado a una de esos días de compras que les gustan a las mujeres. Quizás no le hubiera dado por los deportes de riesgo si tú le hubieras dado más emociones en casa.
¿Ibas a pedirme el divorcio para poder estar con el puto Brian Speer? ¿Estás bromeando? ¿Quién eres tú? Lo único que sé seguro es que eres una maldita mentirosa. ¿Tienes algo que decir? Dime que lo he entendido todo mal. Dime otra vez que no manejo bien mis sentimientos y que necesito ir a terapia. ¿La idea del matrimonio no es hacerle la vida más fácil a tu pareja? Para mí, contigo ha sido siempre difícil. Y cada vez más difícil. Ahí tumbada con respiración asistida y jodiéndome la vida. No te cansas. Sabes, yo te iba a pedir el divorcio algún día. Nena de papá.
Hola mamá. Siento haber sido mala. Siento que hayas malgastado tu dinero en caros colegios privados, cuando lo podías haber usado para cuidados faciales, masajes y equipamiento deportivo. Lo siento por todo. Y siento que no hayamos sido lo suficientemente buenos para ti... especialmente papa.
Mírenlo bien, chicas. Ésta es la herencia de su tatarabuela con descendientes desde Kamehameha I.
-¿Qué harías si fueras yo? Como manejarías a... mis hijas. ¿Qué harías con el tipo éste qué estamos tratando de encontrar?
-Ya te lo dije, amigo. Pondría sus huevos en una mesa y se los machacaría con un bate. En cuanto a tus hijas, cambiarán, supongo. Probablemente acabarán con… alguien como tú.
Brian, puede que nos hayamos conocido antes. Soy Matt King. Mi esposa es Elizabeth King. Creo que podrías conocerla a ella también.
¿Sientes que mi madre se vaya a morir? ¿Sientes haberte acostado con ella? ¿Sientes haber jodido a mi padre?
-¿Iba a dejarme?
-Lo hubiera hecho. Pero yo no lo quería. Nunca hubiera pasado. Yo quiero a Julie. Por favor no le digas nada.
No la querías. No la querías. La utilizabas para llegar hasta mí.
-Una pregunta más: ¿lo hicieron en mi dormitorio?
-Una vez.
-Podrías haber tenido la decencia de mentirme…
-Dos, en realidad…
-Ese tipo es un imbécil. ¿Siempre es así?
-Sí. Siempre lo fue…
No hemos hecho nada para poseer esta tierra que nos fue confiada. Y ahora simplemente... no puedo hacerlo. No voy a hacerlo.
Vine porque Brian no quiso venir. Y no me pareció correcto. Creo que alguien
de mi familia debía venir.
Quería decirte que te perdono. Te perdono que intentaras llevarte a Brian. Te perdono que intentaras destruir mi familia. Porque tengo que perdonarte... Tengo que perdonarte... ¡Aunque debería odiarte!
-Él no la quería. Para que lo sepas. Realmente no la quería.
-Por eso he venido.
Adiós, Elizabeth. Adiós, mi amor. Mi amiga. Mi dolor. Mi alegría. Adiós...
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