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críticas chatarras

miércoles, febrero 22, 2012

entre tinieblas 

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LA DAMA DE HIERRO
data: http://www.imdb.com/title/tt1007029

El tema con las biografías de los grandes personajes históricos es desde qué ángulo atacar la historia. El simple paseo por la vida del protagonista no suele dar resultados. En la crítica de “J.Edgar” (http://libretachatarra.blogspot.com/2012/01/el-relato.html) nos pareció interesante el enfoque de tomar el punto de vista del protagonista, la mentira de una biografía color rosa, para darnos cuenta en el final que todo eso era un engaño del personaje. Ése era el giro trágico de la biografía: el tipo que cambió la realidad para no afrontar lo que era.

En “La Dama de Hierro”, Phyllida Lloyd se mete con Margaret Thatcher, la Primera Ministra británica fue, con Ronald Reagan, una de las cabezas de la restauración neoliberal de fines de los ’70. La figura de Thatcher es lo suficientemente polémica, estemos parados en la vereda ideológica que sea. Demonio o Prócer, seguramente fue un poco de las dos cosas. Pero el guión de Abi Morgan cuenta la historia de la política británica en dos niveles: el actual final de Thatcher, presa de la demencia senil, y el vistazo general de su ascenso al poder. El inconveniente no es el modo en contar la historia, sino el desnivel de esas dos miradas. Dramáticamente superior, el final de Thatcher es una lucha contra la locura; el ascenso y gloria de Thatcher es un potpurrí de “grandes éxitos” que, ni remotamente, logra acercarnos a la humanidad del personaje.

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La demencia senil de Thatcher no necesita de una estadista de su talla para conmovernos. Podría ser cualquier persona del común y el efecto sería el mismo. La película se pierde en mostrar los quilates de Thatcher, porqué marcó una época dentro de la historia de la Gran Bretaña. A lo sumo, Lloyd desea marcar lo difícil que fue para Thatcher llegar al poder, en un partido comandado por dinosaurios machistas. La mirada feminista, en este caso, es decididamente menor a la dimensión que alcanzó la carrera política de la Primera Ministra. Sus decisiones (sus polémicas decisiones) tenían más elementos dramáticos que el punto elegido.

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(Hay un muy buen artículo de Andrew Graham-Yooll en “La Nación” que nos describe los mejores momentos de la vida política de Thatcher, apenas mostrado por la película, que nos deja con ganas de ver esa otra biografía. El artículo lo pueden consultar en: http://www.lanacion.com.ar/1447727-thatcher-entre-la-ficcion-y-la-realidad. Lo recomendamos)

Dispuesta la trama de este modo, lo mejor del filme es el segmento del ocaso mental de Thatcher. Y que esos momentos sean memorables se deben, en gran parte, al monumental trabajo de Meryl Streep. Conmueve esa lucha contra el olvido, atrincherada en lo que fue su caballito de batalla: el pensamiento. La lógica de la Thatcher senil para luchar contra las alucinaciones es de hierro; pero, la solidez de sus argumentos ratifica, paradójicamente, el ocaso inexorable.

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Flota en la historia una línea apenas sugerida: como, en las democracias, la ciudadanía olvida, sin ninguna piedad, al líder y lo reemplaza por otro. Hay que tener las cosas muy en claro para no marearse, ni en la cima del poder, ni el llano de lo cotidiano. Para quien manejó el mundo, que su vida se reduzca a lavar la taza de té recién usada, es un símbolo de la sana costumbre republicana de decapitar monarcas por el voto y reemplazarlos por otros, surgidos del sufragio popular.

En suma, “La Dama de Hierro” nos deja con más ganas de conocer a Thatcher. Sólo veremos el final de alguien que entró en la historia. El camino de cómo llegó hasta allí y cómo se desempeñó en el cargo, lamentablemente, apenas está torpemente esbozado.

Mañana, las mejores frases.

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