miércoles, febrero 09, 2011
frases de “El discurso del Rey”
-El enfoque clásico, es la cura de Demóstenes…
-Eso fue en la Grecia antigua... ¿resultó alguna vez, desde entonces?
Luche contra esas canicas, Su Majestad.
Yo no tengo “jefe”. Nosotros no “saltamos”. y jamás hablamos de nuestra vida privada.
Lo siento Sra. Johnson. Mi juego. Mi territorio. Mis reglas.
-¿No comenzará a tratarme Dr. Logue?
-Sólo si usted está interesado en ser tratado.
-Creo que aspirar humo dentro de sus pulmones lo matará.
-Mis terapeutas dicen que relaja mi garganta.
-Son unos idiotas.
-Todos fueron nombrados Caballeros.
-Hágalo oficial entonces.
-¿Cobrará por esto, Doctor?
-Una fortuna.
-Seguramente el cerebro de un príncipe sabe qué está haciendo su boca.
-¿Usted no se codea mucho con la realeza, verdad?
-Estuvo usted sublime. ¿Le mentiría a un príncipe sobre la posibilidad de ganarse 12 peniques?
-No tengo idea qué podría hacer un australiano por esa cantidad.
Fácil cuando sabes cómo.
Siéntate, derecho. La cara arriba hacia la maldita cosa y mira fijamente a los ojos, como haría cualquier inglés decente. ¡Muestra quién está al mando!
En el pasado todo lo que tenía que hacer un Rey era verse respetable en su uniforme y no caerse del caballo. Ahora invadimos la casa de la gente y nos degradamos con ellos. Esta familia está reducida a lo más básico, la base de todas las criaturas... nos volvemos ¡actores!
-No somos una familia. Somos una firma.
-Pero alguna vez, alguno de nosotros debe trabajar.
¡Miró fijo a los ojos de su padre y mintió! Cuando me muera ese muchacho se arruinará a él, a esta familia y a su nación en menos de 12 meses. ¿Quién juntará los pedazos? ¿Herr Hitler, intimidando a la mitad de Europa, Marshall Stalin a la otra mitad? ¿Quién se parará entre nosotros, las botas y el abismo del proletariado? ¿Tú?
¿Tiene el chelín que me debe?
-El viejo cabrón está haciéndolo a propósito.
-¿Morirse?
Fui informado del hecho de que las últimas palabras de mi padre fueron: “Bertie tiene más agallas que el resto de sus hermanos juntos.” No me lo pudo decir a la cara.
Sabe, Lionel, usted es el primer inglés común... australiano… con el que realmente haya hablado alguna vez. A veces cuando voy por la calle y veo, usted sabe, al hombre común mirándome… me golpea el hecho de saber lo poco que sé de su vida y lo poco que él sabe de la mía.
-No me digas que me comporté mal, Mr. Churchill.
-Al contrario, Su Majestad. La etiqueta dice que la Realeza debe ser recibida por el anfitrión oficial: en este caso, El Rey. No un plebeyo.
-Deja de preocuparte. Herr Hitler resolverá todo eso.
-¿Quién resolverá a Hitler?
El hermano menor empujando al hermano mayor del trono... Positivamente medieval.
¿Hace el Rey lo que quiere o hace lo que su pueblo espera que haga?
-Este tipo podría ser alguien grandioso. Y me está dando pelea.
-Quizá, no quiere ser grandioso. Quizá eso es lo que tú quieres.
-Puede que me haya pasado de la raya.
No soy un Rey. Soy un oficial naval. Es todo lo que sé.
Esperar que un Rey se disculpe, puede ser una espera realmente larga.
¿Está preparada la Nación para un silencio radial de dos minutos?
Todo tartamudo teme volver donde empezó.
-Ni siquiera puedo darles un discurso de Navidad.
-¿Como solía hacer su padre?
-Precisamente.
-Él ya no está aquí.
-Sí lo está. Está en ese chelín que le di.
-Es bastante fácil deshacerse de él. Ya no tiene que cargarlo en su bolsillo. O a su hermano. No necesita temerle a las cosas que temía a los cinco.
-Le cuento que su marido llama a mi marido “Bertie”. Y mi esposo llama al suyo “Lionel”. Confío que pueda llamarme Liz.
-Su Majestad... usted puede llamarme Sra. Logue
Esos pobres jóvenes lloraban de miedo y nadie los escuchaba. Mi trabajo era ayudarlos a que tengan fe en su propia voz interior y permitirles saber que un amigo los escuchaba.
-¡Salga! ¡No puede sentarse ahí! ¡Levántese!
-¿Por qué no? Es sólo una silla…
-¿Eh? No es… una silla es...ee.. ¡es la silla de San Eduardo!
-La gente grabó su nombre en ella.
-¡Es la silla donde se sentó cada Rey y cada Reina!
-No me importa cuánta realeza se sentó aquí.
-¡Escúcheme! ¡Escúcheme!
-¿Escucharlo? ¿Bajo qué derecho?
-Bajo el derecho divino… ¡que soy su Rey!
-No, no lo es. Me lo dijo usted mismo. ¡Dijo que no quería! ¿Por qué perdería mi tiempo escuchándolo?
-¡Por qué tengo derecho! ¡Tengo voz!
-Sí. La tiene. Tienes una personalidad más inspiradora y valiente que cualquier otra persona que conozca, Bertie. ¡Serás un maldito gran Rey!
Churchill tenía razón al final Ésta siempre fue la intención de Hitler. Siento muchísimo tener que dejarlo justamente en momentos de crisis. Tengo mucho miedo, Señor, que su prueba más grande... está por venir…
-Si soy un Rey... ¿dónde está mi poder? ¿Puedo formar un gobierno, puedo subir los impuestos, declarar una guerra? ¡No! Y así y todo soy la base de la autoridad. ¿Por qué? Porque la Nación cree que cuando hablo, hablo por ellos. Pero no puedo hablar.
Con este alto propósito, ahora llamo a mi gente en sus hogares y mi gente a través de los mares quiénes harán... nuestra causa... la suya propia... Les pido que se mantengan calmos, firmes y unidos en este tiempo de prueba. La tarea será dura. Habrá quizá días oscuros... por delante... y la guerra... puede ser que no se limite al campo de batalla. Pero sólo podemos hacer lo correcto, como vemos lo justo, y con respeto comprometer nuestra causa a Dios. Si todos y cada uno nos mantenemos... firmemente fieles a ello... listos para cualquier servicio o sacrificio que esto demande... entonces... con la ayuda de Dios… deberíamos.... prevalecer.
-Aún está flojo con la W.
-Bueno debo decir que algunas pocas estuvieron bien para mí.
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