viernes, octubre 22, 2010
el miedo de confiar
EL OCASO DE UN ASESINO
data: http://www.imdb.com/title/tt1440728/
“El ocaso de un asesino” (traducción local del más ascético “The American”) es una de esas películas que van a tener la mala suerte de caer en la clasificación equivocada en el momento de su distribución. No es un policial; no es una película de acción. Y, pese a que esté George Clooney como protagonista principal, tampoco es una película de Hollywood. Es una película de corte europeo, acorde al origen de su director, Antón Corbijn, holandés, mudado a Inglaterra, con antecedentes de películas sobre rock.
La película es la historia de un hombre desconfiado que debe confiar. ¿Por qué? Porque es la única forma de amar. Ése es el arco sobre el que se asienta la (aparente) morosa trama de “El ocaso…”. (A continuación, revelaciones sobre la trama. Así que pase al post siguiente, si es que no vio la película). La primera escena, nos revela el oficio de Jack (¿o Edward?) y su personalidad. Es asesino; es desconfiado: le pega un tiro en la nuca, a la mujer con la que estuvo en la cama hasta un rato antes, por la mera sospecha de que le armó una trampa.
Esa muerte (una más en el historial de Jack) es clave. Es el comienzo de un desmoronamiento de su vida. Jack está en el final de su carrera profesional de asesino a sueldo. Si se ha mantenido hasta ahí, en el tope de la lista, es porque ha sido cuidadoso y no ha tenido amigos, como le aconseja su jefe, Pavel. Pero no tener amigos, no tener un amor, es un trabajo duro. “Usted debe creer en el infierno” le dice el Padre Benedetto en un diálogo excelente “Vive en él. Y sabe que es un lugar solitario y sin amor”. Si cuando Jack bajó la guardia, tuvo que deshacerse de su chica, entonces, ¿cómo volver a creer?
Escondido en un pueblo italiano, Jack termina el encargo, preparar un arma para otro asesino a sueldo. En realidad, una asesina. En realidad, el arma construida para exterminarlo. Y mientras trata (en vano) de tener un perfil bajo, se enamora de Clara, una prostituta del pueblo. (Super Baba Emérita Plus para Violante Placido, una delicia; la toma en el lago, con bombacha a medio calzar, está para el almanaque del camionero).
El dilema del personaje es si confía en Clara o no. Porque confiar significa la capacidad de poder amar. Justamente, lo que está faltando en su vida. Hay dos escenas claves: cuando lleva a Clara al bosque y está a punto de dispararle; al final, cuando herido mortalmente, hace el esfuerzo para saber si, efectivamente, Clara está esperándolo y no se escapó con el dinero. Sabe que no va a llegar a sobrevivir a esa herida, pero su círculo se cierra cuando la ve a Clara esperándolo. No se equivocó: puede confiar, puede amar.
La trama es matemática en lo que respecta a la evolución del personaje. Por eso, la supuesta parsimonia con la que se cuenta la historia es engañosa. Quien logre engancharse desde el principio con lo que quiere contar la historia, no le parecerá una película lenta. Pero será una decepción para los que vayan a buscar tiros y explosiones. Repetimos: esto es un drama psicológico, una lucha interior.
George Clooney es altamente responsable de transmitirnos las emociones del protagonista, un proceso interno que se revela, básicamente, en la mirada. No son las palabras el medio utilizado por el director para participarnos de ese duelo íntimo del protagonista, sino el primer plano. Si el personaje de Clara plantea la urgente necesidad del protagonista en confiar, el personaje del Padre Benedeto, con un par de conversaciones claves, es quién pone el dedo en la llaga y azuza el cambio. En última instancia, para Jack, confiar (i.e. amar) está directamente relacionado con redimirse.
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