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críticas chatarras

miércoles, julio 14, 2010

un “atrápame si puedes” gay 

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I LOVE YOU PHILLIP MORRIS
data: http://www.imdb.com/title/tt1045772/

Glenn Ficarra y John Regua fueron los guionistas de “Bad Santa”, una ingeniosa comedia impolíticamente correcta con Billy Bob Thornton. Ahora escriben y dirigen otra fascinante historia, tan impolíticamente correcta como la anterior, basada en un personaje real, Steven Russell, el rey del escape. Por algunos carteles que vi, acá tuvieron la “genial” idea de traducirla como “Parejas disparejas” (o algo así) con un afiche que remite a una comedia estilo Olmedo y Porcel. Lejos de eso, no se crean ni un cachito que ésta es otra película de risa de Jim Carrey porque no es así. Esto es una especie de “The Truman Show” más cruel. Y en el fondo, pese a los ribetes bizarros, no deja de ser una auténtica historia de amor.

La tesis del filme está expresada en dos líneas de diálogo de los protagonistas centrales de esta historia: Steven Rusell y su pareja, el Phillip Morris del título (Jim Carrey y Ewan McGregor). La primera pista: “¿Cómo crees que te quiera? ¿Cómo? Yo ni siquiera sé quién eres. ¿Sabes lo que es más triste? Tampoco tú sabes quién eres. ¿Cómo piensas que ame a alguien que ni sabe que existe?”. Y la respuesta de Steven Rusell, cerca del final, cierra la tesis del filme: “Yo sé quién soy. No soy abogado, ni director financiero, ni policía, ni un artista de la fuga... Esos Steven Russell están muertos. Sólo soy el hombre que te ama”.

Steven Rusell se ha acostumbrado a mentir desde su infancia. Mentir para ser amado. Mentir para conseguir amor. Y en esa mentira ha perdido su identidad, lo que lo define como un ser. Sólo al final, tras tantas mentiras, Steven Rusell encuentra la verdad: él es el que ama a Phillip Morris. Y eso alcanza para definir una vida. Con mucho criterio, la tesis poética del filme es que uno no puede pretender ser algo más que lo que ama. Es más, tal vez en el amar se reduzca toda la existencia humana.

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Para llegar a esa conclusión, el filme nos “engaña” con una comedia feroz, cruel por momentos, políticamente incorrecta y totalmente gay. Pero no se dejen caer en el truco de Rusell: vean el panorama. Esto es una historia romántica, ni más ni menos, aunque el amor madure bailando en la celda de una prisión.

Una segunda línea que juega con la historia principal, es la presencia burlona de Dios para demostrar su presencia. “Tal vez es un niño malo con su lupa y yo, la hormiga indefensa” dice Russell en algún momento. Y ése parece ser el plan de Dios, el cielo que se observa como metáfora visual, en los títulos y al final, pintado en el techo del tribunal donde Rusell es acorralado por la justicia tejana. Un guiño de chico malo a chico malo, coscorrón amistoso para que te dés cuenta que ni vos ni yo somos tan malos después de todo.

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Jim Carrey vuelve a demostrar su capacidad para afrontar papeles arriesgados, lejos del cliché de humorista Jerry Lewis. Como tiene mala prensa, seguramente pasará ignorado. Ewan McGregor lo secunda con su natural solvencia. Y destacamos el papel de Leslie Mann, la esposa religiosa y sureña de Rusell, tal vez el único personaje inmune a las mentiras del protagonista.

Escenas destacadas: la secuencia de la muerte de SIDA; el primer encuentro entre Rusell y Morris; la charla con el juez oficiando como “abogado defensor”.

Las mejores frases, mañana.

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