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críticas chatarras

miércoles, mayo 12, 2010

una respuesta a “Invictus” 

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ENDGAME
data: http://www.imdb.com/title/tt1217616/

Posiblemente se tope con esta película en el anaquel del videoclub o la encuentre una noche en cable. Capaz que cambia de canal, si es que no alcanzó a percibir la presencia de William Hurt y Chiwetel Eljofor en su elenco. Bueno, le advierto: deténgase; no siga de largo; anote el título de esta película y véala. “Endgame” es una muy buena película política. Si “Invictus” sonaba a cuento americano, “Endgame” nos muestra cómo fue el camino para desmontar el Apartheid sudafricano con el riesgo, omnipresente, de desembocar en una guerra civil. Más aún: “Endgame” nos muestra las posibilidades creativas del diálogo, cuando se sientan los enemigos alrededor de una mesa y se explora la oportunidad de ver al adversario como un ser humano.

La película no describe el proceso de negociaciones para desmontar el Apartheid, sino toda la etapa previa para sentarlos a ese proceso. Y todo viene por la utópica intervención de un asesor de una de las empresas que había lucrado con el sistema racista sudafricano y que estaba preocupada por el futuro de sus fuentes de ingresos en el país. Michael Young, el hombre en cuestión, se propone reunir a las partes en pugna, el Gobierno, representante de la minoría blanca en retirada, y al CNA, el partido de la mayoría negra reprimida, con Nelson Mandela como figura clave.

Las dos horas de película nos muestra los idas y vueltas de los actores, enfrentados a sus odios, sus pasiones y, principalmente, sus miedos. La desconfianza es el factor clave. Porque los tipos que se sientan a dialogar (sólo eso, todavía sin entrar en la etapa de las concesiones) temen por sus vidas. En sociedades crispadas, con fuertes e históricos enfrentamientos entre sectores de la comunidad, el camino de la paz está minado peligrosamente.

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“Endgame” es un manual de cómo el diálogo puede provocar cambios positivos en una sociedad. También que, en algún momento, alguien debe confiar. Y que ese gesto, más que debilidad, denota un plus de fortaleza moral que puede destrabar el mecanismo de recriminaciones mutuas.

Hay varias puntas interesantes para reflexionar en el filme. El primero, como debe reconvertirse quién luchó contra un opresor para archivar la táctica de la violencia para salvar el futuro. Es clave, para eso, poder ver un rasgo humano en el enemigo. Sólo así puede imaginar un futuro en común.

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Otro punto es la alta probabilidad de llegar a un acuerdo cuando las partes logran cierta intimidad, intercambio de información personal que los acerca como seres humanos y, a partir de allí, se hace más fácil remontar la cuesta del enfrentamiento.

Una última reflexión local. En estos tiempos que los argentinos escuchamos la prédica de los inflexibles llamando a tomar posiciones irreductibles, como si no hubiera ningún espacio en el medio, tiempos en los que una dirigencia profundamente corrupta azuza la conformación de un enemigo inexistente, para disimular el saqueo sistemático, películas como “Endgame” nos aleccionan de lo difícil que es volver del rencor. En la historia de los pueblos, a veces, esos enfrentamientos son inevitables. En otros, cuando están provocados por los que sólo quieren ver al mundo arder, caer en la tentación del odio es, más que un insolente acto de estupidez, un crimen del que hay que cuidarse mucho cometer.

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Rescatamos la escena en la que se establecen las bases de un acuerdo de negociación entre el Gobierno del Apartheid y el representante de la CNA y la escena en que el Profesor Esterhuyse (un brillante William Hurt) decide participar de la mediación, tras escuchar un discurso belicista en la televisión.

Mañana, las mejores frases. Pero adelantamos una, para cerrar este post: “Tambo dice que si vamos a ganar nuestra libertad, debemos primero desterrar la amargura”.

Para quedarse pensando.

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