sábado, abril 10, 2010
rodantes chicas bravas
WHIP IT!
data: http://www.imdb.com/title/tt1172233/
Otra película que va directamente al DVD y pasará desapercibida para la gran mayoría. Tal vez, con suerte, la encuentren alguna vez en cable, una tarde de lluvia. “Whip it!” no es una gran película. Queda claro. La historia que cuenta se cansaron de verla en Hollywood: chico/a raro/a que encuentra su destino en una profesión exótica, convirtiéndose en un héroe/heroína triunfador/triunfadora. Lo interesante es que, en otras manos, esta película hubiera sido absolutamente prescindible. Pero gracias a Drew Barrymore, Ellen Paige y Marcia Gay Harden logran armar una cálida historia, con personajes queribles. No rompe el molde, pero la eleva a un nivel dignísimo como para dejarla pasar impunemente.
“Whip it!” es la historia de Bliss, a una adolescente de un oscuro pueblo sureño, cercano a Austin, que no se destaca especialmente en nada. Su madre (ex reina de belleza del pueblo) sueña con que gane un concurso de belleza y logre posicionarse socialmente. El padre de la niña no sueña con nada: una lata de cerveza y un partido de football americano completa el total de sus aspiraciones en la vida. Un día, esta chica con futuro gris y mediocre, asiste a una exhibición de derby roller, una competencia de patinaje por equipos en la que las deportistas suman puntos si rezagan a sus rivales y pueden pegarse de lo lindo para detener el paso de las adversarias. Que quede claro: si te las cruzás a cualquiera por la calle, cruzá y cambiá de vereda, porque si las mirás feo te surten. Y ahí se mete la nena y no sólo eso. Se convierte en la estrella de la competencia. Todo eso, claro, sin que sus padres lo sepan.
Sí ya sé, esta historia ya la vio. Bueno, lo distinto es que la película está dirigida y actuada por Drew Barrymore, Ellen Paige le da toda la ambigüedad a su adolescente torturada por un contexto gris y Marcia Gay Harden compone una memorable madre de esas que uno no se imagina como crecer sin recurrir al asesinato. Amén de un puñado de diálogos brillantes, muy divertidos, que sazonan la trama.
Es el poder del carisma de buenas actrices pero también porque el guión de Shauna Cross (autora de la novela que dio origen a la película) tiene cierta poesía mágica, despliega climas que dan realce a la historia. Está la emoción que reside en toda historia del héroe que encuentra su camino. También esa nostalgia, vista desde la madurez, de todo joven que se atreve a desafiar lo establecido, lo que ya está pautado, para elegir su propio camino, apostar a sus propias cartas, empecinada y valientemente.
Como ejemplo, citamos la escena en la que Bliss se sube al ómnibus que la lleva a las prácticas en Austin y mira, por la ventanilla, la gente de su pueblo. Su amiga en el bar, las calles cuadradas y grises. En esa mirada, Bliss ve lo que la espera si no encuentra su pasión sobre las ruedas del patín.
Es poético, también, ese grupo de marimachos que se agarran a golpes para lograr un objetivo. No son famosas, no es lo que se espera de ellas, no tienen glamour. Pero eso es, sencillamente, lo que hacen mejor. Estar ahí, en esa pista, cagándose a piñas, es su don. Y estaría mal que le dieran la espalda a su talento.
Escenas destacadas: el diálogo final entre Bliss y su madre; la escena en la que el técnico vende su jugada al equipo contrario; la lectura del discurso por la madre de Bliss, al final de la película; la charla entre la madre y el padre de Bliss, dándole el OK para que vaya a jugar la final.
Al trío de grandes actrices mencionadas, agreguen la aparición de Juliette Lewis en un papel secundario gravitante, otra gran actriz que se perdió en cierto momento de su vida, pero que prometía convertirse en esas figuras difíciles de olvidar.
Las mejores frases, mañana.
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