jueves, abril 01, 2010
el apocalipsis está de moda
LA CARRETERA / EL LIBRO DE LOS RECUERDOS
data: http://www.imdb.com/title/tt0898367/ / http://www.imdb.com/title/tt1037705/
Dos filmes parecidos en el contexto, con muchas escenas en “concordancia”, con una fotografía pastosa y cenicienta, pero con tenores dramáticos muy distintos. En un grosero resumen: “La carretera” + pochoclo = “El libro de los recuerdos”.
Ambas historias ocurren en un futuro posestallido nuclear, con ciudades colapsadas y una población diezmada. La actividad principal de la gente es sobrevivir. Viajeros en busca de comida. Y donde el peor enemigo es el propio ser humano. Hambrunas junto a la degradación de la especie: canibalismo. Anarquía, el hombre lobo del hombre, la ley del más fuerte y la pérdida de todos aquellos valores que engendra la civilización.
En ambas, un protagonista diferente, sosteniendo (a duras penas) una ética pre-catástrofe. Feroces en la defensa de su vida (o de sus seres queridos) pero utilizando la muerte como el último recurso, sólo cuando es ineludible.
En ambas películas, también, el clima es de pesadilla, de un mal sueño del que no se puede despertar, de un resistir vano porque el grado del daño es tal que parece imposible revertirlo. Es más: ambas historias ni siquiera plantean esa posibilidad. La duda es cómo sobrevivir en ese ambiente sin dejar de ser un ser humano.
La suciedad, la mugre, la chatarra, el deshecho, son elementos de ambos futuros de reciclado permanente. Vemos los restos de una civilización que lucha para sobrevivir con lo ya producido, sin aportar elementos nuevos. El reciclado al extremo señala, sin dudas, las escasas posibilidades futuras de esa civilización que agoniza sin esperanzas.
Otra concordancia de ambas películas reside en la fotografía, rubro fundamental para retratar el caos apocalíptico. Más preciosista, con más firuletes y alharaca, en el caso de “El libro de los recuerdos” (Don Burgess, con “El Hombre Araña 3” y “Forrest Gump” en su currículum); más ascética pero igual de eficaz en “La carretera” (el vasco Javier Aguirresarobe, trabajó con Woody Allen, Amenábar y Almodóvar).
Agreguemos otra coincidencia: la carretera, la ruta, como referencia para el viajante, guía y peligro; por ella se va a las ruinas de las ciudades pero se juega la vida al afrontar la apuesta de toparse con otro hombre, el peor depredador de la especie humana.
Podríamos forzar una coincidencia más: los protagonistas están interpretados por dos colosos de la actuación, Denzel Washington y Viggo Mortensen.
Difieren, eso sí, en el tenor dramático de las tramas. En “El libro de Eli”, hay un villano oponente clásico (Gary Oldman) y una lucha en torno de una posesión (un libro) cuya carga simbólica tiene más poder que cualquier bien material. En “La carretera”, los personajes (un padre y su hijo) sólo tratan de vivir un día más. A esa modesta ambición se redujo la especie humana.
Pero “La carretera” alcanza una cota dramática superior, en su resolución final. Si “El libro de los recuerdos” tiene una dosificación mayor de acción, una trama más llevadera para el espectador (“pasan cosas”), el desenlace, aunque original, parece menor. En “La carretera”, comprendemos en la última escena, que el guión de Joe Penhall (sobre la novela de Cormac McCarthy, el mismo escritor atípico de “Sin lugar para débiles”) estaba hablando de otra cosa. No es una historia sobre el Apocalipsis. Es la jornada de un padre enseñando a un hijo a defenderse en un mundo cruel y feroz, sin perder la dignidad de ser una persona decente. Y ese tema, muy superior al libro perdido del otro filme, alcanza hondura poética al reelaborar lo visto bajo el dominio de esta tesis.
Cuando en el final de “La carretera”, el niño repite, como su padre, “Está todo bien” (casi un absurdo, en un mundo que se desmorona), ha aprendido la lección enseñada: sobrevivió, supo defenderse y aprendió a confiar en otros, para formar la familia que lo sostenga en la lucha por la próxima etapa, en los días oscuros que (siempre) depara el futuro.
Esa faena, por sí sola, es épica y, claramente superior, a cualquier holocausto atómico a escala global.
Escenas destacadas: en “La carretera”, el intento de suicidio de padre e hijo; el castigo del padre al ladrón que le quitó sus pertenencias; el descubrimiento de los humanos, en el sótano de la casa, como ganado para futuras comidas; el final; en “El libro de los recuerdos”, la lucha en el bar entre Eli y una punta de mafiosos; la secuencia del ataque a la casa de los viejitos caníbales (Michael Gambon y Frances de la Tour, geniales en esos escasos minutos); la apertura del libro, por parte del villano Carnegie; la muerte de Redridge, bajándose del coche con una herida fatal.
Frases de “La carretera”:
Pronto todos los árboles en el mundo habrán caído.
A veces le cuento al chico viejas historias de valor y justicia. Difíciles de recordar y de contar. Sólo sé que el niño es mi mandato. Y si él no es la palabra de Dios, entonces Dios no ha hablado nunca.
Traté de parecer un asesino errante. Pero mi corazón late con violencia. Y en lo que respecta al niño, tengo solamente una pregunta: ¿serás capaz de hacerlo cuando llegue el momento?
No dejaré que nada te suceda. Voy a cuidar de ti. Voy a matar a cualquiera que te toque. Porque ése es mi trabajo.
-Ese hombre allá atrás... No quedan muchos de los buenos. Es sólo eso. Hay que tener cuidado con los malos. Solamente hay que... seguir llevando la llama.
-¿Qué llama?
-La llama dentro de tí.
-¿Seguimos siendo los buenos?
-¿Nunca nos comeríamos a nadie, verdad?.
-No. Claro que no...
-¿Sin importar lo hambriento que estemos? ¿Aunque nos estemos muriendo de hambre?
-Ya nos estamos muriendo de hambre.
Toma mucho tiempo para morír de hambre. Cada día es una mentira. Pero muero lentamente. Eso es verdad. Trato de prepararlo para el día en que yo, ya no esté.
Si hubiera un Dios arriba, ya nos habría vuelto la espalda. El que haya creado la humanidad, no encontraría humanidad aquí, no señor.
Le dije, que si soñaba que pasarían cosas malas, eso demuestra que sigue luchando, que todavía estaba vivo. Cuando empiece a soñar cosas buenas es cuando debía preocuparse.
-Aqui estamos nosotros. Y éste es el mar. Éste...
-¿Es azúl?
-¿El mar? No lo sé. Antes lo era.
-Piensa que hubiera pasado si no lo agarrábamos. ¡Tienes que aprender!
-No quiero aprender.
-¡No voy a estar aquí todo el tiempo! Tarde o temprano vas a tener que cuidar de ti mismo.
Tan solo ayudalo, Papá. Ayúdalo. Sólo tiene hambre. Se va a morir.
-Sólo continúa... Sólo continúa hacia el sur. Has todo de la forma en que hemos venido. Mantén el arma contigo siempre. No dejes que nadie te la quite. Tienes que hallar a los buenos pero no corras riesgos. ¿Me escuchas?
-Pero quiero estar contigo.
-Quiero estar contigo, tambien. Pero no puedo. Tienes que... Tienes que dejarme ir.
-¿Y cómo puedo saber que eres uno de los buenos?
-No puedes. Tendrás que hacer la prueba.
-¿Tienes hijos?
-Sí. Los tenemos.
-¿Y un niño pequeño?
-Un niño y una niña.
-¿Cuántos años tiene?
-Más o menos como tú. Quizá un poco más.
-¿Y no se los comen?
-No. No comen personas. No. No comemos personas.
-¿Y llevan el fuego?
-¿Qué dices?
-Si llevan el fuego...
-Estás algo perturbado, ¿verdad, chico?
-Y bien, ¿lo llevan?
-Sí. Llevo el fuego.
-¿Puedo ir contigo?
Está bien.
Frases de “El libro de los recuerdos”:
Sigue tu camino, no es asunto tuyo.
Mira, este es un pueblo civilizado. No nos comemos.
-¿Recuerdas como era todo? En el mundo de antes...
-Si.
-¿Cómo era?
-La gente tenia más de lo que necesitaba. No tenian idea de lo que era valioso. Y lo que no. Tirábamos cosas por la que ahora se mata la gente.
Seguir vivo es un acto de fe. Construir un pueblo asi también lo es. Ellos no comprenden eso. Ninguno. Y yo no tengo las palabras para ayudarlos. Pero ese libro sí.
Imagina... imagina lo diferente y justo que fuera este mundo, si tuviéramos las
palabras correctas.
-Quiero ir contigo.
-No.
-Odio este lugar.
-Cambialo.
¡No es un maldito libro! ¡Es un arma! Un arma que conquista el corazón de los débiles y desesperados. Nos daría el control sobre ellos. ¡Si queremos ser los amos de más de un pueblo, lo necesitamos! La gente vendrá de todas partes y harán lo que les diga, si las palabras son del libro. Pasó antes y volverá a pasar. Sólo necesitamos ese libro.
-¿Cómo sabes que vas en la dirección correcta?
-Camino por mi fe, no por mi vista.
-¿Qué quiere decir eso?
-Que sabes algo, aunque no lo sepas.
-Eso no tiene sentido.
-No tiene que tenerlo. Es fe.
-Tantos años llevándolo y leyéndolo todos los dias. Me ocupé tanto de protegerlo que olvidé vivir según aprendí de él.
-¿Qué?
-Ayuda a los otros más que a ti mismo. Es lo que aprendí de él.
Tenemos una imprenta y comenzará a funcionar pronto. Le enseñaremos a la gente
sobre el mundo que perdieron.
Pero ahora voy a descansar en paz. Sabiendo que hice lo correcto en mi tiempo en esta tierra. Luché la buena lucha. Terminé la carrera. Mantuve la fe.
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