críticas chatarras

MADAGASCAR 2

Es puro humor. Sucesión de gags insertados en una sólida trama. No hay metamensajes ni alcanza la profundidad temática de las películas de PIXAR. Pero provoca carcajadas y se sigue con mucha gracia. Sólida, graciosa, hace pasar un más que buen momento. La secuela de “Madagascar” no es para el análisis sesudo cinéfilo, pero logra su objetivo: hacernos reír.

Nuestros amigos intentan volver de África, en un avión en desuso piloteado por los pingüinos (ninguna implicancia política). El viaje no sale como lo planeaban pero servirá para que Alex se reencuentre con su lar natal y con sus padres. Sátira a “El Rey León”, habrá una lucha por el poder, una caída y una resurrección.



El guión Etan Cohen (no es Ethan, el de los hermanos Coen, sino el autor de “Idiocracy” y “Una guerra de película”) reúne los desafíos dramáticos de los tres protagonistas en torno a un tema: ¿quién soy verdaderamente? El tema es la identidad. Alex deberá definirse como león; Marty diferenciarse de la manada; Melman distinguirse por su amor a Gloria. “¿Quién soy?” es el tema y los personajes de esta secuela lo definen, uno a uno, en esta aventura africana.

Todos los personajes tiene alguna característica graciosa, pero sigue robándose el filme un puñado de personajes secundarios: el Rey Julien (con la voz de Sacha Baron Cohen), la viejita latosa y los pingüinos (raro, no sólo uno, sino tres pingüinos que nos hacen reír).



Escenas destacadas: la caída del avión; el sacrificio en el volcán; la pelea de Alex y la viejita latosa; los diálogos entre Melman y Gloria.

Las mejores frases, mañana.

CONSEJO: ir a verla.