martes, diciembre 23, 2008
novelón rosa
LA DUQUESA
A priori, la historia de Georgiana Spencer, la Duquesa de Devonshire, daba para una película épica. Georgiana era una joven de 17 años cuando su familia la entregó en matrimonio con William Cavendish, quinto Duque de Devonshire, nueve años mayor que ella y poderoso noble de Gran Bretaña. La bella joven sería rápidamente ignorada por su esposo que sólo cumplía sus obligaciones maritales para proveer a la dinastía el heredero varón que (hay que admitirlo) se tardaba en llegar. Cavendish tenía una amante por la que no le daba ni la hora a Georgiana y, cuando los años pasaron, no tuvo mejor idea que cambiar de amante y elegir a Bess, la amiga de Georgiana.
Georgiana se convirtió en uno de los primeros íconos de la moda (amigota de Maria Antonieta con la que, se dice, intercambiaban sugerencias de vestidos y zapatos). El pueblo la aclamaba y hasta tomaba partido por la jovencita que empezó a hacer un escándalo tras otro, forzada por la indiferencia del marido y por la demorada llegada del heredero varón.
No conforme, Georgiana tuvo un amorío con un tal Earl Charles Grey (futuro Primer Ministro quien pasó a la historia por ponerle el nombre a la cèlebre variedad de té). El matrimonio de Georgiana tambaleó: estuvo a un tris del divorcio. Aunque el romance quedó trunco, dejó recuerdos: una niña que fue criada por la familia de Grey y visitada regularmente por Georgiana.
Para azuzar el escandelete, Cavendish, Bess y Georgiana vivían juntos, compartiendo lechos rumorean fuentes no fundadas. El trío siguió hasta 1806, cuando Georgiana murió a meses de cumplir medio siglo. Bess tomó su lugar y se casó formalmente con el Duque (insaciable, el hombre se buscó otra amante).
Si a todos ustedes les suena familiar esta historia y notan ecos de otros romances reales británicos más cercanos en el tiempo, más les llamará la atención saber que la Duquesa Georgiana Spencer era antecesora de la Princesa Diana Spencer, predestinación en el mismo tronco familiar.
Con todos estos antecedentes, ¿no parece raro que “La Duquesa”, la película que cuenta esta historia, sea tan chirle, tan almidonada y poco imaginativa? El guión de Jeffery Hatcher, Anders Thomas Jensen y Saul Dibb (director del filme) comete el peor pecado en una biografía: pasar las escenas como las hojas de una monografía. Ahora nació, ahora creció, ahora se casó, acá le dieron masita, ahí tuvo un hijo, acá le metió los cuernos al marido.
La biografía de la Duquesa de Devonshire se reduce a una sucesión de momentos, pero no profundiza en un tema. ¿Cuál es el tema de esa vida? ¿Qué queremos contar al contar la historia de Georgiana? No alcanza con la historia de un matrimonio fracasado ni la de la una lady ligera de cascos, ni la de una amor imposible. Mejor dicho: no todo eso junto. Falta un hilo común, un denominador dramático, algo que explique la dinámica entre los personajes.
Tal vez por eso el filme ostenta una pobreza de diálogos memorables. Esa falta de pimienta, de contrapunto, se observa en la actuación en piloto automático de Keira Knightley que muy raramente logra transmitir una emoción, una actriz especializada en estremecernos en la butaca con una sola mirada.
Hay algunos pocos momentos entre Ralph Fiennes y Keira Knightley o los cruces de ella con Charlotte Rampling. Por ejemplo, el diálogo en el que el Conde le toma la mano a Georgiana o la declaración en la mesa en la que Georgiana acepta el romance entre el Conde o Bess. No es mucho, pero sugiere que la historia pintaba para más.
Frases:
-Ésta es la mayor equivocación de tu vida.
-No. La mayor equivocación la cometí hace muchos años.
-No logro comprender cuán comprometidos estamos con el concepto de libertad.
-Libertad con moderación.
-El concepto de libertad es absoluto.
-Todo Londres habla.
-¡Oh, déjalos que hablen!
Te amo en el modo que entiendo el amor.
-Nos amamos uno al otro.
-No lo dudo. Él es soñador como tú. Ambos sueñan con un mundo que no existe y que jamás existirá.
CONSEJO: esperar al DVD.
Más datos sobre Georgiana Spencer en esta nota:
http://www.esmas.com/vanidades/nobleza/765913.html
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