miércoles, octubre 08, 2008
todo por un pis
EL FRASCO
Tal vez con menos prensa que otros, Alberto Lecchi se especializa en esas historias cortitas, no “El Gran Tema”, sino sólo una historia. Es uno de esos cineastas que (se siente) comprenden a sus personajes. Hasta cuando les toma el pelo, los mira desde la vereda del cariño, algo que no es tan común en el cine argentino. En este caso, con un guión de Pablo Solarz (sí, el mismo de un “Un novio para mi mujer”) muy tierno, con un personaje memorable. Queda claro que no es una historia de antología, una indagación profunda sobre el alma humana ni nada de eso. Es sólo una historia bien contada y eso no es poco.
“El frasco” es la historia de Pérez, un chofer de media distancia de Córdoba, enamorado de una maestrita Romina, que le tira lances que Pérez, en su extrema timidez, rechaza sistemáticamente. Un día, Romina le pide un favor: que le lleve un paquete (la muestra de orina para un análisis) a la clínica de un pueblo vecino.
Desde ese momento empieza el vía crucis de Pérez que sufre una y mil peripecias con su frasco, complicaciones que lo acerca más a Romina y a resolver los problemas que (se adivinan) afrontan en sus vidas.
El guión de “El frasco” no tiene hallazgos estructurales. Se basa en la habilidad del elenco, principalmente de sus dos protagonistas, Darío Grandinetti (en una de sus mejores actuaciones de los últimos tiempos) y en Leticia Brédice (¿no está muy linda, Leticia? Babita nacional para el post de la fecha). Han logrado construir dos personajes queribles y que se recuerdan cuando se sale del cine.
En los peros, “El frasco” afloja en el final, volviéndose un tanto discursivo. No alcanza para invalidar lo logrado, pero pierde fuerza dramática. No obstante, se logra redondear un buen filme.
Escenas destacadas: Pérez tapando con la frazada a Romina; la reconciliación entre Pérez y Romina; los juegos en la ruta entre Romina y Pérez.
La frase: “¡Mire la ruta, Pérez! ¡Mire la ruta!
CONSEJO: esperar al DVD.
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