viernes, agosto 15, 2008
frases de “Yo serví al Rey de Inglaterra”
Siempre fue mi suerte tener mala suerte.
Y descubrí lo que mueve a la gente y lo que son capaces de hacer por unas pocas monedas: se inclinan, se arrodillan, incluso gatean en cuatro patas.
Sólo gritaban para disfrutar la cerveza.
La mayor compañía del mundo es la Iglesia Católica. Tratan con algo que nadie
ha visto ni tocado nunca: eso que llamamos Dios.
Compro, vendo. Sé qué comprar y dónde vender. Es todo lo que se necesita. Te ví vendiendo salchichas en la estación. También he visto lo que haces con las monedas. Pero tienes que saber cómo lanzar monedas para que vuelvan como billetes. ¡Insista en ello! Usted es pequeño y de familia pequeña. Está destinado al éxito. Recuerde, está en su sangre. ¡El dinero puede poner el mundo a sus pies! Recuerde, amigo, si triunfa, la vida puede ser maravillosa. ¡Tan maravillosa!
Un aprendiz de camarero no puede tomarse las libertades que un ciudadano respetable disfruta sólo en privado.
Nunca he visto hombres más felices que aquellos industriales. Como todos los ricos, eran juguetones y alegres como cachorros.
Aquí, descubrí que aquellos que dicen "el trabajo ennoblece" eran los mismos que bebían toda la noche y comían con adorables jovencitas sentadas en sus rodillas.
-¿Es cierto que la humanidad es de la estirpe del demonio, estúpidos y criminales?
-Peor que eso. Todos los filósofos y profetas, excluyendo a Jesucristo, no son más que una pandilla de sinvergüenzas, villanos, bastardos y asesinos. La humanidad estaría mejor sin ellos.
Sabía que la chica de la fábrica de chocolate, que estaba siendo castigada porque le gustaba acostarse con cualquiera, no sería feliz. En lugar de eso, su vida sería tristemente hermosa.
Alemanes y checos vivieron juntos durante siglos. Vino Hitler y los checos
tuvieron que irse. Después los alemanes perdieron la guerra y tuvieron que irse.
Fueron reubicados. Entendí porqué los líderes políticos fueron reubicados. Habían sido brutales, llenos de un orgullo que fue, al final, su perdición. Lo que no entendí fue porqué tuvieron que marcharse los trabajadores, manos que todavía no han sido reemplazadas.
-¿Estuviste en la guerra?
-No. Los checos no hacemos la guerra.
-¿Qué es?
-Un espejo. Los campesinos me dieron un montón. Estaban encantados de dejarlos.
Decían que aparecían alemanes cuando se miraban en ellos.
-¿Tú crees eso?
-No. Con verme a mí es bastante.
Sabía que cualquiera de los oficiales podía cortejar a Lise. Pero yo fui siempre el único que la cautivó. Porque conozco la necesidad de amor y alegría tras
las puertas cerradas.
Yo la amaba, aquella pequeña maestra de Cheb que era tan pequeña como yo. Todas las mujeres que habían entrado en mi vida eran más altas. Lise fue la única a la que podía mirar directamente a los ojos. Y solo ahora caía en la cuenta de
que había una guerra en alguna parte y de que mi mujer me dejaba por esa guerra.
Me miro, y cuanto más me miro, más me alarmo. Me alarmo como si fuera un extraño
al que acuso y no puedo defender. Me miro y me pongo enfermo por lo que veo.
Porque aunque en la cárcel, estaría donde siempre quise estar: estaría entre millonarios, sería uno de ellos.
La cerveza aquí es buena. Aquí es donde vendré.
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