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críticas chatarras

viernes, marzo 14, 2008

cuentas pendientes 

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LEJOS DE ELLA

“Lejos de ella” no es una película de enfermedad. Como en “Iris”, la protagonista declina por el Alzheimer. Pero el tema de la película no es la evolución de una enfermedad. Si en “Iris” el tema era la naturaleza del amor que perduraba cuando todo la estantería racional se viene abajo, en “Lejos de ella”, en cambio, el tema es la resolución de una cuenta pendiente. Con mucha sutileza y sin golpes bajos, el guión de la directora Sarah Polley (¿se acuerdan de la actriz de “La vida secreta de las palabras” y “La vida sin mí”?) adaptando el cuento de Alice Munro, sugiere el tema, sin alertarnos demasiado. Sólo al final, con la última escena, y reuniendo algunos fragmentos dispersos, comprendemos que lo que menos le interesa a la directora-guionista es contar la decrepitud de una persona por una enfermedad neurodegenerativa, sino el intento de un personaje, cerca del final de su vida, de ser perdonado por aquel que más ama.

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Grant y Fiona son un matrimonio maduro que afronta una crisis final. Fiona está mostrando los primeros síntomas del Alhzeimer. Aún se mantiene conciente. Pero hay señales de que la enfermedad avanza (una sartén guardada en la heladera, un extravío). Grant se encuentra ante la decisión que no hubiera querido tomar nunca: está ante la etapa de la internación de su amada. Finalmente, de común acuerdo, aceptan hacerlo. Pero la internación tiene una condición: por un mes, Fiona no podrá verlo, política interna de la clínica, para facilitar la adaptación de paciente.

Con el corazón partido, Grant espera el mes y asiste, a primera hora, a verla. Pero comprueba, con mucho dolor, que Fiona lo ha olvidado y, no sólo eso, tomó como novio, a un interno del lugar, posiblemente un amigo de su juventud.

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Ese es el conflicto de la película: el esfuerzo de Grant para que Fiona vuelva a amarlo. Y esa es la clave de la trama. Grant sospecha que Fiona le está pasando, de alguna manera no consciente, una factura. Intuye que no todo es producto de la enfermedad y que ella lo hace pagar viejos pecados.

Para plantear este interrogante del personaje, el guión de Sarah Polley recurre a insinuaciones, a diálogos entrecortados, a flashback o a olvidos que estratégicamente revelan algún dato. No en vano, Fiona le recuerda a Grant, camino a la clínica, un desliz de juventud de su marido. Y la charla de la enfermera con Grant, revela esa dirección del guión: lo que un hombre ha olvidado, repercute aún en el alma de una mujer que ha simulado olvidar pero sin perdonar. Esa sutileza del guión hace auténticamente notable a esta muy buena película.

“Lejos de ella” gira alrededor de las figuras femeninas. Principalmente en Julie Christie, de la cual uno sólo puede decir: “¡Qué bella mujer! ¡Qué gran actriz!”. Christie nos regala una interpretación muy medida, en el tono justo para captar la emoción, la desorientación de un personaje que ve perderse sus referencias espacio-temporales, pero que muestra, aún en la noche, signos de su distinción.

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Una nota balística: Christie ha llegado a alcanzar esa etapa de belleza que sólo logran pocas mujeres en su madurez. Es cierta fosforescencia que ilumina el rostro, un aliento vital indestructible al paso del tiempo. Cada arruga, cada marca, cada surco se transforma, en ese estado, en otro rasgo de belleza. No es nada más ni nada menos que un alma brillando en su plenitud. Cuando tengamos que poner como ejemplo a toda una dama, no duden en poner de ejemplo a Julie Christie.

La otra gran actuación femenina es la de la Kristen Thomson, la enferma Kristy, un personaje fundamental para revelar las acciones de Grant. Otra actuación sin desbordes y fundamental para un historia que se sostiene en sus personajes.

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Lo de Gordon Pinsent como Grant, sin ser malo, está un escalón por detrás, con menos variantes que lo que muestra su coprotagonista. Una mención aparte para Olimpia Dukakis en un personaje que contrabalancea con la pareja central. El personaje de Marian representa aquello que pudo ser Fiona, la mujer que se esconde en su resentimiento, en su frustración y que siente (no sin razón) que su marido se ha escudado en una enfermedad mental para abandonarla. Con ser pequeño, este rol agrega un elemento a la trama principal. Fiona pudo ser esa mujer; puede serlo todavía, si no encuentra (en los laberintos de su enfermedad), el camino para perdonar. También Grant pudo ser como el marido de Marion: pero apostó, pese a todo, a no dejarla, a esperarla, a compensar una infidelidad que quedó en el pasado, pero duele aún ahora.

Los que disfruten de rastrear estos síntomas en la trama, valoraran mucho esta película. Para otros podrá ser una película depresiva o la historia de una enfermedad. Pero no se trata de eso y, en ningún momento, se plantea ninguna escena para provocar el llanto del espectador.

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Hay un acertada dirección de fotografía de Luc Montpellier, componiendo interiores cálidos que contrastan con exteriores nevados. El clima actúa como subrayado de las sensaciones de desamparo que enfrentan los personajes.

Escenas destacadas: la internación de Fiona; el reencuentro de Grant con Fiona, un mes después; el diálogo final entre Fiona y Grant; la charla entre Fiona y Kristy, fuera de la clínica; el diálogo de Grant con la joven que viene de visita y lo confunde con un interno.

Las mejores frases, mañana.

CONSEJO: se puede esperar al DVD, pero es una muy buena opción en cine.

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