jueves, octubre 18, 2007
la historia de un sopor
LA HISTORIA DE UN AMOR
Hay, en este simulacro de comedia francesa, un claro objetivo marketinero: pongamos algunas canciones de época, como en “El cantante”, juntemos un elenco importante (con una star como Catherine Deneuve) y hagamos algo medio alocado y ya está, la película se vende sola. Bueno, no sé si lograron su objetivo de vender, pero la película renguea en un guión imposible que se desbarranca a sólo 20 minutos de empezar. Una pena, por el elenco reunido y porque el planteo sugería algo mejor.
“La historia de un amor” empieza con un suicidio, el de Gabriel Stern, dueño de un cabarute, que un día se despide como todos los días, y al otro día lo encuentran sumergido en el mar. El problema es quién se quedará con el cabaret.
A la lectura del testamento asiste su amigo Nicky (hijo del alma, cantante en franco retroceso) y sus hijos, Nino y Marianne, con sus sendas madres y ex esposas de Nicky (Simone, Miou-Miou y la ausencia presente de Alice, Catherine Deneuve, quien no está en el acto pero aparece después).
El testamento viene con sorpresa: Gabriel le deja el cabaret a los dos hijos de Nicky. La familia, dispersa en más de un conflicto doméstico, se vuelve a reunir, a los golpes, con alguna que otra herida sin sanar, en torno al futuro del cabaret.
Lo que puede ser un más que buen punto de partida, se pierde en la dispersión de los personajes, en un desganado mecanismo de contrapuntos entre protagonistas dados más por capricho, que por otra cosa.
La película está planeada para que cada divo del elenco tenga su momento, hasta Emanuelle Béart (¿qué se hizo en la boca?) que le da para cantar un par de temas luciendo su voz en un vestido ajustado.
Pero, los engranajes de la maquinaria están oxidados. Lo que fluía natural en “El cantante”, caminando al borde de la intrascendencia sin caer nunca en ella, en “La historia de un amor” (pésimo traducción local para la original “Los héroes de la familia”) se hunde en ese mar de medianía, sin poder levantar el mentón de la superficie.
Sin grandes momentos ni líneas brillantes, “La historia de un amor” pasará como un bostezo, sin dejar marca. Apenas el fulgor de Catherine Deneuve, toda una dama de la pantalla.
CONSEJO: dejar pasar.
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