miércoles, septiembre 26, 2007
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RÉQUIEM
Uno de los posts más leídos de “Libreta Chatarra” (y vale vanagloriarse que es el más leído por visitantes de todo el mundo) es la breve reseña biográfica que le dedicamos al caso de Anneliese Michel, la chica alemana que en 1976 falleció para algunos poseída por el demonio, para otros desnutrida y con epilepsia (para los que no leyeron la nota, cliqueen acá). Y la historia venía a cuento porque, el día anterior, habíamos comentado la película “El exorcismo de Emily Rose” que se basaba, algo libremente, en ese caso.
Bueno, llegó a las pantallas argentinas, “Réquiem” la versión alemana del mismo caso, con otro nombre. No es Emily Rose sino Michaela Klingler, pero la historia se basa en la misma Anneliese. De verdad, esperábamos con mucha expectativa esta versión no Hollywood del caso. Porque imaginábamos que el cine alemán nos iba a contar otros flancos de la historia, con menos gritos, demonios volando, menos espasmos y efectos lumínicos, buceando más en la psiquis de sus personajes y encontrándole otra vuelta, menos marketinera, a la historia.
Error: esta película de Hans-Christian Schmid prescinde de efectos especiales, sí, pero también de las ideas. Es una mera descripción, avanzando neutralmente, hasta que tiene que definir la historia. Y ahí, la película termina, casi a los apurones.
Nos queda algunos apuntes: la obsesión religiosa de la familia de Michaela, su enfermedad, el stress por los estudios, la tirante relación con su madre, la sumisa negación de su padre. Pero no va más allá. Es una de esas películas que se van como agua entre las manos, con la sensación de que el director no se ha esmerado demasiado en ir más allá, ni siquiera animado a tomar una posición.
En ese sentido, podríamos criticar que “El exorcismo de Emily Rose” era muy efectista. Sí, pero se dignaba a contar una historia. “Réquiem” se reduce a una mera descripción de hechos, sin arriesgar una interpretación.
Vale rescatar el trabajo de Sandra Hüller, como la protagonista de la historia. En un segundo plano, Burghart Klaußner e Imogen Kogge (como los padres de Michaela).
No mucho más para un filme que pasará, presumimos, sin pena ni gloria. Con excepción, claro, de nuestros críticos vernáculos que se desvivieron en elogios.
Escenas destacadas: la visita de los sacerdotes con los padres de Michaela, en el salón de la universidad; la escritura del trabajo práctico, con el deterioro progresivo de Michaela; la visita de Hanna a su casa.
Frases:
-Entonces, ¿en qué crees?
-Creo en Dios.
(LOS ESTUDIANTES A SU ALREDEDOR SE RIEN)
-Quisiera preguntarles ¿cuáles son sus creencias? (SILENCIO) Sí, ves. Y ése es el problema.
Aseguramos que existen demonios, pero también creemos en Dios.
Está tan furioso porque también tiene miedo. Sabe que no le mentiría y que no podría imaginarme todo esto.
-Una vez tuve que bendecir a una vaca.
-¿Y lo hizo?
-Es el trabajo de Gerhards. Es una simple creencia. En tiempos difíciles, Dios es como una compañía de seguros. Una buena cosecha, supone una buena compañía.
-Sí, la gente debería pensar eso. Me pregunto: ¿significa que Dios existe si hay una buena cosecha? ¿O alguien enfermo? La gente debería distinguir entre un dolor de verdad y un estado mental, una superstición.
-El mundo enferma a nuestra alma.
-Casi dudo de ello.
-¿Porqué Dios no me trae suerte? ¿Estoy castigada?
-Dios no castiga, pone pruebas duras a sus favoritos, Michaela. Tú lo sabías. Sólo puedo pensarlo como una prueba de Dios. De otra forma estaremos perdidos.
Este mundo no se caería si tus rezos fueran útiles.
-Michaela, dilo.
-¿Decir qué?
-Di que tu condición ha mejorado, que has aprendido mucho. Di que tienes mucho trabajo. Di que tomas las píldoras, que estas personas hablan tonterías. Di que sólo estás cansada. Que necesitas dormir.
-Cierto, las cosas que dijiste.
-Lo ve... así es.
-Sí, papá. Tienes razón, papá.
-Bien, mi niña. Bueno, no nos quedaremos más aquí.
Esas píldoras, y las otras, no ayudan. No sirven desde el principio. Veo a una persona diferente.
CONSEJO: dejar pasar.
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