domingo, agosto 19, 2007
muchachos de joda
AHORA SON 13
Con cada capítulo de la saga de Danny Ocean se refuerza mi sensación de que estos tipos disfrutan más rodando la película que los espectadores viéndola. Hay momentos en que ese clima de joda contagia a la platea y uno termina jugando el juego de ellos. ¡Qué macanudos que son estos tipos! Sí. Esa química del elenco, a veces (sólo a veces), se proyecta de la pantalla a la butaca. Pero, la sensación general es de cuán desaprovechado está este elenco, que necesidad de un guión más trabajado y cómo extrañamos a Catherine Zeta-Jones y Julia Roberts en este episodio. Las noticias nos dicen que George Clooney anunció que éste es el final de esta historia. Sería una decisión correcta, más allá del rédito económico que pudiera dar seguir la historia, en un cuarto y hasta un quinto episodio.
Excusa argumental de este capítulo: Reuben (Elliot Gould) es trampeado por Willie Bank, un inescrupuloso dueño de casinos de Las Vegas, en la piel de Al Pacino. Reuben enferma seriamente y sus amigos (los que le avisaron que no negociara con Bank porque era un timador) traman una estafa más, para castigar a Willie. La idea: hacerle quebrar el casino en el primer mes de operaciones. Para eso, en la mitad de la película, deberán negociar con su antiguo enemigo Terry Benedict (Andy García).
El filme es una sucesión de pequeños gags, muchas explicaciones de cómo van a ser los planes, guiños al espectador y una sensación general de que estamos de cachondeo y hacemos la película de taquito. Tres tipos se cargan la película al hombro, como en los capítulos anteriores: George Clooney, Brad Pitt y Matt Damon. Y, lamentablemente, en esta oportunidad se retacea bastante la participación de este terceto clave. Las mejores escenas, las que funcionan, se basa en la química de los dos primeros (una pareja excepcional para que un productor atento lo tenga en cuenta, en alguna comedia de timadores, estilo “Nueve reinas”) y en la eficaz acción de Damon.
A veces, el filme se pone melancólico y destila alguna mirada de dinosaurios que presienten su final (“El futuro es digital. Ustedes son analógicos” dice algún personaje). Ahí gana algunos puntos. Steven Soderbergh se pone en experimental y satura los colores de la fotografía (rubro bajo su responsabilidad) más cómo un capricho estético que porque tenga algún sentido con la trama. (Tal vez recordar un poco esas películas de los ’70, con colores cargados, remedando el sol de Nevada y el neón de Las Vegas. Pero no deja de parecer un deleite estético).
Escenas: el gag del Gilroy entre Matt Damon y Ellen Barkin (babaza veterana); el diálogo final entre Clooney y Pacino (“Le diste la mano a Sinatra. Sabes que eso no se hace”); la escena en la que Reuben lee las cartas que los amigos le dejaron sobre la mesa de luz de su lecho de enfermo; los diálogos con Andy García; el gag del arreglo del conflicto en la maquiladora por US$33 mil; Brad Pitt y George Clooney emocionados viendo el programa de Oprah; Brad disfrazado de geólogo.
Frases:
Ruben, cuando vas a robar un banco no puedes confiar en los contratos.
-¿Sabías que los inuits ponen a las personas mayores en una balsa para que se mueran?
-Gracias.
-Es solo un mito.
-Eso no me pasara, yo todavía puedo cazar, así es. Esa es mi oportunidad, yo era alguien aquí. Si entraba a un restaurante y estaba lleno, me daban una mesa así de fácil.
-Ruben, si estas preocupada por tu lugar en la historia podríamos ponerle tu nombre a una calle o a un boulevard.
-Hablaremos de eso cuando me muera.
-¿El arreglo cambiará?
-No. Ya cambió. De hecho no hay ningún arreglo.
Yo y Willy Bank llevamos mucho en esto. Inclusive le dimos la mano a Sinatra. Y hay un código entre los hombres que le dieron la mano a Sinatra.
Necesito las respuestas antes de que haga las preguntas.
-Tendremos que despedirte, ganaste peso.
-Pero solo aumenté 4 libras.
-Sí pero tu cuerpo no está como debería estar.
-Pero señora...
-No, cariño. Tu problema es tu cuerpo.
-¿Harías esto por 10 millones?
- No. Pero lo haría por 11.
Danny, me caes bien, y tu también Rusty. Tienen estilo, son valientes y leales. Y a todos les llega le momento de parar. Es diferente. Es un mundo digital. Están terminados.
Numero 1: si tratan de joderme, los mato. Solo por asegurarme.
-Y porque nos pidió obtener estos diamantes. Porque no podemos. Así es como funciona la venganza: te coloca en posición de hacer algo que no puedes.
-Así que él te quiere de regreso en la cárcel.
¿Estás viendo el Show de Oprah?
-¿Es cierto? ¿Les van a regalar una casa nueva?
-Sí. A toda la familia
-¿De cuánto hablamos?
-Treinta y tres mil.
-¿Cuántos trabajadores?
-Doscientos, más o menos.
-Sólo denle 7 millones.
-No. No treinta y tres mil por persona. Treinta y tres mil en total. Cobrará todo eso por solo una semana.
-Con un 5% de aumento.
-Le daremos un cheque.
Sabes, creo que eres el hombre más honesto de esta ciudad. Y creo que no vamos a necesitar las cámaras de seguridad. Bueno, si no quieres ver la cinta después...
-¿Tienes vino ahí detrás?
-Tengo todo lo que necesitas aquí detrás.
Es un profesional y su especialidad es… seducir a mujeres de cierta edad.
-Menos mal que tu madre no tuvo que ver eso.
-No sigas con lo mismo.
-Puede que esta ciudad haya cambiado, pero yo no. Estoy conectado. Conozco gente. Gente que sabe cómo hacer daño. De maneras que ni siquiera puedes imaginar.
-Bueno, primero, todos los tipos que vas a contratar para que me persigan, simpatizan más conmigo que contigo. Segundo, sé que no vas a llamar a la policía. Tercero, tú sabes muy bien lo que significa darle la mano a Sinatra, Willie. Eso no se hace…
-En el momento que te avergüenzas de lo que eres, estás perdido. Cambié mi casa, mi forma de vestir, mis hábitos alimenticios. ¿Para qué? Para nada.
-Sigues siendo uno de nosotros.
-Tú me trajiste de vuelta.
-Sólo hay que mirarle a los ojos a un niño y eso es lo único que hace falta. La única motivación que uno necesita.
-Gracias por ser un ángel para ellos.
-Gracias a ti. Yo sólo sigo su ejemplo.
-Supongo que volvemos a ser sólo tú y yo.
-Yo no me canso.
-No te me acerques demasiado.
-Bueno... nos vemos cuando nos veamos.
-Oye, la próxima vez, que haya un poco más de diversión.
CONSEJO: esperar al DVD.
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