jueves, agosto 30, 2007
la rebelión de los bagayos
HAIRSPRAY
Estamos acá y no nos queremos ir. No nos pidan que nos encerremos en casa o que miremos desde la tribuna como bailan los blancos anglosajones y protestantes. No, Señor. Se acabó. Son los ’60 y los tiempos están cambiando. Nosotros, los feos, los gordos, los negros, los espásticos, los torcidos, todos, pero absolutamente todos, queremos bailar al ritmo de la música, sacudirnos como un perro prendido (en llamas) y decirles a todos que el mundo es tan hermoso como nos atrevamos a hacerlo. Córranse rubias insípidas, pendex de flequillo engominado, flaquitos de costillas que asoman bajo la piel, porque los bagayos estamos pidiendo nuestro lugar en el mundo y la música que suena es la música que hace tiempo estábamos esperando bailar.
“Hairspray” es una deliciosa comedia musical, uno de los grandes estrenos de este año, con memorables actuaciones, lujosa puesta en escena y mucho humor y referencias retro. “Hairspray” siguió la misma senda de “Los productores”: película en 1988 (del director de culto John Waters, con un cameo en esta adaptación, nada menos que el exhibicionista de la primera secuencia del filme), adaptación al musical en Broadway, gran éxito y retorno al cine. Pero la adaptación a la pantalla grande, ha tenido mucha mejor suerte que “Los productores”, con un ritmo vertiginoso, mucha música con gancho y un elenco que regala momentos memorables.
“Hairspray” es la historia de Tracy Turnblad, una adolescente gordita de Baltimore que en los tiempos de Kennedy (dorada época del sueño de Camelot en la tierra) adora sacudirse frente al televisor, con los pegajosos temas de su programa predilecto, “El show de Corny Collins” (especie de Club del Clan americano). El programa es una entronización del estereotipo de los jóvenes sanos, rubios, altos y de ojos celestes, manejado con mano de hierro por Velma Von Tussle, una auténtica perra diosa en la tierra que trata de favorecer a su hija, protagonista del show televisivo. Pero no cuenta que en su camino se interpondrá el optimismo irrenunciable de Tracy que, rolliza y todo, quiere demostrar que América es tierra de oportunidades y que nadie puede impedirte que bailes frente a las cámaras si te lo propones.
El guión de “Hairspray” (la adaptación a la comedia musical de Leslie Dixon y Mark O’Donell del libreto original de John Waters) combina el mejor humor con un excelente mensaje en segundo plano, la necesidad de derrumbar el modelo del estereotipo preconizado por los medios. La estética de los ’60 se combina con el kitsch, el anacronismo políticamente incorrecto, la ingenuidad política.
Las excelentes líneas del guión se refuerzan con las canciones con una música contagiosa, llena de vitalidad y luz, y brillantes actuaciones. Se destaca la transformación física de John Travolta, como la gorda madre de Tracy. Pero las palmas, por el protagonismo que implica, están para Nikki Blonsky como Tracy Turnblad, en una presentación triunfal para el cine. Otros puntos altos: Christopher Walken, la bellísima Michelle Pfeiffer (deliciosa la veterana, cada día más linda), Queen Latifah y, un marco aparte, para Amanda Bynes (esa escena del jumper, con colitas y lamiendo un chupetín, me cambió la vida). Un apunte: Mr. Pinky, el diseñador del bisogné que quiere a Tracy como estrella exclusiva es Jerry Stiller, el papá de Ben Stiller.
Escenas destacadas: la secuencia original cantando por las calles de Baltimore; la presentación del Show de Corny Collins; el dueto de amor entre Walken y Travolta; la escena del intento de seducción de Pfeiffer a Walken; el concurso final; la secuencia en la que Tracy logra sacar a su madre de la casa.
Las mejores frases, mañana.
CONSEJO: ¡no te la pierdas!
Trailers
En inglés:
En español:
Canciones:
Para escuchar varios temas:
“Good Morning, Baltimore” (que abre la película):
“You can’t stop the Beat”:
http://www.youtube.com/watch?v=9HtvO4-Y-x0
“Without love”:
“I can hear the bells”:
“Nicest kids in town”:
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